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Este artículo consiste en un repaso cronológico a través un análisis hemerográfico de los archivos de los periódicos, español y estadounidense, ABC y The New York Times sobre el centenario litigio del Canal de Beagle que mantuvo a Argentina y Chile en disputa hasta 1984.

Para llevar a cabo la redacción, tan solo se han empleado noticias, fragmentos texto y las imágenes originales extraídos de los periódicos mencionados. Gracias a las hemerotecas es posible llevar a cabo una aproximación más exacta de los contextos, opiniones y percepciones con el fin de comprender los hechos históricos.

Videla y Pinochet durante su reunión en 1978.

Introducción

El conflicto sobre el Canal del Beagle se trata de una disputa territorial sobre la determinación de los trazados de las fronteras al sur de la Tierra de Fuego, en la abertura del canal hacia el océano Atlántico. Más concretamente sobre la soberanía de tres islas, una de ellas dentro del canal, –Picton– y dos de ellas al sur - Lennox y Nueva-.

Fuente: The New York Times, martes 24 de enero de 1984.

Esta disputa se enmarca en una serie de reclamos y tensiones en el extremo sur del continente, que se remontan al nacimiento de los dos Estados soberanos a principios del siglo XIX. La relevancia geopolítica de la región austral ha conducido a estos países vecinos a reclamar su soberanía en diferentes ocasiones sobre algunos puntos determinantes del mapa.

Antes de iniciar la cronología de los sucesos que casi llevaron a la guerra a Chile y Argentina, destacaré algunos de los factores económicos y estratégicos de la disputa del Beagle (1), resaltados en 1978 por el periódico ABC, un año antes de que se iniciara la mediación papal.

- Vía de tránsito importante en las rutas marítimas internacionales. Las tres islas conforman tres pasos paralelos que comunican el Atlántico y el Pacífico sur de la Tierra de Fuego: Magallanes, Beagle y Drake.

- Si la soberanía pasa a ser chilena, pondría en entredicho la divisoria tradicional de los océanos, hasta la fecha establecida en el cabo de Hornos. Desplazaría el Pacífico y la soberanía chilena considerablemente hacia el Este.

- En cuanto a riquezas, las islas cuentan con recursos estratégicos, sin embargo, su control supondría una aplicación de doscientas millas económicas hacia el atlántico.

- La soberanía sobre las islas se considera determinante para el establecimiento de “líneas de protección”, bases para el reparto de territorios de la Antártida. Región rica en recursos sin explotar hasta la fecha.

Las bases de la disputa – Siglos XIX y Principios del XX

En 1881 Argentina y Chile firmaron el llamado Tratado de Límites, donde se hizo la siguiente repartición territorial: son argentinas todas las islas que “haya sobre el Atlántico, al oriente de la Tierra de Fuego y costas orientales al sur del canal de Beagle hasta el cabo de Hornos y las que haya al occidente de la Tierra de Fuego” (2).

Fue necesario formular un Protocolo Aclaratorio debido a lo inconcreta que resultaba esta descripción. Por lo tanto, en 1893, doce años más tarde, ambos países firmaron el documento adicional al de 1881, en el que se establecía la soberanía dicotómica sobre los océanos de los dos Estados; “Chile no puede pretender punto alguno hacia el océano Atlántico, cómo tampoco la Republica Argentina hacia el océano Pacífico”(3).

Este documento aún deja una cuestión por resolver ¿Dónde se encuentra la línea divisoria entre los dos océanos?

Ambos estados contaban con percepciones diferentes sobre donde se dibujaban las líneas divisorias entre el Pacífico y el Atlántico (detalle en la imagen). Por un lado, Chile considera que el Pacífico avanza a través del canal de Beagle y se extiende hasta su paralelo norte, es decir, abarca todas las islas hasta su desembocadura, en Punta Orejas, al este de Isla Nueva, la más oriental disputada.

Por otro lado, Argentina afirma que el canal de Beagle concluye en Punta Navarino, sesgando su desembocadura en favor del océano Atlántico. Por tanto, las tres islas no se encuentran al sur del canal y pertenecerían a la zona marítima argentina. Más adelante, esta interpretación irá en contra del laudo arbitral británico de 1977, detonante de una escalada de tensión que casi desemboca en conflicto armado.

Mapa aclaratorio de las interpretaciones chilenas y argentinas de la división oceánica que dio pie a las disputas. También aparecen las tres islas disputadas en el litigio. El punto 1 señala Punta Navarino, interpretación argentina y el punto 2 Punta Orejas, interpretación chilena. Fuente: ABC (1978).

