La relación sino-taiwanesa, las claves del conflicto y su desarrollo
En estos últimos años hemos podido comprobar cómo se han ido acrecentando las tensiones entre China y los Estados Unidos con respecto a la cuestión de Taiwán. Las relaciones diplomáticas entre ambos países se han visto empeoradas desde la llegada al poder de Tsai Ing- wen, del Partido Democrático Progresista (PDP) tras ganar las elecciones en el 2016. Por un lado, China reclama Taiwán como parte inalienable de su territorio y, por otro lado, en Taiwán persiguen la independencia y el reconocimiento como Estado independiente por parte de los organismos internacionales.
Es importante saber que China goza del reconocimiento oficial de la ONU y no reconoce a Taiwán como un Estado independiente. Sin embargo, ¿cuál es el motivo que se esconde detrás de estas tensiones? ¿Cómo son las relaciones bilaterales actualmente y qué puede deparar el conflicto en un futuro? ¿Qué influencia posee Estados Unidos en el estrecho?

Contexto histórico y antecedentes
En primer lugar, es recomendable echar la vista atrás, al pasado, para entender bien las raíces del conflicto. Para ello hemos de remontarnos al año 1927, en el que da comienzo una guerra entre el Kuomintang (partido de ideología nacionalista y republicana) y el Partido Comunista Chino (de ideología marxista) por el control del poder en el país.
Tras el derrocamiento de la dinastía Qing y la proclamación de la República de China, se fueron sucediendo varios conflictos internos entre los que destacan el Movimiento del Cuatro de Mayo en Pekín (1919) y la guerra sino-japonesa (1937- 1945), que supondría la ocupación de las fuerzas japonesas sobre la región de Manchuria (norte de China) y parte del este.
Durante la ocupación, Chiang Kai-shek (líder del Kuomintang) y Mao Zedong (líder del Partido Comunista) crearían un segundo frente unido. A pesar de que entre ellos seguirían existiendo altos niveles de desconfianza, su cooperación durante esos años fue exitosa. Con el final de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de Japón se puso fin a la ocupación japonesa del territorio chino. Los conflictos entre nacionalistas y comunistas volverían a darse por el control del poder.

La nueva guerra civil entre el Kuomintang y el Partido Comunista acabaría 4 años después. Mao Zedong salió vencedor y proclamó la República Popular China en 1949, derrocando así a lo que el PCCh denominaría como el ‘’gobierno reaccionario nacionalista’’. Tras la derrota en el continente, Chiang Kai-shek se exiliaría en la isla de Taiwán junto a sus partidarios. C
Con la ayuda de los Estados Unidos, estableció su particular República de China, de carácter dictatorial. El objetivo primordial del Kuomintang era ‘’reconquistar’’ la China continental, por lo que realizaría varias incursiones por vía marítima en las que lograría la ocupación de algunas ciudades que fueron repelidas rápidamente por el ejército comunista. Este último respondió bombardeando en los años siguientes las islas de Matsu y Quemoy en lo que se conocería como la Segunda Crisis del Estrecho de Taiwán.
Las relaciones entre ambos gobiernos fueron prácticamente inexistentes en los años posteriores. Chiang Kai-shek trató de reprimir todo elemento comunista que pudiera darse en su territorio, debido a su carácter anticomunista. Al otro lado de la orilla, el régimen comunista de Mao Zedong trataba de consolidarse mediante reformas económicas como El Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural.

Tras la muerte del Chiang Kai-Shek y la llegada al poder de su vástago Chiang Ching-kuo, en la República China se iniciaron unos tímidos contactos con la República Popular China. De estos pequeños contactos se establecerían rutas comerciales entre ambos territorios y el levantamiento de la prohibición de viajar hacia la China continental, entre otras cosas. No obstante, estos hechos no hacían olvidar a las dos Chinas que seguían envueltas en un conflicto por el control del territorio del que cada parte se consideraba legítima propietaria.
Un nuevo rumbo en las relaciones bilaterales
Con las reformas tanto políticas como económicas emprendidas por Deng Xiaoping a finales de la década de los 80 y los inicios en el proceso de democratización de la República de China, las relaciones entre ambos gobiernos tomaron un nuevo rumbo. Se firmaron tratados comerciales y turísticos, además, se crearon varias fundaciones para manejar las relaciones en el estrecho. Sin embargo, este nuevo rumbo en las relaciones bilaterales se vería alterado con la llegada de una nueva crisis en el estrecho que tendría lugar entre los años 2000 y 2008.
Esta crisis consistió en una serie de maniobras militares llevadas a cabo por el Ejército Popular de Liberación (ejército del PCCh) en respuesta a las nuevas políticas de corte independentista que presentaba Lee Teng-hui, quien fuera Presidente de la República de China entre los años 1988 y 2000, representando al Partido Democrático Progresista (PDP).

