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Los turcos han puesto en marcha la cuenta atrás para las elecciones presidenciales de 2023. A pesar del creciente autoritarismo, la oposición, después de veinte años, podría acceder al gobierno. Las elecciones municipales de 2019 devolvieron la esperanza a muchos turcos, y las encuestas hablan de que, en caso de ser las próximas elecciones libres y justas, una unión de los partidos de la oposición podría ser suficiente para hacerse con el poder.

El partido del gobierno, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), consciente de su caída en las encuestas en gran parte debido a la grave crisis económica, no ha tardado en entender que para ganar de nuevo la mayoría de apoyos deberá garantizar un mínimo de estabilidad económica, así como recuperar parte de los votos nacionalistas, los cuales parecen estar escapándose hacia partidos de la oposición como el IYI Parti.

Uno de los carteles utilizados por el Partido Justicia y Desarrollo en las elecciones generales turcas de 2011, con una imagen de Erdoğan y el lema "Turquía está lista para el objetivo 2023". Fuente: mirata

La situación interna de Turquía, sumada a la difícil posición regional marcada por la guerra de Ucrania y el fracaso de su intento de presentarse como potencia mediadora, ha abierto una nueva etapa en las relaciones externas turcas basada en tres elementos: la reconciliación con posibles inversores, la presión para la obtención de concesiones en materia de seguridad y la narrativa nacionalista para el rédito político.

Ante la crisis económica, reconciliaciones

La grave crisis económica y energética que vive Turquía parece haber hecho replantearse al gobierno del AKP las relaciones con sus vecinos en busca de inversión y cooperación. Durante los últimos meses, tras una actividad diplomática frenética, las relaciones con los EAU, Arabia Saudí e Israel han sido devueltas a su normalidad después de un largo periodo de desencuentros.

En el caso emiratí, las diferencias con respecto a Libia, Egipto o Qatar marcaron una época de tensiones que se resolvió el 14 de febrero con la firma de hasta diez acuerdos, comprometiéndose los EAU a una inversión de diez mil millones de dólares.

Las relaciones turco-saudíes ya estaban muy deterioradas cuando se rompieron porque Turquía acusó al gobierno saudí de asesinar al periodista Jamal Khashoggi en su embajada de Ankara, en una clara intención de deslegitimar a Muhammad Bin Salman ante la comunidad internacional. Ahora, en favor de la normalización, Turquía ha transferido el estudio del caso a Arabia Saudí, lo cual deja la investigación en un punto muerto y abre las relaciones entre ambos estados a nuevas oportunidades de cooperación. Normalizar las relaciones no sólo afectará en materia económica, sino también militar, ya que Arabia Saudí está interesada en adquirir drones turcos Bayraktar TB2.

La tercera reconciliación ha sido con Israel. En marzo de 2022 el presidente Isaac Herzog fue el primer líder israelí en catorce años en visitar Turquía, manteniendo conversaciones cordiales con Erdogan y poniendo punto y aparte a la crisis causada tras el incidente del Mavi Marmara, en el que las tropas israelíes asesinaron en aguas internacionales a nueve ciudadanos turcos que se dirigían a Gaza en un barco con ayuda humanitaria. El discurso antisemita que caracteriza al AKP tampoco ha empañado una recuperación de las relaciones que promete una nueva etapa cooperación especialmente en el campo energético[1].

¿Problemas en la OTAN?

A pesar de los intentos de mediación en Ucrania, el alargamiento del conflicto ha mostrado una Turquía con actitud favorable hacia Rusia, negociando la importación de grano a través del Mar Negro[2] y permitiendo el paso de barcos rusos por el Bósforo, muchos de los cuales son sospechosos de llevar cargamento militar[3] y, por tanto, de violar el acuerdo de Montreal, que prohíbe el paso de barcos de guerra en caso de conflicto bélico. Además, en las últimas semanas Ucrania ha llamado a Turquía a detener a los barcos rusos que supuestamente cruzan el Bósforo cargados de grano ucraniano robado.

Al mismo tiempo, la situación turca en la OTAN no sólo se ha enfriado, sino que ha alcanzado nuevos mínimos. Si bien el debate sobre la compra del sistema de defensa antiaérea S400 tiene un largo recorrido y sigue suponiendo un asunto espinoso, el reciente levantamiento del veto turco al acceso de Finlandia y Suecia a la OTAN por acoger a miembros del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) y a miembros de la organización del clérigo suní Fethullah Güllen, ha dado lugar a una nueva dinámica en las relaciones turcas con la OTAN.

