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Por Iván López Miralles

El petróleo ha sido y es la piedra angular del modelo energético clásico. Conocido como oro negro, petróleo crudo o simplemente crudo, su posesión, explotación y, consecuente comercialización, se ha convertido en un arma estratégica para los países productores de esta materia prima. Sin embargo, las campanas dejaron de sonar en 1973. La llamada crisis del petróleo supuso un shock económico con efectos inmediatos. ¿Pero cuál es la intrahistoria de esta crisis? ¿Por qué se produjo? Y lo más importante, ¿cuál fue el alcance de su magnitud?

Sin más dilación, empecemos por el principio.

Refinería de petróleo. Autor: Iguanasan

La crisis de la confianza

Estamos en los años 60. Los gobiernos Kennedyhabían emprendido importantes políticas de expansión del gasto. Asimismo, asistíamos a un momento donde el sistema internacional generaba confianza y, por lo tanto, funcionaba relativamente bien. El sistema de Bretton Woods le había conferido a Estados Unidos la capacidad de nutrir de financiación a todo el comercio internacional. El dólar se había convertido en la moneda enésima del sistema y Estados Unidos era capaz de generar confianza incluso manteniendo un vínculo con el oro similar a los primeros sistemas monetarios.

Evolución del gasto público durante los gobiernos Kennedy. Fuente: The Journal of Finance. The Fiscal Policy of the Kennedy-Johnson Administration.

El mecanismo del sistema radicaba en la capacidad de apertura de Estados Unidos, es decir, para que creciera el comercio internacional debían salir dólares. Pongamos un ejemplo: supongamos que la Reserva Federal Americana emite una determinada cantidad de dólares. Ese dinero puede ser utilizado por el gobierno americano para comprar en el exterior o, por el contrario, puede prestárselo al sistema financiero, que al mismo tiempo se lo presta al sistema económico, y éste compra al exterior. ¿Qué está pasando aquí?

Básicamente había una creación de dinero, pero ésta salía de la economía americana hacia otras economías extranjeras, y estas economías lo utilizaban en su comercio entre ellas de modo que esos dólares nunca volvíana Estados Unidos. Por esta misma razón, dicha creación de dinero no genera inflación, lo que le confirió un poder incalculable a Estados Unidos. Desde este momento siempre se habla que el talón de Aquiles de la economía norteamericana es la posible depreciación estratosférica del dólar bajo un hipotético retorno de todos esos dólares que se ofrecen en el mercado.

Inflación como medida del IPC. Fuente: Federal Reserve Bank of Richmond.

En el año 1968 se origina la llamada Crisis de la Confianza. Su razón de ser es bastante simple. Para confiar en el dólar hay que confiar en su tipo de cambio, incompatible con algún tipo de proceso inflacionista. No obstante, durante los años 60 en Estados Unidos comienzan a subir los precios por un conjunto de causas. Por una parte, las políticas fiscales expansivas de los Gobiernos Kennedy y, por otra, la triada de la Guerra Fría y los conflictos de Corea y Vietnam. Las guerras son carísimas y Estados Unidos se vuelve susceptible de sufrir un incremento de los precios en estos contextos.

La carrera armamentística de la Guerra Fría y especialmente la ruina económica de la Guerra de Vietnam supuso que durante los años 60 en Estados Unidos viéramos gasto por todos lados, con una oferta incapaz de seguir el ritmo tan vigoroso de la demanda.

¿Qué pasa si en Estados Unidos empiezan a crecer los precios por encima del resto de las economías? Su balanza de pagos va a entrar en déficit, los dólares se van a ofrecer mucho menos y no va a poder mantener su tipo de cambio. En un momento en el que Estados Unidos tiene anclada su moneda al oro a razón de 35 dólares/onza, esto se traduce en que los demás Bancos Centrales querrán deshacerse de los dólares sobre los que existe una expectativa de depreciación, trasladando a Estados Unidos una petición de convertibilidad insoportable.

Finalmente en el año 1971, Richard Nixon anuncia la devaluación del dólar en un 8%, decreta la libre convertibilidad del dólar en oro y se acababa un sistema cuyo talón de Aquiles estaba basado en la estabilidad macroeconómica estadounidense.

La crisis del petróleo

La crisis del petróleo es inherente a la inflación norteamericana de los años 60. Se había articulado un sistema económico tremendamente dependiente del petróleo, con los riesgos que entraña articular un sistema con dichas características.

