Medio de comunicación independiente

Entrevista realizada por Irene Rodríguez y Miriam González

Federico Aznar Fernández-Montesinos es Capitán de Fragata de la Armada Española, Doctor en Ciencia Política (UCM), profesor universitario y  polemólogo especializado en cultura islámica y geopolítica. Como analista  principal del Instituto Español de Estudios Estratégicos es autor de numerosos artículos y monografías.  Además, tiene varios libros publicados  entre los que se encuentran “Entender la Guerra en el Siglo XXI”, “La ecuación de la Guerra” y “Repensando el liderazgo estratégico”.

Si la guerra no es un concepto estático, ¿cómo se entienden actualmente los conflictos armados y cuáles podrían ser, a día de hoy, los principales puntos de fricción entre los Estados más allá del plano estrictamente militar?

Tanto la guerra como la paz son actividades políticas, no son conceptos o planos solo o estrictamente militares; describen modos de relación, por eso son variables. Dependen de cada caso. Una guerra puede verse como un choque entre dos ideas de paz diferentes. De hecho la paz no se soporta tanto en la justicia como en la injusticia que son capaces de soportar las partes. La guerra es una actividad paradójica.

El plano militar es un plano de fricción, pero todos lo son: la economía, los medios, la ética,… porque la guerra es un choque de poderes. El maquiavelismo de la estrategia confunde fuerza con poder. Pero eso es un grave error, una simplificación desastrosa que lo único que prueba es que no se entiende el conflicto que se está afrontando.

En su libro “Entender la Guerra en el siglo XXI” se hace referencia al lenguaje como un plano más del enfrentamiento, ¿cuáles son los efectos de las palabras y los discursos en las estrategias militares?

Las palabras no son neutrales, sirven para dotar de un marco a las actividades que describen. Se utilizan para construir el marco mental o emocional en que se desarrollan las estrategias. La guerra es una actividad del espíritu y el espíritu, en realidad, se alimenta de palabras más que de elementos materiales.

Las narrativas son ideas y aproximaciones a la realidad concatenadas con las que se pretende fijar los temas del debate primero y su resolución después. Son instrumentos de control mental.

Ganan las guerras quienes describen con palabras lo que es la paz. Atenea era la diosa griega de la guerra inteligente, de la guerra justa… y también de la palabra… que es precisamente lo que sirve para describir a estas.  Ares, sólo dios de la guerra, al final nunca ganaba.

En  2016 el diccionario Oxford escogió “post-truth” (posverdad) como la palabra del año ¿En qué consiste esta práctica y  cómo afecta a la seguridad nacional de los Estados?

Una comunidad solo existe con verdades compartidas de modo que una fractura de la verdad trae consigo una fractura de la comunidad. Además el que tiene el poder tiene, o suele tener, la verdad por lo que las luchas por la verdad tienen un fondo de luchas por el poder.

La posverdad sirve pues a la fractura de la verdad y atenta contra la democracia en la medida en que esta se cimienta sobre las decisiones de ciudadanos informados. Toda sociedad se cimienta sobre instituciones que sirven a la consolidación de las fracturas existentes en la sociedad, la posverdad sirve a laminar estas instituciones y a ensanchar las fracturas especialmente en periodos de gran estrés para los Estados como son las citas electorales.

De acuerdo a su definición sobre liderazgo, ¿actúan como líderes estratégicos China y EEUU en la guerra comercial actual? 

La complejidad es el sino de nuestro mundo. Ambos son líderes estratégicos y también rivales geopolíticos pero no enemigos. La categoría amigos / enemigos borra una gran cantidad de lazos de unión y cooperación que no pueden obviarse. Ambos forman parte de un sistema estable asentado por las interconexiones y que por ello no puede modificarse en el corto plazo sin gran quebranto propio.

¿Cómo se fomenta una mayor cooperación interestatal en materia de seguridad en momentos de competencia geopolítica entre grandes potencias? 

Las relaciones han crecido de un modo muy superior al que lo ha hecho el marco normativo, al igual que sucedió cuando se implantó el maquinismo en los Estados en el siglo XIX, lo que dio pie a graves conflictos sociales.

Así, el marco regulativo internacional, el Derecho, va muy despacio y se está permitiendo, de este modo, el desarrollo de políticas de poder. Hay que favorecer la regulación y fortalecer las instituciones regulatorias para evitar el desarrollo de políticas de poder y de imposición partidista de reglas.

La estabilidad es de interés de todos los actores. China no quiere una crisis del dólar porque tiene muchos fondos en esa moneda y Estados Unidos precisa de la industria china para suministrar, a su vez, sus propios servicios. La visión amigo / enemigo es muy inapropiada para la visión de las relaciones internacionales que precisan verse de modo sistémico y con la vista puesta en el largo plazo.

Hay que potenciar las organizaciones multilaterales para evitar las relaciones de mero poder y la interpenetración.

No debe permitirse la asimetría en el marco de las relaciones. Así no cabe la existencia de muros de cristal interiores para proteger empresas políticamente controladas e instrumentadas desde el poder mientras se actúa de modo liberal hacia el exterior beneficiándose del marco normativo y cultural vigente. La aceptación de las reglas reales de juego es prueba de buena fe y es algo que resulta imprescindible. Tampoco caben los oligopolios de dominación.

¿Es el dominio de la tecnología el nuevo factor determinante para el poder, como lo sería el lenguaje para Foucault? ¿Cómo prevé que evolucionen las brechas Norte-Sur con el avance tecnológico?

La tecnología es fuente de poder y un factor geopolítico que puede lotear al mundo creando relaciones de dependencia y vasallaje. Los países no pueden renunciar a la investigación porque sea más barato comprar tecnología. Su independencia va en ello. Deben fomentarse grandes empresas comunes para que también lo sean sus beneficios; debe ligarse educación y tecnología pero también fomentarse el humanismo buscando compensar el conjunto. La clave vuelve a ser la multilateralidad.

Los países no pueden renunciar a la investigación porque sea más barato comprar tecnología. Su independencia va en ello.

África es un mundo de oportunidades de desarrollo, por más que la brecha Norte-Sur se acentúe. La globalización y su lógica hegeliana de flujos y reflujos son un proceso imparable. La brecha que nos debe inquietar es la Este-Oeste. No es buena.

Va a haber grandes cambios sociales como sucedió con la llegada del maquinismo.

Te has suscrito correctamente a The Political Room
¡Bienvenido! Has iniciado sesión correctamente.
¡Excelente! Te has registrado correctamente.
¡Éxito! Su cuenta está completamente activada, ahora tiene acceso a todo el contenido.