Las Semanas del Clima Regionales impulsan una respuesta a la emergencia climática

El mundo entero se encuentra en una situación de emergencia climática, por lo que la respuesta a la misma debe contar con la participación de actores de diferentes regiones, cada uno actuando según el contexto de su zona y atendiendo a sus particularidades en materia ambiental, social y económica. Con el propósito de impulsar dicha respuesta, por segundo año consecutivo se celebran la Semanas del Clima Regional en África, Asia-Pacífico y conjuntamente en América Latina y El Caribe.
La celebración de las Semanas del Clima Regionales responde a una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que trabaja de manera conjunta con organizaciones africanas, asiáticas y americanas para ello. La idea de estas reuniones es trabajar para unificar y coordinar esfuerzos a nivel regional. Ya se han celebrado dos de estos encuentros este año, en África en marzo y en Asia en agosto. En septiembre se celebrará el último, que corresponde a la región de América Latina y el Caribe. Entre los actores llamados a participar en estos encuentros hay gobiernos centrales, locales, representantes de la sociedad civil, del sector privado, académicos, organizaciones no gubernamentales, comunidades indígenas, y un largo etcétera. Entre todos trabajan por poner en marcha una plataforma que aproveche las sinergias entre todos los grupos de interés y facilite la realización de acciones concretas a nivel regional.
Es importante remarcar que la Semana del Clima que tendrá lugar en septiembre se celebrará en Salvador de Bahía, Brasil, país cuyo presidente, Jair Bolsonaro, ha declarado su intención intención de abandonar del Acuerdo de París, por el que una multitud de Estados se comprometieron a tomar acción contra el cambio climático. Además, se ha manifestado totalmente a favor de explotar la biodiversidad amazónica. Por tanto, resulta bastante irónico que Brasil sea el país escogido para buscar una solución a un problema que su presidente insiste en agravar.
Solo tenemos once años para frenar el calentamiento global
En el marco del Acuerdo de París, en 2020 todos los países miembros deben presentar una ambiciosa revisión de sus compromisos nacionales para hacer frente a la emergencia climática. A estos compromisos y esfuerzos se les denomina “contribuciones determinadas” (NCD, por sus siglas en inglés), y deben mantenerse y comunicarse cada año. Se consideran esenciales para lograr el objetivo a largo plazo establecido por el Acuerdo de París: mantener el aumento de temperatura media anual por debajo de 2⁰C y limitarlo a 1,5 ⁰C.
No obstante, cumplir esa meta no garantizaría el fin de los problemas medioambientales. El Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), organizado por la ONU para asesorar científicamente sobre el fenómeno, publicó en octubre de 2018 un informe especial sobre los impactos que tendría calentamiento global si consigue reducirse el aumento de la temperatura a tan solo 1,5 ⁰C, como exige el Acuerdo de París. El informe confirma que existen diferencias considerables a nivel regional entre mantener la situación actual, reducir el aumento de la temperatura a 1,5 ⁰C y reducirla pero solamente hasta un aumento medio anual de de 2⁰C.
Además, el IPCC alerta, en este sentido, de que tenemos tan solo 11 años —hasta 2030— para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 45% con respecto al nivel de emisiones de 2010 y alcanzar la neutralidad en carbono (que es la diferencia entre las emisiones producidas y las extraídas de la atmósfera sea cero) para 2050 si realmente se quiere frenar el impacto del cambio climático.

Hasta ahora, la neutralidad en carbono solo parece estar al alcance deNoruega y Suecia, que se plantean conseguirlo en 2030 y 2045 respectivamente, estableciendo objetivos claros y demostrando liderazgo a nivel internacional. Otros países como Nueva Zelanda, Reino Unido y Chile también han declarado su intención de conseguirlo dentro del plazo marcado por el IPCC, aunque de momento no parece que vayan a poder conseguirlo. De todas formas, es complicado medir la neutralidad en carbono con rigurosidad, ya que son muchos los factores que limitan su estimación. En cualquier caso, Nicholas Stern, economista y académico británico, explica en su artículo Sostenibilidad e Internacionalismo la importancia de los acuerdos internacionales y las futuras decisiones que salgan de ellos. Teniendo en cuenta el crecimiento económico y la necesidad de cortar emisiones, Stern avisa de que las inversiones que se hagan en las siguientes dos décadas serán decisivas para el futuro del planeta y la sociedad. Y, en gran medida, esas inversiones dependen de la voluntad de los actores regionales que se sientan en estas Semanas para negociar las acciones del futuro inmediato.


Como se puede comprobar por las dos imágenes anteriores, y a pesar de que todos los países contribuyen en mayor o menor grado al calentamiento global, algunas regiones son propensas a sufrir mayores aumentos de temperatura que otras.En este sentido, el último informe del IPCC sobre Cambio Climático publicado en agosto, vuelve a elevar la voz de alarma: basándose en el estudio de comunidades locales e indígenas a través de encuestas y cuestionarios realizados, ha constatado que que el cambio climático está afectando especialmente la seguridad alimentaria en tierras secas, particularmente en Asia, América del Sur y África.
Mongolia es un claro ejemplo de esto. En el país, que se encuentra entre el norte de China y el sur de Rusia, la temperatura ha incrementado 2,2 ⁰C desde los años noventa. Al estar en el interior continental y no tener litoral y al estar situado además a una alta altitud bastante elevada, es más vulnerable a los cambios de temperatura.
Las conferencias internacionales: solución, pero también parte del problema
Para evitar que otras zonas sufran este tipo de consecuencias, se espera que los resultados de las Semanas del Clima Regionales sirvan de contribución a las propuestas que se presenten en la Cumbre de Acción Climática, organizada por el Secretario General de la ONU para el 23 de septiembre en Nueva York. Posteriormente, del 2 al 13 de diciembre, se celebrará también la anual Conferencia de las Partes (COP25), esta vez en Santiago de Chile, donde se podrá dar un impulso a lo discutido tanto durante las Semanas de Clima Regionales como en la Cumbre de Acción Climática.
Como se observa, durante el año hay un gran número de cumbres, reuniones ministeriales, conferencias… La celebración de estas requiere el desplazamiento y la manutención de muchas organizaciones, gobiernos, compañías y demás actores involucrados, lo que genera una importante emisión de gases. Por eso, se está intentando reducir el impacto medioambiental de las reuniones. Para marcar la diferencia, durante las Semanas del Clima Regionales se sirven alimentos locales y de origen no animal. También se ha disminuido el uso de plásticos y los objetos de un solo son reciclables. Asimismo, se está promoviendo el uso de acreditaciones compostables (que se pueden convertir en abono tras ser procesadas) y cuyo contenido lleva semillas que podrían ser plantadas posteriormente. En cuanto al desplazamiento en avión, hay quien decide cruzar de Europa a América en barco para dar ejemplo. Su nombre es Greta Thunberg, y es una joven activista de 16 años, conocida por su discurso en la COP24, celebrada el 2018 en Katowice, Polonia. Tras posicionarse contra los viajes en avión, se ha demostrado una disminución en pasajeros de avión en Suecia, su país natal, fenómeno que principalmente responde al sentimiento de culpabilidad en muchos ciudadanos. La iniciativa más conocida de Thunberg es Fridays For Future, un movimiento que empezó a escala local y que ha dado el salto a muchos países para llamar la atención a los políticos, protestando frente a los parlamentos de cada ciudad los viernes. Si se quiere frenar el cambio climático, los mandatarios harían bien en escuchar sus demandas.