Medio de comunicación independiente

Por Jesús Manuel Pérez Triana

Según el geógrafo John Agnew, la moderna imaginación geopolítica es un “sistema de visualizar el mundo” y una “visión construida del mundo”. Esto es, cuando los seres humanos miramos un mapa y trazamos regiones estamos haciendo un ejercicio intelectual que crea conceptos que surgen de la imaginación humana. No son “una simple visión espontánea que surge de simplemente mirar el mundo con sentido común” (2003:6). El río Amazonas, el desierto del Kalahari o la cordillera del Himalaya son accidentes geográficos creados por la naturaleza. En cambio, Latinoamérica, el Intermarium y Oriente Medio son conceptos creados y llenados de significado por alguien en un contexto histórico concreto.

El historiador Roger Adelson habla de “la invención del Oriente Medio”. Atribuye la popularización del término a Alfred T. Mahan, un oficial de la armada estadounidense, célebre a finales del siglo XIX por sus obras donde teorizó sobre la importancia de las fuerzas navales y el comercio marítimo para los grandes imperios. Mahan usó el término Oriente Medio en un artículo publicado en Londres en 1902 para referirse a la región en torno al Golfo Pérsico, señalando la importancia de su control para que el imperio británico pudiera mantener sus dominios en el subcontinente indio [Adelson, 1995:22-23]. Los conceptos geopolíticos encierran, por tanto, una lección sobre el contexto de la era donde surgen y se manejan.

El Arco de Crisis.

En 1979 el mundo musulmán entró en el año 1400 de su calendario. El cambio de siglo coincidió con tres acontecimientos cuyas ondas de choque llegan a nuestros días: la Revolución Iraní, el asalto a la Gran Mezquita de la Meca y la invasión soviética de Afganistán.

El control de la Gran Mezquita de la Meca fue recuperado por el gobierno saudí tras una cruenta batalla contra un grupo de radicales islámicos. El acontecimiento empujaría al gobierno saudí a frenar la modernización de los valores del país, en pleno despegue económico gracias a la subida de los precios del petróleo durante la década. Los rumores iniciales de que el desconocido grupo armado que había tomado el control de la Gran Mezquita habían sido fuerzas militares estadounidenses llevaron a manifestaciones en varios países musulmanes, con asaltos violentos a las embajadas en Pakistán y Libia. Sin embargo, fueron los otros dos acontecimientos los que tendrían repercusiones geopolíticas profundas.

La caída de la dinastía Palevi y la toma del poder dentro de la revolución por los islamistas iraníes suponía para Estados Unidos la pérdida de un aliado clave en la región. La invasión soviética de Afganistán, por su parte, fue interpretada como el primer gran avance de Moscú hacia el Océano Índico desde el Gran Juego de Asia que los imperios británico y ruso jugaron en Asia Central durante el siglo XIX. En realidad, para el gobierno soviético la invasión de Afganistán no escondía planes expansionistas, sino que respondía al temor de que la inestabilidad de Afganistán, donde el rechazo social a las reformas comunistas se estaba convirtiendo en una insurgencia, se contagiaría a las repúblicas soviéticas centroasiáticas [Cooley, 1999: 9-28].

Un año antes de la invasión de Afganistán, las fuerzas etíopes arrollaron en su ofensiva final a las fuerzas invasoras somalíes de la región del Ogadén. La campaña arrancó en enero de 1978 y fue diseñada por el general cubano Arnaldo Ochoa, aunque la propaganda soviética se encargaría de atribuir todo el mérito al asesor enviado desde Moscú, el teniente general Vasily Petrov [Cooper, 2015:52-53]. Desde la perspectiva de Washington, entre 1978 y 1979 se fue dibujando una zona caliente que arrancaba en el Cuerno de África y que cruzaba la Península Arábiga, Irán, Pakistán y Afganistán: el Arco de Crisis [Lenczowski, 1979].

El 1 de marzo de 1980 tuvo lugar en la base aérea de McDill (Florida) la ceremonia de activación de la Rapid Deployment Joint Task Force (RDJTF), una fuerza militar de acción rápida que unía fuerzas de tierra, mar y aire preparadas para ser desplegadas en poco tiempo lejos del continente americano. Aunque la fuerza se pensó con un alcance global, su primer comandante, el general Paul X. Kelly, dejó claro en su discurso inaugural las razones últimas de la creación de la fuerza al afirmar que su misión era “ayudar a mantener la estabilidad regional y el flujo de petróleo hacia Occidente” [Antil, 2001].

En 1983, la RDJTF cambió de nombre para convertirse en el mando militar regional estadounidense para Oriente Medio o Central Command (CENTCOM). El área de responsabilidad del CENTCOM cubría desde el cuerno de África a Afganistán, pasando por la Península Arábiga.

