Marruecos y el secreto de su relación privilegiada con Estados Unidos
En los últimos tiempos las noticias y análisis sobre Marruecos se han convertido en algo constante en ciertos medios españoles, con su correspondiente impacto en los comentarios en redes sociales y servicios de mensajería.
Marruecos estaría viviendo un preocupante proceso de rearme militar, que contrasta con la decadencia de las fuerzas armadas españolas, mientras logra notables éxitos diplomáticos, como el reconocimiento de Estados Unidos a la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Esos hitos militares y diplomáticos marroquíes son atribuidos a veces a un plan estadounidense para castigar o arrinconar España. Así que es interesante entender la naturaleza de las relaciones entre Estados Unidos y Marruecos, además de los instrumentos que Marruecos ha desplegado para avanzar sus intereses en Estados Unidos.

Marruecos estableció relaciones con los Estados Unidos desde sus inicios. El sultán Mohammed III de Marruecos, que unificó el país y gobernó entre 1757 y 1790, abrió los puertos marroquíes en 1777 a los buques estadounidenses. Marruecos fue así uno de los primeros países que reconoció en plena guerra de independencia a las trece colonias rebeldes como una nación soberana. Ambos países firmarían un tratado de amistad en 1786. Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, se trata del tratado de amistad en vigor más longevo de los firmados por el país. Y es un dato histórico que se recuerda siempre desde Marruecos en sus relaciones con Estados Unidos.
Tras un periodo en el que el actual territorio marroquí estuvo sometido a un protectorado español y francés, Marruecos se convirtió en un estado-nación plenamente soberano en 1956. En el contexto de la descolonización africana y el auge del panarabismo, Marruecos trató de marcar distancias de Occidente.
La Unión Soviética rápidamente se prestó a ser proveedora de armamento avanzado para el nuevo país. Así llegaron aviones a reacción MiG-17 e instructores soviéticos a Marruecos. Pero la rivalidad regional entre Marruecos y Argelia dio lugar a un conflicto armado, la Guerra de las Arenas(1963), en el que intervendría la Cuba revolucionaria en ayuda de Argelia con el apoyo de la Unión Soviética. La preferencia de Moscú por Argelia empujaría a Marruecos a estrechar sus relaciones con Estados Unidos quedando marcadas en aquel entonces por la Guerra Fría.
En la siguiente década, España se enfrentaría al desafío de la descolonización del Sáhara Occidental, el último vestigio del imperio. El plan español era apoyar la creación de una fuerza política, el Partido de Unión Nacional Saharaui, para que se convirtiera en la fuerza nacionalista hegemónica y una vez instalado en el poder, tras la independencia del Sáhara Occidental, garantizara relaciones económicas privilegiadas con España. Esto era, imitar la estrategia francesa en África de establecer vínculos neocoloniales tras la independencia.

