Singapur, los costes del progreso
En los últimos meses se está reavivando un debate que no es nuevo en el panorama de las relaciones internacionales. Las acusaciones entre países sobre violaciones de Derechos Humanos se han utilizado como arma diplomática durante mucho tiempo, pero hay un país que a pesar de su situación en este contexto logra pasar desapercibido o cubrir con otros asuntos su realidad: estamos hablando de Singapur, adalid del progreso y el crecimiento económico que se usa como ejemplo por muchas democracias occidentales. Sin embargo, la realidad esconde algo más allá de lo visible económicamente, son los costes de este progreso.
Cuando miramos índices globales que tengan que ver con el desarrollo, ya sea el propio Índice de Desarrollo Humano, el de percepción de la corrupción, educación o innovación, vamos a encontrar que Singapur se repite en los tops más altos. Una de las economías más prósperas del mundo, una ciudad-estado de pocas dimensiones que se ha convertido en las últimas décadas en uno de los países más prósperos de Asia y en ejemplo de muchos gobiernos occidentales. Símbolo de tecnología, futuro y progreso, ha atravesado lo que muchos catalogan como milagro económico hasta alcanzar la realidad que viven hoy en día.

LA TRANSFORMACIÓN
Singapur es un Estado muy joven, de apenas 60 años en los que su evolución ha sido muy remarcable. Cuando alcanzó la independencia del Reino Unido en 1959 era un país muy pobre, con mucho desempleo, pocos recursos y apenas sin infraestructura productiva. Así fue hasta que el que es considerado su padre fundador, Lee Kuan Yew, Primer Ministro desde 1959 hasta 1990 (aunque hasta su muerte siguió ocupando puestos de importancia e influencia en el gobierno) diseñó el sistema de liberalización económica y las reformas que trasformaron el país.
Su política estuvo centrada en cuatro ejes que hicieron que la tasa de crecimiento hasta 2014 fuera de un 6,81% por año. Estos ejes fueron la lucha contra la corrupción, la libertad económica, la reforma del sistema de salud y la reforma educativa.
Económicamente la política que estableció el primer ministro fue la liberalización de la economía, redujo la presión fiscal y aprovechó su posición cerca del estrecho de Malaca para convertirse en un punto importante de tránsito en el comercio internacional, además favoreciendo las importaciones y exportaciones. Apostó por reducir el peso del sector público lo que les ha permitido tener un endeudamiento muy controlado.
En un primer momento Singapur se dedicó a la industria manufacturera para exportar a mercados de países desarrollados a través de esa posición que hemos mencionado. Más tarde, hacia fines de la década de los 90, comenzó su transformación hacia un centro financiero global. Atrayendo inversión extranjera, proponiendo condiciones fiscales y económicas favorables y creando un contexto multicultural muy atractivo para empresas e individuos extranjeros.

A nivel social la inversión en capital humano, en salud, en educación y la tolerancia cero contra la corrupción han permitido la creación de instituciones sólidas que han aumentado y mantenido la confianza de la población permitiendo así una mayor cohesión y crecimiento.
Lee Kuan Yew, después de conseguir este avance para su país, delegó en el que hoy es el primer ministro y encargado de seguir con el desarrollo de Singapur, su hijo, Lee Hsien Loong, que desde 2004 tomó el relevo. Lejos de alejarse de las políticas de su padre, Lee Hsien Loong ha continuado por el mismo camino, el cambio más notable es la orientación tecnológica que tiene el país hoy en día. En la actualidad Singapur crece en términos tecnológicos y de innovación, muestra de esto son las palabras de la ministra de Asuntos Exteriores que dijo: "La gente visitará Singapur y dirá: 'He visto el futuro y funciona'".
A pesar de todo esto y como ya hemos mencionado, esta transformación ha tenido unos costes, y los sigue teniendo, aunque la tecnología sea el foco del crecimiento del país sigue habiendo muchos hechos que oscurecen esta transformación.
SOMBRAS AUTORITARIAS
Para conseguir todo lo que se ha conseguido, el propio Lee Kuan dijo que no podía aplicar las mismas condiciones que las democracias occidentales en un país en desarrollo, por este motivo involucró al Estado de Singapur en la vida privada de los ciudadanos. Respecto al ámbito financiero el Estado liberalizó la economía, pero volvió al control de sus ciudadanos y de las libertades individuales y la centralización política que trajo estabilidad supuso también un recorte de muchas de estas libertades.

