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Por Martín Jorge: Estudiante de Relaciones Internacionales de la UNR y miembro del Programa de Estudios de América Latina-África (PEALA) del PRECSUR. Áreas de interés: África Subsahariana, Federación Rusa y Geopolítica.

Herramientas de respuestas asimétricas:

El 26 de mayo de este 2020 el Comando de África de los Estados Unidos (AFRICOM, por sus siglas en inglés) publicó en su portal oficial una breve nota donde se denunciaba la intervención rusa en Libia a través de aviones de combate para apoyar sus contratistas militares privados que luchan junto al Ejército Nacional Libio. La nota, titulada “Rusia despliega aviones de combate militares en Libia”, remarcó la participación de Rusia en el conflicto a la vez que reconocía esta suerte de modus operandi en otros países como Siria[1]. Sin embargo, para comprender mejor la situación cabe preguntarnos ¿Qué son estas compañías militares privadas rusas (PMC, por sus siglas en inglés)?

El general del ejército estadounidense Stephen J. Townsend, comandante del Comando de África de EE.UU (AFRICOM), se dirige a los miembros del servicio militar de EE.UU en Camp Simba, Kenia, el 12 de febrero de 2020. 

Existen conflictos que se constituyen como estratégicos para el interés y la seguridad nacionales de un estado, pero que suponen costos diversos si se decide participar directa y formalmente en ellos. La contratación de las milicias privadas y de las compañías de seguridad se constituyeron como una “salida” a esta “encrucijada”. La historia de los mercenarios y los equipos de milicias particulares tuvieron una presencia diversa y difusa a lo largo de la historia, así como también se fueron complejizando y modernizando a lo largo de la misma.

La contratación de estas compañías son una “herramienta” a la que el gobierno ruso recurrió reiteradas veces en numerosos conflictos. En los últimos tiempos, estos esquemas privados tuvieron su rol en el espacio postsoviético (Ucrania en 2014), presencia en Medio Oriente (en el marco de la Guerra Civil que atraviesa Siria) y en el continente africano (en el caso Libia). Sin embargo, en estos tres casos la aparición de empresas militares privadas llamó la atención de asociaciones civiles, organismos internacionales y académicos de diversas disciplinas.

La aparición de estas PMC rusas, tiene distintas particularidades que las destacan en comparación con aquellas milicias y compañías privadas tradicionales occidentales. Sintetizando algunos puntos que expone Sukhankin[2], podríamos establecer que el grupo ruso se distingue en 3 planos[3]:

1.      Por su grado de complejización, organización y por las funciones que recaen en estas, la clasificación de las mismas como compañías de seguridad privadas tradicionales no es suficiente. Por ende, el Grupo Wagner y demás PMC rusas se configuran mayoritariamente como un híbrido similar a las empresas militares privadas (PMA, por sus siglas en inglés).

2.      Por su equilibrio entre costo de contratación y potencial de acción tienden a ser cada vez más empleados en operaciones de mayores dimensiones.

3.      Se constituye como una herramienta disponible para llevar adelante estrategias de respuesta asimétricas.

Además de estos tres aspectos, también encontramos notas y autores que vinculan al grupo de mercenarios con las Fuerzas Armadas de Rusia y con el Ministerio de Defensa de la Federación Rusia, aunque entre estos existan tensiones. Además, se han descubierto nexos que también vinculan al Grupo Wagner, híbrido de empresa militar privada, con miembros del círculo político del presidente Vladimir Putin, como es el caso de Prigozhin. Este vínculo, que se estima deriva en coordinación de actividades y demás, es la razón por la cual este híbrido de PMC y PMA fue catalogado como “fuerza de seguridad cuasi-estatal”.

La apuesta en África:

La presencia de los mercenarios en África se remonta a los años 60 tal y como muestra esta imagen de la Guerra del Congo.

