Los nuevos derviches de Jartum
UN POCO DE HISTORIA
Jartum es el nombre de una lejana ciudad del extremo este del Sahel africano que, cuando aparece en las noticias, apenas provoca sentimientos en la audiencia española por muy sangrientos o dramáticos que sean los acontecimientos que allí se producen; como los de estos últimos tiempos en los que la guerra civil parece haberse adueñado de las calles de esa capital[i]. Queda muy lejos.

En la historia antigua se conocía el territorio como Nubia, de donde llegaban los famosos guerreros que, según la dinastía, apoyaban o guerreaban con los faraones egipcios hasta llegar a convertirse durante un tiempo ellos mismos en faraones. De esta época quedan, para los arqueólogos y turistas, los impresionantes conjuntos de pirámides funerarias de Meroe.
En lo que me concierne, debo reconocer que el nombre Jartum me trae recuerdos de una película de mediados de los sesenta, época en la que me encontraba en plena pre-adolescencia, aunque entonces no se le daba tal nombre. Era una producción inglesa, creo recordar, y casi toda ella giraba en torno al famoso, entonces, general Gordon, al que interpretaba un Charlton Heston que aquí, en España, tras interpretar al Cid Campeador tenía asegurado el favor del público. Sir Laurence Olivier, curiosamente, corría con el papel del malvado.
Este general, de reconocidos méritos[ii]y bastante creído según dicen las crónicas, se encerró en la ciudad con pocas tropas en contra del parecer del mando británico y cuando en el país campaba un alzamiento de carácter yihadista, según los criterios actuales, que lideraba un tal Muhamad Ahmad, dicho el “Madhi”, el enviado. Pese a sus escasas fuerzas (algunas milicias locales y unos 7.000 egipcios) el citado Gordon fue capaz de aguantar casi diez meses en la ciudad.
Tal alargamiento en el tiempo, y pese a que entonces no había internet, llevó a que la opinión pública inglesa, que amaba al general Gordon, se movilizase de forma tal que el gobierno se vio obligado a enviar una expedición de socorro que alcanzaría Jartum unos días después de que los derviches tomaran la ciudad y masacrasen la guarnición, el 26 de enero de 1885, y paseasen la cabeza de Gordon ensartada en una lanza. Ya no recuerdo si los de efectos especiales hicieron un buen trabajo para estas escenas, y espero que sí, por la memoria de Charlton Heston.
Ambientada en la misma época y lugares tenemos también Las cuatro plumas, una magnífica novela de aventuras que ha sido llevada al cine y a la televisión en varias ocasiones, siempre con éxito. Y entre estampas y relatos uno se queda con la imagen de un país prácticamente desértico y con gente casi siempre cabreada. Y, por lo que cuenta la historia, así ha sido habitualmente, hasta estos mismos días en los que la televisión se encarga de mostrárnoslo una vez más.
EL PAÍS
Si nos vamos a Google maps, herramienta muy útil cuando se analizan asuntos geográficos, observamos que Sudan, hasta hace unos años el país más grande de África, es fundamentalmente desértico, con los desiertos Líbico y de Nubia como grandes protagonistas, salvo en las orillas del Nilo, que lo atraviesa de sur a norte.
En ese sur hoy encontramos a Sudan del Sur, país independizado en 2011 con capital en Yuba, guerra civil mediante, seguida de referéndum, y al que el satélite nos muestra mucho más verdoso, pues se ubica ya en la zona ecuatorial africana.
Este espacio físico daba y da como resultado un país con dos tipos de gentes: los que se asientan en las orillas del gran rio Nilo, como la capital Jartum, siendo gentes sedentarias, mayoritariamente agricultores y funcionarios; los del oeste, donde encontramos la región del Darfur, de sangrientos y famélicos recuerdos generados no hace muchos años, cuya gente en su casi totalidad se dedica al pastoreo y tiene tendencias nómadas o semi-nómadas.

