Los cables submarinos, el sistema nervioso de la globalización
Por Jesús M. Pérez Triana.
El reciente accidente de un buque en el Canal de Suez, que bloqueó el tráfico marítimo durante días, reveló a ojos de la opinión pública global la vulnerabilidad del comercio marítimo internacional. Aunque sea omnipresente y abstracta, la globalización se construye sobre una infraestructura material de tráfico de mercancías y datos que puede ser interrumpida en sus puntos más vulnerables. Véase “El bloqueo del Canal de Suez y los puntos de estrangulamiento del comercio”.
Al igual que las rutas marítimas y sus puntos de estrangulamiento se sitúan sobre un mapa mundial, los cables de telecomunicaciones submarinos dan lugar a una particular geopolítica donde está presente la competencia entre potencias.
Los cables submarinos proporcionan la infraestructura física de comunicación para el 99% del tráfico mundial de Internet. Y no sólo sirven para conectar unos países a otros dentro de fronteras físicas bien delimitadas, sino que, en el caso de empresas estadounidenses como Microsoft, las conexiones de cables de datos transatlánticos posibilitan el acceso a las grandes granjas de servidores ubicadas en Irlanda. De la misma manera, las fuerzas armadas estadounidenses dependen de la infraestructura global de Internet para su despliegue de ultramar (Hinck, 2017).
Los cables de comunicación submarinos además conectan instalaciones de extracción y transporte de hidrocarburos con los centros de control. Asimismo, aparte de los cables de comunicación submarinos, existen los cables de tendido eléctrico que permiten abastecer clientes internacionales (Nordenman, 2018).
Espionaje submarino
El pasado 16 de marzo de 2021 el gobierno británico publicó un documento con sus líneas maestras en materia de política exterior, seguridad y defensa. Desde entonces se han ido sucediendo los anuncios de planes y medidas concretas que emanan de ese planteamiento estratégico. El pasado día 24 de marzo de 2021 el Ministerio de Defensa británico anunció que para 2024 estaría listo un nuevo Buque de Vigilancia Oceánica Multirol (MROSS en inglés).
Tras ese nombre tan genérico se encuentra un buque para trabajos submarinos con la abiertamente declarada intención del Ministerio de Defensa británico de “proteger nuestra infraestructura crítica nacional submarina” que es vital para la “economía global y las comunicaciones entre gobiernos” ante el “particular riesgo de sabotaje”, lo que sería una “amenaza existencial para el Reino Unido” (Marine Technology News, 2021). El nuevo buque MROSS estaría dotado de vehículos submarinos operados remotamente y tendría capacidad de operar en el Ártico, una región de creciente valor para el Reino Unido.
Talking on The Andrew Marr Show Defence Secretary @BWallaceMP sets out how the UK Armed Forces are modernising to meet the current threats, including the @RoyalNavy developing a surveillance ship to protect undersea infrastructure #IntegratedReview pic.twitter.com/8oRb52ERvo
— Ministry of Defence 🇬🇧 (@DefenceHQ) March 21, 2021
El interés por el espionaje de los cables submarinos comenzó cuando en Estados Unidos saltó la alarma por las actividades del buque ruso "Yantar", oficialmente un “buque de investigación oceanográfica” con un interesante historial de operar cerca de cables de comunicación (Sutton, 2017). El buque apareció por primera vez en los grandes titulares de los medios de comunicación estadounidenses tras su periplo por las aguas entre Estados Unidos y Cuba cerca del trazado de los cables de datos que conectan con la base militar en la Bahía de Guantánamo (Sanger y Schmitt, 2015).
El diario Washington Post recogió en diciembre de 2017 las palabras del vicealmirante estadounidense Andrew Lennon que afirmó: “Estamos viendo ahora una actividad subacuática rusa en la cercanía de los cables submarinos que creo nunca hemos visto”. Igualmente, también recogía las palabras del mariscal jefe del aire británico Stuart Peach, quien durante una conferencia el mes anterior había propuesto imaginar un escenario en el que “esos cables son cortados o interferidos, lo que afectaría inmediata y potencialmente a nuestra economía” (Birnbaum, 2017).
Puntos de estrangulamiento
La idea de puntos de estrangulamiento ("choke points"), concepto empleado en el tráfico marítimo como ya vimos, es en teoría de difícil aplicación en una red distribuida como Internet. La redundancia está en el propio diseño de Internet, ya que la múltiple conexión de los países impide un bloqueo total. Si alguien cortara todos los cables que conecta Estados Unidos con Europa, Internet seguiría funcionando gracias a los cables que conectan Norteamérica y Europa vía Asia.