De nuevo, las relaciones entre los países volverían a dar un vuelco con la firma entre ambos gobiernos del Acuerdo Marco de Cooperación Económica (AMCE). Esto supuso la eliminación de tarifas arancelarias en 800 productos y el permiso a las empresas taiwanesas de acceso a determinados servicios en la República Popular China como hospitales, seguros y bancos. En los próximos años, el comercio bilateral se fue incrementando de manera notable entre ambas partes. Curiosamente, aún con las tensiones actuales, el comercio no ha dejado de incrementarse entre ambos contingentes.
La llegada al poder de Tsai Ing-wen y la postura de Taiwán
Tras la realización de elecciones en el año 2016, el PDP de Tsai Ing-wen se hizo con la victoria electoral con el 56.1% de los votos. La candidata electa se caracteriza por su postura independentista frente a la República Popular China, y ha manifestado en varias ocasiones la negativa de la República China a aceptar el consenso de 1992, por el cual se reconoce la existencia de una sola China.
Afirma que no reconocerán bajo ningún concepto la fórmula de un solo país y dos sistemas que propuso años atrás Deng Xiaoping. Estas declaraciones no gustaron en absoluto al PCCh, quienes no dudaron en condenarlas públicamente. Este hecho supuso un nuevo enfriamiento de las relaciones bilaterales que continúa hasta la actualidad, previéndose cada vez más insalvables.
Desde Pekín, el PCCh ha comenzado a tomar una serie de medidas en respuesta a estas declaraciones. En primer lugar, la Oficina de Asuntos de Taiwán de China está elaborando una lista de ‘’secesionistas acérrimos de Taiwán’’. Dicha lista aún no ha sido revelada, pero todo apunta a que incluye nombres de altos funcionarios de la isla y afiliados al PDP, acusados de negar el principio de una sola China y de ser precursores del independentismo en la isla.

