Manos sucias y manos blancas

Esta semana se cumplen 22 años de una fecha que provocó que la vida de una familia diera un giro completo por algo injusto e inexplicable. Se podría haber quedado ahí, pero el caso de Miguel Ángel Blanco, al que hoy le rendimos homenaje, fue mucho más allá, conmovió a un país entero por todo su contexto. ¿Qué ocurrió? ¿Qué significó en el terrorismo? ¿Quefue para ETA? ¿Qué queda a día de hoy?
Corría el fin de los años 90, y con ellos terminaba el siglo XX, y admitámoslo, estábamos acostumbrados al terrorismo, y por desgracia ETA era la cabeza pensante y activa de los actos ligados a aquel en nuestro país. Pero…también siendo sinceros, nunca nadie asume que le pueda tocar y menos si aparentemente no te conocen ni eres objetivo clave.
Paremos aquí. ¿Quiénes podían sentirse amenazados? Principalmente los cuerpos de seguridad, que frenaban los impulsos de independencia vasca que tanto defendía la banda terrorista. Sin embargo, el Partido Popular siempre ha sido integrista para con España, y representante de la derecha española, por lo que, de un modo u otro Miguel Ángel, concejal de ese grupo y nada menos que en Ermua, tuvo el destino fatal.
En primer lugar y sin hacer spoiler, todos sabemos cómo acaba la historia, y ya el mismo 10 de julio que empezó todo, lo sabíamos. No lo quisimos asumir, pero lo sabíamos. Pensábamos que correría la suerte de otros secuestrados, como Ortega Lara, porque siempre hay que pensar en positivo…pero fuimos ilusos. Precisamente de ahí vino todo, de la liberación por la Guardia Civil de quien tuvieron centenares de días secuestrado, y que según ellos merecía venganza.
Concretemos los hechos para analizarlos. El 10 de julio de 1997, Miguel Ángel Blanco, quien llevaba tan sólo dos años como concejal de Ermua, haciendo sus tareas diarias sin altercados, había ido a trabajar como cada mañana y después a comer a casa de sus padres, para retornar a su empleo. Nunca llegó, fue secuestrado por 3 personas.
Se sabe perfectamente quiénes fueron los terroristas:Javier García Gaztelu “Txapote”, Irantxy Gallastegui “Amaia” y José Luis Geresta “Oker”; y aseguraron darle muerte si a las 16.00h del día 12 de julio, no habían acercado presos de ETA [1].
Por un lado, la amenaza activó a cada uno de los cuerpos de seguridad que podían intervenir, es decir Policía Nacional, Guardia Civil y unidades locales. Cada uno de ellos dedicó las siguientes 48 horas a una única tarea, hallarle con vida y salvarle de su peor destino. Había miedo, pero se creía posible combatir el ataque, y no se dudó en luchar por ello.
Por otro lado, estaban los políticos. Tenían en su mano la difícil decisión de si ceder o no ante el chantaje, cuestión que no aseguraba la liberación del secuestrado ni el fin de sus actos como banda terrorista. Por estos motivos principalmente, el gobierno de José María Aznar con la gestión de la seguridad en manos del Ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, decidieron no “colaborar” con la causa.
El último factor eran los medios de comunicación, quienes se encargaron de dar difusión a su rostro para intentar localizarle, al mismo tiempo que promover un lazo azul en señal de rechazo a ETA. En todo momento informaban de los pocos avances, y alentaban a un pueblo desesperado y cada vez más enojado con la situación, hasta el punto de hacer una vigilia a la espera de respuestas.
Con aquellas personas nació el llamado “Espíritu de Ermua” ideado por Carlos Totorica, el por entonces alcalde de la villa. Todo el pueblo se lanzó a la calle durante aquellos fatídicos dos días, y en lo sucesivo, con manos blancas pidiendo el fin de ETA. Años después siguen cargando con el estigma correspondiente, con las malas caras de los contrarios en el País Vasco. Pero, no fue solo Ermua, España entera estaba pendiente del caso y pedía su liberación.
El día 12 de julio medio millón de personas pedían la liberación de Miguel Ángel, y su hermana, Marimar, era la viva voz; a lo primero calmada, pero ya con visos negativos y enfado para elsegundo día del secuestro. Fue entonces, pasadas las 16.00h cuando cumpliendo su promesa, lo mataron. Concretamente, Oker le obligó a arrodillarse esposado, y sería Txapote quien ejecutaría el asesinato con dos disparos en la cabeza y por detrás. Lo encontrarían después en un descampado del área de Lasarte unos vecinos que recorrían la zona con perros.
Un Guardia Civil y un compañero del instituto armado fueron avisados porque eran los más cercanos de la patrulla activa, y confirmaron el hallazgo. Sólo podían asumir que un calibre 22 no hace ruido y por eso no llegaron antes a salvarlo, porque nadie escuchó nada. Estaba vivo, y con él la esperanza de todo un país, pero murió horas después porque el segundo disparo recibido le provocó un coma irreversible. Miguel Ángel, desaparecido para siempre, pasó a ser todo, se convirtió en portada de todos los periódicos, en tema de conversación de las tertulias…
¿Qué paso después? Muchos políticos y representantes del país, de una y otra ideología, se quisieron acercar a la familia, y en toda España hubo manifestaciones rechazando el crimen. Todo el mundo se unió, el alma del país se había roto por dentro.
Precisamente de esa unión y rotura surgió la Fundación MiguelÁngel Blanco, presidida por su hermana, y que a día de hoy conciencia contra el terrorismo a la sociedad de a pie, del mismo modo que fomenta el aprendizaje y la convivencia respetuosa con la religión musulmana que hoy es quien está más ligada al terrorismo.
Hace tan solo dos años, el 20 aniversario de esta catástrofe, se organizó un evento para conmemorar lo que nunca tuvo que haber sucedido…y fue multitudinario. Lo curioso no fue solo la cantidad de gente, si no la edad, juventud que ni siquiera había vivido directamente el atentado, pero ha sentido que debía estar ahí. Las injusticias, el “podría haber sido yo”… todo une.
Estas movilizaciones, aquel atentado, fueron el principio del fin de ETA en las calles. Perdieron el apoyo y la credibilidad, los políticos siguieron sin ceder a sus amenazas y hace ya varios años del fin de su lucha armada, aunque desde aquel 12 de julio habrían frenado actividad y obtenido el rechazo incluso de antiguos miembros y por supuesto de la sociedad vasca y española.
Un país unido con las manos blancas, tres personas con las manos manchadas.