La fuerzas nucleares de China en la nueva estrategia mundial
Por Guillermo Pulido Pulido
La estrategia nuclear de China ha dejado de ser aburrida. China está incrementando su arsenal de ojivas nucleares, misiles, submarinos y bombarderos, generando un profundo debate en la comunidad de estudios estratégicos sobre la dirección que está tomando la estrategia nuclear de ese país.
Durante las últimas décadas, la estrategia nuclear china fue un asunto que no despertaba demasiadas polémicas debido al escaso tamaño de su arsenal nuclear y lo obsoleto de sus vectores de ataque.
Además de un escaso y desvencijado arsenal nuclear, la estrategia nuclear China era sumamente conservadora ya que no presentaba un desafío a ninguna gran potencia y la estabilidad estratégica internacional.
China seguía una estrategia nuclear que podría denominarse de Disuasión Mínima, algo que contrasta con las estrategias nucleares mucho más sofisticadas de países como los EE.UU. (basada en los conceptos de «supremacía nuclear» y el «control de daños»), Rusia (estrategia nuclear posnuclear y escalar para desescalar y la «disuasión estratégica«) o incluso Pakistán (warfighting con escalada asimétrica) en los últimos años.
La estrategia de disuasión nuclear mínima, muy poco tiene que ver con la situación estratégica nuclear que a nivel popular suele imaginarse cuando se piensa en estrategia nuclear: la Destrucción Mutua Asegurada (MAD) de la época de la guerra fría, en la que dos superpotencias con una gran cantidad de ojivas y avanzadas armas se amenazan con intercambios nucleares apocalípticos.
Por contra, la disuasión mínima solo pretende tener un pequeño arsenal que tenga cierta probabilidad de sobrevivir a un primer ataque nuclear adversario, con el que poder destruir algunas ciudades u objetivos clave, pero sin llegar a causar un daño de destrucción total apocalíptica (arrasar una gran proporción de los núcleos urbanos). Es decir, causar una destrucción masiva que aunque no sea total, sí sea capaz de amedrentar una agresión militar a gran escala y generar disuasión.

Los especialistas dieron muchas etiquetas diferentes al modelo concreto de disuasión mínima china, denominándola de «represalia asegurada», «represalia incierta» y varias etiquetas un tanto exóticas (por ejemplo ver: China’s Search for Assured Retaliation. The Evolution of Chinese Nuclear Strategy and Force Structure, del 2010), ya que el tipo de disuasión mínima china era una versión disminuida de dicha estrategia.
Ha de tenerse en cuenta que en el año 2000, China solamente tenía 40 misiles balísticos intercontinentales ICBM con los que poder hacer represalia contra los Estados Unidos; 20 ICBM DF-5 de gran tamaño en silos, además de otros 20 ICBM más pequeños DF-31 y DF-31A.

Los norteamericanos podían destruir esos misiles en un primer ataque y las defensas antimisiles podían derribar las pocas ojivas que pudieran sobrevivir a dicho ataque. Varios modelos y estudios de intercambio nuclear de hecho indicaban que tal probabilidad era cercana a cero según qué condiciones.
Además, los submarinos balísticos chinos eran básicamente no operativos para hacer patrullas de disuasión y muy fáciles de detectar por submarinos «hunterkiller» norteamericanos.
Los únicos cambios destacables que hubieron estos últimos años en la estrategia nuclear china, fue un modesto proceso de modernización nuclear para que la probabilidad de poder hacer represalia contra EE.UU. dejara de ser cercana a cero, y tener una probabilidad elevada de al menos poder hacer una represalia con 10 o 20 ojivas.
Se modernizaron los viejos ICBM DF-5 para dotarlos con más de una ojiva nuclear cada uno (MIRV), se desplegaron los ICBM móviles DF-31, que fueron mejorados en varias versiones para poder llevar también varias ojivas.
No obstante, las cantidades de misiles ICBM no aumentaron demasiado, sino que llegaron a unos 70 aproximadamente, con algunas ojivas cada uno de ellos, por lo que daba un arsenal de pocos cientos de ojivas (entre 250 y poco más de 300, para ICBM, misiles balísticos submarinos y quizás algunas armas de alcance regional).
Sin embargo, en pocos años el panorama está cambiando rápidamente. Para comprender las fuerzas nucleares chinas ha de entenderse que están compuestas por su Fuerza de Cohetes (al antiguo Segundo Cuerpo de Artillería), los submarinos balísticos nucleares y algunos bombarderos con capacidad nuclear.
La Fuerza de Cohetes es la parte más importante del arsenal nuclear, y comprende misiles de alcance medio, intermedio e intercontinental. Esta fuerza los últimos años esta ampliando considerablemente su orden de batalla, añadiendo numerosas brigadas adicionales en una fuerza que llevaba años estancada en cuanto a su orden de batalla (número de brigadas, batallones, etc).
Los añadidos más importantes han sido los misiles DF-26 y DF-41. El DF-41 es un misil intercontinental (ICBM) móvil, con el tamaño y la potencia suficiente para llevar varias ojivas nucleares (diez como máximo en función del tamaño y peso de ojiva y vehículo de reentrada). Este misil lleva años probándose en China y en el desfile de octubre de 2019 pudieron verse 16 de ellos rodar por las avenidas de Pekin.

