Extrema derecha en Japón: ¿Vuelta al Japón imperialista? (Parte 1/2)
Un fenómeno a tener en cuenta, y que es cada vez más visible en todo el mundo hoy en día, es el auge de la política populista xenófoba y ultraconservadora. Se ha visto en toda Europa y, aunque no se ha informado tan ampliamente en los medios de comunicación a nivel internacional, esta tendencia reciente de la política de derechas también se puede identificar en Japón.

Muchas democracias liberales se han encontrado con partidos extremistas, y a menudo reaccionarios, en el poder. Su ascenso se puede rastrear hasta el Frente Nacional en Francia, Alternativa por Alemania, Fratelli d'ITALIA en Italia, Donald Trump en los EE. UU o el Partido Popular Danés.
En todos los casos, la derecha nacionalista ha explotado con éxito cuestiones de la llamada "guerra cultural" como la inmigración, la religión o los derechos del colectivo LGBTQ+. Sin embargo, su éxito relativo aún ha dependido de cuestiones estructurales más importantes en sus sistemas políticos.
Esta tendencia no se categoriza simplemente como populismo, sino como “nacional-populismo”, que se identifica por unos discursos polarizados que construyen una oposición entre “nosotros” y “ellos”. Incluso donde esos partidos no han logrado el éxito electoral, han logrado encontrar una base de apoyo fiable y cambiar en ocasiones el tenor del debate.

La globalización y las condiciones económicas cambiantes han agregado una nueva dimensión a los prejuicios ya existentes en Japón, donde el concepto de extrema derecha tiene un significado peculiar que se ha desarrollado a lo largo de la historia.
Después de la derrota de Japón en la Guerra del Pacífico, las ideologías de derecha se han considerado antitéticas a los valores democráticos japoneses y, por tanto, marginales y opuestas a la corriente principal. Sin embargo, esto parece estar cambiando recientemente.
Los llamados grupos de derecha (右翼 団 体, uyoku dantai) son vistos como organizaciones peligrosas asociadas con el crimen e incluso con el terrorismo.
Desde principios de la década del 2000, se ha observado una nueva forma de extrema derecha, más conocida como "movimientos de acción conservadora" (ACM por sus siglas en inglés), que se originó para distinguirlos de otros movimientos de derecha que han existido en Japón desde mediados del siglo XX, la llamada derecha tradicional (伝統 右 翼, dentō uyoku).
La sociedad japonesa ha sido testigo del surgimiento de un movimiento de extrema derecha etnonacionalista que juega con el mito de la supuesta homogeneidad del país. Su agenda aboga por políticas como la reimaginación de las relaciones transfronterizas en la región de Asia oriental, la política interna de Japón, el revisionismo histórico y el uso que se le da a los medios de comunicación.
El ascenso de la extrema derecha se puede observar desde dos direcciones opuestas. Desde arriba, en forma de políticas nacionalistas que intentan promover el patriotismo colectivo; desde abajo, en forma de movimientos de base de extrema derecha que han atraído a nuevos miembros con enfoques que difieren de la imagen típica de la extrema derecha tradicional.

China y Corea del Sur han aumentado su presencia en la economía global, mientras que Corea del Norte evoca una sensación de riesgo político. En este contexto, algunos japoneses llegaron a sentir amenazada su posición de grupo étnico. Como consecuencia, la percepción de los ciudadanos japoneses sobre China y Corea del Sur se deterioró y surgió el nacionalismo y un sentimiento de prejuicio contra los ciudadanos de dichos países.
Incluso los movimientos de extrema derecha han logrado reclutar a muchos seguidores jóvenes, no interesados, de entrada, en las cuestiones políticas, pero… ¿Por qué?
EL ANTES Y EL DESPUÉS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
Hay movimientos de extrema derecha viejos y nuevos en Japón cuyos objetivos son bastante diferentes entre sí. Para comprender completamente cómo han evolucionado hasta nuestros días es necesario profundizar en los detalles del desarrollo de la extrema derecha en Japón desde una perspectiva histórica y sociopolítica.
Con base en la literatura y en el desarrollo de los eventos históricos, los orígenes de la ideología y el activismo de extrema derecha en Japón se remontan al período Meiji (1868-1912), cuando surgieron manifestaciones de nacionalismo entre los japoneses.
Los primeros grupos de extrema derecha (uyoku dantai) comenzaron a formarse a finales del siglo XIX y se basaban en el panasiánismo, con la figura del emperador en el centro de esta ideología.
Los grupos que propugnaban el panasiático al estilo japonés llevaron a cabo actos terroristas, organizaron conspiraciones para derrocar a los partidos del gobierno y desarrollaron en secreto operaciones de propaganda, desestabilización y desinformación en el extranjero con el fin de preparar el terreno para futuras invasiones territoriales y eliminar los modelos políticos occidentales del Japón imperial.

