Machismo y racismo. The Squad vs Trump: cuando la discriminación es interseccional

El reciente caso de las declaraciones del presidente de Estados Unidos Donald Trump contra cuatro mujeres racializadas congresistas —declaraciones tildadas de racistas— es una muestra más de que las mujeres sufren no únicamente discriminación por ser mujeres, sino que varios planos más interseccionan: como lo es en este caso su identidad racial.
Las declaraciones iniciales por parte del presidente de EEUU ocurrieron el domingo 14 de julio, en las cuales Trump públicamente invitaba a las congresistas a volver a su país de origen en vez de dictaminar de una forma violenta cómo dirigir el país. Las congresistas —Ayanna S. Pressley, Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib e Ilhan Omar— contestaron a sus declaraciones al día siguiente —en la rueda de prensa podemos observar que Pressley advierte a los estadounidenses de no seguir las indicaciones del presidente para silenciar a personas racializadas—. Este acto ha causado revuelo de manera internacional en las redes sociales y ha llevado a Trump a volver a cargar contra ellas. El presidente contesta a las críticas por Twitter alegando que sus declaraciones no fueron racistas.
Sin embargo, el punto de mira se está colocando únicamente en el hecho de que las declaraciones del presidente Trump son racistas. ¿Tiene algo que ver que el objetivo haya sido cuatro mujeres? ¿Hubiese hecho el presidente estadounidense declaraciones similares contra hombres racializados? En cuanto a la primera pregunta, la respuesta es claramente afirmativa. En cuanto a la segunda, probablemente también las hubiese hecho; aunque su lenguaje hubiese sido distinto y sus continuos ataques posteriores hubiesen sido de menor grado. El presidente ha acusado a las cuatro congresistas por Twitter de comunistas, antisemitas o incluso de apoyar al grupo terrorista Al-Qaeda. Hasta el momento no ha trascendido una noticia similar del presidente cargando con tanta fuerza contra hombres.
Este tipo de casos demuestra que el machismo no tiene barreras y que, en algunas ocasiones, otros planos de opresión se entrecruzan con el sexismo. Esto se conoce dentro de los estudios feministas como “interseccionalidad”. En este sentido, estas mujeres no han sido atacadas únicamente por el hecho de ser mujer o por el hecho de ser racializadas; sino que el presidente ha arremetido contra ellas por ambas razones: porque son mujeres racializadas.
¿Hubiesen sido objetivo de sus burlas si, a pesar de ser mujeres que pertenecen a una familia de inmigrantes, fuesen blancas y de clase media o adinerada? El propio Donald Trump es descendiente de inmigrantes europeos; sin embargo, los inmigrantes que molestan al presidente estadounidense son aquellos y aquellas que vienen de países cuyos recursos económicos son más escasos y buscan una oportunidad para salir de la pobreza.
Por lo tanto, estos ataques demuestran una vez más que las mujeres están todavía hoy en día en un estado de vulnerabilidad mayor frente a los hombres y que, además, su condición o identidad de pertenencia a otro grupo —ya sea por raza, clase económica, identidad de género o sexualidad— tiene que ser tomada en cuenta cuando se producen ataques o comportamientos sexistas. Hay que entender la realidad de las mujeres dentro del escenario que acontece específicamente a cada una de ellas.