¿Puede acabar la desigualdad con el crecimiento de Asia Pacífico? Parte 1/2
DESIGUALDAD Y POBREZA
Desde 1960 aproximadamente, Asia Pacífico ha experimentado un crecimiento enorme que le ha colocado actualmente como la región emergente con mayor potencial de las próximas décadas con unas tasas de crecimiento muy altas en comparación con otras zonas del mundo. Su despegue ha sido incuestionable y sus datos están por encima de muchos países desarrollados. Asimismo, ha logrado reducir sus tasas de pobreza y se presenta como una de las regiones más relevantes de las décadas futuras.
Sin embargo, todo este desarrollo no se ha dado de forma igualitaria, de hecho, es una de las zonas del mundo con mayor desigualdad. A pesar de que los datos de los últimos años sigan mostrando como la pobreza disminuye y el crecimiento aumenta, también se ve como el crecimiento no es ni mucho menos uniforme.

Pero ¿cuál es la situación de Asia Pacífico en su relación con el crecimiento, la pobreza y la desigualdad? ¿Qué entendemos por pobreza y por desigualdad? ¿Cómo están relacionados?
Según la ONU la pobreza implica más que la falta de ingresos y recursos productivos para garantizar medios de vida sostenibles. Sus manifestaciones incluyen el hambre y la desnutrición, el acceso limitado a la educación y otros servicios básicos, la discriminación y exclusión social, así como la falta de participación en la toma de decisiones.
Por otro lado, desigualdad es la distribución injusta de los recursos, pero no se trata sólo de la riqueza, el patrimonio neto o de los ingresos, también puede abarcar la expectativa de vida, la facilidad que tienen las personas para acceder a los servicios de salud, la educación de calidad o los servicios públicos.
Hoy en día la pobreza no se entiende como tradicionalmente se ha hecho, la diferencia y comparativa entre ricos y pobres ha quedado obsoleta y así lo ratifica el informe de 2019 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (OPHI). Entender la pobreza de esta forma es una simplificación exagerada pues existen muchas variables y factores que juegan un papel importante. En este contexto encontramos el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) que permite entender de una forma más comprehensiva y relativa la pobreza.

El IPM va más allá de los ingresos como indicador exclusivo de pobreza y mide cómo las personas la experimentan en su salud, educación y nivel de vida. Los resultados del IPM muestran que unos 886 millones de personas consideradas pobres multidimensionales viven en países de renta media mientras otros 440 millones viven en países de renta baja. Esto nos muestra que las desigualdades existen también entre los pobres y por tanto la relatividad de la pobreza es un hecho, y además está muy relacionado con la desigualdad.
Y es que el crecimiento económico y la reducción de la pobreza no trae consigo una necesaria reducción de estas desigualdades, en este punto radica el problema ya que muchas veces ésta sí desemboca en pobreza. Por este motivo se puede entender que la pobreza es la expresión máxima de la desigualdad.
Lo que hay que tener en cuenta es que en una de las regiones más emergentes del mundo como es Asia Pacifico, mayor desigualdad implica una posible mayor pobreza, pues aquella gente que se sitúa en el extremo con menos recursos corre el riesgo de, o bien no salir de la pobreza por las dificultades de acceder a recursos ya que los poseen otros o, caer en ella cuando las condiciones generales de aquellos que si tienen acceso a los recursos mejoren. Por este motivo, para continuar no sólo con el crecimiento sino con la mejora de las condiciones de vida de millones de personas y de la región en general, atajar las desigualdades es a la vez el foco y uno de los mayores retos que afrontan estos países.
DESIGUALDAD EN ASIA PACÍFICO
Uno de los desafíos que afronta esta región y que puede poner en riesgo el papel de relevancia que se espera que tenga en los próximos años en el tablero mundial es la desigualdad, ya que hace décadas Asia Pacífico era modelo de crecimiento igualitario, una zona poco desarrollada que comenzó a crecer exponencialmente sin dejar a nadie atrás, para llegar a ser actualmente una de las regiones con mayores desigualdades del mundo.

Desde 1960 el despegue económico de Asia se apoyaba en el crecimiento con equidad, una tendencia general impulsada cuando los tigres asiáticos lograron aumentar el crecimiento económico manteniendo tasas de desigualdad muy bajas. Por esto el desafío es más complicado, es un aspecto nuevo que en décadas anteriores se cuidaba mucho, pero que desde hace 25 años se ha descontrolado en toda la región haciendo que la desigualdad haya aumentado más en estos años en Asia que en cualquier otra parte del mundo.
Esto se puede entender en parte por la teoría Kuznets (Nobel de Economía), que dice que cuando en un país se produce una revolución industrial o tecnológica la desigualdad en la distribución de la renta se dispara, pero a medida que la población se adapta a la nueva situación esta desigualdad se reduce.
Cuando empezó el crecimiento las políticas y decisiones tomadas consiguieron dar resultados, entre 1990 y 2006, el porcentaje de personas que vivían con menos de 1 dólar/día en la región descendió en un 76%, 100 millones de personas salieron de la pobreza. Sin embargo, la desigualdad no solo está presente en las rentas sino en el desarrollo humano y acceso a servicios básicos.
Toda esta desigualdad no sólo pone en peligro el avance, sino que además puede provocar retrocesos en los logros conseguidos, en este punto es donde nos encontramos con un concepto importante que surge del crecimiento de las desigualdades y la pobreza, la vulnerabilidad, y es que, en esta región del mundo, los datos a pesar de que mejoren siguen mostrando una gran predisposición a recaer en la pobreza y los bajos recursos.

Es la llamada pobreza transitoria, es decir, un punto en el que un individuo o grupo sale de la pobreza entendida en términos del IPM, pero no adquiere la suficiente fuerza para mantenerse fuera de ese umbral, se ve empeorada por las desigualdades. Este crecimiento que estamos observando en la desigualdad puede dar lugar a un incremento de esta vulnerabilidad y poner más de manifiesto la pobreza transitoria, ya que implica una limitación de las opciones que tienen las personas y familias para superar los problemas y la falta de recursos.
En 2012 el informe Asian Development Outlook (ADO) destacaba que la brecha entre ricos y pobres estaba creciendo en Asia, y con ello se ponía en riesgo la estabilidad y el desarrollo de la región. Según Oxfam, el número de súper ricos en Asia-Pacífico ha sobrepasado a los de América del Norte y Europa dando lugar a que la región sea la que alberga mayor número de millonarios y multimillonarios del mundo a la vez que es el hogar de casi dos terceras partes de los trabajadores pobres del planeta.
Esta desigualdad se ve, por ejemplo, en China, India o Tailandia, donde en 2017 encontramos que el 1% más rico en China era dueño del 47% de su riqueza nacional, en India era dueño del 45% y en Tailandia del 96% de la riqueza creada. Pero esta desigualdad no se encuentra exclusivamente en la riqueza sino también en los ingresos, el acceso a los servicios y las condiciones de vida en general.

Observando el gráfico es significativo prestar atención al hecho de que desde 2015 los ricos de la mayoría de los países de la región han aumentado enormemente sus fortunas mientras que la desigualdad ha continuado creciendo, la pobreza no ha experimentado mejoras en su reducción y el desarrollo se ha estancado. Es un ejemplo más de que las desigualdades están comprometiendo el desarrollo completo de la región y su posición futura en el panorama internacional, así como la situación del grueso de la población que se sitúa en posiciones de alta vulnerabilidad donde no ven mejoras sino riesgos.
Continuará...