Imperio por consenso
Aún es muy pronto para discernir el rumbo de la guerra, pero algunos cambios ya se hacen evidentes. La OTAN ha demostrado que lejos de ser una organización obsoleta sigue siendo la égida de Occidente. Europa y la UE muestran una unidad que hasta ahora parecía impensable.

Consecuencias para Europa
La UE parece que está dispuesta a dar un giro de ciento ochenta grados en su política exterior. Por primera vez, Bruselas se presenta como un actor dispuesto a usar el poder duro y con la celeridad que exige el momento histórico. En una semana, la UE ha pasado de prohibir a los oligarcas rusos ir de compras a Milán, a cerrar todo el espacio aéreo con Rusia, a asumir el coste de todas las armas y equipos que se vayan a entregar a Ucrania, a desconectar a Rusia del sistema SWIFT, e incluso a enviar varios cazas.
Este giro de Bruselas llega para quedarse. La seguridad del continente y no la integración política o económica va a ser la prioridad número uno de sus miembros. Es de esperar que en los siguientes meses un número creciente de Estados europeos aumenten el gasto militar incluso por encima del mínimo exigido por la OTAN.
En primer lugar, esto provocará que las diferencias entre el este y el oeste de Europa se diluyan en gran medida, con un condicionante: esta UE que pone el foco en la seguridad deberá supeditarse o coordinarse perfectamente con la OTAN, no competir con ella. Si se trata del segundo caso, y Francia podría ser el apoyo principal de esta vía “alternativa” a la OTAN, ello desestabilizaría la Unión en un momento de máxima alerta prolongada de forma indefinida para beneficio de los intereses del Kremlin: Europa entra de nuevo en una Guerra Fría.
Si por el contrario la UE decide trabajar de forma estrecha como un apéndice de la OTAN, la subordinación de todo lo demás a la seguridad del contiene traerá un retroceso en los valores liberales de la Unión. Para empezar, la deriva iliberal entre el grupo de Visegrado (Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa) dejará de ocupar las prioridades de Bruselas, máxime cuando en este nuevo contexto de seguridad europea es precisamente el grupo de Visegrado quien cuenta con mayor conocimiento y experiencia, siendo la punta de lanza del continente.
"No dejaremos que el Presidente Putin derribe la arquitectura de seguridad de Europa.
— Comisión Europea (@ComisionEuropea) February 24, 2022
No debe subestimar la determinación y la fuerza de nuestras democracias.
La Unión Europea está con Ucrania y su pueblo.
Ucrania prevalecerá." @vonderleyen https://t.co/yzlCEiBjpw https://t.co/g2saOX1zik pic.twitter.com/3eDuvF7ZeP
La UE, podemos anticipar, hará la vista gorda con estas tendencias, además, desde la Comisión se van a supeditar los valores liberales a la seguridad. Ya hemos visto un primer esbozo: Bruselas ha prohibido la emisión de las cadenas Russia Today y Sputnik que, a pesar de que se tratan en buena medida de órganos de propaganda del Kremlin, su prohibición no deja de ser forzosamente una violación directa a los principios liberales que la UE dice defender.
De “muerte cerebral” a liderazgo reforzado
La OTAN, lejos de cualquier “muerte cerebral” durante esta crisis, se ha reafirmado como el verdadero garante de Occidente. No solo sus miembros han cerrado filas y demuestran un firme apoyo directo e indirecto a Ucrania, sino que países que no forman parte de la Alianza Atlántica se inclinan cada vez más por entrar en ella.
Las poblaciones finlandesa y sueca ahora son más favorables a la entrada en la OTAN, a su vez Kósovo pide acelerar la integración en ella y que los EEUU establezcan una base permanente en su territorio. Rusia ha conseguido que Occidente este más unido que en cualquier momento posterior a la caída de la Unión Soviética. Y todo ello se debe a un fallo de cálculo en el Kremlin. La evidente caída y colapso del orden liberal internacional y el fin de la hegemonía mundial norteamericana con la consecuente llegada de un mundo multipolar no significa, de hecho, que los EEUU se hayan vuelto un actor débil.
La retirada de Washington de Afganistán debe ser percibida como el fin de sus capacidades para librar batallas puramente ideológicas, pero jamás como una muestra de debilidad. EEUU hoy sale reforzado cuando todos sus aliados cierran filas bajo su paraguas y otros reclaman un lugar en él. Contrariamente a cualquier otro imperio, el imperio americano lo es por conceso.
Putin amenaza a Finlandia y Suecia con consecuencias militares y políticas si se unen a la OTAN.pic.twitter.com/MzmghREwo7
— Daniel Lacalle (@dlacalle) February 25, 2022
Rusia cree que la OTAN se expande hacia sus fronteras, lo cierto es que los países con agencia propia eligen formar parte del imperio americano, donde su soberanía será respetada y defendida. Europa se encuentra ahora más unida que nunca y no solo a nivel de gobiernos: brigadas internacionales occidentales empiezan a constituirse y, aunque la diferencia militar que éstas puedan aportar es poca, los lazos identitarios que crearán entre los europeos cambiarán el panorama político y social. La identidad europea de los ciudadanos del continente se verá reforzada a un nuevo nivel.
El hecho de formar todos parte del mismo campo de batalla durante las guerras mundiales despertó una nueva voluntad comunitaria, esta guerra proporcionará el contexto para que esta comunidad actúe al unísono. Putin se ha equivocado independientemente del resultado en Ucrania. Europa, voluntariosamente bajo el paraguas de los EEUU, demuestra que a pesar de todos los esfuerzos desde fuera y desde dentro sigue unida.