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El pasado julio caía el gobierno de Países Bajos liderado por Mark Rutte tras las disputas en el seno de la coalición respecto a las políticas de migración. El VVD, partido de Rutte, pretendía implementar un nuevo sistema de reagrupamiento familiar de refugiados limitando la entrada de familiares a 200 al mes y estableciendo un tiempo de espera de dos años. Los otros partidos de la coalición, el liberal D66 y la Unión Cristiana, rechazaban la medida. Finalmente fueron los cristianos quienes se plantaron, ya que la familia suponía una de sus líneas rojas.

Se disuelve el Gobierno del primer ministro neerlandés Mark Rutte
Se disuelve el Gobierno del primer ministro neerlandés Mark Rutte por “diferencias insalvables” sobre política migratoria.

Con el apoyo de sus aliados perdido, Rutte se vio forzado a dimitir y convocar elecciones anticipadas para este miércoles 22 de noviembre. Tras su dimisión Rutte confirmó que no buscaría la reelección. Países Bajos tendría un nuevo Primer Ministro por primera vez en trece años. Desde entonces, también han abandonado el líder de la democracia cristiana, Wopke Hoekstra, que es ahora Comisario europeo, y la líder del D66, Sigrid Kaag, así como varios ministros. En total, más de 30 diputados han renunciado a su escaño recientemente.

El fin del gobierno de Rutte y la renovación interna que están experimentado los partidos en Países Bajos hacen de estas próximas elecciones el inicio de un nuevo ciclo político en La Haya.

La estrella: Pieter Omtzgit

Si estos comicios tienen un protagonista este es sin duda Pieter Omtzgit. Omtzgit encabeza las encuestas con su partido fundado en agosto Nuevo Contrato Social, un partido de centro que aboga por la reforma del estado holandés, políticas para limitar la inmigración y políticas sociales. Omtzgit era, hasta 2021, miembro de la democracia cristiana, partido que abandonó tras jugar un papel fundamental a la hora de descubrir el escándalo de las ayudas sociales que implicaba a su partido.

Se descubrió que la hacienda holandesa negaba ayudas a más de 20.000 familias, acusándolas injustamente de fraude y afectando desproporcionadamente a minorías étnicas. A pesar de la implicación de su partido, Omtzgit denunció el caso y su presión fue clave para acabar con el gobierno de Rutte (después Rutte formaría otra coalición con los cristianos y D66 que le permitió seguir en el gobierno, la que se rompe ahora).

El escándalo no sólo acabó con el tercer gobierno de Rutte, sino con la carrera dentro de la democracia cristiana para Omtzgit, llevándolo a continuar como diputado independiente hasta la actualidad.

Su actuación en el caso le granjeó una gran popularidad, presentándose como un político honesto con valores claros y férreos dispuesto a defenderlos a pesar del coste personal que pudiera tener. Esta imagen es la que le ha catapultado a la primera posición en las encuestas.

Entre sus propuestas, Omtzgit incluye la creación de un Tribunal Constitucional, abordar la crisis de vivienda aumentando la construcción, subir los impuestos a los ricos, incrementar el salario mínimo y endurecer las leyes migratorias, además de que mantiene posiciones conservadoras respecto al aborto y los derechos de los transexuales.

Como vemos, mantiene posiciones típicas de la izquierda y la derecha, lo que le permite absorber votos de ambos bloques. Respecto a la Unión Europea, mantiene una posición ligeramente ambigua afirmando que está a favor de la “cooperación” entre las naciones europeas, pero se opone en términos generales a mayor integración y pretende introducir un nuevo mecanismo que obligaría al gobierno a respetar la opinión del parlamento respecto a propuestas legislativas europeas. Además, muestra una línea dura en términos fiscales.

Omtzgit también tiene ciertas características que le separan de los políticos más tradicionales. Por ejemplo, se ha negado a aceptar donaciones de más de 850€ y afirma que no abandonará la pequeña ciudad en la que vive (Enschede) sea cual sea el resultado de las elecciones.

Curiosamente, aunque se presenta a Primer Ministro y lidera las encuestas, parece no estar interesado en el cargo. Ha declarado en varias ocasiones que su “fuerte” es la labor parlamentaria, se ha mostrado abierto a apoyar a otro candidato aunque gane las elecciones y ha expresado escepticismo respecto a compaginar su rol de padre de cuatro hijos que vive en una pequeña ciudad con el de Primer Ministro.

