Multilateralismo o individualidad, esa es la cuestión

Estos dos términos tan opuestos se dan hoy en día entre los dos gigantes del mundo. Lógicamente no hablamos de Rusia, que es literalmente un mundo aparte, sino de la batalla constante Estados Unidos-China. Sin embargo, esta cuestión que siempre ha sido lineal, un toma y daca constante donde unos hacían y los otros respondían, de forma más o menos calibrada y a veces hasta justificable y entendible desde sus aliados; pero desde hace dos años tiene un ingrediente más: esa diferencia clara de querer llegar a todos, por parte del gigante asiático, contra serlo todo en Norteamérica.
La situación actual podría ser llamada “guerra comercial” a pesar de que los presidentes de los países no lo admitan, pero los medios ya hace meses que la bautizaron así. Entendamos pues, a continuación, cómo se ha llegado a esta desde un fundamento teórico de la situación de los dos contrincantes y sus directivos. Primero se expondrán por separado, después en contraposición.
En primer lugar, ¿quién parece tener apatía hacia el mundo? Donald Trump. Ha sustituido al primer presidente afroamericano en Estados Unidos y no puede ser más opuesto: sus políticas representan justamente a quienes no quisieron votar a Obama en el pasado, y están siendo muy duras con los que sí lo hicieron. Pero no solo es eso, son estrictas en general.
Él ha apostado desde el principio por lo que podemos calificar como una lucha contra la humanidad, al intentar gestionar los Derechos Humanos de cientos de personas, así como el uso de un individualismo comercial que recuerda a la época dictatorial de la autarquía de muchos países europeos en el pasado. Ese es el mayor problema, que mientras otros han intentado avanzar dejando a un lado lo que ya se ha comprobado que no funciona, Trump está prácticamente llevando al país a lo que algunos expertos califican de retroceso.
Estados Unidos no ha dejado de crecer porque tiene fortalezas, pero, es cierto que ha dado un paso atrás en las relaciones internacionales porque no acepta acuerdos globales y el crecimiento de las clases medias no le ayuda.
¿Qué decisiones concretas está tomando Estados Unidos? ha abandonado organismos internacionales o cuestiones tan importantes como el Acuerdo de París, como se detallará, y ostenta una amplia carrera armamentística y en I+D. No le falta capacidad de inversión en el mundo militar, ni forma de saber aislarse adecuadamente recortando presupuestos e invirtiendo en la demografía de la raza blanca. Todo esto, como es lógico, contraría con China.
En segundo lugar y dejando unas líneas a Estados Unidos, ¿en China qué ocurre? Hasta hace unos años su crecimiento ha sido abismal, pero las cifras nos dicen que, aunque sigue creciendo, ya no en tanta medida. Apostaron por la globalización y el multilateralismo, y su burbuja ya explotó. Sin embargo, si siguen creciendo, aunque a menos velocidad, es porque esa globalización se retroalimenta, y el país ha copado el mercado internacional de elementos que parecían impensables.
Su presidente, Xi Jinping, sigue defendiendo explotar recursos internacionales, teniendo muchas veces conflictos con los países que le rodean precisamente por esa causa. Igualmente, es cosa de este presidente saltarse normativas internacionales de contaminación con la gran cantidad de fábricas que tienen y que justifican por su necesidad de abarcar a todo el planeta por igual y vender productos al por mayor.
China tiene menos PIB que Estados Unidos, pero es productor de petróleo como su archienemigo, y tiene además grandes reservas del gas esquisto que se puso de moda hace años. Igualmente tiene muchos más votos que cualquier país en el Fondo Monetario internacional, y creó el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura.
Una vez tratados por separado, ¿cómo funcionan entonces en “conjunto”? (Están a años luz uno del otro, pero, siempre en boca de todos interrelacionados) ¿De qué se trata todo este conflicto entonces? La respuesta es una lucha por la gobernanza global donde apenas hay normas ni límites. De momento tampoco se ha llegado a las armas directas entre estos dos países dentro de la batalla actual; como sí que parece que existen en la relación Estados Unidos- Corea. En este mundo global lo que sucede es que China dirige el orden mundial y Estados Unidos ordena a sus internos y aliados. Esto se traduce en amenazas constantes y ataques que causan pérdidas y deudas millonarias.
China es, a pesar de todo, la primera economía mundial, y por tanto está delante de Estados Unidos y esto es lo que nos ocupa. Significa que primero hubo una riqueza de los G7 (7 países más importantes del mundo), véase Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania, Japón, Canadá. Y ahora estamos en la de los E7 (7 países emergentes): China, Brasil, India, Médico, Indonesia, Turquía y Rusia. ¿Cómo afecta que E7 sea superior a G7?… Con una multipolaridad que lidera China, en vez del unilateralismo que desearía Estados Unidos.
