Los Orígenes del Expansionismo y Militarismo Turco en su Política Exterior
Por Guillermo Pulido Pulido
La política exterior de Turquía, desde hace algunos años, se ido haciendo progresivamente cada vez más expansionista, militarizada y confrontada con sus socios occidentales.
La Turquía de Erdogan no siempre tuvo esta deriva. Recordemos que hasta hace unos años Turquía presionaba por ser miembro de la Unión Europea y hacía reformas internas para adaptarse para ser aceptada (se abolió la pena de muerte, reformas en la justicia para aumentar la independencia judicial, etc).
La explicación usual que suele darse, la de la doctrina neootomana de la "Profundidad Estratégica" del antiguo ministro de exteriores Ahmet Davutoglu como fuente del comportamiento expansivo y militarista turco, no es satisfactoria. El concepto de profundidad estratégica está basado a su vez en el concepto de de "cero problemas con los vecinos", que indica una aproximación no coercitiva y pacífica con sus vecinos (en contraposición al expansionismo y militarismo actual).
Davutoglu señalaba que las relaciones turcas con sus vecinos estaban caracterizadas por la desconfianza y la coerción. De hecho, durante los años 90 Turquía estuvo al borde de la guerra en varias ocasiones: en 1992 con Armenia, en 1996 con Grecia y en 1998 con Siria.
Según Davutoglu, Turquía debía cambiar esa deriva agresiva y coercitiva aprovechando su legado cultural islámico y túrquico, labrando una serie de nuevas alianzas de cooperación. Además, Turquía también debía alejarse del occidentalismo y atlantismo de la política exterior posterior a la Segunda Guerra Mundial (ingreso en la OTAN, etc), y debía aprovechar su posición geográfica central de nexo entre Europa y Oriente.
Inductores del cambio
Sin embargo, varios acontecimientos, internos y externos, fueron confluyendo para que la política exterior turca se haya ido alejando de las pacíficas intenciones de Davutoglu, que intentaban hacer de Turquía una gran potencia regional en base a una perspectiva eminentemente geocultural.

El primero de estos acontecimientos, fueron las elecciones parlamentarias de junio de 2015, en las que el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) que lidera Erdogan, perdió la mayoría que venía disfrutando desde 2002, lo que inició un proceso negociador con el partido de extrema derecha del MHP que lidera Bahceli, después que las nuevas elecciones parlamentarias de noviembre le hicieran perder la mitad de sus escaños. Desde entonces, la retórica antikurda, las posturas políticas antioccidentales, así como una mayor asertividad y agresividad, se explican por la influencia de la extrema derecha en los gobiernos de Erdogan.
La política occidental hacia los kurdos, es otra de las raíces de la actual mayor agresividad en la política exterior turca. Tanto los EE.UU. como sus aliados europeos, comenzaron a favorecer a los kurdos para combatir al Estado Islámico y otras milicias yihadistas se habían ido extendieron por Irak y Siria (en 2014 había caído Mosul y se constituyó el autodenominado Califato del ISIS).
Las negociaciones entre el gobierno turco y los kurdos fracasaron en 2015, y estalló la zona kurda Turquía una guerra con los kurdos del PKK. Dado que los occidentales pretendía crear en el norte de Siria una zona kurda prácticamente independiente que serviría de base logística al PKK, Turquía inició una serie de operaciones militares para crear una zona de influencia en el norte sirio y crear una zona de seguridad.

Por su parte, la Unión Europea al aceptar a Chipre como miembro en 2004 y rechazar de facto (congelar) la adhesión de Turquía a la UE, también indujo que la política exterior turca se fuera haciendo más eurasianista (aumentar lazos con Rusia, Irán, etc). Turquía considera que sus derechos e intereses en sus mares adyacentes del Egeo y el Mediterráneo, están fuertemente socavados por las Zonas Económicas Exclusivas de las islas griegas y Chipre.
Estos desafíos a la seguridad nacional y las subsiguiente operaciones militares, rompían con la política de "cero problemas" de la época anterior. En 2016 Turquía publicó un nuevo Concepto de Seguridad, que abogaba por el intervencionismo militar en el extranjero para defender el interés nacional; se establecía una política de armamentos que lograse la mayor autonomía nacional posible en la fabricación de armas; se recomendaba crear bases militares en el extranjero; etc.
Hoy en día, Turquía tiene bases y militares presentes en Qatar, Somalia, Libia, etc, y no ha dudado en emplear la fuerza armada y desplegar a sus militares en operaciones expedicionarias.

El intento de golpe de estado de 2016, es otra inductor de la actual política exterior turca. Tradicionalmente, la política exterior de Turquía había estado dominada por los aparatos burocráticos de las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Asuntos Exteriores (que eran más proocidentales). Erdogan fue erosionando el poder de esas burocracias en varios procesos (como el derivado del caso Ergenekon) mediante continuas purgas.
Después del intento de golpe de 2016, que Erdogan interpretó como una maniobra de gobiernos occidentales, el "estado profundo", la organización Gulen y gobierno árabes como el de Emiratos Árabes Unidos. Como reacción, Erdogan ejecutó una profunda y amplia depuración de toda la burocracia pública, por lo que eliminó a muchos funcionarios y empleados públicos que ponían trabas en la aplicación de las políticas que emanaban del presidente turco.
Esto también aupó a muchos eurasianistas a la élite gubernamental. Buscar mejorar las relaciones con los países tradicionalmente opuestos a Occidente (como Rusia e Irán), ahora no era una simple cuestión de ideológica de una particular visión de cómo debía ser la política exterior, sino que era imperativo para la supervivencia política de Erdogan.
Por último, otro factor fundamental que explica la mayor asertividad de la política exterior turca, lo encontramos en la reforma política de 2017 que hizo de Turquía un régimen presidencialista. Erdogan veía en el presidencialismo, una forma de consolidarse en el poder. Recordemos que las elecciones presidenciales se ganan por mayoría y dan todo el poder ejecutivo al ganador sin que tenga que buscar apoyos parlamentarios. Como el AKP ronda un poco más del 40% del voto, y su socio del MHP entorno al 11%, Erdogan podía perpetuarse en el poder sin temor a hipotéticas parálisis parlamentarias, mociones de censura, etc.
Además, los amplios poderes ejecutivos que tiene la presidencia en un sistema presidencialista, permite sortear a las burocracias del Ministerio de Exteriores o de las Fuerzas Armadas, facilitando la ejecución de políticas mucho más expeditivas. Ese es uno de los motivos que países presidencialistas como Estados Unidos o Francia tienden a tener una política exterior mucho más resolutivas que democracias parlamentarias, que, de no contar con mayorías absolutas el partido de gobierno, requiere de negociaciones constantes entre diversos partidos políticos de la coalición de gobierno.
Conclusión
Que la política exterior turca esté en la actualidad tan militarizada y sea tan expansionista, no obedece a un ideario con agenda oculta que tuvieran Erdogan y el AKP para refundar el Imperio Otomano.
Por contra, la actual política es principalmente una reacción progresiva a los graves desafíos de seguridad que, paulatinamente, han ido enfrentando el estado turco y el gobierno de Erdogan, e intentar así asegurar su supervivencia ante esas amenazas existenciales provenientes tanto del exterior como del interior.