Los países exportadores de petróleo crearon un cártel denominado OPEP. La dinámica era la siguiente: estos países, generalmente desindustrializados, pero que tienen la materia prima de la que depende toda la economía que se había configurado, venden petróleo y reciben dólares. Asimismo, como habíamos visto, durante los años 60 en Estados Unidos los precios estuvieron creciendo, de manera que estos países están experimentando una pérdida en la relación de intercambio que se agranda a medida que avanza en el tiempo. El precio del petróleo está estancado y los productos que compran son cada vez más caros. Se había configurado un sistema de tal forma que se produce una pérdida en la relación de intercambio a favor de los países industrializados y en contra de los países exportadores de petróleo.

En esta coyuntura se crea por lo tanto la OPEP y, mediante una restricción de oferta, incrementan el precio a modo de compensación. Hasta ese momento los equilibrios monetarios habían funcionado porque todos los dólares que se iban a esa compra de petróleo, en realidad volvían con la compra de productos acabados. No obstante, a partir de 1973 se va a producir un punto de inflexión cuando los exportadores de petróleo se plantan, llegando a incrementarse el precio en un 300%. El elemento diferencial de este proceso económico es que no fue gradual, fue simultáneo, de la “noche a la mañana”.

Evolución histórica del precio del petróleo. Fuente: Statista.

El tipo de crisis que se genera

La transmisión de la crisis resulta sumamente reveladora desde la perspectiva de una empresa de éxito en Estados Unidos, con una producción e infraestructura muy dependiente del petróleo. Ante un crecimiento del 300% en esa materia prima básica, toda su estructura productiva se ve afectada. Hay que empezar a tomar decisiones ante una restricción de oferta, pero la demanda sigue siendo la misma. Se empiezan a llevar a cabo políticas de despido para reducir costes. Se había articulado una crisis como consecuencia de un elemento exógeno.

En ese instante surgen dos desequilibrios macroeconómicos. Por una parte inflación, porque como empresa voy a incrementar el precio del producto y, por otra, desempleo, como consecuencia de las políticas de despido. La incertidumbre generalizada implica que los consumidores no sean plenamente conscientes de la situación y que sigan manteniendo el mismo ritmo de demanda, es decir, tarda en reaccionar. ¿Cuál es la respuesta en el mercado? Efectivamente, suben los precios.

Todas las empresas producirán menos, lo que implica un shock de oferta y, por ende, una depresión con tasas de variación del PIB negativas. A partir de 1974 Estados Unidos experimenta estos dos fenómenos macroeconómicos de paro e inflación. Esas decisiones que adoptan las empresas para mantener su tasa de beneficio acaban provocando efectos de segundo nivel, es decir, resulta que al año siguiente los precios siguen siendo más altos.

Crecimiento económico en Estados Unidos desde 1950. Fuente: U.S. Bureau of Economic Analysis.

Esta situación crea sinergia con el hecho de que hay menos capacidad de compra de los individuos como consecuencia del desempleo. El resto de países también se verán afectados por la crisis, y, por lo tanto, las exportaciones también van a ser más bajas.

El efecto del crecimiento del precio del petróleo en el mundo será una transferencia repentina de riqueza del “mundo rico” a los exportadores de petróleo. La clave en este caso sería preguntarse quién asume esos costes. La respuesta reside en los que no fueron capaces de diseñar la estrategia de amortiguación, lo que se traduce en una quiebra generalizada.

Conclusiones

A lo largo de este artículo se ha hecho un recorrido por los entresijos de la crisis del petróleo. Un aspecto clave de lo que se ha detallado previamente es que estos problemas no son resolubles con políticas de estabilización, es decir, los que resuelven la inflación generan paro y viceversa. En economía a esto se le llama una situación de trade-off. Cuando escoges un objetivo te alejas del otro.

Una estrategia podría ser disminuir la base monetaria e incrementar los tipos de interés, disminuir el gasto, incrementar los impuestos y revaluar la moneda. Esta situación dejaría la economía bajo mínimos y resolvería el problema de la inflación, pero destruiría todo el sistema productivo incapaz de seguir ese ritmo. Si, por su parte, incrementamos el gasto público porque no queremos que se incremente el paro, estoy generando inflación. A corto plazo no soy capaz de salir de esa situación de trade-off.

En este sentido solo cabe articular una estrategia a largo plazo para ser menos dependientes del petróleo.

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