La importancia geoestratégica de Asia Central

La región de Asia Central estuvo muy influida por la Unión Soviética debido al control que esta misma tuvo sobre los territorios encasillados en la zona asiática, así pues, las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán se configuraron como un enclave territorial muy importante para Rusia. Esto fue gracias a que, en el aspecto geopolítico comprendían el heartland del que hablaba Mackinder, además, en lo económico, esta zona cuenta con amplias reservas de hidrocarburos, lo que hace que en la actualidad goce de una gran importancia en la realidad internacional.
La rusia zarista ya tenía el control de esta zona (excepto la parte norte de Kazajistán) en el siglo XIX, cuando la economía en Asia Central fue mayoritariamente agraria, lo que reflejaba el carácter rural y nómada de la región, pero a principios de 1930 y ya con la llegada de Stalin la industrialización sustituyó a la economía agrícola. La actividad industrial se intensificó a partir de la Segunda Guerra Mundial, dado que muchas empresas soviéticas que operaban en la zona europea tuvieron que instalarse en otros territorios, eligiendo la zona de Asia Central.
Proyectos como el Gran Canal Fergana o el Gran Canal de Chuy, se iniciaron en esta década, intentando llevar el agua a las zonas de Kirguistán y Uzbekistán, tradicionalmente muy áridas, lo que permitió la colectivización de la agricultura.
Por contrapartida, cabe decir que los costes humanos de dicha modernización en Asia Central fueron muy grandes, un ejemplo de esto son los episodios de hambruna, los Gulags y las deportaciones de pueblos en la Unión Soviética (entre los que se encontraban los Chechenos, los Tártaros de Crimea y los Karacháis entre otros).
Después de la muerte de Stalin en 1953 la modernización industrial siguió, pero de una manera menos coercitiva, un ejemplo de esto es la conversión de los pastos en el norte de Kazajistán, así como las pruebas nucleares que se realizaron en Semipalátinsk y Baikonur (ambos en Kazajistán) y la construcción de los canales Turkmen y Karakum.
Los cambios empezaron a sucederse a partir de 1985, cuando Mijaíl Gorbachov accedió al poder de la Unión Soviética. A partir de este momento se iniciará una política de reformas moderadas que afectaran al conjunto del bloque soviético; cuatro años más tarde y siendo resultado de esos cambios, cae el Muro de Berlín y en octubre de 1990 desaparece Alemania del Este, también conocida como Republica Democrática Alemana RDA), y se integra a la República Federal de Alemania (RFA) o Alemania Occidental, consiguiéndose así la reunificación de Alemania (dividida tras la Conferencia de Yalta en febrero de 1945). Entre 1990 y 1991 van desapareciendo poco a poco las Repúblicas Populares de Europa Oriental adscritas al país soviético tras el Pacto de Varsovia, que surge en 1955 como contraposición al poder de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Poco a poco y tras estos pasos iniciales, las demás naciones van deslindándose de la antigua Unión Soviética, esta, por su parte, aumenta sus esfuerzos en democratizarse y conseguir representación en las instituciones más importantes a nivel internacional como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
Con respecto a nuestro tema, las Repúblicas de Uzbekistán y Kirguistán se declaran independientes en agosto de 1991, así pues, no será hasta septiembre de ese mismo año, cuando Kazajistán, Tayikistán y Turkmenistán conseguirían la emancipación de la Unión Soviética. Rusia, Ucrania y Bielorrusia crearon, en diciembre de 1991 la Comunidad de Estados Independientes o CEI (una institución que pretende estrechar lazos económicos, amén de mejorar las relaciones internacionales, la defensa y la seguridad entre sus Estados miembro). En lo que se refiere a la política interna de estos países, cabe destacar que, pese a su orientación democrática, este sistema no se encuentra totalmente consolidado y existen resquicios del anterior, lo que dificulta la gobernabilidad.
Siempre se ha tenido en cuenta a esta región dentro de su situación de encrucijada entre Oriente y Occidente, sirviendo de bloqueo ante zonas de conflicto e inseguridad como Afganistán. Por esto, todo el mundo reconoce la importancia de Asia Central como un actor muy valioso de la Sociedad Internacional, en parte, por los recursos del Caspio (una de las vías de la seguridad energética de China, que también interesan a Europa como herramienta contra las amenazas rusas). Además, es el campo de pruebas militares de Rusia y, como se decía, es una zona de tránsito para actividades delictivas.