Periodo 1902 a 1971

En 1902, se firmaron los Pactos de Mayo donde se establecía que la Corona Británica ejercería de árbitro -la Confederación Helvética (actual Suiza) también fue propuesta, pero rechazó la oferta- para la solución de cualquier disputa si esta se presentaba. Su decisión sería jurídicamente vinculante para ambos Estados.

En 1904 un almirante de la marina argentina inició reclamos sobre las islas defendiendo que el canal terminaba en el contorno de la Isla Navarino (ver mapa). Así comenzaron las denuncias, reclamaciones y presiones que continuarían a lo largo del siglo.

El 28 de noviembre de 1967, la marina argentina expulsó una cañonera chilena de Ushuaia, ciudad situada en el canal de Beagle. Unos días más tarde, el 13 de diciembre por la mañana, aparece el siguiente titular en el ABC: “Chile pide el arbitraje británico sobre el último incidente con Argentina. La decisión chilena ha sorprendido al gobierno de la República del Plata” (4), redactado por Pedro Massa.

La sorpresa argentina se debe -cuenta el corresponsal de Buenos Aires- a que desde el país atlántico pensaban que sus vecinos resolverían a través de “amigables oficios de los dos pueblos”. Sin embargo, Chile optó por recurrir de forma unilateral al Tratado General de Arbitraje de 1902. Se trata de la primera invocación a los términos de este acuerdo desde su firma.

El hecho de ser países vecinos llevó a los Estados a buscar, por medios diplomáticos, la solución al conflicto. Sin embargo, los gobiernos militares y el fuerte nacionalismo, sumado a que una simple línea en el mapa marcaría la diferencia con respecto a la soberanía y el acceso a ambos océanos y a la plataforma Antártica, provocaron un conflicto de intereses y perspectivas de como abordar el litigio con la consecuente subida de tensión en la frontera (5).

Periodo 1971 a 1977 – Laudo arbitral y escalada de tensiones

El 23 de julio de 1971, ambas partes aceptaron y se firmó el acuerdo que daba inicio al arbitraje británico, dirigido por la Reina Isabel II y asesorado por un grupo de cinco miembros de la Corte Internacional de Justicia (6). Al día siguiente se reunirían los líderes de los dos Estados en aquel momento; Allende y Lanusse.

Esta reunión fue considerada “histórica y esperanzadora” donde ambos superarían las diferencias que los procesos de integración regional les determinaban. Chile era miembro del Pacto Andino y Argentina tenia su mirada puesta en la vertiente atlántica, junto a sus vecinos de la cuenca del rio de la Plata. Sin embargo, tras la resolución arbitral del Reino Unido, la tensión del conflicto comenzaría a escalar.

Mapa que muestra la “Zona martillo” establecida por la Corte Arbitral durante el arbitraje británico de 1971. También se pueden observar las dos balizas que colocaron Chile y Argentina en 1931 y 1958 respectivamente. Eladio Rey, publicado por el periódico ABC el 12 de enero de 1978. Página 23.

“Zona martillo” fue el nombre que la Corte Arbitral dio a la zona de litigio -se puede apreciar más claramente en la imagen de arriba-. El fallo arbitral “concedía a Chile plena jurisdicción sobre las islas Picton, Lennox y Nueva, enclavadas en la zona meridional del subcontinente argentino”(7) redactaba José Alejandro Vara, enviado especial del ABC en Buenos Aires.

Argentina se acogió al Protocolo Adicional de 1893 del Tratado de Límites de 1881 donde se establecía la dicotomía oceánica de cada uno de los dos Estados. Interpretando que la resolución le estaba concediendo a Chile territorios atlánticos legítimamente argentinos.

En diciembre de 1977, desde la Junta Militar argentina, el contralmirante Torti presentó una propuesta fundamentada en tres puntos. El primero era que Chile debía garantizar a Argentina un limite en el Atlántico sur que contenga avance hacia el este. El segundo era que el gobierno chileno debía reconocer que el frente marítimo del Atlántico sur era argentino. Finalmente, desde Santiago se debía efectuar una declaración que exprese que “sin prejuicio de sus legítimos derechos antárticos” Argentina termina en el cabo de Hornos y que este constituye el punto divisorio entre las aguas del Atlántico y Pacífico”(8).

Este último punto es la verdadera clave de las reclamaciones argentinas con respecto al Beagle. Ya que las islas “deben” ser argentinas debido a la interpretación sobre la división de los océanos. El cabo de Hornos se encuentra más al occidente, dejando las islas en aguas atlánticas. Esta propuesta, basada en el principio fundamental de la defensa de la soberanía nacional, fue un discurso popularmente apoyado.

