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Por Iñaki Méndez.

A inicios de febrero dio comienzo el proceso de asambleas y primarias del que saldrán elegidos los candidatos, que, representando a los diferentes partidos, van a concurrir a las elecciones presidenciales de 2020 para elegir a la persona que ocupará la Casa Blanca los próximos 4 años.

Con un partido extremadamente polarizado entre sus diferentes corrientes ideológicas tras la derrota de Hillary Clinton 4 años atrás, hasta 29 candidatos mayores y decenas de personas de menor renombre se han postulado para recoger el testigo de las elecciones presidenciales del próximo noviembre.

En un escenario que no se repetía desde 1972, cuando hasta 7 aspirantes llegaron a la Convención para disputarse la nominación, el alto número de candidatos inscritos ha permitido al Partido Demócrata escenificar una imagen de diversidad tanto étnica como ideológica.

El candidato Joe Biden, es posiblemente el que mayores cuotas de poder alcanzó en el partido durante tiempos de Barack Obama, pero sus expectativas en Iowa eran bajas.

En estos últimos meses, que han transcurrido en un ambiente altamente competitivo, muchos de los pretendientes a la nominación demócrata se fueron retirando de la contienda en las fases previas, llegando al periodo de asambleas y primarias solo 11 de las casi tres docenas de candidatos mayores que comenzaron el proceso.

La complejidad de gestionar tal pluralidad de candidatos visible en los debates, teniendo que establecer el Democratic National Committe (DNC) una serie de criterios de obligado cumplimiento para ser invitados a los mismos, estableciéndose una cifra tope de 20 asistentes pese a que hubiese mas personas que cumpliesen los requisitos.

El hecho de que 20 de los candidatos cumpliesen los requisitos exigidos hizo que los primeros debates fuesen divididos en dos ceremonias y que, en el cuarto de ellos, celebrado en el mes de octubre en Ohio, se batiese el récord de asistentes a un debate presidencial, al cumplir 12 de ellos los requisitos exigidos por el DNC para la ocasión. 

Pese a que todos los debates han tenido cifras millonarias de audiencia, no fue hasta prácticamente el mes de diciembre cuando el número de candidatos que cumplían con los requisitos para asistir a uno de los doce debates programados bajó de la decena, permitiendo un correcto intercambio de ideas.

En cuanto al procedimiento, en la intención tanto del DNC como de los comités estatales está el fomentar la participación y la transparencia en estas primarias por lo que los primeros ya adoptaron medidas tendentes a este propósito en 2018 y los segundos han facilitado el acceso a las papeletas los candidatos en la practica totalidad de casos.

Por lo que respecta a las encuestas, Biden es el claro favorito a ganar la nominación por el Partido Demócrata para las elecciones presidenciales al ser vencedor en una amplísima mayoría de las mismas desde que comenzaron ha hacerse de forma asidua de cara a estas primarias, allá por enero de 2018.

Mientras, a su izquierda, dos candidatos se han alternado como segundos en intención de voto, llevando Sanders unas cifras mas regulares a lo largo de los dos últimos años mientras que Elizabeth Warren comenzó una rápida carrera ascendente de popularidad que incluso permitió vencer a Biden en varios sondeos, pero que empezó a flaquear en el pasado mes de octubre.

El tercer aspirante bien podría ser Elizabeth Warren.

Todo hace suponer que las primarias, en su recta final, van a ser una competición entre Biden, Sanders y un tercero en discordia, plaza que por ahora se disputan Warren y el, hasta principios de enero, alcalde de South Bend (Indiana) Pete Buttigieg, a falta de saber si un Michael Bloomberg que se sumó a la carrera en noviembre de 2019 puede subirse al carro de los candidatos sorpresa.

En los días previos a las asambleas de Iowa, Sanders era el favorito para ganar según todas las encuestas, seguido por un Biden que iba perdiendo pistón conforme se acercaba el día de la votación, unos Warren y Buttigieg prácticamente empatados en una cifra en torno al 15% y el resto de candidatos en unos guarismos de intención de voto que no daban opción a obtener delegados.

La forma de otorgar los delegados que elegirán al candidato a presidente varía de un estado a otro, siendo el sistema el sistema elegido por Iowa el de asamblea con reparto proporcional de 41 de los 49 que le corresponden, mientras que los otros 8, conocidos como superdelegados, son adjudicados a razón de 5 para el Comité Demócrata estatal y 3 a los congresistas del partido en Washington DF.

Una vez llegado el 3 de febrero y tras un tormentoso proceso de recuento de los votos que se prolongó por varios días y del que aun pende una amenaza del DNC de repetición, los resultados que dieron las asambleas de Iowa no pueden ser mas apretados entre Buttigieg y Sanders.

Y es que Sanders, que según las encuestas partía como favorito venció en voto popular obteniendo un 26,6% de apoyo mientras que Buttigieg daba la sorpresa al quedar en segunda posición tras recibir un meritorio respaldo del 25% de los asamblearios reunidos en los caucus de Iowa.

Sin embargo y a efectos de otorgar a victoria en una asamblea cuentan los delegados elegidos para asistir a la convención estatal o SDEs donde se eligen a los representes que acudirán a la Convención Nacional Demócrata, y es aquí donde Buttigieg superó a Sanders por un estrechísimo margen.

Por su parte, Warren cumplió con las expectativas al quedar tercera con un 20% del voto popular que se tradujo en un 18% de los SDEs, en las asambleas de Iowa, mientras que Biden sufrió un serio descalabro en las votaciones del lunes, quedando en cuarta posición con un 13,7% del voto y un 15,8% de los SDEs.

Lo cierto, es que sacar unos malos resultados en Iowa no es buen indicativo para el resto de la carrera hacia la presidencia de los Estados Unidos, y es común que los candidatos que no obtienen unos resultados superiores a un 15% de los votos, tarde o temprano abandonan las primarias.

Así pues, en los próximos días veremos como la cifra de candidatos se reduce de forma sustanciosa, ya sea por el batacazo recibido en Iowa o debido a que no han conseguido remontar en las primarias que se van a celebrar en el progresista estado de New Hampshire el próximo día 11 y en las que Sanders parte como favorito.

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