En segundo lugar, se han interrumpido las comunicaciones con la isla y los permisos para viajar a Taiwán por motivos turísticos. En tercer lugar, se ha tratado de aislar internacionalmente aún más a Taiwán, que goza de poco reconocimiento internacional tras la aprobación de la República Popular China en el año 1971 como la legítima China por la ONU.
Como no podría ser de otra manera, Tsai Ing-wen también ha aprovechado para tomar cartas en el asunto, prohibiendo a sus altos funcionarios y oficiales del ejército asistir a eventos que hayan sido organizados en la China continental. Se ha creado también una oficina especial para el soporte a ciudadanos hongkoneses que quieran abandonar Hong-Kong, una región administrativa especial en la República Popular China que goza de cierta independencia jurídica y económica con respecto al resto de regiones, aunque siempre bajo el control del Partido Comunista.
En los últimos años el PDP ha aprovechado para volver a estrechar lazos con Estados Unidos, Mike Pompeo, quien fuera Secretario de Estado de los Estados Unidos bajo la administración Trump, anunció la eliminación de ‘’complejas restricciones internas’’, las cuales dificultaban los contactos oficiales entre ambos. Estas medidas facilitaron de nuevo los contactos entre las partes. Desde entonces la tensión no ha parado de crecer de cara a esta nueva alianza entre Taiwán y EEUU.
La postura de China y el PCCh
Recientemente el PCCh celebró el centenario de su fundación. En las celebraciones, el presidente Xi Jinping aprovechó para pronunciarse sobre la cuestión de Taiwán. La considera vital para el futuro de la nación, en lo que en el partido denominan como ‘el sueño chino’ y ‘la revitalización de la nación’ para el año 2049. Es el año que han marcado como clave en el calendario para completar su desarrollo como un país moderno, tecnológico, desarrollado y socialista.
Han dejado bien en claro que ‘’China debe ser y será reunificada’’. El gobierno chino viene advirtiendo en estos últimos años que no tolerará ningún movimiento por parte de las potencias extranjeras que pueda interferir o influir en el país y en su soberanía: "Cualquiera que se atreva a intentarlo se encontrará con su cabeza sangrientamente golpeada contra la Gran Muralla de acero forjada por más de 1.400 millones de chinos" declaró el presidente Xi Jinping recientemente.
De momento, la estrategia a seguir de Pekín es la de mantener la vía pacífica mediante la presión económica y el cerco, aunque no descartan utilizar la vía de la violencia contra aquellos elementos separatistas que pudieran suponer un peligro para la nación, como hemos podido comprobar en Hong Kong con algunos manifestantes secesionistas. Pero ¿qué otros intereses esconde Pekín en Taiwán? Taiwán posee una posición geoestratégica clave en el mapa, debido a su situación entre China, Filipinas y Japón, siendo parte fundamental del Mar del Sur de China donde pasa diariamente un gran porcentaje de la mercancía mundial, y que China desea controlar.
¿Qué puede deparar el conflicto en un futuro?
Las tensiones no han hecho más que incrementarse, más aún con la intromisión de EEUU indirectamente en el conflicto. Los estadounidenses han seguido una estrategia ambigua, la no adopción de una posición clara sobre una posible intervención militar en caso de la invasión de China a la isla.
Aunque EEUU mantiene de momento la misma posición respecto al tema mencionado previamente, la reciente venta de armamento militar, la presencia cada vez mayor de la marina estadounidense en el Mar del sur de China y la visita no oficial de diplomáticos a la isla por primera vez desde hace 40 años, indica que el apoyo a Taiwán se está incrementando notablemente.

Por otra parte, cabe la posibilidad de que Washington renuncie a reconocer la teoría de una sola china en los próximos años. Tras la retirada de tropas de Afganistán e Irak, los EEUU han puesto sus ojos de nuevo en el Pacífico como eje central de sus operaciones e intereses geoestratégicos. Apoyar a Taiwán en el conflicto y tejer fuertes alianzas les daría más poder en su enfrentamiento con China por el control de la economía mundial.
Tampoco se ha de abandonar la idea de que China se plantee, a corto o largo plazo, una invasión militar en la isla. Poseen uno de los ejércitos más poderosos, grandes y modernos del mundo, disponen de armamento nuclear y una flota enorme. En este mes de abril, China realizó varios simulacros militares de asaltos anfibios utilizando fuego real en el estrecho, simulando una hipotética invasión a la isla. Esta práctica ya viene siendo habitual por parte de Pekín.
También se han realizado incursiones aéreas en espacio aéreo taiwanés, aunque no han sido los únicos en hacerlo. La marina estadounidense también ha aprovechado para movilizar su flota por el estrecho, hechos que han molestado mucho al gobierno Chino y que han calificado como una ‘provocación’.
Desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca a principios de este 2021, la influencia de EEUU se ha visto incrementada en el Pacífico. Algunos países vecinos y aliados de Washington se han pronunciado acerca del conflicto como es el caso de Japón y Corea del Sur. Ambos países insisten en la necesidad del establecimiento del diálogo y del mantenimiento de la paz, aunque descartan actuar militarmente en defensa de Taiwán si se diese una invasión por parte de China.
Ante la inminente amenaza que supone para Taiwán las declaraciones del gobierno chino y las maniobras militares del ejército, el gabinete taiwanés aprobó en el año 2019 un aumento del gasto en defensa del 8.3%, que supone el 2.3% de su PIB. El Ministerio de Defensa vio aumentado el presupuesto en aproximadamente 1000 millones de dólares adicionales, teniendo un total de 13.103millones de dólares de presupuesto para defensa. Durante la administración Trump se vendieron 2.370 millones de dólares en misiles y sistemas de defensa Harpoon.
Las dos partes enfrentadas parecen inamovibles en sus respectivas posturas y debemos estar atentos a cómo se siguen desarrollando los hechos entre ambos. La situación parece irreversible, al menos hasta el momento, y la opción de un conflicto militar cada vez es más cercana.