La cantidad de 12 lanzadores y misiles ICBM se corresponde con el de una brigada de ICBM de la Fuerza de Cohetes de China. Es decir, China necesitaría un máximo (probablemente algunas menos) 120 ojivas nucleares adicionales para dotar solamente esa brigada. Diversos informes de inteligencia indican que China está produciendo y desplegando DF-41 adicionales para equipar a las nuevas brigadas que se están creando.
Por ello, desde la inteligencia norteamericana y varios centros de análisis, se estima que por lo menos China necesitará duplicar su arsenal nuclear en los próximos años, a medida que vayan desplegando más misiles y brigadas de DF-41.

Además de los DF-41, China tendrá dentro de varios años una flota de submarinos balísticos (SSBN) más avanzados (del Tipo-96 y 94) con misiles balisticos (SLBM) JL-3 que tendrán más de una ojiva. Lo que necesitará una cantidad de ojivas adicional respecto a lo que tienen en la actualidad (una ojiva por misil submarino). Tampoco se puede olvidar que los nuevos bombarderos furtivos chinos H-20 que aparecerán próximamente, seguramente también tendrán capacidad nuclear.
Los misiles DF-26 de alcance regional (IRBM), junto a otros misiles de alcance más limitado que el intercontinental (como los misiles hipersónicos), se estima que son de doble uso (convencional y nuclear). Los bombarderos furtivos H-20 y los nuevos misiles balísticos e hipersónicos con capacidad nuclear, así como el creciente número de vectores de lanzamiento nuclear intercontinental, plantean la cuestión que China está preparándose para misiones nucleares que no son estrictamente de Disuasión Mínima.
El gran incremento en las fuerzas de misiles de alcance medio e intermedio de China, es uno de los principales motivos que subyace a la retirada de EE.UU. del tratado INF. Aunque el INF se circunscribía a Rusia y EE.UU., mientras China no tuvo una gran fuerza de misiles el desarme unilateral de rusos y norteamericanos era viable.
Una fuerza china de miles de misiles de diferentes alcances entre los cientos de kilómetros y los intermedios, supone que el control de armas de esa clase deja de tener sentido, ya que los norteamericanos necesitan desplegar una gran fuerza de misiles de alcance medio e intermedio para luchar en una competición de salvas de misiles en Asia.
Es decir, el arsenal nuclear chino ya no se limita un limitado número de ojivas y vectores poco sofisticados, sino que desarrolla y despliega un arsenal que indica una tendencia de gran crecimiento y siguiendo una estrategia nuclear que ya no es solamente de Disuasión Mínima.
En este orden de cosas, hace pocos días, el editor del Global Times, se hacía eco de la corriente de opinión en China que pide un arsenal nuclear de al menos 1.000 ojivas y 100 misiles DF-41.
China, naturalmente, tiene toda la legitimidad para desarrollar su arsenal nuclear y defender lo que considere que es su interés nacional y su seguridad nacional. Pero ese legítimo incremento y mejora de su arsenal y estrategia nuclear, plantea cuestiones que deben ser abordadas.
Si Rusia y EE.UU. tienen un arsenal de entre 1.572 y 1.750 ojivas nucleares respectivamente, que China se acerque a las 1.000 ojivas con un arsenal tecnológicamente avanzado, altera completamente el contexto estratégico de los tratados de control de armas estratégicas entre Rusia y EE.UU., especialmente porque los EE.UU. tendría que hacer disuasión y tener la cantidad suficiente para enfrentarse no a 1500 ojivas, sino a unas 2500.
Por ese motivo, es que desde la administración Trump insiste en introducir a China en el tratado de control de armas estratégicas New START (o cualquier otro nuevo tratado).
La estrategia nuclear china no solo ha dejado de ser aburrida, introduciendo un fuerte debate en la comunidad de estudios estratégicos de hacia dónde se dirige su estrategia y su estructura de fuerza. Como consecuencia, también está alterando sobremanera la estrategia nuclear mundial y todo lo relacionado con la estabilidad estratégica, tratados de control de armas estratégicas, etc.