Atrás queda así la bipolaridad que sostuvo Estados Unidos con Rusia en la llamada Guerra Fría, sino que ahora hay múltiples actores y son de índole global. Más concretamente, la economía tiene su grosso en Asia y su cuna instalada en China donde se dejan a un lado las materias primas y lo que usan es mano de obra barata para alcanzar los resultados más eficaces, sean o no eficientes. Es Estados Unidos, por el contrario, quien navega intentado apostar por sus puntos fuertes para poder derrocar al gigante asiático.
Si nos centramos por ejemplo en el mencionado Acuerdo de París, referente a la contaminación insostenible del planeta, fue histórica la capacidad de estos dos países de crear una alianza entre sí. Pero, no solo eso, sino que se generó un nexo con los países desarrollados- en desarrollo, los más y menos contaminantes respectivamente. Sin embargo, hubo un hándicap desde el principio, dado que en este acuerdo son los propios países los que hacen compromisos y que deben cumplir de forma voluntaria no hay nada obligatorio. Habiéndose conseguido que todos los países del mundo firmasen como miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, cabía esperar que a la llegada de Donald Trump al poder tomase la decisión unilateral de abandonarlo en 2017.
Este tipo de decisiones son las que generan conflictos con cualquier país, y entre el propio Estados Unidos y China, no hay excepción. Si tomaron la decisión conjunta de ayudar y de repente una parte decide romper el pacto, hay disputa. Pero no solo es ese pequeño gesto de hace ya dos años. Es que siguen enfrentados hoy en día, porque cada vez más, aunque no haya una guerra física, se nota que están alejados por todas las cuestiones que intentan potenciar.
Y así, queda claro, que están distantes y a la vez compitiendo. Pero, incluso, sus decisiones conjuntas y contrarias tienen consecuencias en todo el planeta. Especialmente, si Estados Unidos se aísla, muchos países pierden, y si China aglutina toda la producción y venta al por mayor, otros se ven afectados. Es un ciclo que se mantiene porque no son capaces de ceder ni tienen interés ninguno por parte de sus dirigentes en cambiar su modo de pensar. Parecen obviar los datos económicos y las estadísticas, que a todas luces les indican que se equivocan.
Finalmente, el 2018 ha significado un antes y un después entre estos dos eternos enemigos y no se podía terminar este artículo sin dedicar unos minutos a reflexionar sobre ello. El estado actual de China y Estados Unidos es una disconformidad comercial donde el propio Donald Trump no ha querido admitir una guerra propiamente dicha, pero hace unos meses se cercioraron sus servicios secretos de la cantidad de información que el país asiático les había extraído ilegalmente. La propiedad intelectual de Estados Unidos ha sido dañada y se ha admitido públicamente la imposición de aranceles cumpliendo con la sección 301 de su normativa, y que lo que se busca con ello es fomentar el comercio transparente y positivo en Estados Unidos y con sus países amigos.
Después de un año de reuniones y multas millonarias, China respondió con procedimientos ante la Organización Mundial del Comercio. Llegó la reunión del G-20 y ambos se propusieron frenar los aranceles en ambas direcciones en pro de futuras negociaciones; pero si China no invierte en el país y no mejoran relaciones entre sí volverán y en mayor medida. El problema una vez más podría revertir en todos los Estados que tienen uno y otro como aliados comerciales, o de alguna manera, en posibles alianzas ilegales desde la sombra.
En resumen, y la eterna pregunta ¿qué cabe esperar ahora? A la vista de estas líneas está que los dos países no tienen intuición de acercarse entre sí, sino que cada uno lucha por su primacía. El problema mayoritario podría residir en que, mientras otros conflictos tienen bandos, y evocan a varios países a cada paso como cuando Rusia batallaba con sus vecinos por Crimea o, sencillamente, aunque nadie comparta sus ideales hay una batalla por ellos como en los territorios árabes y su terrorismo…Aquí son dos países los que no es que luchen o se critiquen, es que no parecen tener nada en común y cada vez se imponen más aranceles y aumentan sus problemas rebotando en sus aliados; pero sin ellos poder mediar. Así, por mucho que cerraran el año con una mínima tranquilidad, podría tratarse, como ha ocurrido ya en varias ocasiones, de un espejismo.
Más información y enlaces
- Donald Trump provoca el caos con su guerra comercial: http://www.expansion.com/opinion/2018/07/12/5b465276ca474194228b4607.html
- Xi Jinping advierte a Taiwán de que no renuncia a la fuerza para lograr la reunificación: https://elpais.com/internacional/2019/01/02/actualidad/1546416946_403668.html
- Xi Jinping espera que EEUU y Corea del Norte hallen un “punto intermedio”: https://www.elheraldo.co/mundo/xi-jinping-espera-que-eeuu-y-corea-del-norte-hallen-un-punto-intermedio-586533
- G20 en Argentina: Estados Unidos y China acuerdan posponer la imposición nuevos aranceles comerciales: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46410723