Se cumplen 24 años de la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Vietnam

Warren Christoper, secretario de Estado de Estados Unidos, y Nguyen Manh Cam, su homólogo vietnamita, firman en Hanoi la normalización de las relaciones entre sendos Estados en 1995. Foto: Getty Images
Tal día como hoy, el 5 de agosto de 1995, Warren Christoper, secretario de Estado de Estados Unidos, y Nguyen Manh Cam, su homólogo vietnamita, firmaban en Hanoi la normalización de las relaciones entre sendos Estados, después de que transcurriesen 20 años de la derrota estadounidense en Vietnam.
La historia reciente del país asiático había estado marcada por la guerra. La primera guerra de Indochina la libró contra la dominación colonial francesa entre 1945 y 1954, y su hito principal fue la famosa Batalla de Dien Bien Phu, comandada por el famoso General Giap, en la que perecieron 2.293 soldados franceses y un total de 11.700 fueron hechos prisioneros. Los vietnamitas perdieron casi la mitad de sus efectivos, unos 7.900 combatientes. Sin embargo, esta batalla fue la primera del siglo XX en la que una potencia colonial fue derrotada por un movimiento de liberación nacional.
Vietnam había quedado divido en dos a través del conocido paralelo 17 en 1954: Vietnam del Norte, presidido por el histórico líder comunista Ho Chi Minh, y Vietnam del Sur, con capital en Saigón y bajo el mando del antiguo emperador Bao Dai. Los Acuerdos de Ginebra de 1954 ponían fin a la dominación francesa en Indochina, pero la Guerra Fría determinaría gran parte del futuro y de las relaciones entre los dos Estados del dividido país. La Unión Soviética y la República Popular de China se posicionaron, en general, del lado del Vietnam comunista, y Estados Unidos apoyó al gobierno de Saigón. Esto quedó patente en las armas utilizadas por cada bando en el conflicto que estallaría el año siguiente: Vietnam del Norte y la guerrilla del Vietcong utilizaron de manera predilecta el fusil de asalto soviético AK-47, mientras que el fusil utilizado por el ejército del Sur, por el contrario, era el M14 americano, que posteriormente dio paso al M16, aunque no fue del todo eficiente en las junglas de Vietnam.
Como se adelantaba, la segunda Guerra de Vietnam comenzó en 1955 y finalizó en 1975. El 8 de marzo de 1965 las primeras tropas americanas llegaron a Vietnam para participar, del lado de Vietnam del Sur, en una guerra que no fue declarada de manera oficial por Washington. La Resolución del Golfo de Tonkin fue el controvertido documento que autorizó a los Estados Unidos a participar en esta guerra. Se estima que un total de 2,5 millones de estadounidenses participaron en la contienda. Más de 58.000 estadounidenses murieron y se calcula que al menos 1,1 millones de vietnamitas también perdieron la vida a causa del conflicto. El futuro parecía estar claro, por lo menos para el general Giap, que concedió una entrevista a la gran periodista Oriana Fallaci, en el año 1969, en pleno conflicto con Estados Unidos. El histórico militar del Vietnam del Norte pronosticaba entonces lo siguiente:
“No siempre es verdad que la historia se repite. Pero esta vez se repetirá. Y tal como hemos derrotado, militarmente, a los franceses, derrotaremos militarmente a los norteamericanos. Sí, madame, su Dien Bien Phu está aún por llegar. […] Los derrotaremos en el momento en que tengan más hombres, más armas, más esperanzas de vencer. Porque toda su riqueza, su fuerza, se convertirá en su piedra al cuello, es inevitable”.
El desarrollo de los acontecimientos posteriores le dio la razón al militar vietnamita.
Según la agencia ACNUR, “la guerra de Vietnam, en la que además participaron países como China del lado de los norvietnamitas, y Australia, España, Tailandia, Corea y Filipinas del lado de Vietnam del Sur, dejó cerca de 5,7 millones de víctimas.”
La participación española se llevó a cabo a través de una misión sanitaria militar que duró entre 1966 y 1971 en el delta de Mekong. Los militares españoles ayudaron a los enfermos y heridos de ambos bandos, y llegaron a vestir en algunas ocasiones el uniforme de los Estados Unidos.
Otro de los aspectos fundamentales de este conflicto fue el daño medioambiental causado por el denominado Agente Naranja, tan característico que incluso llegó a formar parte de la cultura popular. No en vano, “me gusta el olor a Napalm por la mañana” es una de las frases más icónicas de la mítica película Apocalypse Now, del director Francis Ford Coppola. Pero más allá de la iconografía hollywoodiense con sus “charlies” y la ingente cantidad de películas sobre el conflicto, a día hoy, los efectos de este herbicida todavía están presentes. El 20% de las selvas de Vietnam han sido fumigadas al menos una vez, y se estima que cerca de dos millones de personas han sufrido los efectos de este agente químico, que causa cáncer, leucemia y malformaciones. “Fuentes vietnamitas afirman que se vertieron 80 millones de litros de este producto tóxico en un espacio de 10 años no solo sobre Vietnam, sino también en Camboya y en Laos, durante ‘la guerra secreta’ en esos dos países.” Los soldados americanos afectados por el napalm recibieron una compensación de las compañías fabricantes, como Monsanto, pero la parte vietnamita nunca fue indemnizada.
La cobertura mediática de esta guerra se caracterizó, generalmente, por un amplio grado de libertad para los corresponsales. Todavía se mantiene este hito, y fue a partir de este conflicto cuando comenzaron las restricciones para la prensa en los siguientes enfrentamientos armados, como el de las Malvinas o la invasión estadounidense en la isla de Granada.
El sistema Pool fue un mecanismo puesto en práctica de manera paradigmática en la guerra anglo-argentina de las Islas Malvinas. El ejército británico escogió a 17 periodistas que convivirían con los militares británicos, con los que terminarían simpatizando, debido precisamente a esa convivencia conjunta. Los periodistas del Pool necesitaban los medios tecnológicos de la Royal Navy para enviar sus crónicas. Además, aceptaron que la censura militar controlase sus informaciones, y terminaron proyectando una imagen irreal del conflicto.
La libertad con la que los periodistas trabajaron en Vietnam, solo es un mero recuerdo.