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Tras veinte años de dictadura, en 2018 el General Omar Bashir perdió el poder en Sudán a raíz de las protestas surgidas en la nación, que han sido consideradas el último coletazo de la Primavera Árabe de 2011.

Unos pocos años antes -en 2011- Sudán del Sur se había independizado de Jartúm acaparando buena parte de las materias primas y de los hidrocarburos que llenaban las arcas del Estado sudanés.

El expresidente sudanés Omar al Bashir llegando a Juba. Fuente: Al Jazeera English

Pese a su etnia, se considera a Sudán un país más o menos árabe -y desde luego es un país musulmán- a ello se suma su vecindad con Egipto al norte y Arabia Saudita al otro lado del Mar Rojo, por lo que el juego geopolítico árabe llega hasta este actor.

Tradicionalmente, Omar al Bashir confió en mantener cierta equidistancia con los vecinos árabes favoreciendo los lazos políticos y económicos con el Eje de Resistencia capitaneado por Irán, y con el Eje de los Hermanos Musulmanes representado por Turquía y Qatar.

Se estima que Sudán posee una población de 48 millones de habitantes de los que 20 millones son menores de 14 años y, con una economía primitiva basada en el sector primario y en la que la actividad pastoril ocupa buena parte de la mano de obra, el 70% de la población se identifica como árabe.

Sin embargo, la independencia de Sudán del Sur y la pérdida de ingresos hicieron que Jartúm se esforzase por atraer la generosa financiación de los países del Golfo y especialmente de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.

Proestas en el sur de Sudán por una separación del norte. Bashir dijo en su momento que estaba comprometido con la unidad como opción, 2011. Fuente: Al Jazeera

De hecho, para congraciarse con sus vecinos árabes Sudán se unió a la Coalición árabe que intervino en la Guerra de Yemen proveyendo un pie de ejército de más de 14.000 soldados convenientemente pagados y pertrechados por los países del Golfo.

Con todo, en 2019 estallaron unas protestas que más tarde serían denominadas como la "revolución sudanesa", durante la cual Al Bashir perdió el favor de las Fuerzas Armadas a raiz de que el Jefe de Estado Mayor -el Teniente General Abd al Fatah al Burján- se puso de parte de los manifestantes e instituyó un gobierno provisional mediante el Consejo Militar de Transición y pasando a encabezar el Consejo Soberano, el principal órgano ejecutivo.

El General Al Burján (63 años, 1960) es oriundo de una aldea junto al norte del Nilo sudanés, su carrera fue notable habiendo servido como jefe de la guardia fronteriza, del ejército de tierra y finalmente de las Fuerzas Armadas al ser nombrado inspector general.

El General había sido el principal encargado de planificar el importante despliegue sudanés en Yemen, donde estableció una estrecha relación de confianza con sus homólogos saudíes y emiratíes, todo lo que probablemente sirvió para granjearle la simpatía del Golfo una vez obtuvo el poder.

Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán, reunido con el presidente del Consejo Soberano de Sudán, Abdel Fattah Abdelrahman al-Burhan, 2019. Fuente: President.az

A fecha de hoy, Al Bashir ha sido juzgado y condenado en la propia Sudán y tiene abierta una orden de la Corte Penal Internacional, a cuya disposición podría ser puesto en los próximos meses. La caída en desgracia de la estirpe Al Bashir llega incluso a sus esposas, a las que se les ha acusado de cobrar ilegalmente la pensión militar de viudedad de sus esposos muertos pese a estar casadas con Al Bashir.

Entretanto, los países árabes siguieron financiando la complicada situación del gobierno sudanés y en particular Abu Dabí -más hábil que su vecino saudita- puso en marcha sus mecanismos de ayuda a la cooperación como herramienta diplomática y de mejora de la imagen pública.

Simultáneamente, Abu Dabí ha firmado diversos acuerdos estratégicos con las nuevas autoridades sudanesas, como es el caso del futuro puerto de Amama, situado al norte de Puerto Sudán -la principal terminal del país hasta ahora- y que será construido por un consorcio de capital emiratí por un importe de 6.000 millones de dólares.

Típico vídeo utilizado por las autoridades emiratíes.

Si bien la ayuda internacional ha permitido estabilizar temporalmente la situación, los problemas al sur del país siguen siendo un importante quebradero de cabeza por dos factores:

  • La Guerra del Tigray y la construcción de la Presa del Renacimiento en Etiopía tensan al máximo las relaciones Abdis Adeba - Jartúm obligando a este último a desplegar tropas junto a la frontera.
  • La eterna guerrilla liderada por el Frente de Liberación Sudanés, el Movimiento Popular de Liberación de Sudán-Norte.

Respecto al asunto etíope, Jartúm ha aprovechado sus buenas relaciones con el Eje Árabe para hacer frente común con Egipto y presionar a Etiopía para que ceda a las negociaciones.

En cuanto al segundo asunto, desde la entrada del General en el gobierno se estableció la hoja de ruta para un proceso de paz que permitiera concluir la guerra en Darfur y el conflicto en Kordofan Sur y el Nilo Azul.

Aunque a trompicones, la hoja de ruta ha logrado progresar en buena medida gracias al apoyo internacional de la Unión Europea, los propios actores árabes o el papel de la Unión Africana.

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