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Desde el pasado día 28 de junio y hasta el domingo 7 de julio Madrid está, un año más, sujeta a una agenda cargada de actividades y conciertos con motivo de la visibilidad LGBTQ+. Esta celebración anual, que atrae a muchos turistas nacionales e internacionales a la capital, tendrá como acto central una multitudinaria manifestación en apoyo al colectivo el sábado día 6, que recorrerá una de las arterias principales de la ciudad. Durante toda la semana, el barrio de Chueca (famoso por sus locales y tiendas para el público homosexual) será uno de los espacios centrales junto a otros puntos cercanos de la capital para la celebración de estas actividades y eventos. Además, estas celebraciones se suman a las que se organizan en otros puntos del país en favor de la visibilidad queer, y que llenan de música y festejos las ciudades del país ciudades año tras año. Sin embargo, en muchas ocasiones la fiesta y el jolgorio enmascaran o invisibilizan de cara al público todo el trabajo que hay detrás por parte de las distintas organizaciones LGBTQ+, cuyo principal objetivo es el de reivindicar los derechos y defender a las distintas personas que pertenecemos al colectivo queer; es decir, visibilizarnos.

¿Qué identidades representa el colectivo?

Antes de comenzar a argumentar los motivos por los que hoy en día sigue siendo muy relevante el hecho de celebrar el día de la comunidad LGBTQ+ en todo el mundo, muchas personas todavía se hacen esta pregunta: ¿qué significan las siglas? Cada vez más frecuentemente podemos observar que las iniciales aumentan y que encontramos la mención a la comunidad queer en los distintos medios de comunicación con otras siglas añadidas a las tradicionales que tal vez no comprendemos. 

Primero, he de destacar que el colectivo de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales ha evolucionado en los últimos añosy que, por ello, se han ido incluyendo otras identidades y sexualidades que estaban menos representadas e incluso invisibilizadas totalmente. En mi caso, he optado por añadir la sigla Q (que hace referencia a Queer) para incluir de manera más general a otros miembros de la comunidad, además de añadir el símbolo “+” precisamente para aclarar que hay otras iniciales que no están presentes en las siglas, pero sí en el colectivo. Así, las siglas más inclusivas que representan a la comunidad en su totalidad son en realidad mucho más largas.

Existen otras identidades y sexualidades más invisibilizadas (y más estigmatizadas aún) con las que estamos menos familiarizadas todas y todos. Por un lado, la intersexualidad hace referencia a aquellas personas que presentan características sexuales tanto de hombre como de mujer en diversas medidas; es decir, no todas las personas intersexuales tienen los mismos rasgos. Tampoco debemos olvidar a las personas non-binarygenderfluidgender-non-conforming(es decir, las “no binarias”, “género fluido” o “género no conforme”), que no se identifican con el hecho de ser hombres o mujeres, sino que, independientemente del sexo asignado al nacer, se sienten representadas por ambos sexos o por ninguno de los dos. Otras personas prefieren identificarse como queer, transgénero o simplemente transpor los mismos motivos. El colectivo también abraza otras formas de sexualidad, como la asexualidad (la ausencia de deseo sexual en general o en ausencia de deseo romántico) o la pansexualidad (atracción sexual o romántica hacia cualquier persona independientemente de su género, sea cissexual/cisgénero o transexual/transgénero). A pesar de la cantidad de identidades y orientaciones sexuales que acabo de nombrar, seguramente haya pasado por alto algún término con el que algunas personas se sienten identificadas. Lo que quiero demostrar es que la comunidad LGBTQ+, a pesar de las propias discrepancias y distintas opiniones dentro del colectivo, es muy diversa y cada vez más inclusiva. Sin embargo, vuelvo a la pregunta que encabeza este artículo: ¿por qué es importante nuestra visibilidad?

Junio ha sido, desde hace décadas, el mes del orgullo LGBTQ+ a nivel internacional. En concreto, este año se cumple el cincuenta aniversario de los disturbios del pub Stonewall Innde Nueva York. Estos acontecimientos dieron origen a la celebración de la manifestación anual en favor de los derechos LGBTQ+ que encontramos en varias ciudades del mundo hoy en día. Y es que, las redadas policiales, muy habituales en los locales a los que acudía la comunidad queer durante el Nueva York de esa época, se encontraron el 28 de junio de 1969 con una gran resistencia por parte de las personas que se encontraban en aquel bar de Manhattan y otras personas del colectivo que acudieron al lugar. En España, podemos destacar varias de las primeras manifestaciones históricas en favor de los derechos LGBTQ+, como la de Barcelona en 1977[ABdS3] o la de la capital un año más tarde. Estas concentraciones tienen su origen en el acoso y la violencia hacia miembros de la comunidad queer, que tradicionalmente ha sido perseguida y estigmatizada. Sin embargo, a pesar de las leyes que hoy nos amparan y del avance sociocultural en los últimos años, todavía nos enfrentamos a episodios de violencia física y verbal o al estigma social por el hecho de no tener una preferencia sexual heteronormativa o por no identificarnos con el género asignado al nacer.

