¿Qué retos enfrenta Venezuela en el Mar del Caribe?
Durante los últimos años, la República Bolivariana de Venezuela estuvo inmersa en una profunda crisis política y social que generó conflictos y tensiones como consecuencia de constantes pugnas auspiciadas por el gobierno de este país. Varios Estados europeos en conjunto con Estados Unidos han puesto en práctica medidas no violentas de contención con la finalidad de reducir la esfera de influencia de Venezuela en la región.

Dentro de las medidas tomadas por los actores internacionales, el cerco económico ha sido la herramienta principal de persuasión contra el gobierno de Venezuela. Ante este escenario, la doctrina militar de defensa que se ha desarrollado dentro de las Fuerzas Armadas Bolivarianas contempla, dentro la concepción de defensa integral, la existencia de tres aspectos fundamentales proyectados en los informes del Estado Mayor de la Armada en relación a la importancia de los mares para los planes de Seguridad del Estado Venezolano:
a) Los espacios acuáticos como áreas de reactivación de las actividades portuarias.
b) El empleo de medios de transporte marítimos.
c) Aumento del comercio y la economía, representado en los altos niveles de tráfico comercial internacional. Es por esto que el comercio con los socios internacionales del gobierno de Maduro -entre ellos Irán, Rusia, China, Cuba y algunos países africanos- ha resultado ser una alternativa para sortear los bloqueos que estos países buscan poner en marcha y, por tanto, una ventaja de Venezuela sobre los planes de Estados Unidos y la Unión Europea.
Asimismo, cuando estudiamos las debilidades geo-estratégicas de Venezuela en los mares, debemos evaluar dos factores determinantes: Factor geográfico y Factor Político.
Al referirnos al factor geográfico debemos analizar la composición de las fronteras marítimas de Venezuela: Al norte limita con Estados Unidos a través de Puerto Rico y las Islas Vírgenes, el Reino de los Países Bajos mediante Aruba, Curazao, Bonaire, Saba y San Eustaquio, la República Dominicana, Francia por medio de Martinica y Guadalupe, y Trinidad y Tobago; las cuales constituyen las denominadas Antillas Mayores y Menores, formando parte del subcontinente de la América Insular. Todas estas islas rodean la costa venezolana, la cual tiene 6.068 km de longitud ubicándose en el Mar Caribe.

Al observar las rutas comerciales y militares venezolanas que han estado relacionadas con los planes de contingencia y la entrada de material estratégico al territorio del país -como es el caso de cinco buques iraníes que transportaban gasolina hasta Venezuela en el año 2020 bajo protección del astillero tipo Avante 2200 Yekuana- podemos encontrar que la mayoría del tráfico marítimo es redirigido al este de la costa venezolana, entre la isla de Granada y Trinidad y Tobago, para posteriormente desembarcar en el estado Anzoátegui, esto por ser la ruta más alejada de las dependencias federales de países que se han unido a los paquetes de sanciones impuestos al Estado venezolano.
Observando esto, podemos notar que la evasión de rutas cercanas a las Antillas Mayores, dominadas por Estados Unidos o países alineados con este, es notoria; permitiéndonos afirmar que la influencia de los rivales políticos del gobierno venezolano sobre las islas norte del archipiélago del Caribe obliga a desviar los accesos de material sensible a islas con posturas internacionales más flexibles con la situación política de Venezuela, como es el caso de Trinidad y Tobago, que se negó a participar en votaciones regulares de la Organización de Estados Americanos si no se incorporaba nuevamente a Nicolás Maduro como representante oficial durante la crisis del gobierno interino encabezado por el opositor Juan Guaidó.
Igualmente, se habían manifestado neutrales ante la implementación de ciertas medidas por parte de este mismo organismo sobre Venezuela, favoreciendo a la administración chavista.
Entendiendo lo anterior, ¿qué medidas se pueden efectuar para evitar la evasión de las sanciones mediante vías marítimas protegidas por más de un Estado?
Para frenar la actividad marítima de Venezuela asociada con países de Medio Oriente y Eurasia, la cual ha resultado ser uno de los últimos medios de subsistencia del gobierno de dicho país, es necesario cerrar el cerco de las Antillas en toda su extensión, poniendo sobre el tablero a Trinidad y Tobago como un actor necesario para las operaciones comerciales entre Venezuela y otras Naciones aliadas, permitiendo el paso de navíos hacia las costas de Suramérica.

Sin embargo, un eventual cierre del archipiélago no debería producirse por fuerza de una sola nación, sino que, para volverlo sostenible, resultaría más conveniente emplear los medios regulares de cada provincia, es por ello que, de querer bloquear este paso estratégico de Venezuela, sería necesario contar con el apoyo de Trinidad y Tobago o, por lo menos, interrumpir toda intención de colaboración entre estas dos naciones.
Como hemos visto, existe una gran colaboración entre el gobierno trinitense y el gobierno venezolano a pesar de múltiples disputas causadas por la migración ilegal en el estrecho marítimo denominado «Boca de Dragón», puesto que, dada la cercanía geográfica entre ambos países resulta de vital importancia asegurar la estabilidad en ambos territorios, lo que se traduce en una extensa cooperación política, como de hecho ya hay.
Venezuela es susceptible a un cerco en el Mar del Caribe, el cual, puede tener origen en el control político que naciones confrontadas con el país bolivariano pudieran tener sobre las islas antillanas, siendo un homólogo de lo que la República Popular China denomina como la “Primera Cadena de Islas”, en referencia a un conjunto de bases y enclaves en países amistosos a los Estados Unidos desde los que se podría bloquear el tráfico marítimo de la China.
¿Qué opciones tiene Venezuela para combatir esta vulnerabilidad?
La principal herramienta con la que cuenta Venezuela para hacerle frente a la amenaza de un cerco estratégico mediante las islas de las Antillas es el uso de medios diplomáticos y comerciales como los que ha venido implementando; el reforzamiento de las relaciones con países cercanos es una necesidad para mantener la paz y garantizar la seguridad integral de la nación, especialmente para proteger los sistemas comerciales y financieros.

Por otro lado, la tecnificación de la Armada de Venezuela de la mano de Rusia, China e Irán ha dotado a este país con una no numerosa, pero sí suficiente flota de barcos equipados con un armamento relativamente moderno, capaz de realizar tareas de vigilancia y protección de embarcaciones y, por supuesto, de pasos marítimos.
Por la gran influencia china de los últimos años en Venezuela, no sería improbable que las tácticas de defensa desarrolladas por la Armada Bolivariana en el Caribe sean similares a las que esta nación asiática ha implementado en el Mar de la China Oriental. Múltiples ejercicios de defensa han sido realizados por el gobierno venezolano en sus mares territoriales, mientras su crisis social y económica se profundiza y diversos procesos electorales cubren de incertidumbre el futuro de Venezuela.