La presa Kakhovka: ¿Quién ha sido el responsable?
Una nueva desgracia se ha cernido sobre Ucrania, la destrucción de la presa de Kakhovka. Y como suele ocurrir con este tipo de hechos (ver Nord Stream) las acusaciones se vierten a ambos lados. Vamos a intentar arrojar algo de luz sobre las implicaciones militares de dicha destrucción y a quién beneficia.
Una teoría bastante interesante es la del ex zapador del US Army @charlesrei1. Según el antiguo sargento de ingenieros, la presa colapsó con toda probabilidad, quitando cargo de culpa a los ucranianos que, según él, “no tenían ninguna razón para causar o permitir que esto sucediera”. Luego pasa a discutir las posibles causas del fallo. En este sentido, también quita parcialmente las culpas a Rusia a menos de que fuera un sabotaje realizado adrede.

Rei recuerda que la presa fue dañada por artefactos explosivos. Los vanos del extremo norte de la carretera que cruza la presa fueron volados por los rusos durante su retirada el otoño pasado, y algunas de estas explosiones supusieron daños en las compuertas situadas debajo de ellos. Unas imágenes verificadas por el “New York Times” mostraron daños en algunas de las compuertas que dejaban pasar el agua. Pero no había indicios de daños en la estructura subyacente.
Sobre la posibilidad de que la presa fuera dañada por la artillería ucraniana, Rei señala que también hay indicios de daños en el extremo sur del complejo de la presa, alrededor de la esclusa. Aquí fue donde la artillería ucraniana estuvo “trabajando” para interceptar las operaciones rusas de construcción de cabezas de puente antes de la contraofensiva de Kherson.
De hecho, el Washington Post recogió el 29 de diciembre de 2022 unas declaraciones sobre los ataques ucranianos en la presa del general de división ucraniano, Andriy Kovalchuk, donde confirmaba los daños a la infraestructura:
“Kovalchuk consideró la posibilidad de inundar el río (Dnieper). Los ucranianos, dijo, incluso realizaron un ataque de prueba con un lanzador HIMARS en una de las compuertas de la presa de Nova Kakhovka, haciendo tres agujeros en el metal para ver si el agua del Dniéper podía elevarse lo suficiente como para impedir los cruces rusos, pero sin inundar los pueblos cercanos.
La prueba fue un éxito, dijo Kovalchuk, pero la medida seguía siendo el último recurso. Se mantuvo a la espera”.
Sin embargo, no es en esos puntos donde la presa ha colapsado, por lo cual, la responsabilidad ucraniana queda fuera de lugar. La presa no se vio debilitada por estos ataques. Tampoco benefician a su ofensiva.
A continuación, Rei analiza quién controlaba la presa en el momento de la catástrofe. Señala que ninguno de los dos bandos controlaba realmente la presa. Aunque técnicamente la presa funcionaba para controlar el río, un lado de la orilla estaba controlado por las fuerzas ucranianas y el otro por las rusas. Las casetas de control están en la orilla rusa. Sin embargo, su capacidad para gestionar o mantener la presa en semejante situación es cuestionable.
El ex zapador dice algo bastante llamativo sobre la gestión del río en los meses previos a la catástrofe. La tendencia en el nivel del embalse desde principios de abril ha sido en una sola dirección… hacia arriba, causando que el agua sobrepasara las compuertas de la presa en las últimas semanas.
Termina finalmente con una gran reflexión: “Todo el mundo pierde con este desastre. La probabilidad de que las AFU crucen el Dnipro pasó de escasa a nula. Han comenzado las batallas informativas”. Y esto es lo que hemos estado viendo estos días, a ambos lados acusándose mutuamente, cosa que por otro lado es normal entre bandos contendientes. Lo menos lógico es la seguridad con la que algunos parecen conocer la verdad y autoría de este dramático suceso.
Sí que parece ser claro que las acusaciones desde medios estatales rusos de que la destrucción de la presa fue causada por un ataque de un lanzacohetes múltiple ucraniano (un Vilkha, la versión ucraniana del BM-30 Smerch ruso) es del todo desechable. De hecho, si algo ha caracterizado a Rusia en esta guerra, ha sido mentir más y peor. Los cohetes de este tipo carecen de la precisión y potencia necesaria para destruir la presa.

