Medio de comunicación independiente

Por Guillermo Pulido Pulido

Una implacable y creciente carrera de armas se está desarrollando en estos momentos en el espacio. Es una carrera armamentíscia silenciosa, ya que las potencias prefieren mantener el secretismo sobre dichas armas, salvo que sean pruebas que no puedan ocultarse al público (como la destrucción de satélites con misiles antisatélites).

Aunque la diplomacia pública está plagada de declaraciones a favor del control de armas y del desarme en el espacio, en realidad hay fuertes incentivos que inducen al despliegue de armas espaciales al mismo tiempo que se mantiene la hipocresía fútil de la retórica del control de armas.

La hipocresía como estrategia

Los incentivos para mantener la retórica hipócrita y falsa del control de armas son principalmente dos.

Por un lado, la opinión pública internacional tiene una visión idealizada del espacio, como una frontera pacífica en la que las iniquidades y conflictos humanos aún no la han corrompido con la guerra. Las regímenes y conferencias multilaterales que se erigieron durante el siglo XX respecto al espacio, están imbuidos de esa imaginación del espacio como de un santuario incorrupto. El Tratado del Espacio Exterior de 1967 prohíbe el emplazamiento de armas de destrucción masiva en el espacio; y aunque no prohíbe el despliegue de armas que no sean de destrucción masiva en órbita, el tratado constantemente resalta que el espacio debe tener un uso pacífico.

Además, el tratado de 1967 prohíbe el emplazamiento de armamento en la luna y otros cuerpos celestes, y resalta que ningún país puede apropiarse de territorios en el espacio. La retórica buenista y utópica, en el que no existe la propiedad, que todo pertenece a todos, los llamados al uso pacífico del espacio y la prohibición de muchos tipos de armas, imbuye no solo ese tratado sino el tono de la reuniones diplomática multilaterales (como la Conferencia de Desarme de la ONU, especialmente su Grupo de Trabajo sobre el Espacio Ultraterrestre) sino el de la exploración espacial en general (como la Estación Espacial Internacional).

Las potencias, para evitar la vergüenza pública de ser señalados, tenderán a no admitir que desarrollan armas en el espacio y que hacen esfuerzos por mantener el control de armas.

La segunda fuerza inductora para mantener la hipocresía del control de armas y del desarme, está en la casi imposible verificación real sobre los diferentes tipos de armas espaciales. Un tratado de control de armas espaciales tendría que ser implementado por la burocracia de cada país. En ese aspecto, los regímenes políticos no democráticos tienen una clara ventaja sobre lo democráticos.

El avión espacial X-37B es obviamente un arma espacial coorbital

Los controles políticos y de medios de comunicación inherentes a toda democracia, dificultan que se mantenga el secreto demasiado tiempo de que se está violando un importante tratado de control de armamentos. Como los gobiernos no democráticos pueden mantener el secreto  con mucha mayor eficacia, explica que países como Rusia o China sean mucho más proclives, en su retórica, a tratados de ese tipo. Forzarían a un desarme de las democracias (que al mismo tiempo son sus principales rivales geopolíticos) mientras pueden en secreto seguir con el desarrollo de armas espaciales.

Esto explica las posturas diplomáticas de Rusia y China respecto al control de armas espaciales (mientras hacen pruebas de armas espaciales), así como la renuencia de los EE.UU. a firmar dicho tipo de tratados aunque mantenga una retórica que niega sus desarrollos armamentísticos en el espacio.

Cuando el lector vea titulares de desarme espacial, tratados de control de armas espaciales, conferencias sobre desarme, etc, debe tener presente que la retórica pacifista típica de los círculos diplomáticos, en realidad no es más que un telón que esconde una ruda competición de intereses estratégicos nacionales y egoístas.

