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El pasado martes 8 de noviembre se celebraron las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, unas elecciones clave pues de su resultado dependía la capacidad legislativa de los dos años restantes del gobierno de Biden.

Los republicanos acudían a la cita electoral con viento favorable y con expectativas de arrebatar a los demócratas tanto el senado como la casa de representantes e imponer un bloqueo total en el gobierno demócrata. Sin embargo, al momento de escribir estas líneas y con el escrutinio ya totalmente terminado, es patente y notorio que el Grand Old Party (GOP) ha cosechado un resultado muy por debajo de lo esperado que permite a los demócratas coger oxígeno.

Joe Biden, hablando con los asistentes al Foro Presidencial sobre el Sentido de las Armas organizado por Everytown for Gun Safety y Moms Demand Action en el Centro de Eventos de Iowa en Des Moines, Iowa. Autora: Gage Skidmore

Las elecciones

En las elecciones de medio mandato se eligen a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y un tercio del senado (35 senadores). Su importancia es capital pues de la composición del Senado y la Cámara depende la capacidad legislativa del gobierno de turno durante los dos últimos años de mandato. Básicamente, si ambas Cámaras hubieran pasado a los republicanos, Biden no hubiera tenido posibilidad alguna de legislar grandes medidas.

Además, también se elige a 36 gobernadores, así como una plétora de elecciones locales y a cargos de relevancia como fiscales generales, secretarios de estado...

Como vemos, las elecciones de medio mandato tenían la capacidad de cambiar por completo el mapa político americano y los Republicanos se enfrentaban a ellas con mucho optimismo. Al fin y al cabo existían múltiples factores que les beneficiaban:

· Las elecciones de medio mandato suelen verse como un referéndum sobre el presidente, y Biden, con una popularidad del 42% y una inflación del 8,2%, no atravesaba su mejor momento.

· El precedente histórico operaba contra los Demócratas, el partido de gobierno suele perder una media de 26 representantes en la Cámara y 2 senadores en las elecciones de medio mandato.

· Las encuestas daban como favoritos a los Republicanos para ganar las dos Cámaras, si bien en el Senado mostraban un escenario igualado.

· La mayoría que los demócratas consiguieron en 2020 en la Cámara de Representantes era muy estrecha (222 escaños de 435), lo que hacía más difícil defenderla.

· En 8 de las últimas 10 elecciones de medio mandato el partido del presidente había perdido escaños en la Cámara.

· En 2020 las encuestas sobrevaloraron a los Demócratas.

Sin embargo, a pesar de todo esto los Demócratas no sólo mantendrán sus escaños en el Senado, sino que aumentarán su poder gracias a tres factores: Han ganado un escaño, de 47 a 48, y los republicamos han perdido uno, de 50 a 49; los dos senadores independientes han mostrado su apoyo al partido democrata por lo que su mayoría ya está consolidada 50-49; el senador por Georgia se decidirá en segunda vuelta el 6 de diciembre, si los Demócratas ganan habría una mayoría reforzada de 51 a 49 e incluso sin los senadores independientes, ya que en caso de empate (49-49) el voto de Kamala Harris, la vicepresidenta democrata, vale por dos).

Por otro lado, aunque han perdido la Cámara de Representantes, ha sido por un margen muy estrecho (han perdido 9 escaños, siendo el resultado final 220-212).

Para poner en perspectiva lo que ha ocurrido en estas elecciones les muestro un dato: En los últimos 100 años sólo ha ocurrido tres veces que el partido del presidente no pierda o incluso gane senadores y pierda menos de 10 escaños en la Cámara de Representantes (Roosevelt en 1934, Kennedy en 1962, y George Bush en las primeras elecciones tras el 11S). Parecía que los demócratas tenían todo en contra y aun así han conseguido un resultado realmente extraordinario, ¿Qué ha ocurrido?

Estas elecciones han sido especiales por una confluencia de factores que han contribuido a dañar a los Republicanos y han permitido a los Demócratas resistir mucho mejor de lo esperado.

En primer lugar, el gran protagonista de la campaña no fue Biden, sino Trump. El anuncio de su candidatura a las primarias republicanas para disputar las elecciones en 2024 parece inminente y los candidatos próximos al expresidente son los que lograron imponerse en muchos lugares durante las primarias.

Esto acabó dañando a los Republicanos pues difuminó la esencia de las elecciones de medio mandato como un referéndum sobre el presidente, apartando la atención de Biden y centrándola en los Republicanos. Relacionado con esto, la decisión republicana de presentar a candidatos estridentes y controvertidos (por decirlo de manera benévola), pero con pedigrí trumpista, se ha demostrado como una mala decisión, estos candidatos más radicales han rendido realmente mal en estas elecciones y parece que muchos de ellos han actuado como movilizadores de la izquierda.

