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Ya es oficial. Olaf Scholz será el nuevo presidente de Alemania gracias al primer gobierno tripartito de la historia y Ángela Merkel no dará el discurso de navidad por primera vez en 16 años. El SPD, los Verdes y el FDP han conseguido llegar a un acuerdo en el que los socialdemócratas ocuparán los ministerios de trabajo y asuntos sociales, sanidad, defensa, interior, y cooperación y desarrollo, además del nuevo ministerio de construcción y la cancillería.

Finalmente, después más d euna decada Ángela Merkel dirá adiós a la cancillería alemana. Fuente

Por su parte, los Verdes tendrán a Robert Habeck como vicecanciller y ocuparán los ministerios de economía, medio ambiente, familia, exteriores y agricultura. Por último, los liberales del FDP  se harán con las carterasde finanzas, justicia,transporte y educación.

Agenda progresista

Existía preocupación en los sectores progresistas del SPD y Los Verdes por la entrada en el gobierno del FDP. Consideraban que los liberales, necesarios para formar gobierno, podrían mostrar una intransigencia en las negociaciones que acabara diluyendo los programas sociales y medioambientales por los que apuestan ambas formaciones, finalmente no ha sido así.

El nuevo gobierno tiene una amplia agenda social que recoge la subida del salario mínimo a 12€ la hora (propuesta estrella del SPD), la construcción de 400.000 viviendas al año de las que 100.000 han de ser públicas con la esperanza de aumentar la oferta para que el precio de la vivienda decrezca, la legalización del cannabis, pensiones mínimas del 48% de salario promedio o, el derecho a voto a los 16 años.

Los Verdes por su parte han conseguido desplazar el fin del carbón a 2030, inicialmente establecido en 2038, inversiones verdes y el compromiso de satisfacer el 80% de la demanda energética alemana con energías renovables para 2030. Los Liberales han conseguido incluir en el programa más incentivos fiscales para empresas y mantener el freno de deuda para limitar el gasto deficitario, lo cuál ha sido uno de los grandes debates tanto durante la campaña como durante las negociaciones.

Sin embargo, más allá de lo transformador de su agenda interior dónde este gobierno representa realmente un giro con respecto a la administración de Merkel, es en su política exterior donde destaca con una marcada posición europeísta.

Agenda Europea

El acuerdo de gobierno dedica una especial atención a Europa (se menciona 244 veces, 100 más que Alemania) y tiene varios puntos interesantes que suponen un giro importante en muchos asuntos.

En primer lugar, reafirman su compromiso con la Europa Federal, algo que aunque no deja de ser una aspiración futura conviene recordarse en el contexto actual, dónde algunos estados miembros proponen la destrucción de la Unión Europea bajo el eufemismo de la “Europa de las naciones”.

La lucha por la defensa de la democracia y el Estado de Derecho ha sido el gran punto negro del legado de Merkel, nunca quiso confrontar directamente con Polonia y Hungría a pesar del declive democrático en el que se sumieron sus gobiernos, siempre buscó una posición de consenso dando alas a sus demandas y a su comportamiento autoritario, en parte por su propia concepción de la UE en la que debía priorizarse el consenso y la unanimidad por encima de todo, para evitar generar varias Europas a distintos niveles de integración y en parte por los intereses de su propia industria, a los que priorizó respecto a los intereses europeos.

Con este nuevo gobierno esa situación parece que se acaba y es que han empleado un tono muy duro con Polonia y Hungría, se han mostrado contrarios a que sigan recibiendo fondos de la UE mientras incumplen sistemáticamente sus reglas y han llamado a la Comisión a que active el mecanismo de condicionalidad cuanto antes.

De izq. a der. El Líder del FDP Christian Lindner, el nuevo canciller Olaf Scholz, y los líderes verdes Annalena Baerbock y Robert Habeck.

Respecto a Rusia y China, el nuevo ministerio de exteriores alemán liderado por la verde Annalena Baerbock tendrá un discurso mucho más duro. De hecho, ya en el propio acuerdo de gobierno se menciona a Taiwán (la primera vez en la historia que ocurre) y se muestra apoyo a que participe en organizaciones internacionales, además ya se establecen las líneas de una política exterior en la que los derechos humanos tendrán una mayor importancia y se le exigirá a China mucho más en este sentido, si quieren mantener buenas relaciones con un socio al que necesitan tanto como Europa.

Con Rusia ocurre lo mismo y ya estamos viendo un tono mucho más asertivo, tanto los Verdes como los Liberales se oponen al Nord Stream 2 y en el acuerdo se exige el “fin inmediato” a su interferencia en Ucrania. Ambos partidos son marcadamente atlantistas lo que puede ser la punta de lanza para una política exterior mucho menos permisiva con Moscú y Pekín, más aún cuando reconocen la necesidad de europeizar las relaciones con ambos actores y alejarse de las interlocuciones bilaterales que dificultaban tener un discurso unificado.

El tripartito no se olvida del gran dolor de cabeza de la UE los últimos años, Reino Unido. Reconocen la necesidad de cooperar con el gobierno británico en asuntos prioritarios como seguridad pero avisan de que se deben cumplir los acuerdos firmados y que, si Reino Unido decide acabar con el protocolo de Irlanda del Norte, deben establecerse las medidas necesarias y la UE debe tener una respuesta dura.

Respecto a la economía, se deja la puerta abierta a reformar las reglas fiscales y a convertir el NextGeneration en un sistema permanente, abriendo así la posibilidad de los eurobonos como sistema definitivo. También se pretende generar un impulso para completar la unión bancaríay aportar a la UE  nuevos recursos para hacer frentea su presupuesto.

Con este acuerdo se culminan casi tres meses de negociaciones con el que los tres partidos pueden estar satisfechos, ninguno de los tres ha conseguido imponer por completo su programa ni ninguno de los tres lo pretendía, han sabido ceder y su postura se ha visto recompensada, estableciendo un gobierno antes de lo previsto y en el que los tres ven recogidas sus demandas. Este gobierno es una mala noticia para Rusia, China, Polonia y Hungría y una buena noticia para la Unión Europea, sin ser ninguna revolución, representa un cambio claro de posición alemana que traerá cambios positivos a la UE.

A falta de cumplir lo acordado, podemos decir que Alemania ha pasado de ser uno de los frenos de la integración europea a uno de los impulsores, y eso es una gran noticia para Europa.

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