Casi todo el actual Sudan, cuyos límites antiguos se muestran en la ilustración anterior con la inclusión de Sudan del Sur, es de religión musulmana, ya que los animistas y cristianos se encontraban en lo que ahora es una nueva nación, y los cristianos coptos sólo suponen una pequeña minoría asentada en la capital.
Pero por encima de la religión, caso extraordinario cuando se trata del Islam, podría afirmarse que lo que prevalece en el país son los lazos tribales, puesto que cuenta con varios cientos de tribus, así como de lenguas y dialectos, que se agrupan en varios grupos principales de origen árabe, egipcio, yemení o saudí, a los que se añaden varias tribus autóctonas y luego arabizadas, como los baggara, batahin, bederia o bar dahi.
El caso es que, tras lo de Gordon, Sudan permaneció bajo control yihadista durante unos cuantos años, hasta 1896, momento en el que británicos, y nominalmente los egipcios, decidieron poner fin a aquella locura, entre otras cosas porque los italianos, que andaban por Etiopia, perdían fuelle, y el asunto del Mahdi amenazaba con extenderse hacia el este; y por el sur, los franceses subían con intención de ampliar sus colonias.
La solución fue una gran operación binacional, a cargo de Lord Kitchener que, al contrario que nuestro general Silvestre en el Rif, avanzó lentamente desde el norte apoyándose en la construcción de dos ferrocarriles de vía estrecha que asegurasen sus líneas logísticas, y también en un armamento moderno que desequilibraría la situación, que en hombres era favorable al Mahdi.

Finalmente, en 1898, tras encontrarse con una pequeña fuerza francesa que subía desde el sur, en Fachoda[iii], el propio Muhamad y lo que quedaba de sus fuerzas perecerían en el campo de batalla.
Desde entonces el Sudan quedó bajo control anglo-egipcio ininterrumpidamente, incluyendo las dos guerras mundiales, hasta 1956, perpetuándose la división social secular ya citada entre un entorno ribereño de agricultores, pequeños comerciantes y servidores de la administración, y un interior pastoril, nómada y de tendencias belicosas.
EL SUDAN MODERNO
Con el acuerdo del Reino Unido y Egipto, Sudan inició un periodo de adaptación a la independencia en 1953, lo que lograría el 1 de enero de 1956, casualmente unos meses antes de que los dos países “protectores” tuviesen el encuentro armado de la crisis del Canal de Suez en octubre de ese mismo año.
La independencia se suponía que daría lugar a un sistema federal con dos estados, algo que las élites de Jartum no respetaron –la cuenca petrolífera se asienta principalmente en el sur- y que dio lugar a la primera guerra civil iniciada desde esa región, con tremendas masacres de burócratas norteños destinados allí, y una larga extensión temporal, hasta 1972.
Durante ese periodo se produjeron varios golpes de estado, elecciones, gobiernos inestables y mucha violencia hasta que, en 1969, el general Yaffar al-Numery, mediante golpe militar, se hace con el poder, que consigue mantener a sangre y fuego, y en 1972 firma la paz con los rebeldes del sur.
Le seguirán años de aproximación a los Estados Unidos, tras haber eliminado a partidos, dirigentes y seguidores de tendencia comunista, pero las ayudas yanquis no bastarán para compensar las sequias, hambrunas y muertes, lo que llevará a una creciente protesta e inestabilidad que, de nuevo mediante golpe, provocará el derrocamiento de al-Numeiry, en 1985, y tras unos años de sangrientas protestas y golpes llegará en 1989 Omar Hassan al-Bassir[iv], general de tendencia islamista que marcará el siguiente periodo histórico del Sudan que, sin duda, es responsable de los sucesos actuales como trataremos de explicar a continuación.

