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El 3 de febrero se puso en marcha en Iowa un proceso de primarias que tendrá su punto culminante en la Convención Nacional Republicana, a celebrar a finales de agosto en Carolina del Norte y del que saldrá el nombre tanto del candidato a presidente, como el de su vicepresidente y la plataforma o programa con el que estos concurran a las presidenciales.

Entre los demócratas, las fases previas a las primarias han sido extremadamente concurridas con decenas de personas postulándose para hacerse con la nominación del partido, pero la participación ha ido bajando conforme los debates mostraban a unos candidatos cuyo discurso no llega al votante.

En el lado republicano, el número de candidatos ha sido alto teniendo en cuenta que también se presenta un Donald Trump que hizo publico su deseo de presentarse para un segundo mandato apenas un mes después de haber jurado su cargo de presidente de los Estados Unidos.

Al otro lado de la palestra tiene a empresarios como Roque “Rocky” de La Fuente, antiguos cargos públicos como el ex gobernador de Massachusetts, Bill Weld o el ex congresista de Illinois Joe Walsh y una larga lista de candidatos menores que se presentan en uno o varios estados para visibilizar su discurso.

Pese a que rarísimas veces un inquilino de la Casa Blanca que se presenta a la nominación de su partido ha tenido problemas para vencer en un proceso en el que la maquinaria está a su favor, la cúpula del Grand Old Party, esta vez, decidió no arriesgarse a que un candidato solvente pusiese en peligro su reelección como nominado republicano.

Para ello, el Comité Nacional Republicano ha ido tomando una serie de medidas tendentes a proteger al candidato, como darle su apoyo de forma unánime o no organizar debates en el que los otros tres grandes candidatos pudieran enfrentase públicamente a Donald Trump.

Esta medida es un duro golpe para De La Fuente, Walsh y Weld, ya que, aunque diferentes medios se ofrecieron a realizar debates que suplían a los oficiales que debería realizar el partido, estos quedaron desdibujados ante la negativa de Trump de dar un altavoz a sus oponentes.

En su momento hubo quien incluso especuló con la posibilidad de que el magnate Mitt Romney pudiera llegar a competir con Trump.

Si la medida previa era una clara muestra de que la cúpula del partido se había conjurado para que Trump fuese el candidato a elegir en la convención que se celebrará en Charlotte, algunas direcciones estatales del fueron un paso mas allá, poniendo condiciones de difícil cumplimiento para acceder a la papeleta o negando directamente el derecho a voto a sus afiliados.

Y es que ante la ola impopularidad en la que estaba inmerso Trump debido a los numerosos escándalos que han jalonado sus cuatro años de mandato, diferentes comités republicanos han obstaculizado la posibilidad de inscribirse a otros candidatos a las asambleas y primarias o directamente suspendiendo estas con el argumento de evitar gastos de dinero absurdos.

Estas artimañas, que se pretendían evitar cuando el partido surgió hace mas de 165 años, están siendo cada vez mas recurrentes, tanto en su seno como en el del Partido Demócrata ya que han sido utilizadas en primarias que reeligieron a Bush padre e hijo, a Bill Clinton o a Barack Obama.

Fruto de estas maniobras internas del Partido Republicano, Trump es el único candidato que estará presente en las papeletas de todos los estados en los que realicen las asambleas y primarias, celebrándose estas sin oposición de ningún contrincante en al menos 5 estados.

Además, y pese a la queja presentada por los otros tres candidatos mayores a la cúpula del partido y en un artículo conjunto publicado por el The Washington Post en que consideran las cancelaciones como medidas antidemocráticas, los comités de al menos 7 estados han decidido no celebrar asambleas o primarias.

Así pues, antes de que se celebrase en Iowa la primera votación para elegir al candidato republicano, Trump ya tenía en su haber la victoria en Hawái donde el comité ejecutivo le habría otorgados sus 19 delegados en diciembre, y en Kansas donde una Convención estatal de delegados celebrada el 1 de febrero le dio sus 39 representantes.

Posteriormente y ya dentro del proceso interno del partido, el día 3 de febrero se alzó con la victoria con cerca del 98% del voto de las asambleas celebradas en el estado de Iowa, por lo que a tenor de su reglamento que reparte los delegados de forma proporcional al resultado, Trump sumó otros 40 representantes a los 58 que ya tenia.

Adoptar estas medidas es completamente innecesario a tenor de los diferentes sondeos que han publicado las demoscópicas que desde el verano pronostican una victoria de mas de 78 puntos de diferencia con respecto a sus rivales.

Y si el apoyo en las encuestas no fuese suficiente, la diferencia de apoyo económico de sus seguidores con respecto a sus contrincantes es abismal, con lo que esto acarrea  respecto a la presencia en los medios de comunicación, un aspecto que se ha mostrado crucial en las ultimas contiendas electorales.

Ante este panorama poco edificante solo nos queda contemplar cuanto tiempo aguantarán el resto de candidatos a la nominación de la candidatura por el Grand Old Party antes de que se retiren de la carrera cansados de esquivar obstáculos y gastar un dinero del que andan escasos.

Y es que a nadie escapa que solo uno de los candidatos en liza tiene posibilidades de ganar en mas de 8 estados, condición sine qua non para poder asistir a las Convención Nacional Republicana de Agosto, y mas si otros estados siguen el ejemplo de, entre otras, Arizona, Kansas o Nevada y suspende sus primarias estatales.

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