También en términos de libertad de prensa existen muchas restricciones. En el Índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras ocupa los últimos puestos, por ejemplo, según el índice de 2020, Singapur ocupa el puesto 158 de los 180 países examinados. Tanto la televisión como la radio están controlados por una empresa estatal, así como los periódicos son dirigidos por una empresa privada muy vinculada al gobierno. Lo mismo ocurre en términos electorales, aunque hay elecciones libres el sistema garantiza la permanencia del partido gobernante con una oposición muy débil y sin apenas representación.
También son muy conocidas las duras sanciones y castigos que se imponen cuando el gobierno considera que un ciudadano no ha actuado de la forma en la que debe, por ejemplo, el castigo a base de torturas y latigazos es legal. Muchas de estas sanciones están recogidas en la Ley de Seguridad Interna, la cual ejemplifica el control que puede ejercer el gobierno y lo restrictivo que puede llegar a ser en cuestiones de libertad individual. Otro ejemplo es que cuando el gobierno considera que puedes resultar una amenaza para la seguridad nacional pueden aplicar lo que han establecido como detención preventiva, que es efectiva aún sin la existencia de evidencias o pruebas.
La justificación para estas penas y castigos tan altos es que la gente no se atreva a delinquir, así como el argumento de que la prosperidad con la que se vive hace que la gente no tenga la necesidad de delinquir y por lo tanto no se tengan que aplicar estos castigos. Además, el país cuenta con cámaras y sistemas de vigilancia a la lo largo y ancho de la isla, por lo que es muy difícil salir impune.

El problema que existe con algunas de estas normas o leyes que están penadas con estos castigos tan severos viene en cuanto se refieren a libertades que en cualquier otro país no tendrían normas que las regulasen, pues son conductas que pertenecen a la libertad personal de cada individuo. Un ejemplo lo encontramos en una elección tan personal como es la orientación sexual de cada uno, ya que la homosexualidad masculina está criminalizada y prohibida por ley en el país. Este es el problema del crecimiento de Singapur, el coste en derechos humanos. Todo esto se basa en lo que el propio Lee Kuan Yew decía sobre tener un contrato social diferente al occidental, basado en disciplina y orden que se traducía en un control intenso de la vida individual y privada de sus ciudadanos, lo cuál no resulta habitual en la mayoría de los países occidentales.
A pesar de todo esto y como hemos mencionado al principio de este artículo, Singapur es utilizado por muchos países occidentales como ejemplo a seguir de liberalismo económico, progreso y bienestar de su población. Por ejemplo, Lee Kuan Yew tras su muerte fue elogiado por Barack Obama por el progreso que había traído a Singapur y haberlo convertido en una ciudad moderna y avanzada. Y no solo recibe elogios y es usado como modelo, sino que además y a diferencia de otros países, la presión internacional que recibe es muy limitada, aunque esté demostrada la falta de respeto por los derechos humanos.
CONCLUSIONES
Viendo la transformación económica que ha experimentado el pequeño país hasta convertirse en lo que es actualmente, nos resultaría lógico que su caso se pueda utilizar como ejemplo para algunas de las democracias occidentales. Lejos de ser así, cuando prestamos atención a los costes que ha tenido ese progreso resulta un tanto cuestionable si el ejemplo sigue siendo igual de válido o lógico.
El hecho de ser un Estado tan pequeño y reducido permite tener un mayor control al gobierno de su ciudadanía, esto junto a la libertad económica es lo que ha propiciado las condiciones para tal nivel de desarrollo. Sin embargo, esta relación nos plantea una serie de cuestiones y debates que entran tanto en ámbitos morales como prácticos, ya que no se puede reducir el coste de este progreso en las evidentes violaciones de derechos humanos que existen, sino que incluso en términos de mantener este crecimiento y nivel de prosperidad es cuestionable el mantenimiento de la misma forma de gobierno. Singapur puede enfrentar cada vez mayores problemas de confianza y cohesión para continuar con los mismos niveles de crecimiento.
Su pertenencia a la ASEAN puede resultar clave en el desarrollo de esta tendencia de gobierno, en función se vaya estableciendo de forma más sólida la integración regional y se determinen de forma más clara los roles que vayan asumiendo los países miembros tanto internamente como de cara al exterior, veremos si la presión internacional hacia Singapur se vuelve más intensa o si por el contrario sigue con la misma tibieza que hasta ahora.