VCR 8x8 Dragón: De programa estrella, a plataforma cuestionable. 16 años de retraso.
El Programa del Vehículo de Combate Sobre Ruedas (VCR) 8x8 Dragón sin lugar a dudas es el programa estrella de los Presupuestos Generales del Estado. El programa nació con dos objetivos principales; Ser una plataforma que sustituya a los viejos vehículos blindados BMR 6x6, MRAP, VEC-M1 y M-113 que han quedado obsoletos, y ocupar el vacío dejado por los Vehículos Blindados de Combate (ASCOD Pizarro).
Adjudicado al consorcio nacional Tess-Defence, conformado por Indra, Santa Bárbara Sistemas (GDELS), Escribano Mechanical y SAPA, la cifra de inversión asciende a más de 7.000 millones de euros en todas sus etapas. El programa contempla un total de 1.000 unidades en trece configuraciones diferentes.

La premisa del VCR 8x8 Dragón, es ser una plataforma útil para el transporte de personal y apoyo, así como para el combate contra blindados y el apoyo a los carros de combate Leopardo 2E. Aunque bien es cierto, que el mismo programa condiciona el futuro del Ejército de Tierra, consumiendo la mayor parte de los recursos financieros disponibles.
Una plataforma cuestionable
El Ministerio de Defensa, la industria nacional y los medios de comunicación sectoriales han defendido desde el principio el desarrollo del Programa Vehículo de Combate Sobre Ruedas (VCR) 8x8 Dragón, bien por el grado de nacionalización del programa y la adaptación a las necesidades del Ejército de Tierra del Piraña 5, así como por la adquisición de la tecnología y la autoridad de diseño nacional, manteniéndose de esta manera la capacidad para modificar y exportar la plataforma de forma independiente, dando prioridad a la financiación de programas tecnológicos y el impacto del programa en la generación de nuevos empleos, estimándose en cerca de los 5.400 empleos (900 directos y 4.500 indirectos e inducidos).
Si bien el argumento de partida puede ser acertado, en cuanto al rédito político y retorno industrial, cuando volvemos a la realidad, esta nos dice que, en cuanto a la adquisición de la tecnología y la autoridad de diseño nacional, España no ha sido capaz de lograr ningún acuerdo de venta del Dragón.
Algo que la propia compañía, GDELS, si consiguió con su versión inicial, el Piraña 5 (Plataforma en la que se basa el 8x8 Dragón) , que fue exportado a Rumania, adquiriendo 227 vehículos de combate de infantería, siendo la mayoría construidos por una planta estatal rumana bajo licencia de General Dynamics European Land Systems.

16 años desde la concepción del programa, hasta su ejecución
Para entender el programa del 8x8 Dragón, debemos de retornarnos al año 2006 cuando sufrimos las primeras pérdidas de los BMR, quedando patente que los vehículos no brindaban la protección necesaria para las misiones encomendadas, siendo estos obsoletos para este tipo de cometidos.
Durante estos 16 años, el programa ha estado focalizado en las necesidades operativas de misiones como las realizadas en Afganistán o el Líbano, operaciones de mantenimiento de la paz o misiones de seguridad. Escenarios con conflictos asimétricos y de baja intensidad. Dando lugar al desarrollo de vehículos blindados de grandes dimensiones, priorizando la movilidad, la protección y la seguridad frente a los IEDs. Exponiéndose a quedarse atascados en terrenos blandos.
Durante estos dieciséis años, los retrasos en el programa han derivado en varios replanteamientos en la concepción inicial, además de una gran pérdida de recursos en el desarrollo de un sistema que se ha demorado demasiado tiempo en salir al mercado.
El lastre del afán político en la reversión de la inversión en la industria nacional, priorizando el involucrar al mayor número de empresas y consorcios en la participación del programa, junto a la falta de autocrítica y la búsqueda de los errores en los cambios realizados, los retrasos, las indefiniciones y la necesidad cuestionable, por falta de un mayor presupuesto en defensa, de proyectar plataformas polivalentes, han llevado al VCR Dragón a ser una plataforma de dimensiones desproporcionadas, tecnológicamente compleja y con un ciclo de vida demasiado caro para las posibilidades de nuestras fuerzas armadas.
La política realizada por el Ministerio de Defensa, guiada en la mayoría de ocasiones por motivaciones políticas y la presión de la industria nacional, han llevado a situaciones cuanto menos cuestionables. En un momento donde el proyecto ya estaba cerrado y las definiciones concretadas, el concurso se declaró desierto. Y transcurridos seis meses, se volvió a adjudicar al mismo consorcio nacional, por el mismo valor de inversión. Un retraso injustificable y cuanto menos cuestionable.
Quedando a estas alturas más que evidente, que poseer la autoridad de diseño no ha servido de nada, ni ha sido rentable. Atendiendo a otras cuestiones, nos encontramos que al final el VCR Dragón es una plataforma que en orden de combate asciende a las 35 toneladas, que la misma no puede atender a las necesidades de la Infantería de Marina de la Armada, de ser equipada con una torre de 105 o 120 mm sin ser modificado en profundidad.
Por tanto, es necesario remarcar las adquisiciones de otros países de nuestro entorno, como las realizadas por Reino Unido, con la introducción de hasta un 60% de las piezas del BOXER manufacturadas en el propio país, o de igual forma Lituania, en el contrato de compra de 88 vehículos de combate, que desarrolló una versión propia, denominada IFV Vilkas, incorporando las estaciones armadas múltiples israelíes RAFAEL Samson Mk II.
Caer en las comparaciones es odioso, pero llegados a este punto encuentro necesario nombrar el Programa Stryker de los Estados Unidos, un programa que nació de las lecciones aprendidas en la guerra de Kosovo en 1999, y con el desarrollo de las Brigadas Medias, introduciendo vehículos sobre ruedas como paso intermedio entre los carros de combate y las fuerzas ligeras.
Finalizando nuestro programa en el año 2022, estamos haciendo algo que otros países de la OTAN ya acometieron hace 23 años y que estará presente en el Ejército de Tierra al menos 30 años.
Retorno industrial o cooperación europea
El propio concurso del VCR 8x8 Dragón es la muestra empírica de la política empleada en la toma de decisiones de los programas de defensa por parte del Ministerio de Defensa, satisfacer al sector de la defensa nacional frente a soluciones tecnológicas más adecuadas a las necesidades de las fuerzas armadas, o incluso promover la cohesión del tejido industrial nacional con el de otros Estados miembro de la UE.
Una extraña costumbre que todos los Ministros adoptan y cuyos resultados ya conocemos, sea el fracaso del Santana Aníbal, o los problemas de seguridad, potencia y transmisión de los VAMTAC.