El objetivo turco, por tanto, no ha sido el de bloquear a nuevos miembros sino elevar sus preocupaciones en materia de seguridad a la arena internacional: la cooperación internacional en la lucha contra el grupo armado PKK, el cual está reconocido como entidad terrorista por la OTAN, y la persecución de la organización de Gülen, acusada de orquestar el intento de golpe de Estado en 2016.

A pesar del reconocimiento por parte del Secretario General de la OTAN Jens Stoltenberg de la necesidad de responder a las demandas turcas en materia de seguridad, un 65,3% de la población turca desconfía de la OTAN[4], lo que ha facilitado que Turquía adopte una actitud independiente y desafiante en la organización, percibiendo su participación como un juego de cero-suma.

Esta desconfianza, unida al casi unánime apoyo nacional en la lucha contra el terrorismo puede provocar una inclinación en la balanza de apoyos hacia el AKP. El hecho de que Turquía haya levantado el veto hacia Finlandia y Suecia, por tanto, proporciona al gobierno turco el triple rédito de haber plantado cara a Occidente, el de haber forzado a otros Estados a colaborar en materia de seguridad con Turquía y, por último, el de haber triunfado.

La lucha contra el terrorismo del PKK, en el centro de la agenda política

Directamente en relación con sus demandas en la OTAN y con su papel autónomo en la organización, el presidente Erdogan ha anunciado recientemente la invasión de dos ciudades al norte de Siria, Manbij y Tal Rifaat. Según el presidente, la invasión tiene el objetivo de mantener la seguridad en la frontera y de luchar contra el terrorismo del PKK y de su brazo sirio, el YPG (Unidades de Protección Popular). Posiblemente con el amén de una Rusia centrada en Ucrania, Turquía está utilizando esta maniobra militar para subrayar sus demandas en materia de seguridad y reforzando su argumento para el veto a Finlandia y Suecia.

Sin embargo, otra lectura de esta invasión la encontramos, una vez más, en las elecciones. Dos motivos que unen a los nacionalistas turcos son la lucha contra el terrorismo del PKK y la presencia masiva de refugiados sirios.

Primero, una intervención militar antiterrorista es un punto común que uniría a un espectro mayoritario del electorado turco. Más de un tercio de los grupos nacionalistas, islamistas y conservadores (un 40% en 2020, un 37% en 2021) aprueba el uso de métodos militares en la lucha antiterrorista, seguido de un 25% que defiende la negociación política[5]. Además, las cuatro intervenciones anteriores en Siria tuvieron como resultado inmediato un notable aumento en los apoyos a Erdogan.

Porcentaje del voto popular ganado por el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) pro kurdo en las elecciones generales turcas de 2015. Fuente: Emreculha

Segundo, una ampliación de la zona de contención en Siria y la inversión en proyectos de construcción en suelo sirio[6] pueden anunciar el comienzo de una repatriación de los refugiados. Ya hace unas semanas, el presidente Erdogan pidió a los sirios su repatriación voluntaria, lo que hizo saltar las alarmas sobre una posible futura repatriación forzosa[7]. Esto podría tener nuevamente un gran rédito político, ya que el discurso anti-refugiados lleva meses creciendo, con un 68% de los turcos descontentos por su presencia.

Por último, el gobierno turco del AKP nunca ha dudado en vincular al partido kurdo HDP (Partido Democrático de los Pueblos, con el 10% de los votos en las próximas elecciones según las encuestas) con el PKK y el YPG, por lo que una posible futura ilegalización en base a su presunta vinculación con los grupos terroristas en el contexto de la invasión podría facilitar la victoria del AKP en las elecciones del año siguiente[8].

Reviviendo tensiones con Grecia: a la caza del voto nacionalista

En las últimas semanas, al mismo tiempo que Turquía anunciaba una nueva intervención en Siria, las tensiones con Grecia han vuelto a alcanzar un punto crítico.

Estas tensiones, que siguen una tradición de altibajos que se remonta a la propia guerra de independencia turca e incluso a la independencia griega del Imperio Otomano, han alcanzado un nuevo pico en estas últimas semanas. Desde 2016 el presidente Erdogan ha venido adoptando una retórica agresiva hacia Grecia y un discurso contrario a los tratados de Lausana y de París, a través de los cuales se estableció la distribución de las islas del Egeo.