Cronología del litigio del Canal de Beagle. Fuente: Eladio del Rey en ABC, viernes, 20 de enero de 1978, página 23.

A mediados de enero de 1978, a falta de información oficial, se suponía que la administración de Videla rechazaría el fallo de la Corte. El ejercito y la marina eran los sectores que más que oponían al arbitraje; llevaron a cabo maniobras de buques de guerra en zonas del litigio. Los meses previos a la presentación de declaraciones oficial -donde Argentina presentó una Declaración de Nulidad-, las movilizaciones y las acusaciones mutuas de violaciones territoriales crecieron peligrosamente.

Anticipando el rechazo de su vecino, Chile advirtió que recurriría al Tribunal de la Haya (9). La presencia militar en la frontera y los mares crecía y Argentina retiró su representación diplomática en Santiago. Se asentaban las bases para un conflicto armado.

La situación de ambos Estados había variado desde 1971. En 1978 Chile vivía una Junta militar dirigida por Pinochet que se encontraba también en un conflicto en el pacifico con Bolivia y Perú por la salida al mar del primero. Junto a su homologo argentino, Videla, llevaban a cabo una política interior y exterior “exacerbadamente nacionalista” (10) y polarizada.

La inestabilidad que podría provocar en la región sudamericana un conflicto entre ambos países generó preocupaciones. Por ejemplo, Estados Unidos se ofreció a mediar en el litigio; el portavoz de la Secretaría de Estado, Hodding Carter, se pronunció diciendo: “estamos preocupados y, obviamente haremos todo lo que podamos para ayudar si nos llaman” (11).

1978 -Año de las negociaciones bilaterales

El 19 de enero, el presidente Videla se reunió con el general Pinochet a petición del último en Mendoza, ciudad argentina situada en la región andina. En este contexto se produjo la expulsión de 400 chilenos indocumentados que vivían en la parte argentina de la Patagonia (12). No se permitió la entrada a la prensa ni se le facilitó información respecto a la reunión.

El embajador de chile en Buenos Aires, René Rojas Galdámez, volvió a recalcar que esta disputa no provocaría una ruptura de relaciones entre ambos países. Confiaba que en esta reunión “o se superaban los problemas o se iniciaba una etapa para llegar a una solución pacífica” (13)

En esta noticia del 20 de enero de 1978 del ABC se recalca que se conoce poco sobre las conversaciones entre ambos líderes, que fueron varias a través de vía telefónica. Se empezaba a tomar consciencia de la posibilidad de mediación de un tercer país. Se barajaban Estados unidos o uno europeo, como España (14).

Una semana más tarde, se canceló el nuevo encuentro. Esta vez en territorio chileno, debido a que el gobierno argentino anunció que rechazaría oficialmente el fallo británico. Chile, a través de una postura legalista, apoyándose en los acuerdos y las organizaciones internacionales, recurrió a la Corte Internacional de Justicia de la Haya tal y como anticipó que haría en este caso.

Para el mes de febrero de este mismo año, la armada argentina continuaba maniobrando y realizando “ensayos de guerra” empleando bombas, sirenas, etc. Son destacados los llevados a cabo por el General Vaquero, a 40 kilómetros de la frontera con su vecino. Por su lado, Chile envió a su embajador en Buenos Aires a Madrid, para ser relevado por el General Arce. Ninguno de estos actos, según los comunicados y ruedas de prensa, estaban relacionados con las tensiones en el Beagle.

A finales de febrero se produjo la segunda reunión entre mandatarios donde se materializó y proliferó el descontento que reflejaba la prensa argentina. En el lado opuesto, la prensa chilena manifestó “satisfacción” a los resultados de esta reunión.

Los intentos de negociación bilateral fracasaron y el comité creado en mayo se disolvió en otoño del mismo año. Las posiciones de ambos países estaban demasiado polarizadas. Chile se beneficiaba del status quo que le proporcionaba el laudo británico, y Argentina continuaba revindicando errores en el arbitraje y buscaba una revisión de lo establecido (15).

La imagen que muestra declaraciones del Almirante argentino Emilio Massera. Muestra el fuerte nacionalismo y la recta posición del ejercito y la marina con respecto al litigio. Sin duda era el sector del país que más defendía el rechazo al laudo británico. Fuente: ABC, viernes 24 de febrero de 1978, página 25. “Duras advertencias de la marina argentina a Chile”.

1979 – 1984 – La mediación de la Santa Sede y fin de las disputas

Tras lo sucedido en 1978, el sector militar argentino tuvo que ceder en sus intentos de resolución bilateral. En las reuniones que mantuvieron Pinochet y Videla, Chile propuso que, o se acordaba un tercero para que ejerciera de mediador, o sometería el caso al juicio de la Corte Internacional de la Haya (16).