Para entonces se había reiniciado la guerra civil entre norte y sur. Guerra tremendamente cruenta con cerca de dos millones de muertos, cuatro millones de desplazados y miles de niños soldado reclutados. Un conflicto que terminaría con un acuerdo de paz en 2005 que abocaría a la independencia del país en 2011, aunque esta llegase ya con tensiones internas que aún mantienen hoy a Sudan del Sur en estado de precariedad pese a sus muchas riquezas naturales.
DARFUR Y JANJAWID
En el noroeste, particularmente en el Darfur, tierra de los Fur, etnia predominante de raza negra, junto con los massalit, pero de religión musulmana como sus convecinos del norte de etnia árabe, venían sufriéndose hambrunas, como todo el Sahel del que forma parte, que golpeaban especialmente a las poblaciones de agricultores negros, discriminadas en cuanto a la ayuda recibida del gobierno de Jartum, controlador de la ayuda internacional y ya dirigido por un al-Bashir, islamista como ya citamos, que se había distanciado de los EEUU deshaciendo toda la obra de al-Numeiry[v]y entablando nuevas amistades, como la de Osama ben Laden, a quien daría cobijo entre 1991 y 1996[vi], hasta que las presiones del gobierno Clinton, algunas en forma de misiles Tomahawk, le obligaron a expulsarle del país hacia Afganistán.

En el Darfur la situación era tan insostenible que llegaría la aparición de guerrillas contra el gobierno de al-Bashir, guerrillas tan musulmanas como el islamista presidente del gobierno, no lo olviden, que atacaban y vencían a unas guarniciones del ejército que se mostraban bastante ineficaces.
Y con el recrudecimiento de la situación, y un ejército formado principalmente por personal proveniente del cinturón verde en torno al gran rio y pocos miembros proclives a los combates armados, especialmente si existía riesgo para la integridad física personal, al-Bashir tuvo la gran idea de crear milicias populares armadas entre aquellas poblaciones de pastores seminómadas del norte de Darfur, los tristemente famosos Janjawid, que se encargarían entre 2003 y 2009 de suprimir violentamente a más de 400 mil personas, provocando un éxodo masivo de desplazados y la creación de gigantescos campos de refugiados gestionados en su mayoría por NNUU. Todo ello llevaría a la imputación de al-Bashir ante la Corte penal internacional por genocidio y crímenes contra la humanidad.
Sobre el terreno las órdenes en el grupo de los janjawid las daba Mohamed Hamdan Dagolo, un hombre perteneciente a una de las tribus de pastores de etnia árabe de la parte más al norte del Darfur y que, inteligente y cruel en la necesaria medida, había ido ascendiendo hasta convertirse en el señor de la guerra principal entre esas tristemente célebres milicias.
NUEVO UNIFORME PARA LOS JANJAWID
Con el aparente apaciguamiento del conflicto, que no conclusión, llegamos al 2013, y al-Bashir, que siente el aliento de sus generales en el cogote, mueve ficha y convierte a los Janjawid en las RSF, Rapid Support Forces, fuerzas militares menos equipadas que el ejército pero mucho más combativas, bajo el mando de Hamdan Dagolo, alias Hemedti, que es nombrado general con el cometido principal de proteger la posición del presidente, aunque oficialmente la operación se justifica en el combate a la última guerrilla del Darfur.