Con el tratado de París de 1947 Italia cedió a Grecia el Dodecaneso a cambio de su desmilitarización. Sin embargo, Turquía ha puesto en duda la soberanía griega tanto de las islas como de las aguas territoriales, denunciando que las islas están siendo militarizadas y violando en varias ocasiones el espacio aéreo griego.

Sin reconocer la Ley Marítima de la ONU y bajo la doctrina de la Patria Azul (Mavi Vatan), Turquía ha adquirido una postura desafiante en la que Erdogan se ha negado reconocer al primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis[9] y ha hecho paralelismos con la Guerra de Independencia turca, en la que Grecia ocupó la Anatolia Occidental y fue expulsada por las tropas de Atatürk. A partir del revisionismo histórico y negando el derecho internacional, desde medios del gobierno se ha llegado a afirmar que Turquía tiene derecho sobre las mencionadas islas.

Aunque las probabilidades de conflicto bélico son escasas, la posición turca con respecto a los vecinos griegos responde al mismo patrón que en su política de la OTAN: aprovechar la situación para reclamar sus intereses estratégicos, en este caso en el Mediterráneo, y al mismo tiempo obtener rédito político para las elecciones a través de un discurso nacionalista.

¿Qué podemos esperar de Turquía en los próximos meses?

Mediante el uso de la presión Turquía ha logrado llevar a la arena internacional sus demandas en materia de seguridad. Esto ha ganado el reconocimiento de una OTAN que ve cómo Turquía no sólo no aplica las sanciones a Rusia sino que mantiene las comunicaciones abiertas. La necesidad de la OTAN de calmar a Turquía tanto en cuanto al veto a Finlandia y a Suecia como en su enfrentamiento con Grecia pasa por reconocer sus demandas y hacer concesiones.

Sin embargo, la tendencia a negociar a través de la presión parece haberse convertido en una constante en la política exterior turca, como ya se vio con las crisis de refugiados en 2016 y 2019. Si Erdogan sigue cayendo en las encuestas podemos encontrarnos con escenarios en los que Turquía demande más, ya que las concesiones a Ankara tendrán un rédito electoral favorable para el gobierno del AKP, que en la última década ha tendido a usar las tensiones externas para ganar el favor del electorado.

Erdogan con el presidente israelí Yitzhak Herzog en el Palacio Presidencial, Ankara, 9 de marzo de 2022. Fuente: Spokesperson unit of the President of Israel

Los efectos de la crisis en Ucrania, la crisis económica y la pérdida de popularidad han llevado al gobierno del AKP a un punto en el que la estabilidad es un bien anhelado. Encontrar esa estabilidad pasará por hallar nuevos inversores externos, buscar concesiones en la arena internacional y recurrir a un discurso nacionalista que gane de vuelta al electorado perdido.



[1]http://eprints.lse.ac.uk/75701/

[2]https://apnews.com/article/russia-ukraine-turkey-middle-east-sergey-lavrov-6f0447bfa71448f2c4b8f78a7414ce45?utm_campaign=Turkey%20recap&utm_medium=email&utm_source=Revue%20newsletter

[3]https://www.mei.edu/publications/russia-violating-spirit-montreux-using-civilian-ships-war

[4]https://twitter.com/ozersencar1/status/1536354155559788546

[5]https://www.khas.edu.tr/sites/khas.edu.tr/files/inline-files/turkeytrends-web-press.pdf

[6]https://www.dailysabah.com/politics/turkey-to-build-200000-homes-for-1m-syrians-to-resettle-voluntarily-erdogan/news

[7] https://www.bbc.com/turkce/haberler-turkiye-61307585

https://www.al-monitor.com/originals/2022/05/erdogan-unveils-plans-send-1-million-syrians-back-anti-refugee-sentiment

[8]https://bianet.org/english/politics/262799-police-raid-on-hdp-and-hdk-many-detained?utm_campaign=Turkey%20recap&utm_medium=email&utm_source=Revue%20newsletter

[9]https://www.trt.net.tr/espanol/turquia/2022/05/23/erdogan-para-mi-ya-no-existe-un-tal-mitsotakis-1831133

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