(Aquí puedes ver el Seminario sobre Estrategia Espacial que hicimos en Political Room este domingo 25 de octubre)

Dificultad práctica para implementar el control de armas espaciales

Definir que es un arma espacial, en un contexto de control de armas, es una tarea sumamente esquiva. Incluso definir lo que es una ASAT (arma antisatélite) es muy complicado. Los misiles antimisiles pueden ser empleados como armas antisatélite, y ninguna potencia va a renunciar en la actualidad a los misiles antimisiles balísticos. Los misiles balísticos y misiles planeadores hipersónicos de alcance medio, están cada vez más extendidos.

Un arma antimisil diseñada para derribar un proyectil balístico a docenas o cientos de kilómetros de altitud, también tiene la energía suficiente para alcanzar un satélite en las órbitas bajas, donde abundan los satélites de reconocimiento. Un misil balístico de un alcance de 600 kilómetros una carga de 1000 kilogramos (como un Scud), podría alcanzar una altitud de 300 kilómetros, y con una carga de 500 kilos podría llegar a los 600 kilómetros de altitud. Misiles balísticos de más alcance (que son cada vez más comunes), tienen alcances superiores y podrían alcanzar también altitudes superiores con las que destruir satélites.

Controlar las armas antisatélite implicaría eliminar los misiles balísticos y sus antimisiles, algo inviable

Por lo tanto, un tratado de control de armas espaciales, si quisiera ser realmente eficaz debería prohibir los misiles balísticos y los misiles antimisiles. En el caso que se firmase un tratado así que no eliminase por completo dichas armas, implicaría el desarme de facto de las democracias mientras en secreto los regímenes autoritarios desarrollan ese armamento. Sería imposible vigilar que en secreto un país desarrolle la tecnología que adapte los pequeños vehículos espaciales para interceptar satélites en órbita. Mientras que en una democracia hacer ese trabajo en secreto mientras se viola un tratado internacional, sería objeto de un fuerte escándalo público en caso que se filtrase la información.

También es difícil que un tratado pueda fiscalizar que las tecnologías para reabastecer satélites o repararlos, puedan tener en realidad aplicaciones militares como armas coorbitales. El reabastecimiento y reparación de satélites es un sector que ya tiene una gran importancia en la industria civil espacial, y en un futuro cercano (cuando hayan enormes constelaciones de miles satélites) lo será aún más. Acercarse a un satélite para repararlo y abastecerlo, requiere exactamente del mismo tipo de maniobras y capacidades para usar armas coorbitales.

Arma coorbital china de satélite SY-7, observar el brazo robótico en el cuadro inferior izquierdo

Los rusos y chinos han hecho estos años numerosas misiones que implican satélites que se acercan a satélites occidentales, como el Luch ruso; o los SY-7 y Aolong-1. Ni China o Rusia admiten que sean armas coorbitales, pero desde luego se comportan como tales. Los EE.UU. por su parte han hecho lo propio, por ejemplo, con el avión espacial X-37B.

Aproximaciones del SY-7 chino a satélites occidentales en órbita geoestacionaria

Las armas láser también tienen la misma dificultad para el control de armas espaciales. No cabe duda que los láser serán cada vez más comunes en los arsenales de todos los países, y aplicar dicha tecnología para cegar o destruir parcialmente satélites desde tierra firme o desde aviones a gran altitud no implicará una dificultad técnica insalvable. Por el momento es poco práctico instalar satélites con láser en el espacio, pero atacar satélites desde la tierra o aire ya es factible, y se han dado varios casos en los que láseres de China o Rusia iluminan satélites de otros países.

Por otra parte, las armas cibernéticas para destruir o tomar el control de satélites enemigos también son prácticamente imposible de controlar.

Conclusión

El control de armas tradicional para el espacio no parece que sea factible implementarse de manera eficaz. No obstante, eso no implica que no puedan negociarse ciertos tipos de normas que atenúen una competición de armas, que podría llegar a ser sumamente desestabilizadora estratégicamente hablando. Aunque tal extremo lo desarrollaré en un próximo artículo.

Te has suscrito correctamente a The Political Room
¡Bienvenido! Has iniciado sesión correctamente.
¡Excelente! Te has registrado correctamente.
¡Éxito! Su cuenta está completamente activada, ahora tiene acceso a todo el contenido.