Área de responsabilidad de CENTCOM en los años 80.

El cuartel general de CENTCOM vivió una vida más o menos oscura hasta 1990. El 2 de agosto de ese año, Saddam Hussein invadió el emirato de Kuwait tras una larga guerra con Irán que había dejado el país con innumerables deudas económicas. El precio del petróleo había caído a finales de los años 80, causando graves problemas a los países que vivían de la exportación de hidrocarburos, como Venezuela, Argelia o la Unión Soviética. Apoderarse de Kuwait y sus reservas de petróleo convirtió de pronto a Saddam Hussein en un actor imprescindible en el mercado mundial.

Estados Unidos organizó una coalición internacional para desalojar a las fuerzas iraquíes de Kuwait. El temperamental general jefe del mando regional CENTCOM, Norman Schwarzkopf, se convirtió en un personaje mediático y célebre. Bajo su mando sirvieron las fuerzas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia que participaron en la campaña terrestre que arrancó el 24 de marzo de 1991 y duró cien horas.

En 1997, Zbigniew Brzezinski, publicó una obra que rescataba la Geopolítica clásica como disciplina: The Great Chessboard. El término Geopolítica había quedado simplificado y vulgarizado para referirse de forma general a la política internacional, la rivalidad entre potencias y su competencia por territorios.  En la obra de Brzezinski, el mapa volvía a ser una herramienta de estudio para elaborar un discurso geopolítico. Así, dibujaba una región que partía desde el Cuerno de África hasta las repúblicas exsoviéticas de Asia Central a la que denominaba “zona global de infiltración de la violencia”. Brzezinski anticipaba la probabilidad de un desafío a la hegemonía estadounidense por parte del fundamentalismo islámico en una región caracterizada por los “odios volátiles” y la existencia de “poderosas y competitivas potencias vecinas” donde era de esperar en un futuro tanto guerras convencionales entre estados-nación como “violencia étnica y religiosa prolongada” [1997:52-53]. La región se solapaba con el área de responsabilidad de entonces del mando regional CENTCOM, que después de la disolución de la Unión Soviética había incorporado las repúblicas centroasiáticas.

Brzezinski había sido el asesor de seguridad nacional del presidente Jimmy Carter entre 1977 y 1981. Durante su servicio en la Casa Blanca, el “Arco de Crisis” había sido la zona más candente de la política exterior estadounidense. Rebautizada como “zona global de infiltración de la violencia” en 1997, se convertiría en la región de máxima atención para Estados Unidos después de los atentados terroristas del 11-S. Los militares estadounidenses se desplegarían desde las aguas del Cuerno de África, como parte de la Task Force 150 dependiente de CENTCOM, a la base logística en Karshi-Janabad (Uzbekistán) donde se apoyaban las operaciones en Afganistán.

Los Estados Unidos habían sido atacados el 11-S por una organización transnacional sin territorio. Sin embargo, poco después de los atentados terroristas se desempolvaron planes de contingencia para una guerra con Iraq. Para algunos decisores claves en Washington, la amenaza difusa de los actores no estatales que operaban en múltiples países resultaba difícil de encajar en su mapa del mundo. Necesitaban concretar el enemigo en un país. Así, Iraq terminó pagando los platos rotos del 11-S en una invasión militar cuyos impulsores creían que transformarían positivamente la región al imponer un gobierno democrático en el corazón de la región. La invasión de Iraq transformó Oriente Medio, sí. Pero de formas imprevistas. 

Continuará…

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Bibliografía:

AGNEW, John: Geopolitics. Re-visioning world politics. 2ª edición. Routledge. Londres/Nueva York. 2003.

ANTIL, Peter: “Rapid Deployment Force, United States”. History of War, 1991.

http://www.historyofwar.org/articles/weapons_rdf.html

ADELSON, Roger: London and the Invention of the Middle East: Money, Power, and War, 1902-1922. Yale University Press, New Haven, 1995.

BRZEZINSKI, Zbigniew: The Great Chessboard. American primacy and Its Geostrategic Imperatives. Basic Books, Nueva York. 1997. Hay traducción española:  El Gran Tablero Mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos. Paidós, Barcelona, 1998.

COOLEY, John K: Unholy Wars. Aghanistan, America and international Terrorism.Pluto Press, Londres, 1999.

COOPER, Tom: Wings Over Ogaden. The Ethiopian-Somali War 1978-1979. Helion Books, Solihull, 2015.

LENCZOWSKI, George: “The Arc of Crisis: Its Central Sector”. Foreign Affairs. Vol. 57, No. 4 (Spring, 1979), pp. 796-820

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