Irlanda: ¿Hacia la reunificación?
Por Daniel Gil Iglesias
La reunificación irlandesa ha sido un tema recurrente en la política de la isla esmeralda desde el día de su partición. Actualmente, gracias en parte al Brexit y a los cambios experimentados por la sociedad norirlandesa, el sueño nacionalista de un solo estado está más cerca de cumplirse que nunca.

Irlanda y Reino Unido: Una Historia de Violencia
Las raíces del dominio inglés en Irlanda pueden encontrarse en el S. XII con la invasión normanda de la isla, aunque no es hasta el siglo XVI cuando Irlanda queda definitivamente sometida a los británicos. En 1534 el rey de Inglaterra Eduardo VII rompe con la Iglesia Católica y se declara cabeza de la Iglesia Anglicana, provocando tensiones entre los católicos, especialmente en Irlanda, región de alta tradición católica desde la evangelización de San Patricio en el S.V. Así las cosas, Eduardo VII decide invadir el territorio temeroso de que ésta se alce en armas contra él, o se alíe con las potencias católicas del momento(España y Francia), autoproclamándose rey de Irlanda.
En este momento se inicia el proceso de confiscación de tierras a los irlandeses que eran cedidas a colonos ingleses, especialmente en el Ulster que pronto llegó a ser una región mayoritariamente protestante. Desde entonces los conflictos entre Irlanda e Inglaterra han sido constantes, pero es en el S. XIX cuando la situación comienza a hacerse insostenible por la exigencia de autonomía.
Londres se niega y se suceden las protestas, el movimiento nacionalista crece (en 1905 se funda el Sinn Fein) y finalmente Reino Unido cede y en 1914 suscribe el estatuto de autonomía para Irlanda. Sin embargo, con el estallido de la I Guerra Mundial la aplicación del estatuto se congela. Esta es la gota que colma el vaso para los sectores nacionalistas más radicales que ven en la independencia la única vía para el reconocimiento de sus derechos.
Es por esto que deciden alcanzar su libertad por la vía de las armas y en 1916 se produce el Alzamiento de Pascua, donde las fuerzas nacionalistas irlandesas toman Dublín y declaran una república independiente. El alzamiento es aplastado a las dos semanas. En aquel momento la mayoría de la población irlandesa no era nacionalista, pero tras la represión brutal por parte de Inglaterra que siguió al alzamiento, la conciencia de la población cambió y empezaron a simpatizar con la causa republicana. Tanto es así que en las elecciones irlandesas de 1918 el Sinn Fein ganó con el 70% de los votos, mientras que el gobierno británico seguía sin acceder a las demandas nacionalistas. El conflicto era cuestión de tiempo.

En 1919 estalla definitivamente la guerra que dura dos años y termina con la victoria de Irlanda ,consiguiendo así la independencia, pero incompleta. Los condados del Ulster, de mayoría protestante son separados del resto de Irlanda y quedan bajo dominio británico. A partir de entonces hay dos estados en la isla, la República de Irlanda, de mayoría católica, e Irlanda del Norte, de mayoría protestante.
El tratado de paz es interpretado como una rendición por los sectores nacionalistas y estalla la guerra civil en Irlanda (1922-1924) entre los partidarios y los contrarios al tratado, el conflicto acaba con la victoria del bando pro-tratado y se certifica la partición.
Las tensiones continúan latentes hasta que vuelven a estallar a finales de los años 60, cuando el IRA (Ejército Republicano Irlandés, por sus siglas en inglés) inicia una campaña terrorista para forzar el abandono de Reino Unido de Irlanda del Norte, a lo que los unionistas del Ulster responden con sus propias fuerzas terroristas y más violencia. El conflicto dura 30 años y deja más de 3500 muertos, la paz llega en 1998 con la firma del Acuerdo del Viernes Santo.
Viernes Santo
Viernes Santo no solo era un armisticio, sino que determinaba el futuro político de Irlanda del Norte. Es en este acuerdo donde nace la Asamblea Norirlandesa y el gobierno autonómico de Belfast, que debe estar conformado por miembros de las dos comunidades, la nacionalista y la unionista. El acuerdo también recoge el derecho de todos los nacidos en Irlanda del Norte a elegir la nacionalidad irlandesa, británica o ambas. Con respecto al origen del conflicto, la partición de la isla, Viernes Santo también marca el camino para la posible unificación.