Ahora bien, ¿En que países se observó y se observa el accionar de estos grupos rusos como Grupo Wagner? Los encontramos en Europa del Este y el Espacio Postsoviético, por ejemplo. A saber, el Grupo Wagner fue condenado reiteradas veces por su accionar en el conflicto que estalló en Ucrania en el año 2014. A su vez, cabe recordar que el 29 de julio del corriente año más de 30 supuestos mercenarios rusos pertenecientes al renombrado grupo fueron capturados en Bielorrusia, los cuales en teoría se dirigían hacia América Latina, pero cuyo destino exacto no está claramente descubierto. Sin embargo, el rango de acción del Grupo Wagner no se acota exclusivamente a las regiones nombradas, en el caso de Medio Oriente la guerra en Siria también se constituyó como un entorno de puesta en acción de esta PMC sofisticada en apoyo al gobierno de Bashar al-Ásad.

Por otro lado, nos encontramos que “el desarrollo de empresas rusas en África puede convertirse en el punto de cristalización de la expansión exterior de las EMSP [Empresas Militares y de Seguridad Privadas] rusas”[4]. Desde 2018 se observa en el continente una participación del Grupo Wagner en países como Sudán, República Centroafricana y Libia, aunque se presunta de accionar en otros países como Mozambique.

El caso de la participación de estos en Libia fue polémica, si bien subyacía la especulación de un alto grado de activismo del grupo en el territorio, el 6 de mayo del presente año un informe no público de Naciones Unidas expuso que los militares privados de ChVK Wagner rondaban entre los 800 y 1.200 efectivos[5][6]. El reporte de la ONU indica que estos militares privados iniciaron su presencia en 2018, la cual fue en aumento progresivo, y que tuvieron participación en operaciones de combate. En las intervenciones, las fuerzas “privadas” combatieron junto al Ejército de Liberación Nacional con Haftar a la cabeza, el cual es apoyado públicamente por países como Rusia y Egipto.

La presencia rusa que pareciera “terciarizada” en estos grupos llevó a múltiples conclusiones de distintos académicos. Entre ellos, Sergey Sukhankin establece que “Al expandir su control al ámbito del reclutamiento e intensificar la cooperación técnico-militar, Rusia ha aumentado profundamente su papel en la capacidad de combate del LNA. Esto, junto con las manipulaciones de los mercenarios de Wagner (posiblemente la parte más capaz de las fuerzas del LNA), permite a Moscú ejercer presión sobre el liderazgo del LNA convirtiéndose en el poder de facto detrás de las fuerzas del LNA”[7].

Sin embargo, para dimensionar el rol de la Federación Rusa en África en esta materia que, podríamos enmarcar en lo que sería el “eje de seguridad”, cabe mencionar que existe una multiplicidad de PMC que actúan en el continente. A continuación, se adjunta una tabla realizada por Mayor Thomas D. Arnold del Ejército de EEUU, publicada en la Revista Profesional de Ejércitos de Estados Unidos de América Edición Hispanoamericana.

Como se puede observar en la tabla, África es uno de los continentes donde el Grupo Wagner tiene despliegue de efectivos. A pesar de ello, al observar los otros numerosos grupos de PMC/PMA como Patriot, el Grupo RSB, Servicio de Seguridad Swa, nos encontramos con que África es uno de los tableros de ajedrez geográficos donde mayor cantidad de mercenarios se despliegan con fines geopolíticos. Además, a ello se suma la referencia final del Mayor Thomas D. Arnold cuando clasifica a los “Países con potencial para operaciones de PMSC en curso o a futuro” donde la totalidad de estos corresponden al continente africano.

Ente tensiones domésticas e internacionales:

Cuando referimos a estos grupos anteriormente nombrados, se abre un panorama de tensiones que entrecruzan a los organismos de seguridad del estado y el Ministerio de Defensa de Rusia. Sin embargo, cabe preguntarnos el porqué de estas tensiones. Según el trabajo de Kimberly Marten[8] publicado en la Revista de Asuntos Postsoviéticos Volumen 35, 2019 – Número 3: “en marzo de 2018, el gabinete de ministros ruso (incluidos los ministerios de defensa, relaciones exteriores, justicia y finanzas, así como la Guardia Nacional, el FSB, el Servicio de Inteligencia Exterior, el Servicio de Protección Federal y el Fiscal General) se negó a considerar la legalización de Wagner u otros PMC, con el argumento de que el comportamiento "mercenario" viola la Constitución rusa y que las autoridades estatales son las únicas responsables de la defensa y la seguridad”[9].