No ha descartado la opción de serlo, pero está claro que no le entusiasma especialmente la idea. Este es precisamente uno de sus mayores activos, es indiscutible que representa una novedad y esto encaja muy bien con el deseo de cambio imperante en el país.

Los rivales

Nuevo Contrato Social lidera las encuestas con aproximadamente un 19% de los votos. Por detrás están los liberal-conservadores del VVD con el 18%. Tras la dimisión de Rutte le dieron las riendas del partido a la ministra de Justicia, Dilan Yeşilgöz-Zegerius. De orígenes turcos, llegó al país como refugiada y ahora se presenta con una campaña centrada en la mano dura contra la inmigración.

El tercer lugar lo ocupa Frank Timmermans, peso pesado de la política europea que abandonó Bruselas para liderar la lista conjunta de los socialdemócratas y los Verdes. Es el líder indiscutido de la izquierda holandesa y disfruta de bastante buena imagen en su país. Defiende políticas clásicas socialdemócratas como aumento de los impuestos a los ricos, subir el salario minimo y rebajar el precio del alquiler, un problema especialmente grave en ciudades como Ámsterdam.

Evolución de las encuestas en 2023 en Países Bajos. The Guardian

Actualmente las encuestas le sitúan en torno al 16%. Esto deja a los tres partidos principales a menos de tres puntos de distancia, dentro del margen de error de las encuestas. Tradicionalmente, el Primer Ministro es el líder del partido que queda primero, pero viendo la escasa predisposición de Omtzigt y lo apretado del escenario todo es posible.

Existe la posibilidad de que pacten los tres, especialmente si acaba ganando Timmermans, pero las posibilidades de tripartito se reducen si prevalece cualquiera de los otros dos candidatos, que probablemente buscarían aliados más a la derecha.

Aunque estos son los tres partidos principales, existen partidos más pequeños que tendrán un papel fundamental a la hora de formar gobierno. En el fragmentado sistema político holandés, se presentan 26 partidos a estos comicios y actualmente hay 16 en el parlamento. Uno de los más relevantes es el BBB, el Movimiento Campesino-Ciudadano, que se convirtió en la sensación del país este verano cuando consiguió grandes resultados en las elecciones provinciales, lo que les catapultó en las encuestas nacionales hasta llegar al 22%.

Sin embargo, el partido ha ido perdiendo apoyos paulatinamente y actualmente se sitúa en torno al 6%. En cualquier caso, el breve impulso electoral les garantizó ser el partido mayoritario en el senado, por lo que será un partido a tener muy en cuenta a la hora de los posibles pactos electorales.

Por otro lado, la extrema derecha de Geert Wilders, el PVV, está tratando de moderarse dejando de lado las cuestiones más identitarias para ganar apoyos entre el electorado tradicional de derechas, pero no parece que esté teniendo demasiado éxito a pesar de haber subido ligeramente en los últimos meses con la caída del BBB. Igualmente, el resto de partidos siguen descartando pactar con él, por lo que no será un actor decisivo a la hora de formar gobierno.

Por último, el D66 (los liberales) se mantiene estable en torno al 6% y los cristianos de la CDA en torno al 4-5%.

Según los pronósticos, se necesitarán al menos tres partidos para gobernar (el actual gobierno en funciones estaba conformado por cuatro) lo que complica el proceso. El último gobierno de Rutte tardó diez meses en formarse y ha durado solo dos años. La media desde la Segunda Guerra Mundial es de 94 días y lo esperable es que el proceso se mantenga en estos términos.

Geert Wilders con su esposa Krisztina Marfai en el día de Prinsjesdag, 2014. Fuente: rijksoverheid.nl/copyright

La dimisión y posterior retirada de Rutte ha cerrado un ciclo político y ha abierto otro, aún incierto. El resultado será ajustado y las negociaciones para formar gobierno serán largas y difíciles, lo que hace imposible predecir quién será el Primer Ministro dentro de seis meses en uno de los países más importantes de Europa. Lo que sí está claro es que, si bien no sabemos cuándo, comienza una nueva etapa política en Holanda y su dirección dependerá de los resultados de los comicios de este miércoles.

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