Después de la Segunda Guerra Mundial y con el fin de la ocupación japonesa, al reformar el sistema político, se prohibieron los grupos de extrema derecha, pero la ideología se mantuvo viva en la clandestinidad.
Mientras que el nacionalismo derechista de antes de la guerra en Japón implicaba una ideología militarista, reverenciando al Emperador como una deidad viviente, sus propiedades en la posguerra se basaban en organizaciones neofascistas caracterizadas por una fuerte fe en el nacionalismo centrado en el emperador, el autoritarismo, el apoyo a EEUU y la consecuente hostilidad hacia el comunismo, tomando como sus principales enemigos a la Unión Soviética y al Sindicato de Maestros de Japón. En ningún momento se puso la mira en los inmigrantes.
Además, los grupos de extrema derecha de la posguerra expresaron abiertamente, y no rehuyeron, sus contactos con representantes del mundo criminal y de la mafia, imposibilitando la movilización masiva, pero apoyándose en la violencia y el terrorismo contra el entonces gobierno liberal y sus miembros. Intimidando así, no solo a sus enemigos, sino también a la sociedad en general.

Sin embargo, este tipo de organizaciones de extrema derecha ha estado en declive desde el colapso de la Unión Soviética, ya que su insistencia en el anticomunismo las ha vuelto obsoletas. Reduciéndose casi a cero en la década de 2010.
A mediados de la década de 1970, comenzó a surgir una corriente de extrema derecha llamada la Nueva Derecha.
Al igual que los grupos tradicionales de derecha, los representantes de la Nueva Derecha continuaron con su relación negativa con la Unión Soviética e insistieron en el revisionismo histórico, así como en la ética tradicional y el nacionalismo centrado en el emperador, pero comenzaron a intensificar su descontento con la política estadounidense y negaron la influencia occidental en la política del país.
En la década de 1990, el aumento de la actividad de este movimiento se desencadenó por eventos clave como las controversias surgidas sobre los crímenes de guerra de Japón. Como consecuencia, la fundación de grupos nacionalistas como la Sociedad para la Reforma de los Libros de Texto de Historia en 1996 y la Conferencia de Japón (Nippon Kaigi日本会議) en 1997 avivaron la llama y se utilizaron como el centro nacional de la extrema derecha japonesa, llegando a ejercer una fuerte influencia en algunos procesos políticos.
La organización Nippon Kaigi es el grupo de extrema derecha y ultraconservador más grande de Japón y tiene una fuerte influencia en los políticos conservadores del Partido Liberal Democrático (PLD) en el Parlamento.

Estos organismos lograron llamar la atención de los medios de comunicación populares y desempeñaron un papel importante en la difusión de discursos revisionistas sobre la historia colonial de Japón y en la eliminación de la responsabilidad por las atrocidades de la guerra, como la masacre de Nanking o las 'mujeres de consuelo', mujeres obligadas a trabajar en burdeles militares durante las ocupaciones del ejército japonés en la Segunda Guerra Mundial.
Como partido gobernante, el Partido Liberal Demócrata ha realizado expresiones explícitas de nacionalismo, particularmente en temas como las relaciones internacionales, la seguridad o la revisión de la Constitución.
El primer mandato del primer ministro Shinzo Abe (2006-2007) suele ilustrarse con el título de su libro "Hacia un país hermoso" (美しい国へ, utsukushii kuni e), y el lema de regreso al poder de Abe en 2012, "Recuperemos Japón" (日本を取り戻 す, Nihon o torimodosu), volvió a provocar una ola de ansiedad entre los países de la región del noreste asiático, ya que fue entendido como una referencia a un nuevo intento de fortalecimiento del patriotismo japonés.
El primer ministro japonés Shinzo Abe y su Partido Liberal Demócrata, al mantener posiciones estrictas con respecto a la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) y al problema de los secuestros de ciudadanos japoneses, las pruebas de misiles y la falta de responsabilidad por los hechos de la Segunda Guerra Mundial, incluidos los esfuerzos para reducir el problema de las mujeres de consuelo, mostró que Japón estaba tratando de salir del estancamiento de décadas pasadas fortaleciendo el “sentimiento japonés”.