Fuente: ABC, martes 14 de noviembre de 1978, página 29.

A finales del año 1978, la situación era crítica. No solo se llevaron a cabo maniobras marítimas sino también terrestres a lo largo de la frontera andina. La preocupación internacional se manifestó; la administración Carter y el Papa Juan Pablo II, entre otros, se ofrecieron como mediadores del litigio. Argentina propuso a Chile que el último fuese el arbitro de las futuras negociaciones y, finalmente, la Santa Sede se convirtió en el último actor externo en intervenir para dar fin a la disputa (17).

El 23 de diciembre de 1978, el Vaticano designó al cardenal italiano Samoré como enviado personal del Papa para mediar en la disputa territorial. Partió rápidamente hacia América para iniciar los diálogos antes de acabar el año. Tuvo una primera toma de contacto en Buenos Aires durante dos días. Posteriormente se desplazó a Santiago para repetir el proceso con la administración chilena. En su contacto con los medios de comunicación tranquilizó afirmando que “la paz era posible” (18).

Durante el verano de 1980, se anunciaron grandes avances en las conversaciones (19). Las negociaciones se alargaron cuatro años. El peligro de conflicto se redujo conforme se fue abriendo paso el dialogo. Fueron varias las visitas de los lideres americanos a la Santa Sede durante este tiempo (20). El descubrimiento de yacimientos petrolíferos dificultó la medicación, ya que esto sumaba relevancia geopolítica a las islas (21).

El cardenal Samoré, de 73 años, bibliotecario y archivero del Vaticano. Ocupó varios puestos en la Curia, la red de administración del Vaticano, y ha servido en el cuerpo diplomático de la Iglesia como representante del Vaticano en Colombia. Falleció el 3 de febrero de 1983, antes de la firma del tratado. Fuente: ABC, domingo, 17 de agosto de 1980, página13.

De las entrevistas, reuniones y diálogos que se mantuvieron durante la mediación del cardenal Samoré no se dieron detalles a la prensa. A pesar de ello, se especulaba sobre la idea crear una “zona de paz” que podría involucrar una posible desmilitarización de los territorios de litigio, para evitar situaciones como las de 1977-1978 (22).

El 23 de enero de 1984, la mediación entraba en su fase final. Los ministros de relaciones exteriores firmaron en el vaticano un acuerdo para redactar el tratado final que resolvería el contencioso (23). Constaba de dos páginas y abría el camino a una conclusión.

Los ministros de exteriores Dante Caputo (izquierda) y Jaime del Valle Allende (derecha), de Argentina y Chile respectivamente firmando el tratado de amistad en Roma el día 23 de enero de 1984. En el centro se encuentra el Cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado de la Santa Sede entre 1979 y 1990.

En octubre se materializaron las palabras de Samoré en el 78’; “ya se veía la luz al final del túnel”. El ministro de asuntos exteriores argentino comunicaba a la prensa que ambas delegaciones se disponían a desplazarse al Vaticano para formalizar la redacción final del acuerdo y firmarlo. Sin embargo, Argentina, que se encontraba en proceso de reforma de las Fuerzas Armadas para instaurar un sistema democrático de partidos, sometería a referéndum popular la ratificación del tratado (24). Esta sería la última puerta que cruzar antes de la conclusión del litigio.

ABC, viernes 19 de octubre de 1984, página 7.

El 18 de octubre se firmó en el Vaticano el tratado que pone fin a la disputa territorial. El domingo 25 de noviembre, tras un mes de tensiones internas, el partido Radical de Alfonsín, en aquel momento presidente, llevó a cabo un referéndum de aprobación que fue duramente criticado por la oposición peronista.

El referéndum aprobó la firma del tratado y éste se ratificó por los dos Estados el 29 de noviembre poniendo fin a la larga disputa territorial -cien años de litigio- que dificultaba la relación entre los países del cono sur (25) (26). El pacto consistía en tres partes. La primera se refería a la paz y amistad. La segunda a la delimitación marítima y la última a la cooperación económica y la integración física.

No se mencionó la controvertida división entre los océanos, sin embargo, se acepta que la delimitación del canal de Beagle era la establecida por el laudo británico (a la cual Argentina se opuso con su declaración de nulidad). Asimismo, ambos Estados se consideran soberanos “sobre el mar, suelo y subsuelo”. Tampoco se hace mención sobre la plataforma continental y el espacio aéreo.