En base al artículo 359 del Código Penal ruso de 1996, el “mercenarismo” es ilegal pero, como también analiza Marten Kimberly, además de los aspectos formales también subyacen posibles tensiones de poderes entre quién gozaría de poder de contratación de estas fuerzas privadas. Sin embargo, como se observa en todos los casos anteriormente nombrados, las PMC no estuvieron recluidas y sin accionar en todo este tiempo. En parte, acá encontramos una maniobra política de Vladimir Putin dirigida a posibilitar su empleo y a evitar entrar en mayore discusiones con el gabinete de ministerio y demás.

¿Cómo logró esto el presidente de Rusia? Los estudios de Kimberley Marten pueden nuevamente servir para esclarecer el caso del decreto firmado por el presidente en septiembre de 2018: “…que clasificaba como secreta toda la información sobre quienes cooperan con los [servicios] de inteligencia extranjeros de la Federación de Rusia que no son empleados". Los principales analistas rusos (incluido Andrei Soldatov) creen que esto debe aplicarse específicamente al Grupo Wagner (Stulov, 2018), debido a su cooperación con la agencia de inteligencia militar rusa (conocida como GRU).

Si las actividades de los PMC como Wagner se consideran secretos de estado, los periodistas pueden ser procesados ​​por informar sobre ellos, incluso si los propios PMC no tienen capacidad legal. De hecho, dos meses después del decreto de Putin, un analista de defensa ruso que escribió muchos artículos sobre PMC, Vladimir Neelov, fue arrestado por “alta traición”.

A su vez, mientras lo doméstico entra en tensiones en torno a la participación, el control y el poder de las distintas instituciones y servicios de inteligencia sobre estas PMC, también surgen tensiones a nivel internacional por la participación de las mismas en otros países. De alguna manera, el Grupo Wagner y demás anteriormente nombrados se constituyen como herramientas de inserción geopolítica en distintas regiones del globo donde los conflictos, presencia e influencia rusa son centrales.

Sin embargo, la intervención rusa no es absolutamente directa debió a que en lo “público” el estado euroasiático se limita a reconocer o apoyar a uno u otro sector beligerante. Por ende, es en estos “matices” donde la Federación Rusa encuentra tensiones con otros actores del sistema internacional por esta participación difusa en conflictos mediante entes “privados” y mercenarismo. A pesar de ello, es en estas herramientas de respuestas asimétricas que Rusia encuentra un respaldo activo importante que reduce los costes de una participación directa/convencional en un conflicto de interés nacional.


[1] https://www.africom.mil/pressrelease/32887/russia-deploys-military-fighter-aircraft-to-l

[2] Sergey Sukhankin es doctor por Historia Política y Social Contemporánea por la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la Jamestown Foundation y asesor de Gulf State Analytics (Washington, DC). Su proyecto de investigación "Guerra por otros medios" que trabaja sobre la actividad de los PMC rusos, ayudó al informe de la Asamblea General de las Naciones Unidas titulado "Uso de mercenarios como medio para violar los derechos humanos y obstaculizar el ejercicio del derecho de los pueblos a la libre determinación".

[3] https://icds.ee/en/making-war-profitable-again-pmcs-as-russias-key-to-africa/

[4] http://navoine.info/russian-pmc-africa.html

[5] https://www.reuters.com/article/us-libya-security-sanctions-idUSKBN22I2XW

[6] Para realizar una comparación en el caso de Siria se estima que existen unos 2.500 efectivos del Grupo Wagner, país donde se empezaron a desplegar en el año 2015. Para más información visitar el reporte de Laurence Peter de la British Broadcasting Corporation: https://www.bbc.com/news/world-europe-43167697

[7] https://jamestown.org/program/wagner-group-in-libya-weapon-of-war-or-geopolitical-tool/

[8] Kimberly Marten es PhD en ciencias políticas en la Universidad de Stanford; profesora, académica e investigadora estadounidense especialista en política exterior rusa miembro del Consejo de Relaciones Exteriores y del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.

[9] https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/1060586X.2019.1591142

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