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Por Sara Álvarez Quintáns

Las Fuerzas de Autodefensa (FAD) de Japón han desarrollado una estrategia basada en la contención marítima para salvaguardar sus intereses territoriales en el mar del Este, teniendo en cuenta el actual contexto regional. Disputas como la del mar Meridional han favorecido el nacimiento de una nueva estrategia de defensa: el Muro Sudoccidental.

Japón es una nación eminentemente insular. Con sus (aproximadamente) 6.900 islas, es innegable que el mar forma parte de la idiosincrasia del archipiélago nipón. Por supuesto, cuando hablamos de defensa, esta premisa también se aplica. Al fin y al cabo, la geografía constituye uno de los pilares del pensamiento estratégico desde los albores de la historia.

¿En qué consiste la estrategia del Muro Sudoccidental?

Entre Kyūshū (la más meridional de las cuatro islas principales) y Okinawa, existe una distancia de unos 760 kilómetros, en los que se pueden encontrar más de 2.800 islas. No todas ellas cuentan con núcleos de población, pero sí forman parte del territorio nacional japonés.

Toda esta cadena de islas, cuyo punto más occidental es la isla Yonaguni, cerca de la costa de Taiwán, constituye el pilar de una de las estrategias de defensa más novedosas de las Fuerzas de Autodefensa: el Muro Sudoccidental.

La isla de Yonaguni, famosa por sus ruinas sumergidas, es el punto más occidental de la cadena de islas en la que se basa la estrategia japonesa. Fuente: Retales de Historia

La estrategia consiste en utilizar la disposición natural de las pequeñas islas como una barrera a partir de la cual se organizaría la defensa de toda la región del mar del Este. Existen planes para construir o mejorar las instalaciones militares presentes en estos lugares, para así poder afianzar la presencia japonesa en la zona y aumentar sus capacidades de disuasión.

Haciendo esto, las FAD mejorarían sus capacidades de defensa a lo largo de la primera cadena de islas, asentando una línea sobre la que construir su respuesta en caso de ataque o invasión de sus aguas territoriales. En caso de que la disuasión fallara, las unidades se desplegarían desde la retaguardia para asegurar el territorio marcado por el Muro Sudoccidental, tal y como se puede apreciar en la imagen.

En la imagen se puede apreciar la denominada “primera cadena de islas”, que serviría como primera línea de defensa ante un hipotético ataque. Fuente: Ministerio de Defensa de Japón.

De cara a lograr una implementación de esta estrategia lo más eficiente posible, el gobierno ya ha comenzado a mejorar la estructura de las Fuerzas de Autodefensa. No solo cuenta con la división marítima de las FAD, sino con una Brigada Anfibia de Respuesta Rápida. De hecho, se espera que, en un futuro no muy lejano, las operaciones de naturaleza anfibia se conviertan en un aspecto clave de la defensa japonesa, algo que parece lógico dada la insularidad del país que ya se ha comentado.

Construyendo muros: ¿Por qué es necesaria esta estrategia?

Durante los últimos años, un clima de competición se ha ido estableciendo entre los países del este de Asia. En el contexto del Indo-Pacífico, los dilemas de seguridad abundan y las situaciones de “zona gris” (un punto intermedio entre la paz y el conflicto abierto) son cada vez más frecuentes.

Japón es uno de los países más prominentes de la región, tanto en la arena económica como la cultural o la tecnológica, por destacar algunas. Sin embargo, las relaciones con algunos de sus vecinos han destacado históricamente por su inestabilidad. Desde este punto de vista, al gobierno nipón le preocupan en especial las actuaciones de China y Corea del Norte, ya que pueden suponer serias amenazas para su seguridad.

Sería baladí negar que las actuaciones del gobierno de China en el territorio del mar Meridional son una de las causas principales detrás del nacimiento de la estrategia del Muro Sudoccidental. El aumento del gasto en defensa, el desarrollo de nuevas capacidades armamentísticas, y la construcción de enclaves alrededor de atolones y pequeños islotes para reclamar la soberanía de las aguas son algunas de las acciones que más preocupan no solo a Japón, sino a numerosos países de la zona que tienen sus propios intereses en dichas aguas.

Esta, no obstante, solo es la punta del iceberg en la problemática relación territorial entre los gobiernos de Pequín y Tokio. Hay que tener en cuenta, cómo no, la polémica de las islas Senkaku (llamadas Diaoyu en chino), que ambos países reclaman para sí, puesto que la soberanía les daría derecho a los yacimientos energéticos que se encuentran en la zona.

Con la existencia de este “muro”, Japón no busca solo mejorar sus capacidades operacionales en la zona. Otro de sus principales objetivos al poner en marcha esta estrategia consiste en afianzar la presencia estadounidense en el área. Esto supondría una ventaja muy importante para las FAD, puesto que se verían respaldadas por las capacidades de mando, control, comunicativas y computacionales (C4), además de la inteligencia, la vigilancia y el reconocimiento (ISR) que las fuerzas estadounidenses podrían aportar.

Expectativas vs. realidad

La estrategia del Muro Sudoccidental es el resultado del análisis de una amenaza de seguridad y el consecuente diseño de una solución para afrontar dicho problema. Ahora, el gobierno japonés debe esforzarse para hacerla una realidad a efectos prácticos.

Para que la estrategia pueda alcanzar su máximo potencial, sería necesario que Japón reforzara su presencia a lo largo de toda la cadena de islas, desde Yonaguni hasta el archipiélago principal. Esto requeriría no solo construir, mejorar y mantener numerosas instalaciones de defensa, sino aumentar las capacidades humanas y logísticas de las propias Fuerzas de Autodefensa.

Además, para que la disuasión sea efectiva, las unidades deberán efectuar labores continuas de vigilancia, reconocimiento e inteligencia para asegurar el control no solo marítimo, sino aéreo también. Evitar incursiones en las aguas territoriales niponas debe ser la principal tarea de estas fuerzas, pero no la única.

Por otro lado, es cierto que al menos una parte del diseño de estrategias como la del Muro Sudoccidental tiene que llevarse a cabo teniendo en cuenta la perspectiva de la alianza de seguridad entre Japón y Estados Unidos (no hay que olvidar que en Okinawa hay una base estadounidense). A pesar de esta realidad, Tokio tendrá que seguir trabajando en la mejora de sus capacidades nacionales al margen de la alianza, lo que podría suponer una dificultad debido a la naturaleza de su constitución.

Bibliografía:

Bansho, K. (2018). Japan’s new defense strategy in the Southwest islands and development of amphibious operations capabilities. U.S.-Japan Allied Conference: Meeting the Challenge of Amphibious Operations, National Defense Research Institute (RAND), pp. 8-15.

Ministerio de Defensa de Japón. (2020). China’s activities in East China Sea, Pacific Ocean, and Sea of Japan. Ministry of Defense, Security environment surrounding Japan (mod.go.jp). Disponible en: https://www.mod.go.jp/e/d_act/sec_env/index.html

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