La mediación de la Santa Sede fue crucial para poner pausa a la escalada militar que se estaba produciendo, además asentó las bases para el dialogo amistoso y la diplomacia en el futuro. A pesar de estos logros (incluyendo que Argentina aceptara el laudo británico), lo estipulado en el tratado no es lo suficientemente especifico como para eliminar las diferentes interpretaciones y disputas sobre la soberanía en los mares australes entre estos dos Estados.

El caso del conflicto del Beagle se enmarca en las numerosas disputas y tensiones que han existido entre Chile y Argentina desde que se convirtieron en Estados soberanos y dibujaron sus fronteras.  La relevancia geoestratégica de la región austral de la Patagonia es bien conocida y pretendida por ambos: acceso a los dos océanos, a recursos, a la plataforma continental de la Antártida. Etc.

Por otro lado, no es el primer caso de mediación papal en un conflicto internacional. Sin embargo, es uno de los más destacables del siglo XX, ya que la intervención del Vaticano evitó que estallara la lucha armada.

Por último, mencionar que para comprender la historia de este litigio es de vital importancia tener en cuenta tanto la situación regional como la interna de los países: los regímenes militares y su carácter católico, el fuerte personalismo de los líderes en el gobierno, la situación económica y los cambios políticos internos, la guerra por las Malvinas que enfrentó a Argentina contra el Reino Unido etc. Ya que son condicionantes del trascurso de los hechos.

Bibliografía empleada

- 1 - José Alejandro Vara. Jueves 26 de enero de 1978 en ABC. “Aplazado el nuevo encuentro Videla-Pinochet. Factores económicos y estratégicos”. Página 26

- 2 y 3 - ABC, 20 de enero de 1978. Página 23.

- 4 - ABC. Miércoles 13 de diciembre de 1967. Edición de mañana. Página 60.

- 5 y 6 - ABC. Viernes 23 de julio de 1971. Edición de mañana. Página 19.

- 7 y 8 - José Vara. Miércoles, 7 de diciembre de 1977. En ABC. “Argentina entrega a Pinochet una nueva propuesta sobre el canal de Beagle”. Página 26

- 9 y 10 - José A. Vara. Jueves 12 de enero de 1978. En ABC. Nacionalismos enfrentados. Página 23.

- 11 - Pedro Massa. Jueves, 12 de enero de 1978. En ABC. Canal de Beagle. Preocupación en Washington por la tensión Chile-Argentina. Página 23.

- 12 - The New York Times. Argentine and Chilean leaders meet over territorial dispute. NYT, viernes 20 de enero de 1978. Página 2.

- 13 y 14 - José Alejandro Vara. Viernes, 20 de enero de 1978 en ABC. “Videla-Pinochet, encuentro a puerta cerrada”. Página 23.

- 15 - ABC. 22 de febrero de 1978, página 22. “Reacciones tras la cumbre Videla-Pinochet”.

- 16 - Juan de Onis. 14 de diciembre de 1978 en The New York Times. “Argentina and Chile break off talks ver islands”. Página 4.

- 17 - Juan de Onis. 24 de diciembre de 1978 en The New York Times. “Argentina and Chile Accept Papal Effort in Dispute”. Página 6.

-  18 - The New York Times (Reuters). Viernes 29 de diciembre de 1978. “Papal Envoy Flies to Chile in Rift with Argentina Over Three Isles”. Página 13.

- 19 - ABC, domingo, 17 de agosto de 1980. “Mediación vaticana sobre el Beagle en la recta final”. Página13.

-  20 - Elvira Sánchez, martes 19 de enero de 1982 en ABC. “Prosigue la pugna entre Santiago y Buenos Aires por el control de Beagle”. Página 22.

- 21 – Juan Luis Manfredi, 16 de febrero de 1982 en ABC. “Argentina y Chile al borde de la guerra por el canal de Beagle”. Página 8.

- 22 - José Alejandro Vara, viernes 2 de enero de 1981 en ABC. “Jornadas decisivas para el litigio de Beagle”. Página 14.

- 23 - ABC, martes 7 de agosto de 1984. “el vaticano anuncia la próxima solución del conflicto del Beagle”

- 24 - Pedro Massa, sábado 6 de octubre de 1984 en ABC. “Satisfacción Chileno-Argentina por el acuerdo sobre Beagle”. Página 29.

- 25 - Pedro Massa, domingo 25 de noviembre de 1984 en ABC. “Los argentinos se pronuncian hoy sobre el tratado de Beagle”. Página 33.

- 26 - The New York Times, lunes 26 de noviembre de 1984. “Beagle Channel treaty approved in Argentina”. Página 6

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