El plan español para el Sáhara Occidental resultó un fracaso porque los líderes del PUNS no tenían verdadero apoyo popular, mientras el emergente nacionalismo saharaui se articuló en torno al Frente Polisario. En Agonía, traición, huida. El final del Sáhara español el historiador José Luis Rodríguez Jiménez presenta a un gobierno español incapaz de plantear una estrategia diplomática coherente y de lograr el apoyo de Estados Unidos.
Mientras tanto, Marruecos aspiraba a tomar el control del Sáhara Occidental y convenció a Estados Unidos de que ello sería beneficioso para sus intereses en el contexto de la Guerra Fría. Un Sáhara Occidental independiente bajo gobierno del Frente Polisario sería un país alineado con la Unión Soviética, y en Washington imaginaban las posibilidades que eso supondría para la flota soviética en el Océano Atlántico.
Seis días antes de la muerte del dictador Francisco Franco, el gobierno español firmó en Madrid un acuerdo para abandonar el Sáhara Occidental y repartirlo entre Marruecos y Mauritania sin respetar la voluntad de sus habitantes. Comenzó entonces un conflicto armado que enfrentó al Frente Polisario contra Marruecos y Mauritania. Pronto, Mauritania renunció a su soberanía sobre una porción del Sáhara y la guerra entre el Frente Polisario y Marruecos duró hasta 1991.
El acuerdo de paz que puso fin a la guerra proponía fundamentalmente un referéndum sobre la independencia del Sáhara Occidental. La clave estaba en determinar quién tenía derecho a votar y la elaboración de la lista del censo electoral se convirtió en objeto de disputa entre las partes, con el evidente propósito marroquí de prolongar el asunto indefinidamente.
El referéndum de independencia del Sáhara Occidental nunca se llegó a celebrar y la descolonización del Sáhara Occidental desapareció de la agenda internacional. La inercia favoreció a Marruecos, que durante la guerra consolidó su ocupación de la mayor parte del territorio de la antigua colonia española mediante la construcción de extensos muros.
#AmbFischer: Tonight, I am thrilled to present you with the new official U.S. government map of the Kingdom of Morocco. 1/3 pic.twitter.com/mipzx6NjR8
— U.S. Embassy Morocco (@USEmbMorocco) December 12, 2020
El pasado 10 de diciembre de 2020 el gobierno del ahora expresidente Donald J. Trump publicó una declaración donde reconocía la soberanía del Reino de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. El texto de la declaración afirmaba que un estado saharaui independiente “no es una opción realista” y que la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental es la “la única base para una solución justa y duradera” del conflicto. El cambio de gobierno en Estados Unidos podría dar marcha atrás a esta ruptura con la doctrina de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental. Será un asunto a seguir de cerca en las próximas semanas, especialmente considerando que en noviembre de 2020 el Frente Polisario dio por roto el alto el fuego en vigor desde 1991.
Para entender los logros de la diplomacia marroquí en Estados Unidos es necesario entender que Marruecos defiende sus intereses en Washington a través de su propio think-tank. Encontramos así el Moroccan American Center for Policy (MACP). La particularidad es que en Estados Unidos quienes trabajan para países extranjeros en tareas de promoción e influencia han de declarar el dinero ingresado y podemos acceder a las estadísticas públicas que recopila OpenSecrets.org

Estas cifras recopiladas por OpenSecrets.org incluyen también las campañas de promoción turística. Así que no es posible discernir cuánto dinero marroquí se mueve específicamente en Washington D.C. para promover iniciativas políticas y diplomáticas, pero sí podemos comparar con España:

Como podemos ver, Marruecos gasta mucho más en influencia política y promoción en Estados Unidos que España. Pero las cifras españolas son engañosas. Para 2019, encontramos que las tres entidades españolas que más gastaron en Estados Unidos fueron el gobierno autonómico de Cataluña (378.446 dólares), la oficina de turismo de convenciones de Barcelona (60.000 dólares) y sólo en tercer lugar el Gobierno de España (15.500 dólares).
Pero además, tenemos cifras del dinero que países y organismos internacionales reparten entre los think-tanks estadounidenses gracias al proyecto Foreign Influence Transparency Initiative del Center for International Policy. En su informe Foreign Funding of Think Tanks in America de enero de 2020 aparecían los 20 mayores donantes extranjeros de los 50 mayores think-tanks del país.
Encontramos que Marruecos es el 17º país donante de think-tanks en Estados Unidos, por delante incluso de Francia. El informe detalla que el principal beneficiado de ese dinero fue el Aspen Institute.
La conclusión provisional es que mientras en España se escribe sobre posibles maniobras ocultas de Estados Unidos en Marruecos, encontramos que Marruecos logra que Estados Unidos actúe alineado con sus intereses porque emplea diversos instrumentos de influencia y presión en ese país.
Encontramos un think-tank marroquí en Estados Unidos, el gasto de millones de dólares anuales en labores de influencia y la donación a think-tanks estadounidenses. Sobra para entender entonces que Marruecos maniobre mucho mejor en las relaciones bilaterales con Estados Unidos que España.