A partir de entonces, y desde su privilegiada posición, Hemedti se apodera del control de la minería del oro, que le reporta gigantescos beneficios[vii]. También emplea parte de sus contingentes como mercenarios en la guerra que los saudíes desarrollan en Yemen. Desarrolla lazos políticos con los Emiratos árabes unidos, grandes muñidores de la política regional; y coopera también con el grupo Wagner, hoy mundialmente conocido, pero en aquel entonces iniciando sus primeras operaciones en la región, sin olvidar el conflicto libio, donde también despliega a sus hombres.
CAÍDA DE AL-BASHIR
Para 2019, con una población hastiada de conflictos y hambrunas, y una juventud sin expectativas vitales más allá de pasar a formar parte de alguno de los dos cuerpos armados del estado, RSF o ejército, estallan las protestas en la capital que son reprimidas inicialmente por el ejército, produciéndose algunas muertes, para acto seguido dejar sin apoyo a al-Bashir, que se ve obligado a dimitir y es puesto bajo arresto.
A partir de ahí será un Consejo Militar Transitorio el que detente el poder, con el expresidente detenido y con promesas de su entrega a la Corte penal internacional; promesas aún hoy pendientes de ejecución. Sin embargo, las protestas continúan al considerar que se trata de un autogolpe del ejército pues, al fin y al cabo, el Consejo lo preside el general al-Burham con Hemedti como vicepresidente. Y tras varios meses de protestas, para junio de 2019, el ejército abre fuego contra los manifestantes ante el Ministerio de defensa, con un saldo de 120 muertos reconocidos.
La sangre lleva a la formación de un gobierno de transición con participación de civiles y militares, es decir, al-Burhan y Hemedti, con la cara recién lavada, en una operación que sólo buscaba ganar tiempo para reafirmar su poder y dar un nuevo golpe de estado en octubre del 21, dejando fuera a la participación civil y repartiéndose el poder entre los dos y sus respectivos secuaces.

Es esta una fase en la que, como en otras ocasiones, los gobiernos occidentales, empezando por el de los EEUU, intentaron el apaciguamiento de los movimientos civiles, que aún seguían protestando pese a las muertes y desapariciones, así como los abusos y malos tratos. Parecían aceptar que Sudan sólo podría avanzar con algún tipo de acuerdo de convivencia entre la sociedad civil y los dos sátrapas que la martirizaban. Llamativo.
Para agosto de 2022 Hemedti se despachó, sorpresivamente, o no tanto, con unas declaraciones en las que afirmaba que el país estaba peor que antes del golpe, del que él había sido participante necesario, porque al-Burhan había vuelto a traer al gobierno a antiguos correligionarios de al-Bashir de tendencias islamistas. Declaraciones que suponían una clara rotura de hostilidades entre los dos hombres fuertes de Sudan.
EL ESTALLIDO
En medio de una calma aparente en la que los dos caudillos maniobraban buscando su conveniencia, Hemedti, proclamando sus deseos de democracia antiislamista, y al-Burhan, prometiendo seguridad e imperio de la ley, llegamos a diciembre del 22, cuando se logra un acuerdo firmado por ambos caudillos y respaldado por NNUU y los EEUU, con el objetivo proclamado de desarrollar un proceso de transición a la democracia.
Como los acontecimientos han demostrado y los Comités de resistencia civil advertían, ambos dos, en realidad, buscaban controlar las fuerzas militares del oponente, y no existía por parte de ninguno una autentica voluntad de sacar al país del marasmo de violencia en el que se encontraba inmerso.

La comunidad internacional tenía prisa para poner en marcha las ayudas, algo que sin el acuerdo no era posible, y se lanzaron en los brazos de ambos líderes, creyendo en sus palabras y buena fe, pero la clave del acuerdo, muy ambicioso por otra parte, estaba en la incorporación de las RSF al Ejército, algo que al-Burhan quería en dos años y Hemedti en diez.
A mediados de marzo del 23, los representantes de la sociedad civil anunciaron un acuerdo, respaldado por la comunidad internacional, que se firmaría el 1 de abril y, según el cual, inmediatamente después se formaría un gobierno civil. Sin aparente reacción, la situación comenzó a evolucionar rápidamente, y para el 29 de marzo el ejército abandonó un workshop en la capital sobre modernización del sector de seguridad. Hemedti tocó a rebato y empezó a acumular fuerzas de la RSF en la capital. El ejército, por su parte y según noticias oficiosas, inició un proceso de recluta entre las tribus del Darfur, aquellas a las que hace unos años combatiera Hemedti.
El siguiente paso fue la ocupación de posiciones por parte de las RSF en torno al aeropuerto, algo que anunciaba un bloqueo del país llegado el caso, y para el 15 de abril el estallido de los combates entre los dos hombres fuertes y sus seguidores era ya una realidad. Desde entonces Jartum y Sudan son pasto de telediarios.

