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El concepto de psicopatía siempre ha suscitado gran interés al tratar de describir aquellas conductas que atentan contra las normas sociales, y que, además, no pueden ser explicadas por otro trastorno mental, lo que lo convierte en un tema especialmente controvertido.

El Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales (DMS) ha eliminado el término psicopatía y lo ha “sustituido” por sociopatía, de modo que a lo largo del articulo nos referiremos a ello como tal.

¿Qué es la sociopatía?

Cuando en psicología hablamos de sociopatía nos estamos refiriendo a un trastorno sufrido por aquellas personas que presentan un desajuste en el funcionamiento de la personalidad con ciertas características. Son individuos egocéntricos que establecen sus metas en base a su gratificación personal. Presentan una ausencia de criterios prosociales internalizados además de una incapacidad de amoldarse al comportamiento ético, legal o culturalmente.

También muestran falta de preocupación por los sentimientos, necesidades o sufrimiento de los otros, así como falta de remordimiento después de tratar mal a otros. Tienen incapacidad para establecer relaciones íntimas y se sirven de la intimidación para controlar a terceros, situándose en un rol dominante.  Usan la seducción, el encanto o la intriga para conseguir sus propios objetivos.

Son personas deshonestas y tienen sentimientos frecuentes de enfado, rabia y comportamiento vengativo.  Actúan de forma impulsiva sin un plan y sin tener en cuenta los resultados lo que supone una despreocupación por sus obligaciones financieras u otros tipos de compromiso.

Relación entre sociopatía y terrorismo

Si pensamos en los terroristas, en contraposición a los sociópatas, podemos darnos cuenta de que son vistos por su grupo como personas que hacen el bien y luchan por la libertad de su comunidad. Esta es la razón por la que son personas aclamadas por su entorno e incluso recompensadas por ello. Así visto, nosotros podríamos entender que actúan de forma contraria a la sociedad, cuando en realidad ellos sí que se comportan acuerdo con las normas, costumbres o creencias de su grupo social.

En referencia a la falta de empatía, se suele pensar que los terroristas carecen de ella. Pero estudiando su personalidad y acciones, comprendemos que no carecen de ella, pues sienten apego hacia sus familiares y compañeros de grupo. Al contrario de lo que se piensa, la capacidad empática es una característica esencial para poder introducirse en unos de estos grupos, ya que sus acciones son llevadas a cabo por la compasión que sienten hacia sus iguales -los que ellos consideran como tales-. Se podría decir que muchos de sus comportamientos son altruistas pues son capaces de dar todo lo que tienen por el bien de su grupo. Los terribles actos que planean o que cometen no los hacen por falta de empatía si no por no considerar al resto de la sociedad como iguales. Se encuentran en una dualidad cognitiva en la que clasifican a la sociedad en buenos y malos.

Esto podría verse explicado por el fenómeno que en psicología se conoce como “visión en túnel”. Un entramado de presión física y mental como consecuencia de un peligro, hace que la persona enfoque sus conductas de categoría extremista hacia el objeto que considera peligroso.

Tampoco se podría considerar a los pertenecientes de grupos terroristas como impulsivos, pues muchos de los actos cometidos por los terroristas son estudiados y evaluados durante largos periodos de tiempo, en los que tienen que conseguir las herramientas necesarias, e incluso reclutar a más miembros para poder llevar a cabo su objetivo.

Numerosas entrevistas y evaluaciones psicológicas concluyen que son personas racionales que saben lo que hacen y son capaces de evaluar las consecuencias de sus actos. Esto no quiere decir que no tengan otros problemas como desinhibición a la violencia, visión polarizada de la sociedad, utopismo o extremismo ideológico.

Con lo expuesto anteriormente, se puede decir que de momento no hay evidencia empírica para relacionar la sociopatía con el terrorismo. No debemos apresurarnos al pensar y asociar a los terroristas con una personalidad psicopática o sociopática, aunque es inevitable aceptar la posibilidad de la existencia de sujetos que, perteneciendo a estos estos grupos terroristas, sí que cumplan con los criterios diagnósticos de este trastorno.

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