La desintegración de la URSS hizo que el mar Caspio adquiriese gran importancia debido a que, a lo largo de sus costas, se habían erigido Estados soberanos que reclamaban el derecho a explotar sus recursos, con la globalización y la apertura de los mercados, algunas empresas como Gazprom, ExxonMobil o Petronas han aprovechado para instalarse en la zona y poder explotar una de las mayores reservas de gas y petróleo del mundo.
Desde 1990 la cuenca del Caspio ha sido un tema de discusión entre las grandes compañías petroleras, ya que, podríamos estar ante el sustituto del Golfo Pérsico con respecto a la exportación de hidrocarburos. Las reservas agregadas de Asia Central y el Cáucaso Sur se han multiplicado desde 1998, donde estas mismas se cifraban en 7.700 millones de barriles a 42.000 millones de barriles en 2015. Además, en relación con el gas natural, encontramos también una tendencia creciente llegando a suponer un 11.4% de las reservas mundiales.
El National Energy Policy Development Group considera que en el año 2020 la dependencia que existirá de la región del Golfo representará por si sola entre el 54 y el 67% de las exportaciones petrolíferas, en este sentido y para 2050, nos encontramos con que la necesidad de conseguir hidrocarburos de esta zona será del 100%. Por esto mismo, el litoral del caspio podría convertirse en la fuente suplementaria que permita diversificar las importaciones de hidrocarburos a Europa y al Sureste Asiático.
Como ya se ha reseñado, es imprescindible considerar a esta zona como un enclave geoestratégico muy importante, en gran parte gracias a su ubicación, pero, además de esto, la considerable abundancia de recursos naturales ha hecho que diversos Estados como Rusia, Estados Unidos, China, Irán o Turquía quieran ser actores importantes en la región.
Rusia, tras la disolución del régimen soviético y con la integración de los países de Asia Central a la CEI ha intentado influir de todas las maneras posibles a esta región (la última tras la creación de la Unión Económica Eurasiática). El interés de los rusos es en parte por su importante labor de contención y seguridad, por lo que desde Moscú han intentado acercar posturas. En este sentido, la zona central de Asia depende económicamente de Rusia pese a que este aspecto no sea el punto más fuerte, ya que China se configura como la alternativa rusa, y por esto mismo, los rusos han reconsiderado otorgarle más importancia a la dimensión militar (recordemos que historicamente, la región de Asia Central ha sido muy usada por la antigua Unión Soviética).
Los Estados Unidos por su parte han tenido sus más y sus menos con Asia Central. En un principio, al ser el centro de influencia de la Rusia soviética y post-sovietica decidieron no inmiscuirse demasiado para no debilitar sus relaciones diplomáticas. Tras el 11-S la situación cambió, ya que la inestabilidad de la región y el apoyo a grupos terroristas por parte de algunos gobiernos locales amenazaban directamente la seguridad de los EE. UU, esto ha provocado que el país norteamericano haya intentado desde ese momento crear un cordón de seguridad instalando bases en toda la región, por contrapartida, el poder de Rusia y los nuevos actores en la zona (China, Irán y Turquía) han relegado a un plano secundario a los estadounidenses.
El ascenso mundial de China también ha traído consigo un aumento de su influencia sobre la zona central de Asia. Los intereses de Pekín en este área giran en torno al intercambio comercial, al abastecimiento de hidrocarburos y a la seguridad nacional, por esto mismo en 1996 se creó la Shangai Cooperation Organization, que reúne a todos los países de Asia Central además de Rusia, Pakistán, India e Irán. Con respecto a sus relaciones comerciales, cabe decir que China cuenta con ciertas ventajas en detrimento de sus competidores, ya que la proximidad cultural de la provincia de Xinjiang con la región, facilita el comercio chino-centroasiático, además, el mercado chino ofrece grandes ventajas para el intercambio de Bienes y Servicios entre ambas zonas.
Si hablamos de ventajas geoestratégicas, Irán es quien gana esa batalla, su cercanía le permite obtener los hidrocarburos del Caspio de manera simple, rápida y barata, en este sentido existe una dicotomía, pues, estrechar lazos comerciales con Irán supondría tener de socios comerciales a India, China, Pakistán o Japón, pero dejar de lado la parte Occidental del Globo.
Con respecto a Turquía, cabe decir que se esperaba que tuvieran mucha más influencia en la zona de la que realmente tienen, en parte gracias al gran número de población turcófona que vive en la región. Sin embargo, los turcos se han centrado en la creación de una vía de conexión para la distribución de los hidrocarburos del mar Caspio (ruta que recorre Bakú (Azerbaiyán), Tiflis (Georgia) y Ceyhan (Turquía)). La posición geoestratégica de este país podría mejorar si finalmente tuviera acceso a la Unión Europea.