Militarmente hablando, la destrucción tampoco parece tener un gran impacto en el campo de batalla o beneficiar a alguien. Así lo mantienen expertos de la talla de Michael Kofman o el ex director de la CIA David Petraeus.
Según Michael Kofman, es poco probable que la destrucción de la presa de Kakhovka tenga un impacto significativo en las operaciones militares ucranianas. Esta conclusión se basa en los siguientes argumentos de peso:
● En primer lugar, la lejanía de la presa de Kakhovka, ya que está situada al menos a 160 kilómetros de donde podría tener lugar la mayor parte de la actividad militar en su punto más cercano. Por lo tanto, su destrucción podría no tener un impacto táctico inmediato en el campo de batalla.
● Es poco probable que la inundación resultante impida un plan ucraniano de romper las líneas rusas en Zaporizhia y avanzar hasta las líneas de comunicación terrestres desde Crimea, o cortar el "puente terrestre".
● Una operación ucraniana a través del río en el sur de Kherson siempre fue una opción arriesgada y de baja probabilidad. No hay pruebas de que tal operación estuviera en marcha o hubiera formado parte necesariamente de los planes ofensivos ucranianos.
● Aunque la destrucción de la presa podría dificultar enormemente una operación ucraniana a través del río en esa zona, no acorta sustancialmente las líneas rusas ni facilita mucho la defensa. Además, la inundación resultante también podría destruir la línea inicial de atrincheramientos rusos a lo largo del río.
Este último punto queda bien claro con el gráfico creado por Brady Africk.

De hecho, el mismo Kofman, en el otoño pasado, dijo que si los rusos volaban la presa sería como pegarse un tiro en su propio pie “porque las consecuencias serían devastadoras para los intereses de Rusia, lo que, por supuesto, no significa que Moscú no lo hiciera” .
El general retirado del US Army, David Petraeus, por su parte, en una entrevista a la BBC dijo lo siguiente:
“Estoy un poco desconcertado en cuanto a por qué los rusos habrían hecho eso, si lo hicieron deliberadamente con una explosión, dado que les causa grandes problemas en las zonas que ocupan, incluida esta zona en particular... Las desventajas para los rusos parecen ser bastante considerables y eso obviamente plantea preguntas sobre por qué habrían tratado de causar este tipo de desventaja significativa para ellos. No veo implicaciones reales para la contraofensiva. No veo otras implicaciones militares que sean particularmente grandes”.
Por supuesto, en una guerra hay que contemplar más factores además de los militares. La rotura de la presa ha provocado, y va a provocar, graves daños humanitarios, medioambientales y agrícolas. Esto es especialmente grave para Ucrania, ya que es uno de los mayores exportadores de grano del mundo. Las inundaciones han interrumpido las cadenas de suministro agrícola y es probable que se tarde años en limpiar el lodo que han dejado las aguas.
Igualmente, se prevé la destrucción de grandes extensiones de tierras de cultivo, lo que podría afectar al suministro de alimentos. Ucrania posee 33 millones de hectáreas de tierras de cultivo, por lo que casi el 2% de esa superficie puede estar amenazada por las inundaciones. Además, las aguas pueden arrastrar al suelo productos químicos y lubricantes industriales, dañando los ecosistemas y la biodiversidad. Es un daño a largo plazo para el estado ucraniano.
A nivel táctico u operacional, puede que no tenga mucha relevancia, pero en el político-estratégico, sí. Es por ello que el mismo Kofman reconoce que la destrucción de la presa es una catástrofe ecológica y humanitaria con implicaciones económicas a largo plazo para la región.
Así que, aunque la destrucción de la presa es un acontecimiento importante con profundas repercusiones medioambientales, humanitarias y económicas, sus implicaciones militares para el conflicto en curso podrían ser menos significativas de lo que cabría suponer. Habría que abandonar ese enfoque excesivamente centrado en niveles de guerra inferiores o en lo estrictamente militar.
Si el supuesto sabotaje de la presa hubiera sido con dichas intenciones, los testimonios que escucharon una gran explosión en el momento en el cual la presa colapsó, darían más solidez a la posibilidad de la autoría rusa. Pero las evidencias todavía son muy endebles y habrá que esperar a ver si de alguna manera se aclara lo ocurrido. Aunque hay que temerse que pueda ocurrir algo similar como con el sabotaje al Nord Stream.