Según el acuerdo, si en cualquier momento “parece probable” para el secretario de estado británico en Irlanda del Norte que la mayoría de la población apoya la reunificación debe convocar un referéndum y respetar el resultado. Aunque es una proposición bastante simple, ese “parece probable” deja cierto margen de interpretación. El consenso es que se deben tener en cuenta una serie de factores que son: Una mayoría consolidada en las encuestas que se realizan periódicamente acerca de la unificación, que la mayoría de la población norirlandesa sea católica y exista una mayoría nacionalista en Stormont. Actualmente no se cumple ninguna de las tres, pero merece un análisis más detallado.
Respecto a la población, en Irlanda del Norte se elabora el censo cada 10 años y el último disponible es de 2011 donde el 45.1% de la población se declaró católica mientras que el 48,4% se declaró protestante. Sin embargo, los católicos tienen un índice de natalidad más alto que los protestantes y las estimaciones a falta del censo de 2021 muestran que los católicos ya podrían ser mayoría. Evidentemente esto no implica que todos los católicos sean nacionalistas o estén a favor de la unificación, pero sí que implica que esa población tiene más vínculos religiosos y sociales (provienen de familia católica y por tanto, irlandesa) con la República de Irlanda que con el Reino Unido.
La mayoría nacionalista en Stormont también está al alcance, en las elecciones de 2017 el Sinn Fein logró su mejor resultado histórico consiguiendo un 27,9% de los votos quedándose a dos décimas de la fuerza unionista líder en Irlanda del Norte, el DUP, el tercer partido con un 11.9% de los votos fue la también fuerza nacionalista SDLP. En las elecciones generales de 2019 por primera vez en la historia se eligieron más diputados nacionalistas para el parlamento de Westminster que unionistas, el DUP consiguió8 diputados mientras que los nacionalistas consiguieron 9 gracias a 7 del Sinn Fein y 2 del SDLP.
Por último, con respecto a las encuestas el Brexit ha actuado como impulsor del movimiento nacionalista, si en Septiembre de 2016 apenas 3 meses después del Brexit un 22% de norirlandeses estaban a favor de la reunificación, en enero de 2021 esta cifra se sitúa en torno al 42%, una subida de 20 puntos en menos de cuatro años. Además, los ciudadanos a favor de realizar un referéndum ya son mayoría con un 51%.
De esta manera, la República de Irlanda no es ajena a esta situación y está aprovechando la situación actual para ganar terreno en Irlanda del Norte. El gobierno irlandés se ha comprometido a financiar las becas erasmus a los estudiantes de Irlanda del Norte, programa del que el Reino Unido ya no forma parte.

Asimismo, el Reino Unido quedó fuera del sistema Europeo de Salud y por tanto la tarjeta sanitaria europea quedó deshabilitada, sin embargo, la republica también se hará cargo de los gastos sanitarios en Europa de los ciudadanos norirlandeses, haciendo que de facto sigan bajo el paraguas sanitario europeo. Dublín invertirá durante los próximos 5 años más de 500 millones de euros en Infraestructuras en Irlanda del Norte. Los ciudadanos también han respondido a estos cambios y, solo en 2019, más de 75.000 norirlandeses pidieron el pasaporte irlandés. En total, Irlanda del Norte tiene una población de 1.9 millones de personas de los que aproximadamente 700.000tienen pasaporte irlandés, más de la mitad de la población adulta.
El arduo camino hacia la unificación
El precio de acabar con la violencia en los 6 condados del Ulster fue el establecimiento de una hoja de ruta hacia una Irlanda unida cuando los ciudadanos irlandeses y norirlandeses así lo quieran, ese momento nunca ha estado tan cerca como ahora. El Brexit presenta una ventana de oportunidad histórica para la unificación irlandesa lo que, unido a otros fenómenos latentes como la mayor fuerza demográfica católica o el distanciamiento paulatino entre el resto de Reino Unido e Irlanda del Norte, hace que el debate de la unificación resurja con fuerza.
A pesar de ello, esta circunstancia no provoca que la unificación sea inevitable o vaya a llegar a corto plazo, cualquier paso hacia la unidad deberá afrontar enormes retos. El nuevo estado irlandés debe dar un lugar a la población protestante y hacerles formar parte del proceso, una Irlanda unida no puede nacer ignorando a la mitad de la población del Ulster. Tampoco está claro la forma que tendría este nuevo estado irlandés, el norte lleva décadas disfrutando de cierta autonomía e Irlanda debería respetarla en su nuevo acuerdo constitucional quizá bajo el mantra federal, lo que requerirá de gran consenso tanto dentro como fuera de la república.

La Unión Europea ya se ha pronunciado al respecto declarando que el norte entraría automáticamente en la UE como parte de Irlanda, de manera similar a lo que ocurrió con la unificación alemana.
La ventana de oportunidad está abierta y las herramientas dispuestas, solo queda ver si Dublín Belfast y Londres pueden trabajar juntas para generarlos consensos necesarios para una posible reunificación, solo así destararán para siempre el fantasma de la violencia.