Rusia y China eclipsan el flanco sur
Como era previsible, la guerra en Ucrania ha cambiado todo, incluida la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid entre el 28 y el 30 de junio. Cuando el pasado ocho de octubre Pedro Sánchez anunciaba que la alianza organizaría una cumbre en la capital española, coincidiendo con el 40 aniversario de la entrada del país en la OTAN, pocos esperaban que nueve meses después la alianza señalara a Rusia como su principal amenaza.
El Estado eslavo pasó de ser un “socio estratégico” para la OTAN en 2010 a, como lo denomina el Concepto Estratégico adoptado en Madrid, “la amenaza más directa” que enfrentarán los países de la alianza en el futuro más próximo.

Acciones como la anexión de Crimea o la Guerra del Donbass en 2014 provocaron que los países de la organización reconsideraran sus cada vez más estrechos vínculos, sobre todo económicos, con el Kremlin. La situación dio completamente la vuelta tras la invasión rusa de Ucrania, cuando las sanciones empezaron a cortar los lazos económicos europeos con Rusia, y antiguos socios prioritarios como Alemania o Francia mandaron equipo militar a Kiev.
Con Rusia volviendo a ser la principal razón de ser de la alianza (30 años después del fin del Pacto de Varsovia, su némesis) retorna también el poder que otorgan los medios convencionales como herramienta para “una política militar coercitiva”, que “busca establecer esferas de influencia y control directo”.
Medidas disuasorias
Para contrarrestarlo, la OTAN pretende preparar una fuerza de reacción rápida de 300.000 hombres, capaz de desplegarse en 72 horas en el teatro de operaciones. A su vez, Estados Unidos ha anunciado en la cumbre por boca de su presidente que aumentará la flota desplegada en la base de Rota con dos destructores lanzamisiles de la clase Arleigh Burke y su presencia en Europa del Este con el despliegue de una brigada en Rumanía.
Por su parte, las amenazas híbridas también tienen su mención en el texto. Antes del mes marzo, se esperaba que este nuevo concepto se volcara en el documento estratégico de la OTAN, ya que había quedado sin desarrollar en 2010, con todo, el regreso de las puntas blindadas redujo su preeminencia en la discusión. A pesar de ello, la instrumentalización de la migración, los ciberataques o el chantaje energético han quedado registrados como ataques a los Estados de la alianza.

Junto a este marcaje a las acciones hostiles rusas, la cumbre ha supuesto un espaldarazo a Ucrania. Se han aprobado más paquetes de ayuda, Estados Unidos mandará al país nuevo material por valor de 800 millones de dólares, que incluye armas ofensivas y antiaéreas. Igualmente, se ha recalcado que se apoyará a Kiev “hasta que el último soldado ruso abandone suelo Ucraniano”, añadiendo que la paz sólo dependerá del gobierno de Volodímir Zelenski.
A pesar de que el presidente de Estados Unidos plantea topar el costo del crudo ruso y pedir a los países productores que aumenten su producción, la guerra saldrá cara a los ciudadanos, ya que el aumento del precio de los combustibles (y de la inflación) no cesará mientras dure la misma. “Es culpa de Putin”, subrayó Biden.
Presupuestos
La guerra en Ucrania ha obligado a los miembros de la alianza a incrementar sus presupuestos en Defensa hasta alcanzar el 2%, un objetivo que se llevaba buscando años. Países como Alemania, Rumanía o Países Bajos dispararán su inversión a corto plazo, por su parte, España espera lograr el objetivo del 2% en 2029. En 2022 Europa se está rearmando y Putin cuenta con más adversarios.
Asimismo, la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN se zanjó en Madrid. Turquía levantó el veto a ambos Estados tras llegar a un acuerdo de cooperación antiterrorista. Erdogan acusaba a los nórdicos de apoyar partidos políticos kurdos que recurrían al terrorismo como arma política contra el Estado turco.

A cambio de abrir las puertas de la alianza a ambos países, estos cooperarán en la lucha contra el PKK y FETO, y extraditarán presuntos terroristas. La posible venta del F-16 Block 70 a Turquía por parte de Estados Unidos vuelve a hacer ruido. Biden apuntó que “se debería vender (a Turquía) aviones F-16 y también modernizarlos”, y añadió que su postura “es la misma que la que tenía en diciembre”.
Lo que sí ha sido una sorpresa es el cerco que la OTAN ha puesto a China, país que en el Concepto Estratégico es definido como una amenaza. “Las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de la República Popular China desafían nuestros intereses, seguridad y valores”, resume el documento, y añade que “busca controlar sectores tecnológicos e industriales clave, infraestructura crítica, minerales estratégicos y rutas de suministros”.
La presencia en la reunión de los socios norteamericanos del Pacífico (Corea del Sur, Japón, Australia y Nueva Zelanda) pudo hacer presagiar un giro estratégico contra China, ya que es la primera vez que estos países, en liza con el gigante asiático, acuden a una cumbre del Tratado del Atlántico Norte (muy alejado de su región). Estados Unidos ha hecho valer su interés frente al del resto de socios, muy alejados de la pugna geopolítica en el Pacífico y con problemas más acuciantes.
En el caso español, estos pasan por el denominado Flanco Sur (Magreb y Sahel), regiones donde según Jens Stoltenberg, el Secretario General de la OTAN, el terrorismo asociado al ISIS es la principal amenaza. También lo son los flujos migratorios, que golpean las fronteras de los países mediterráneos europeos ribereños, que surgen y transitan por esta región.
Por todo ello, la estabilidad del lugar es clave para la seguridad. Sin embargo, el Flanco Sur ha perdido el protagonismo que prometía en 2021, y la invasión rusa de Ucrania ha relegado la región a una mera mención en el documento, aún con la importancia que reviste para España, Italia y Francia.
Lo que destacó Stoltenberg en su rueda de prensa fue la creciente influencia rusa y china en la región, tanto económica como militar, y un acuerdo de cooperación con Mauritania para controlar los grupos armados y las migraciones.
Ceuta y Melilla siguen como hace 40 años, según Sánchez. Aseguró que el documento adoptado “deja bien claro que se va a defender cada centímetro" de los territorios de todos los aliados.
Mas todo dependerá de Estados Unidos, país que “está en mejor lugar que nunca para liderar el mundo” (y la OTAN) asegura Biden.