Evolución de los delitos de odio por orientación e identidad sexual en los últimos años

Si consultamos los informes publicados por el Ministerio del Interior en relación al registro de delitos de odio por las fuerzasy cuerpos de seguridad en nuestro país, los datos recogidos muestran todavía cifras alarmantes. El último informe publicado en referencia a los casos registrados de delitos de odio en cuanto a orientación e identidad sexual, del año 2017, muestra que el número total de estos es de 271 frente a los 230 del año anterior. Esto supone, un aumento del 17,8% respecto a 2016. En cuanto al número de victimizaciones registradas de tales delitos, el informe recoge un total de 419 personas: 265 hombres y 154 mujeres. Este tipo de delitos se comete sobre todo contra víctimas jóvenes: el 36,7% corresponde a víctimas de entre 26 y 40 años, el 26,7% a quienes tienen entre 18 y 25 años y, en tercer lugar, el 13,6% de las víctimas son menores. Además, este tipo de delitos fue en 2017 el 19,1% del total de los delitos de odio registrados. 

Si comparamos los datos de 2017 con los de años anteriores, podemos observar que, a pesar de haberse registrado un número considerablemente menor frente 2013 (452 incidentes) o 2014 (513 incidentes), ha habido un incremento importante desde 2015, cuando hubo “solamente” 169 incidentes registrados. No obstante, estos informes únicamente recogen las denuncias presentadas ante las fuerzas y cuerpos de seguridad de nuestro país; es decir, hay un gran número de casos que no se llegan a denunciar o que se registran a través de distintas asociaciones LGBTQ+, pero que no se llegan a formalizar en una comisaría. El Observatorio Redes Contra el Odio de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) publicó el año pasado el informe “La Cara Oculta de la Violencia hacia el Colectivo LGTBI”, que señala que durante 2017 el número de casos registrados de delitos de odio por estos motivos a través de distintas organizaciones y asociaciones LGBTQ+ ascendió a 332.

En conclusión, aunque no se puede confirmar el número total de agresiones o delitos de odio contra personas del colectivo queer y aún falten los datos oficiales del año pasado o de los registrados durante este 2019, es inadmisible que todavía hoy en día se sigan produciendo. También es importante que, en el caso de ser testigo de algún tipo de agresión o de delito de odio, asistamos a las víctimas prestando cualquier tipo de ayuda necesaria, como avisar a las fuerzas de seguridad o prestando nuestro testimonio como testigos si es necesario. 

Otro aspecto alarmante que también señala el informe de la FELGTB es que, en muchas ocasiones, la propia víctima, a pesar de pertenecer al colectivo, no asume la agresión como un delito de odio por su orientación o identidad sexual. Por otro lado, no debemos olvidar que un delito de odio no hace referencia únicamente a agresiones físicas o verbales, sino a cualquier acto de discriminación como puede ser el acoso dentro del ámbito laboral. La semana del orgullo LGBTQ+ contribuye a visibilizar a todas las personas que se identifican con una orientación sexual no heteronormativa o una identidad sexual o de género distinta a la cis. Sería un error político no dar representación y visibilidad al colectivo en las grandes ciudades de nuestro país. La importancia de un espacio donde podamos expresarnos libremente es el camino hacia un futuro más inclusivo.

Un camino por construir a través de la visibilidad de la diferencia

Está claro que el recorrido hacia un futuro más inclusivo no reside únicamente en celebrar durante varios días el Orgullo LGBTQ+, sino en la elaboración de medidas políticas que protejan nuestros derechoso con una educación en las escuelas a través de la cual abiertamente se abracen las diversas identidades de género y sexualidades. Distintas comunidades autónomas han ido implementando en los últimos años medidas que protegen la libertad sexual y de género, como lo fue una ley pionera aprobada en 2014 por el Parlamento de Cataluña para, como indica su descripción, “garantizar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros e intersexuales y para erradicar la homofobia, la bifobia y la transfobia”. Dos años más tarde la Comunidad de Madrid aprueba la Ley de Protección Integral contra la LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual . No obstante, la visibilidad ha marcado el inicio y sigue marcando este camino por construir en la actualidad. Nos recuerda a todas y a todos, año tras año, que estamos ahí, que no estamos invisibilizados y que todavía queda mucho por lo que luchar hasta que la igualdad sea real en todos los niveles

Como he repetido a lo largo del texto, no hay que olvidar que, a pesar de las recientes leyes que nos amparan en España, hoy en día la comunidad queer todavía sufre acoso, vejaciones y agresiones. En otras muchas partes del mundo el colectivo está todavía penado con cárcel o incluso la muertey este tipo de condenas tampoco están muy alejadas en el tiempo aquí en nuestro país. El hecho de poder celebrar la semana del Orgullo en varias ciudades del globo también contribuye a crear conciencia a nivel internacional de la necesidad de igualdad y, como hemos visto recientemente, cada vez más países están legalizando el matrimonio homosexual. Además, las festividades del Orgullo en los distintos puntos del territorio nacional e internacional ayudan a muchas personas que pertenecen al colectivo a sentirse arropadas. También he de puntualizar que el objetivo de la visibilidad LGBTQ+ no es el de normalizarse y adaptarse a los patrones heteronormativos, sino el de abrazar la diferencia y fomentar el respeto por la diversidad. Por ello, solo me queda una cosa más que decir: ¡feliz Orgullo!

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