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Puede que haya tenido la oportunidad oyendo la radio o viendo la televisión de escuchar alguna canción de pop coreano o que incluso alguien de su entorno le haya recomendado alguna.

El K-pop (como se le denomina a este género musical) está representado por bandas de jóvenes denominados idols y que presentan una estética muy determinada: altos, delgados, rasgos faciales atractivos, ropa a la moda etc. Sus canciones son pegadizas y sus coreografías extremadamente coordinadas, rozan la perfección.

Festival mundial de K-POP 2013 en Changwon, Corea del Sur. Fuente: Republic of Korea

El K-pop tiene sus raíces en la música tradicional coreana, sin embargo, esta influenciado por distintos géneros y estilos musicales como el hip-hop, electrónica, rock, reggae o música clásica. En la última década, su popularidad ha crecido de forma exponencial.

Sus canciones han conseguido posicionarse en los primeros puestos de las listas a nivel mundial y con ello se ha generado una masiva comunidad global de oyentes y fans convirtiéndolo en un fenómeno cultural y mediático internacional.

Sin embargo, detrás de este género musical se esconde mucha más política de lo que a primera vista puede verse. ¿Por qué Corea del Sur se esfuerza tanto en que sus idols tengan un éxito colosal no sólo a nivel nacional sino internacional? El K-Pop se encuentra dentro de una herramienta innovadora creada por la propia Corea del Sur denominada Hallyu (‘’Ola Coreana’’).

Los idols han abierto las puertas de occidente, traspasando la barrera del idioma -ya que las canciones están en coreano-. Esta música ha llevado la imagen de Corea del Sur por todo el mundo, además de representarla. El director del Instituto de Corea en la Universidad Nacional Australiana, Roald Maliangkay, describió al K-pop como un medio efectivo de propaganda, mostrando a Corea del Sur como una nación moderna y rica que cuenta con gente atractiva, talentosa y apasionada.

BTS, la banda de K-pop más famosa del mundo en los Grammy. Fuente: El Confidencial

Presentar a Corea del Sur como un país lleno de gente exitosa puede llegar a ser sencillo cuando prácticamente todos los grupos de K-pop alcanzan la fama mundial y consiguen que sus canciones sean escuchadas por millones de personas en todo el mundo.

¿Cómo puede ser que las estrellas surcoreanas siempre triunfen y más en un mundo tan difícil como el de la música? Esto es así porqué los idols surcoreanos son cuidadosamente seleccionados. En España, los artistas emergen por diferentes vías: programas de talentos, subiendo covers a Internet, fichados por una discográfica…

En cambio, en Corea del Sur existen empresas de K-pop encargadas de organizar las audiciones para escoger a los futuros idols. Para ser seleccionado, es esencial que los aspirantes adolescentes -se presentan cuando apenas tienen 12 años- posean atractivo físico siguiendo los cánones de belleza del país y carisma.

En Corea del Sur, se entiende que la belleza y el carisma son cualidades dadas que no pueden desarrollarse, al contrario que el talento que puede trabajarse. Por lo tanto, a la hora de ser escogido es mucho más relevante la apariencia y la personalidad que el talento. Asimismo, las compañías de K-pop saben de primera mano que la belleza es un gran motor que desencadena que millones de fans se vean atraídos por los idols y con ello compren sus productos y entradas a conciertos.

Una vez seleccionados, los futuros artistas serán sometidos a entrenamientos incansables durante meses o incluso años para perfeccionar sus habilidades de canto, baile y actuación. Además, si la empresa así lo considera, deberán de cambiar su apariencia física con el fin de que resulte aún más atractiva. Las empresas de K-pop suelen controlar el peso, altura y figura de sus candidatos con el fin de que siempre luzcan delgados, atléticos y altos a pesar de los problemas de salud mental que pueden acarrear estas prácticas.

Una vez finalizado el entrenamiento y si la compañía así lo desea -ya que hay candidatos que nunca llegan a hacerlo- los idols debutarán y con una gran garantía de éxito. Y es que al final se ha creado un ser humano perfecto: bello, atlético, con habilidades para cantar, bailar y actuar y con una agradable personalidad.

En el caso de que un idol se vea envuelto en algún tipo de polémica o realice algún acto que no pueda considerarse virtuoso (como consumir drogas o decir palabrotas) será apartado completamente ya que este tipo de acciones no pueden ser llevadas a cabo por una estrella del K-pop.

Una vez que han llegado a ser idols y son aclamados por el público estos deberán de cumplir con una serie de normas impuestas por las compañías de K-pop. Por ejemplo, no pueden tener pareja, ya que ello bajaría el número de fans o hacerse tatuajes.

Esta diplomacia pública utilizada por el país asiático ha tenido consecuencias tremendamente exitosas. Los fans viajan a Corea del Sur para ver a sus ídolos en los conciertos y conocer los lugares donde se graban los videos musicales, invierten una gran cantidad de dinero en comprar los objetos que patrocinen los idols y se ha disparado la demanda de cursos de coreano con el fin de entender las canciones.

El gobierno surcoreano en los últimos años ha implantado 130 institutos en 50 países para que las personas que así lo desean aprendan coreano. Teniendo en cuenta que el coreano no se encuentra dentro de los diez idiomas más hablados del mundo, se trata de un dato más que sobresaliente.

Y por si todo ello fuera poco, la banda de K-pop, BTS, formó parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada el 20 de septiembre de 2021. Durante la Asamblea, la boyband tuvo la oportunidad de dar un discurso y cantar su último tema. Este hecho fue realmente llamativo porque es la primera vez en la historia de la organización que se le permite a un grupo musical pronunciarse y, además, actuar.

Es un hecho evidente que Corea del Sur ha potenciado de forma muy efectiva su poder blando (soft power), término utilizado por el politólogo Joseph Nye, que hace referencia a la capacidad de los estados para influir en el comportamiento de los demás utilizando herramientas ideológicas o culturales.

Miembros de BTS en la Asamblea General de la ONU. Fuente: ONU

Hace décadas atrás eran los Estados Unidos el principal país que utilizaba su cultura para influir en todo el mundo. La música pop y Hollywood eran empleados para vender el sueño americano. Pero ahora es Corea del Sur quien utiliza su cultura para proyectar al país y mejorar su posición a nivel internacional.

Sin embargo, cuando el país asiático ha tenido que enfrentar al país estadounidense como el principal competidor en el ámbito cultural, contaba con una gran ventaja: Corea del Sur no es percibida por las otras regiones del mundo como una amenaza, es decir, no da la impresión de buscar fines políticos con la distribución de sus productos culturales, cosa que no puede decirse de los Estados Unidos que ha sido censurado en varias partes del globo por conflictos ideológicos.

Para finalizar, se puede concluir que la apuesta de Corea del Sur por el K-pop ha sido enormemente beneficiosa para el país asiático. Ha pasado de ser un país receptor de cultura popular a emisor y ha contribuido al establecimiento de una cultura asiática internacional.

Ello, le ha permito mejorar su imagen y posicionarse como un país con relevancia en la escena internacional y mejorar sus relaciones internacionales con el resto de los estados. Cabrá ver en los siguientes años como evoluciona el K-pop y que empleo le dará Corea del Sur para seguir aumentando su importancia en el mundo.

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