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Este verano Estados Unidos llevará a cabo la retirada definitiva de Afganistán. El 11 de septiembre llegará y en el 20º aniversario de los ataques terroristas de Nueva York y Washington D.C. la retirada estadounidense de aquel país servirá en cierta forma para ponerle cierre a dos caracterizados por la Guerra Global contra el Terror (GWOT por sus siglas en inglés).

Como ya vimos aquí anteriormente, el Pentágono quiere dejar atrás esa etapa histórica, pero es legítimo preguntarse si el deseo estadounidense de concentrar tiempo, energía y recursos en la región Indo-Pacífico pensando siempre en la competencia entre potencias va a chocar con la persistencia de la amenaza de actores no estatales. Podríamos encontrarnos que las lecciones acumuladas, las organizaciones creadas y los sistemas de armas especializados, que tanta prisa tiene el Pentágono ahora por olvidar y abandonar, tendrán que ser recuperados.

La operación “Cunshireni 2014” que abatió a tres delincuentes terroristas que operaban en La Convención (Cusco) incautó una cantidad importante de armamento y equipos de comunicación que utilizaba el mando senderista “Renán”, sucesor de “Gabriel”, abatido por las fuerzas del orden el 2013. Fuente: Ministerio de Defensa del Perú

Algunos autores cuyas ideas ya repasamos aquí plantean que precisamente la competencia con otras potencias consolidadas y emergentes tendrán forma de conflictos indirectos vía fuerzas no estatales, desde milicias a contratistas. Pero resulta interesante especular sobre la evolución de fenómenos como las guerras de insurgencia y el terrorismo. Ya que, las quiera evitar el Pentágono o no, seguirán existiendo por sí mismas.

Uno de los autores más influyentes en este campo, como veremos, ha sido David C. Rapoport, profesor del departamento de Ciencia Política de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). A él le debemos la popularización del concepto de “Olas del Terrorismo” y su modelo ha sido empleado repetidamente para identificar nuevas tendencias.

Las olas del terrorismo global

Las ideas de Rapoport sobre el concepto de “Olas del Terrorismo” quedaron articuladas en dos textos publicados después del 11-S. El primero apareció en la revista Antrophoetics de la propia UCLA en su número de primavera/verano de 2002. El evidente propósito de Rapoport era aportar una perspectiva histórica en la que explicaba el terrorismo como fenómeno global de larga trayectoria.

El profesor David C. Rapoport Fuente

El llamamiento del presidente Bush a emprender una guerra contra el terrorismo no era nueva tampoco. Y por inquietante que fuera la existencia de una red transnacional decidida a atacar a Estados Unidos en todo lugar y momento, la historia enseñaba que los grupos terroristas aparecían en un contexto histórico dado, se expandían, decaían y desaparecían.

En ese primer artículo Rapoport enumeraba cuatro grandes olas históricas del terrorismo:

- Ola Anarquista. Surgida en la década de 1880.

- Ola Anticolonial. Surgida en la década de 1920.

- Ola de la Nueva Izquierda. Surgida en la década de 1960.

- Ola Religiosa. Surgida en 1979.

Señala Rapoport que las dos primeras olas duraron entre 40 y 45 años, mientras que la tercera había sido más corta. Podemos especular que el marco político de la violencia política de ultraizquierda surgida en torno a mayo de 1968 quedó abruptamente cortado con la caída del Muro de Berlín. Aunque Rapoport señalaba en su texto de 2002 que de aquella ola quedaban fenómenos residuales como el terrorismo en países como España y Perú, presumiblemente para referirse a grupos como ETA y Sendero Luminoso.

También destaca que los antecedentes del grupo terrorista IRA aparecieron como fuerza irregular en Irlanda en el contexto de la segunda ola, por lo que podemos concluir que el concepto de Rapoport no es rígido y la experiencia histórica demuestra que es posible la pervivencia de grupos terroristas más allá del ocaso histórico de la ola en cuyo contexto tienen origen.

Mural de Bobby Sands en Falls Road. Autora: Jennifer Boyer

El patrón temporal de olas de cuarenta años le llevó a especular entonces que al terrorismo religioso que representaba Al Qaeda le quedaban al menos entre veinte y veinticinco años. La idea de que las olas del terrorismo global tienen fecha de caducidad, por larga que fuera, aportaba esperanza entonces ante la desazón e inquietud generada por la sucesión de atentados terroristas en las grandes ciudades occidentales tras el 11-S que llevó a muchos a abrazar el concepto de “Choque de Civilizaciones”.

El segundo texto de Rapoport apareció como capítulo de libro en una obra colectiva sobre terrorismo (Horgan y Braddock, 2008). En él dio una definición estricta y explícita de qué era una ola de terrorismo: “Es un ciclo de actividad en un periodo de tiempo dado, un ciclo caracterizado por fases de expansión y contracción”. La ola tiene "carácter internacional" y está "movida por una energía común predominante que da forma a las características y relaciones mutuas de los grupos participantes" (pág. 47).

El punto de arranque de la presente Cuarta Ola de inspiración religiosa es 1979, el año en que triunfó la Revolución Islámica en Irán, tuvo lugar el asalto de la Gran Mezquita de la Meca y la Unión Soviética invadió Afganistán. Un año crucial para entender el mundo actual, tal como vimos en la primera parte de “Oriente Medio y la imaginación geopolítica”. Evidentemente, a pesar de la denominación genérica de “Ola Religiosa” estamos hablando aquí del Islam político. Pero señala Rapoport que él considera que el despertar islamista inspiró de alguna forma el auge del extremismo religioso en otros contextos religiosos, como el judío y sij, que tuvieron lugar en los años 80.

En aquel segundo texto, Rapoport especulaba que la Ola Religiosa podría tener su fin en 2025 (pág. 47). Por tanto, ahora que ya estamos en la misma década es interesante retomar las ideas de Rapoport para especular sobre la siguiente ola. De hecho, como veremos, el concepto de olas ha sido usado por numerosos autores proponiendo diferentes fenómenos como quinta ola global del terrorismo, desde el terrorismo de ultraderecha a la violencia de grupos fanáticos religiosos de distintas adscripciones que aspiran a crear protoestados. Veremos en próximas ocasiones cómo las ideas de Rapoport han servido también para especular sobre fenómenos todavía emergentes.

REFERENCIAS

RAPOPORT, David C.: “The Four Waves of Rebel Terror and September 11”. Anthropoetics, Vol. 8, Nº 1. Primavera / Verano 2002.

RAPOPORT, David C.: “The Four Waves of Modern Terrorism.” En HORGAN, John y BRADDOCK, Kurt (eds.): Terrorism Studies: A Reader. Routledge, Abingdon, 2008. Páginas 46-72,

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