Las migraciones en Latinoamerica: más allá de México y Estados Unidos
A partir de 1492, América se convirtió en el destino de muchos europeos que abandonaban el viejo continente en busca de nuevas oportunidades. Hoy en día, y desde hace ya algunas décadas, la situación se ha revertido. De cada diez migrantes en el mundo, uno pertenece a esta región. Y es que son muchos los latinoamericanos que deciden abandonar sus tierras natales para buscar las oportunidades que hace años otros fueron a buscar allí.
Estados Unidos es el destino de la mayoría de los migrantes centroamericanos, mientras que los de Sudamérica se distribuyen entre la propia región y Europa. Tanto Europa como Estados Unidos son zonas desarrolladas que han sido en las últimas décadas los destinos más tradicionales, y que permiten tanto a los países del centro como del sur del continente americano recibir parte de este desarrollo a través de las diásporas y los flujos de migrantes. Esto representa también una oportunidad de crecimiento económico que puede resultar muy beneficiosa para la zona.
Pero las tendencias de movimientos migratorios hacia el exterior están en decrecimiento, mientras que la migración de retorno y la migración intrarregional están aumentando. Esto quiere decir que, aunque los principales destinos tradicionales siguen siendo EE.UU. y Europa, en los últimos años y debido a ciertos acontecimientos, las tendencias migratorias han cambiado y cada vez más migrantes escogen destinos más próximos a sus países de origen.

Fuente: “Nuevas tendencias de la migración en América Latina y el Caribe y urgentes problemáticas”
En los últimos años, han ocurrido dos hechos que especialmente han revivido la cuestión migratoria, y que la han situado en la más pura actualidad de cualquier medio de comunicación. Uno de ellos es la masiva salida de venezolanos que desde 2015 sacude el país caribeño como consecuencia de la crisis (en todos los sentidos) que allí se vive, y que ha tomado mayor volumen desde 2017. El segundo de los acontecimientos tiene que ver con las caravanas que salen de Honduras con multitud de ciudadanos tratando de pasar la frontera con México, bien para pedir asilo allí, bien para cruzar el país y llegar a Estados Unidos. La primera de estas caravanas partió en octubre de 2018 desde San Pedro Sula, y desde entonces le han seguido otras muchas, auspiciadas por la mala situación que atraviesa el país centroamericano.
Aunque a primera vista puedan parecer similares o incluso iguales, estos acontecimientos están motivados por distintas causas y realidades. Además de la ya mencionada diferencia de destino en cuanto a las migraciones de Sudamérica y América Central, son muchas las razones que provocan estos movimientos, y todas ellas están relacionadas con la situación de cada país, por lo que son distintas entre sí.
Causas y consecuencias de las migraciones en Iberoamérica
Las causas de las migraciones varían según los países de origen. Por lo general, los habitantes de los países menos desarrollados de la región buscan mejores condiciones en los países vecinos que tienen mejores infraestructuras. Muchos emigrantes se ven empujados a salir de sus países por las privaciones en cuanto a derechos, bien sean sociales, económicos, culturales o humanos a las que son sometidos en sus lugares de origen. Es el caso de varios países centroamericanos, la violencia es uno de los factores principales de la emigración. La pobreza también tiene un gran impacto, y favorece la proliferación de canales irregulares mediante los cuales los migrantes evitan el control efectivo de las autoridades. Esta es una cuestión que ha ganado notoriedad en México, en parte debido a las polémicas medidas que ha tomado el presidente de Estados Unidos. Y es que, como se verá, el país norteamericano es el destino favorito de los emigrantes mexicanos, muchos de los cuales atraviesan la frontera de manera irregular.
Las consecuencias de todos estos movimientos migratorios son semejantes a cualquier migración que se produzca en otros lugares del mundo. En este caso, la migración puede tener, además de los clásicos factores positivos (aumento de la mano de obra en el país receptor) y negativos (envejecimiento del país emisor), un aspecto beneficioso para la región. Y es que, como muchos de los migrantes se van a EE.UU. o a países europeos, que son lugares con una gran tasa de desarrollo, además de enviar remesas a sus familias en sus lugares de origen, podrán conseguir conocimientos prácticos, elaborar redes de contactos, y conseguir avances personales en cuanto a educación y formación que pueden volverse muy positivos a largo plazo, ya que todo esto lo pueden poner en práctica si vuelven a sus países de procedencia, empujando a sus comunidades a mejorar en varios aspectos.
Las migraciones en Centroamérica
La crisis financiera de 2008, que sacudió medio mundo, afectó de especial forma a El Salvador, lo cual, junto a otros motivos internos y más duraderos del país como la violencia, la falta de trabajo o de oportunidades y la insostenibilidad económica, ha repercutido en que el número de emigrantes haya aumentado.
En Honduras, tras el huracán Mitch, el gobierno no supo remontar la situación del país, y muchos habitantes se vieron obligados a salir en busca de mejores condiciones de vida y oportunidades en todos los sentidos.