A continuación, la Comunidad internacional y sus representantes, esos que, desplegados en Jartum, no vieron venir la tormenta, han estado estos últimos días ocupados en la evacuación de sus connacionales, algo que unos han hecho mejor que otros; como los británicos que sólo han evacuado al personal de su embajada, dejando a su suerte a más de cuatro mil individuos con pasaporte británico, o como los españoles, que esta vez, al contrario de lo sucedido en Kabul, han reaccionado con prontitud y han evacuado a propios y allegados con un operación rápida y eficaz.
LA IMPORTANCIA DE SUDAN
Sudan, como señalamos al inicio de estas páginas, se encuentra situado al extremo este de la banda saheliana.
Esta ubicación, unido a su enorme extensión, y a las fronteras que mantiene, empezando por Sudan del Sur, en permanente inestabilidad y violencia desde su independencia; siguiendo por Etiopia , actualmente en plena guerra de secesión en el Tigray; Eritrea, participante en la guerra de su vecina Etiopia; el Mar Rojo, zona geoestratégica para todas las grandes potencias por su relación con los flujos petrolíferos; Egipto, patria de los Hermanos musulmanes bajo el poder autoritario del mariscal al-Sisi y en permanente inestabilidad económica; Libia, ingobernable desde la caída de Gadafi; y Centroafríca, acosada por la violencia interna y bajo la influencia del grupo Wagner; todos ellos, como vemos, países con problemas de estabilidad política y, en algunos casos, en estado de guerra civil o insurreccional o, lo que es peor, azotados por el flagelo del terrorismo de raíz islamista, convierte a Sudan en un auténtico polvorín cuyo estallido sólo puede dar como resultado un estado fallido que haría añorar, a esa Comunidad internacional que no supo ver lo que se avecinaba, los tiempos de la dictadura de al-Bashir.
Para nosotros, país del sur mediterráneo europeo, la inestabilidad de Sudan es algo que debe alertarnos pues, junto a Italia y Grecia, somos los principales puntos de entrada de ese flujo de emigración descontrolada que no hace más que exacerbarse en la medida que el cambio climático y sus acompañantes, sequías y hambrunas, aceleran el paso, lo que, indudablemente, afecta a la estabilidad política de esos países, ya de por sí precaria.
Por todo ello conviene seguir con extrema atención todo lo que allí suceda, especialmente si tenemos en cuenta que la lucha entre los dos señores de la guerra sólo parece tener como salida la desaparición de uno de ellos, el recién convertido demócrata Hemedti, o el islamista al-Burhan.
BIBLIOGRAFIA Y FUENTES
Churchil, Wiston. The River War, Account of the reconquest of Soudan. New English Library Ltd. London, 1973.
Kaplan, Robert, D. Surrender or Starve: Travels in Ethiopia, Sudan, Somalia and Eritrea. Vintage Books. New York, 2003.
Suevos, Raúl. El Sahel, la Extremadura de Europa. Revista Ejército. Madrid, 2020.
https://www.hrw.org/world-report/2022
Informe anual de Human Rights Watch por países
[i] https://www.exteriores.gob.es/documents/fichaspais/sudan_ficha%20pais.pdf
[ii] https://historia.nationalgeographic.com.es/a/charles-george-gordon-heroe-britanico-jartum_17632
[iii] https://www.britannica.com/event/Fashoda-Incident
[iv] En todo este proceso, incluyendo el periodo de al-Numeiry, conviene no dejar de lado la figura de Hassan al-Turabi, próximo a los Hermanos Musulmanes y principal ideólogo del país.
[v] Numeiry en su etapa final también había derivado hacia posiciones islamistas.
[vi] https://english.aawsat.com//home/article/2262106/exclusive-new-secrets-revealed-about-bin-laden%e2%80%99s-years-sudan
[vii]Beneficios que le permitieron equipar a sus milicianos con una formidable flota de camionetas pick-up armadas con ametralladoras pesadas.