Parece que tenemos evidencia suficiente para concluir que la radicalización de los Republicanos actúa como factor movilizador para sus bases, pero espanta a los moderados e indecisos. Por otro lado, existe una parte del electorado (pequeña, pero decisiva) que ven estas elecciones como una manera de equilibrar el poder y tienden a votar al partido contrario al que ostente la presidencia, de hecho esta es la tónica general de los midterms.

Sin embargo, en esta legislatura podríamos decir que el éxito legislativo más relevante de los Republicanos ha sido la decisión del Tribunal Supremo respecto al aborto. Esto ha contribuido a crear una imagen de unos Demócratas a la defensiva ante el empuje republicano, y en ese contexto votar a favor del equilibrio de poderes carece sentido.

El aborto ha sido uno de los temas de campaña y parece, a falta de datos más completos, que también ha actuado como movilizador de una izquierda que consideraba que el partido Republicano había ido demasiado lejos.

También existe una razón demográfica, en términos generales existen dos tipos de votantes en EEUU según la cita electoral, aquellos que sólo votan en las presidenciales y aquellos que votan siempre, este segundo grupo tiene un perfil demográfico bastante claro (blancos con estudios) y es precisamente este tipo de votante tradicionalmente republicano el que ha ido progresivamente pasándose a los demócratas tras la llegada al poder de Trump.

Consecuencias

Estos resultados tendrán consecuencias significativas para el futuro político inmediato de EEUU. Para los demócratas mantener el senado significa que podrán continuar nombrando jueces en los Tribunales Federales y un montón de instituciones políticas que necesitan aprobación senatorial.

Si los demócratas consiguen imponerse finalmente en Georgia y pasamos a un escenario de 51-49, se reduciría mucho el poder de los senadores demócratas obstruccionistas Manchin y Sinema, ganando así la cúpula del partido mucho más margen de maniobra.

Respecto a la Cámara de Representantes, con una mayoría republicana por la mínima, pueden generarse problemas en el liderazgo republicano, ya que con una mayoría mucho más reducida las distintas facciones del partido, especialmente las más radicales, se sabrán decisivas y tratarán de imponer su agenda para aprobar las propuestas republicanas, a la vez que los demócratas intentarán cooptar a los más moderados para votaciones concretas.

Por el lado de los Republicanos, la noche electoral tuvo un claro vencedor, Ron DeSantis. El gobernador de Florida ganó las elecciones con 19 puntos de ventaja sobre su rival demócrata y se presenta como la única alternativa republicana a la candidatura de Trump en 2024. En el reverso de esta victoria esta Trump, quién sale tocado.

El 45° Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ayudó a Ron DeSantis a ganar en el estado de Florida. 

Muchos de los candidatos que el mismo apoyó han demostrado ser un fracaso y han tenido que asumir varias derrotas en lugares de clara tendencia republicana, tanto es así que incluso los medios conservadores, imprescindibles en su ascenso, están alzando las voces en su contra y pidiendo al GOP que pase página alejándose de Trump.

El tiempo dirá el alcance de estas críticas y si son capaces de mantenerse, ya que cometeríamos un gran error si damos por muerto a Trump. Su carrera política se ha basado en superar las expectativas y a día de hoy continúa siendo el gran favorito para enfrentarse a Biden en 2024, pero es indudable que su posición en el partido se ha debilitado.

Por último, desde el punto de vista democrático Estados Unidos no ha esquivado una bala, sino varias. De los 12 candidatos que presentaban los Republicanos que no han reconocido los resultados de las elecciones de 2020, ocho han sido derrotados y los cuatro vencedores lo han sido en estados dónde se prevé una clara mayoría republicana que no dé lugar a conflictos electorales en 2024 en los que puedan influir. Con estas victorias clave el riesgo de cuestionamiento electoral y golpe de estado en las próximas elecciones no desaparece pero si se reduce.

Estas elecciones abren un nuevo ciclo político marcado por la debilidad de los republicanos que tendrán que reconstruirse tras su decepcionante actuación electoral y replantearse los límites del trumpismo. En este punto parece que Trump continúa teniendo un efecto movilizador muy grande, pero no así sus partidarios, el expresidente continúa siendo una fuerza política de primer orden pero el Trumpismo, sin él, tiene complicado presente y futuro y parece difícil que los Republicanos puedan encontrar una fórmula para combinar ambos aspectos.

Por parte de los demócratas perder la Cámara les complica mucho la actividad legislativa, pero el resultado electoral supone un enorme balón de oxígeno de cara a 2024 sobre el que tendrán que construir una coalición robusta que sea capaz de imponerse en las próximas elecciones.

Las elecciones de medio mandato no son un predictor del comportamiento en las presidenciales y mal harían los demócratas en pensar que está todo hecho o incluso que los resultados actuales aumentan sus posibilidades de victoria dentro de dos años. No es así, sólo han ganado tiempo mientras que las prisas aumentan en los Republicanos.

De ellos depende aprovecharlo, la democracia americana está en juego.

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