En el caso que nos ocupa, se ha optado por la plataforma Dragón tras descartar en el concurso público las plataforma PATRIA AMV de fabricación Finlandesa, el VBCI del fabricante francés Nexter, o el BOXER Alemán. Este último, uno de las mejores plataformas en el mercado, descartado por su excesivo peso en orden de batalla cercano a las 36,5 toneladas, frente al actual 8x8 Dragón con 35 toneladas.
Una vez más, el lastre del beneficio industrial y el retorno electoral, han condicionado lo que sería ´´el programa estrella´´ del Ejército de Tierra, un programa costoso para la obtención de una plataforma cuestionable, frente a la negociación y la participación en programas europeos como es el BOXER.
BOXER: La alternativa correcta
El BOXER es una plataforma versátil que ya ha sido probada en batalla, participando en el conflicto de Afganistán desde julio de 2011 por parte de Bundeswehr, hasta la retirada de Alemania, en septiembre de 2021. BOXER desarrolla un concepto modular único de un módulo de propulsión común y un módulo de misión intercambiable, que lo convierte en un vehículo militar flexible, garantizando así la máxima movilidad estratégica y táctica en una amplia gama de escenarios operativos.
Su arquitectura modular permite una variedad de variantes que son incomparables con cualquier otro sistema de vehículo. Esta diversidad multifacética subyace al rápido crecimiento del BOXER contando con un total de veinte versiones y tres actualizaciones, intercambiables en menos de una hora.

El programa BOXER es gestionado por la OCCAR - (Organisation for Joint Armament Cooperation) y producido por el consorcio ARTEC GmbH - (ARmoured vehicle TEChnology), conformado por las empresas germanas Krauss-Maffei Wegmann (KMW) y Rheinmetall.
En la actualidad se han construido más de 1.200 unidades, operadas por 6 países; 500 Unidades para el «British Army (Ejército Britanico), 405 unidades para la «Bundeswehr», Fuerzas Armadas de Alemania, 211 para la «Australian Defence Force», Fuerzas de Defensa Australiana, 200 unidades para el «Koninklijke Landmacht» Real Ejército de los Países Bajos, 91 unidades para las «Lietuvos ginkluotosios pajėgos» Fuerzas Armadas de Lituania y 45 unidades para el «Slovenska Vojska» Ejército de Tierra de Eslovenia.
La versión A2: Lecciones aprendidas
Actualmente los vehículos BOXER disponen de la versión A3, que mejora su planta motriz, y la A2, desarrollada a partir de las lecciones extraídas en Afganistán. Esta versión combina un paquete de actualizaciones centrado en; el sistema de visualización del conductor, los conductos de emisión de gases de escape y el aire acondicionado, en el mecanismo de remolque, la estación del conductor y en la tecnología de sus faros, modificaciones en el software y en el sistema de seguridad. Además de incluir mejoras en la capacidad de comunicaciones por satélite, las transmisiones de voz y datos y en el equipo de tecnología de la información.