En Guatemala, Nicaragua y Costa Rica las migraciones también han aumentado en los últimos años. El principal destino de los costarricenses y de los guatemaltecos es Estados Unidos, aunque también hay un importante flujo migratorio desde Guatemala a México, siendo el segundo destino favorito de los emigrantes del país. Por su parte, los nicaragüenses prefieren emigrar a Costa Rica por delante de Estados Unidos.
¿Qué pasa con América del Sur?
Cuando hablamos de países sudamericanos, la situación cambia. Venezuela es un caso ya muy estudiado y que ha sido tratado en multitud de ocasiones dada la cantidad de personas que han abandonado el país, sobre todo hacia Colombia. Es irónico, porque los emigrantes de este otro país, hasta hace poco, habían tenido precisamente como destino clásico a Venezuela. Sin embargo, desde hace unos años, cuando comenzó la crisis venezolana, los flujos en esa dirección han decrecido.
Los ecuatorianos, por otro lado, prefieren dirigirse hacia Europa, principalmente a países como España o Italia. También van a Estados Unidos. Los emigrantes de Perú eligen Argentina como primer destino interregional, aunque siempre después de EE.UU. En Bolivia, los migrantes se dirigen mayoritariamente a Argentina en busca de mejores condiciones.
Un caso curioso es el de Brasil, cuyos ciudadanos salientes, al margen de EE.UU., se dirigen a Japón como destino mayoritario. Esto se debe principalmente a que a principios del siglo XX fueron muchos los japoneses que emigraron a Brasil para trabajar en la agricultura. Hoy en día, y un siglo después de aquello, los descendientes brasileños de esos japoneses están abandonando América para trabajar en el país nipón.
En Paraguay y Uruguay, quienes emigran tradicionalmente se dirigen hacia Argentina y países europeos como España, igual que Chile. Y los argentinos, por su parte, tienen como principal destino de sus flujos migratorios España.
El caso mexicano quizá sea, junto al venezolano, uno de los más sonados, especialmente desde que Donald Trump es presidente de los Estados Unidos y el tema migratorio ha cobrado especial relevancia en su agenda política. Y es que son muchos los mexicanos que se ven forzados a emigrar hacia Estados Unidos dada la violencia y las duras condiciones de vida que tienen.
Hay países como El Salvador, Guatemala, Honduras o México donde muchos de los migrantes se ven obligados a abandonar forzadamente sus hogares ya que las circunstancias que se viven en el país así lo provocan. De esta manera en estos países el número de personas que abandona forzosamente sus hogares es de cuatro veces mayor a otros países donde los migrantes también se enfrentan a situaciones de violencia en su país.
¿Qué se puede deducir de estos datos?
Como se ha comentado, una de las características comunes a todos estos flujos migratorios es que estos cada vez tienen un mayor carácter interregional. Es decir, cada vez se emigra más de países iberoamericanos a otros países iberoamericanos, en contraste con las anteriores migraciones que eran mayoritariamente exteriores, hacia Europa o Estados Unidos. Ya se ha visto que los venezolanos eligen en su mayoría Colombia, mientras que en Paraguay, Perú y Bolivia eligen Chile o Argentina. Así, se aprecia una clara tendencia a desplazarse a países con mayor estabilidad y desarrollo dentro de la propia zona.
Aun así, quienes realizan migraciones interregionales normalmente tienen intención de pasar un tiempo determinado en su nuevo destino, para después volver a su país de origen. En este sentido, llama la atención cómo los migrantes de retorno han aumentado en Centroamérica. De hecho, en Guatemala y Honduras se reportan los mayores porcentajes de retorno de migrantes. Esto no se cumple en El Salvador, donde, como excepción, el número de migrantes que retornan ha disminuido, como una posible consecuencia a la situación de violencia e inestabilidad que vive el país centroamericano. Por el contrario, los migrantes que parten a Europa o EE.UU. suelen encontrar mejores remuneraciones y más oportunidades de desarrollo en sus lugares de destino. Por eso, suelen ser migraciones de carácter permanente.
En definitiva, la mayoría de migrantes centro y sudamericanos aún eligen EE.UU. o países vecinos como sus destinos. Algunos, porque ya que no disponen de grandes recursos en sus países de origen, se ven obligados a desplazarse cortas distancias e ir a países limítrofes, donde con tan solo cruzar una frontera pueden cambiar radicalmente sus condiciones de vida. Otros, por el contrario, eligen el gigante estadounidense por ser primera potencia mundial y ver en él el lugar donde cumplir sus sueños. Y, a pesar de que las migraciones a Estados Unidos han disminuido en favor de los flujos interregionales, todavía estos movimientos siguen siendo más que significativos. En casi todos los países latinoamericanos el número de migrantes ha aumentado en los últimos años, lo que no hace más que ratificar la atención internacional que requiere el fenómeno, no ya a nivel regional sino a nivel mundial.