Aun así, no es el caso de todos los países, con lo que en la práctica sí tenemos países y continentes con sus particulares puntos de estrangulamiento de cables submarinos (Starosielski, 2018). De esta manera, si alguien cortara todos los cables que pasan por Egipto, un tercio del mundo se quedaría sin Internet. Mientras que en Fortaleza (Brasil) tenemos el punto de paso obligado de los cables que unen Europa y América del Sur (Matskis, 2010).
En el caso de Vietnam, unos pescadores dieron en el año 2007 con unos cables submarinos que creyeron eran infraestructura dejada por los estadounidenses en los tiempos de la guerra. Los arrancaron y recogieron pensando vender el cobre en una chatarrería. Resultó ser uno de los dos cables de telecomunicaciones que conectaban Vietnam vía Internet al resto del mundo. La reparación del tendido de fibra óptica fue entonces evaluada como cosa de un mes y tuvo un elevado impacto en el país (Keizer, 2007).
Empresas chinas sobre la infraestructura de telecomunicaciones en el mundo.
La preocupación por las actividades subacuáticas rusas relacionadas con los cables submarinos se extienden también a China, pero desde una perspectiva diferente. Huawei Marine, la subsidiaria del gigante chino, había trabajado en reparaciones de una cuarta parte del total de cables submarinos del mundo. Por ejemplo, Huawei Marine recibió en 2012 el encargo de mejorar el West African Cable System (WACS), el mayor cable submarino que conecta Europa y África Meridional, por parte de un consorcio internacional formado por 18 empresas de telecomunicaciones (Bicheno, 2015).

La preocupación internacional por el papel dominante de la empresa en la infraestructura global de telecomunicaciones llevó a vender Huawei Marine a otra empresa china, Hengtong Optic-Electric, fabricante de cables y fibra óptica (Schadlow y Helwig, 2020). Pero las actividades chinas se extienden también al tendido de nuevos cables submarinos, como el que en 2018 unió Brasil con Gabón y es en parte propiedad de la empresa china Unicom. De la misma forma que con la infraestructura 5G fabricada por Huawei, desde Estados Unidos se tiene preocupación por la existencia de puertas traseras en la infraestructura submarina construida o reparada por China (Stavridis, 2019).
En conclusión vemos que la preocupación que se tiene desde Estados Unidos y Reino Unido en torno a potenciales acciones hostiles sobre los cables submarinos tiene como protagonista a los sospechosos habituales: Rusia y China. Como en el caso del transporte marítimo, si la globalización nos evoca un mundo sin límites ni fronteras, en la práctica se ha construido sobre una infraestructura finita con sus puntos vulnerables.
REFERENCIAS
BICHENO, Scott: "Huawei completes 100G upgrade to West Africa Cable System". Telecoms, 11 agosto 2015.
BIRNBAUM, Michael: "Russian submarines are prowling around vital undersea cables. It’s making NATO nervous". The Washinton Post. 22 diciembre 2017.
HINCK, Garrett: "Evaluating the Russian Threat to Undersea Cables". Lawfare Blog. 5 marzo 2018.
KEIZER, Gregg: "Fishermen pull the plug on Vietnam's Web, steal cable for scrap". Computerworld. 7 junio 2007.
MARINE TECHNOLOGY NEWS: “UK Royal Navy Developing Surveillance Vessel to Protect Critical Subsea Infrastructure”. 24 de marzo 2021.
MATSAKIS, Louise: "What Would Really Happen If Russia Attacked Undersea Internet Cables". Wired. 5 enero 2010.
NORDENMAN, Magnus: "Russian Subs Are Sniffing Around Transatlantic Cables. Here’s What to Do About It". Defense One, 17 enero 2018.
SANGER, David E. y SCHMITT, Eric: "Russian Ships Near Data Cables Are Too Close for U.S. Comfort". The New York Times. 25 octubre 2015.
SCHADLOW, Nadia y HELWIG, Brayden: "Protecting undersea cables must be made a national security priority". Defense News. 1 julio 2020.
STAROSIELSKI, Nicole: "Strangling The Internet" Limn. Nº10, abril 2018.
STAVRIDIS, James: "China's next naval target is the internet's underwater cables". The Japan Times. 16 abril 2019.
SUTTON, H. I.: "Russian ship loitering near undersea cables". Covert Shores. 13 septiembre 2017.