El mismo Abe era asesor especial del Nippon Kaigi e intentó implementar sus ideas de revisión constitucional en 2015, especialmente la de abolir la postura pacifista del artículo 9 sobre las fuerzas armadas. Aunque se abandonó esta resolución, Abe continuó con la idea de la revisión constitucional, mostrando la creciente influencia de la extrema derecha en las principales autoridades japonesas. Igualmente, mantuvo su negativa a pasar a posiciones de negociación o a aliviar el clima de tensión internacional con sus vecinos.
Actualmente, ciertos actores conservadores dentro del PLD intentan usar temas de patriotismo o nacionalismo para animar a una parte de su base. Estos nuevos movimientos nacionalistas hicieron que las actividades de extrema derecha fueran más accesibles para los ciudadanos comunes. En cuanto a la forma, los nuevos grupos de derecha estaban compuestos mayoritariamente por estudiantes, desmarcándose así de los grupos tradicionales relacionados con el crimen organizado.
Aunque el apoyo de estos grupos ha permitido unas actividades de lobby político eficaz, han ido perdido influencia con el paso del tiempo, dejando paso a la forma contemporánea de los movimientos de la extrema derecha japonesa.
A principios de la década de 2010, ganó cierta popularidad la fracción de grupos de derecha que se autodenominan "Movimientos de Acción Conservadora" o ACM. El Zaitokukai (在特会), fundado en 2007, es el grupo de incitación al odio más grande y “más feroz y peligroso de Japón en la actualidad”, según la prensa.
Sin embargo, el crecimiento de una nueva ideología de extrema derecha en las últimas décadas se ha caracterizado por la xenofobia en lugar del nacionalismo como era la tradición. ¿Quiénes son sus objetivos ahora?
Estos grupos son hostiles hacia una amplia variedad de colectivos, desde los partidos políticos liberales hasta los principales medios de comunicación, a los que llaman masu-gomi (basura masiva) porque creen que ofrecen información sesgada.
Pero los movimientos ACM, por lo general, están siempre en contra de los ciudadanos coreanos que cuentan con el estatus de “residentes permanentes especiales en Japón”, también llamados “coreanos Zainichi”. Su historia se remonta a 1910, cuando las fuerzas japonesas ocuparon la Península de Corea.
LAS FORMAS CONTEMPORÁNEAS DE LA EXTREMA DERECHA
Aunque Japón cuenta con población indígena propia y distintas poblaciones de inmigrantes, incluidos los de las antiguas colonias como Corea y Taiwán, la diversidad étnica del país no ha sido muy visible y no ha llamado mucho la atención de las autoridades.
La forma más reciente de organización de extrema derecha, la ACM, está ejemplificada por grupos nativistas como el Zaitokukai.
La nueva derecha es xenófoba, racista y fascinada por el revisionismo histórico centrado en los “privilegios” que disfrutan los antiguos ciudadanos coloniales.
Con respecto a la relación Japón-Corea, entre los temas en juego se encuentran las disputas territoriales sobre las islas Dokdo/Takeshima, la forma en que se presenta la historia en los libros de texto, el debate de si Japón se disculpó con sinceridad por sus actos pasados en Corea, las 'mujeres de consuelo' o las visitas de primeros ministros japoneses al polémico Santuario de Yasukuni, lugar de recuerdo a los soldados japoneses, algunos de ellos considerados “criminales de guerra”. Además, el secuestro de japoneses por parte de Corea del Norte y su escalada nuclear no han servido para mejorar sus relaciones bilaterales.

Los ciudadanos chinos también han sido objeto de prejuicios raciales en Japón. Han sido caracterizados como personas incivilizadas siguiendo la estrategia del gobierno japonés para justificar la agresión militar en el proceso de colonización.
El nativismo de Japón es una variante del revisionismo histórico que legitima la invasión japonesa de Corea y China, y sus tensiones se derivan del fracaso de Japón para hacer frente a la culpa histórica sobre sus hechos pasados y las reconciliaciones con los países vecinos que Japón invadió en el siglo XX.
Estas características distinguen a los ACM de la derecha tradicional y de la Nueva Derecha. En términos de forma, los ACM han ampliado su campo de acción, ya que el uso activo de Internet ha hecho posible la coordinación de grupos a lo largo y ancho de todo el país.
Japón ha experimentado tasas mínimas de inmigración, pero la fatalidad inminente y la percepción de miedo que propaga la nueva extrema derecha hace que parezca que las minorías coreanas son responsables del estancamiento de la economía del país.
Desde que se establecieron estas nuevas organizaciones en las últimas décadas, han logrado movilizar a ciudadanos comunes no afiliados a grupos existentes a través de Internet, y han comenzaron a identificar a los gobiernos coreano y chino con los inmigrantes coreanos y chinos, considerándolos así como "enemigos internos" que se dedican a actividades subversivas.

Además, la importancia económica y cultural emergente de China y Corea del Sur en la región desde principios de la década de 1990 propició el surgimiento de los ACM, dado que la exitosa economía japonesa se ha visto como un trasfondo importante del nacionalismo cultural en Japón en las décadas de 1970 y 1980. El relativo declive económico de Japón en comparación con otros países de Asia oriental afectó la forma en que muchos japoneses se ven a sí mismos y a los demás.
Una diferencia curiosa con los movimientos occidentales de extrema derecha es que los japoneses no tienen un carácter opuesto al sistema o establishment, como la mayoría de los populismos en Occidente, sino que este simpatiza con el propio sistema.
Los miembros del “Zaitokukai” tienen como objetivo desmantelar el aparato legal que otorga a los ciudadanos coreanos los supuestos privilegios especiales, ya que se toman como ofensa el posicionamiento coreano como “víctima del imperio japonés”.
Continuará...