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Por Diego Duarte Valdivia

Inspirados en el confederalismo democrático de Ocalan y el municipalismo libertario de Bookchin, los kurdos iniciaron un proceso de transformaciones sociales sin precedentes en el mundo. A diferencia de antiguas revoluciones, Rojava no busca un estado socialista, sino una autonomía democrática, feminista y ecológica.

Iniciaron una revolución mientras combatían al DAESH[1]. Ahora que la amenaza militar de ISIS fue reemplazada por el ejercito turco, existe un embargo económico, falta de reconocimiento internacional por la totalidad de naciones independientes y constantes disputas políticas ¿Cuál es el futuro para Rojava?[2]

En las áreas protegidas, los kurdos lograron transformaciones sociales que serían inimaginables hasta hace un par de años. Establecieron una autonomía regional con la participación de todos los actores sociales; árabes, kurdos, asirios, armenios, cristianos. Las Fuerzas democráticas sirias (FDS), integradas por todos los actores sociales antes mencionados, fueron capaces de liberar un 30% del territorio sirio de las garras del fundamentalismo islámico. Implementaron un modelo democrático que consiguió la paz y estabilidad en la región. Acompañada de igualdad plena entre hombres y mujeres en las instituciones y en la sociedad. Libertad total de culto y lengua, en una región donde podías ser ejecutado si te escuchaban murmurar en un idioma que no fuese aceptado por el ISIS.

Durante 9 años, los kurdos han liberado ciudades del yugo del Estado Islámico en el norte de Siria. Hoy en día, esas ciudades son el hogar de diversas facciones militares: el ejército del régimen sirio, la oposición armada, el ejército ruso, el ejército turco, milicias apoyadas por Erdogan y algunas bases militares estadounidense que brindan apoyo a las FDS.

Las presiones turcas a la diplomacia estadounidense, para establecer una zona segura en la frontera, generó un retiro parcial de las fuerzas estadounidense en octubre. Al par de días, Turquía lanzaba una ofensiva llamada “Operación Primavera de la Paz”, que se extendía desde Ras al-Ain hasta Tell Abyad. Sin embargo, en noviembre las fuerzas estadounidenses tuvieron que desplegarse en las regiones de Rumailan y desde al-Malikiyah hasta Deir ez-Zor para proteger pozos petroleros.

Los kurdos han sufrido golpes muy severos por parte de la oposición armada de Siria, ofensivas militares de Turquía (Operación Primavera de la Paz y Operación Rama de Olivo) y, además, han tenido que lidiar con militantes del DAESH sobrevivientes que realizan atentados terroristas en las ciudades liberadas. Esta situación ha generado que cientos de miles de ciudadanos tengan que huir como refugiados, especialmente a Europa y Turquía. Miles han perdido la vida en estos 9 años de conflicto, siendo el mayor victimario el Estado Islámico.

El concejo nacional kurdo (ENKS) en Siria ha logrado obtener un lugar en el comité constitucional sirio en Ginebra, como miembro del mayor cuerpo opositor sirio.

En enero el ENKS y la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria (CNFORS), lograron alcanzar un acuerdo para el retorno de los desplazados de las áreas controladas por los kurdos. El acuerdo no sólo incluía un salvoconducto para los refugiados, sino que además una garantía de que iban a recuperar sus propiedades.

Los conflictos internos de los kurdos no son un secreto. ENKS aboga por una administración de los territorios con una mirada nacionalista. Creen que la solución para el conflicto kurdo en Siria debe ir de la mano con una autonomía ligada a la nación kurda. Mientras que el Partido de la Unión Demócrata (PYD), busca una solución descentralizada y pluralista.

Los esfuerzos para mediar una solución al problema kurdo no han sido pocos. Francia e Inglaterra han intentado presentar propuestas conciliadoras, y ambos intentos fracasaron.

Dentro de la diversidad política que existe en el espectro político kurdo, incluso se puede encontrar apoyo a las propuestas del régimen de Bashar al-Assad para la situación kurda. Una propuesta que busca una descentralización más que un reconocimiento de autonomía. Esto último es principalmente preocupante en un proyecto que supuestamente es federativo.

Cuando perdían territorio, las FDS no recibieron apoyo militar de ninguno de sus aliados. El régimen de Damasco ofreció apoyo, sólo y cuando los kurdos se rindieran ante al-Assad. Mientras tanto, las milicias apoyadas por Turquía cometían violaciones a los derechos humanos y limpieza étnica en los territorios perdidos por las FDS.

Debido a la actual contingencia que enfrentan los kurdos, tanto en el plano militar como político, es imperativo una reestructuración de las fuerzas revolucionarias en Rojava. El actuar del ENKS en las mesas de negociación ha debilitado al FDS políticamente, sin mencionar la pérdida de popularidad en la población kurda como una consecuencia de sus derrotas militares y diplomáticas.

A pesar de las críticas, la administración autónoma del norte y este de Siria continúa sus esfuerzos para obtener victorias políticas con el régimen de Damasco.

El Consejo Democrático Sirio (CDS), estuvo meses en conversaciones y negociaciones con el gobierno sirio. Sin embargo, Damasco se rehusó a la idea de reconocer la autonomía de los kurdos, e insistió en que se acogieran al decreto legislativo 107[3]. Inclusive amenazó con utilizar la vía militar para resolver el conflicto.

Los kurdos no están dispuestos a aceptar el decreto legislativo 107. Ellos apuestan por un reconocimiento de su autonomía, que el gobierno acepte que los kurdos defenderán la frontera norte de Siria y por un trato especial a los combatientes del FDS en comparación a los soldados del ejército gubernamental. Propuestas que Damasco no está dispuesto a aceptar.

A finales de diciembre de 2019, una delegación rusa junto a representantes de Damasco, se reunieron con representantes de los kurdos. A pesar de las discrepancias con el gobierno sirio, los kurdos (especialmente las FDS) insisten en una solución pacífica y diplomática. Creen firmemente que no es posible un final al conflicto bélico en Siria sin resolver la cuestión kurda.

Los kurdos son conscientes de los problemas institucionales y la crisis estructural por la cual está sufriendo Siria. Para ellos, la descentralización y la autonomía deben ser garantizadas. Las reformas a la constitución simplemente no serán suficientes para alcanzar una alianza político-militar con Al-Assad.

Por su parte, el gobierno sirio no está dispuesto a ceder autonomía. Los esfuerzos de Damasco apuntan a una unidad nacional, a una reconciliación de las fuerzas político-militares que combatieron entre sí por 9 años, pero, a diferencia de los kurdos, el gobierno quiere una unidad en el territorio sirio bajo una sola bandera.


[1] Palabra árabe utilizada para referirse al Estado Islámico que, dependiendo de cómo se conjugue, significa «algo que aplastar o pisotear», «intolerante» o «el que siembra la discordia»

[2] Región histórica del gran Kurdistán. Actualmente es el norte de Siria.

[3] El decreto legislativo 107 es una ley de descentralización que Damasco aprobó con tal de buscar una reconciliación nacional. Busca dar mayor autonomía a los consejos locales, gobernanzas estructuradas de ciudades donde exista mayor presencia de sectores opositores al gobierno.

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