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Portugal lanzó en 2013 una estrategia nacional comprehensiva muy ambiciosa con un objetivo muy claro: Regresar al mar. El documento recogía una serie de objetivos que se debían cumplir llegado el año 2020. En este artículo se analiza el porqué de este giro en la estrategia nacional y, si en efecto, se han cumplido los plazos.

Difícilmente puede ser sorpresa para nadie que Portugal tiene una relación especial con los océanos. Al fin y al cabo, fue un portugués, Francisco de Magallanes, quien comprobó empíricamente que la Tierra no era plana en una epopeya de tres años. Y fue Portugal, bajo el liderazgo de Enrique el Navegante, el primer estado en construir un imperio global marítimo en el siglo XV.

Mapa de la primera circunnavegación del mundo, por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, de 1519 a 1522. Fuente

Sin embargo, con la despedida de la dictadura de Salazar y la entrada en la Unión Europea todos los esfuerzos de las élites políticas portuguesas se centraron en encajar en el nuevo club: su política nacional quedó subordinada a las directrices de Bruselas. Portugal por primera vez en 500 años dirigía su brújula hacia el corazón continental de Europa, abandonado su campo histórico de desarrollo y prosperidad, el mar.

En la segunda mitad de los años 90, Lisboa ya era un miembro consolidado del bloque europeo. En esos años el país luso empezó casi por impulso natural a protagonizar iniciativas internacionales relacionadas con el mar. En 1998 lanzó una exposición mundial de los Océanos, en cuyo marco una comisión de expertos expuso con éxito una serie de recomendaciones para la comunidad internacional y Naciones Unidas, bajo el título “El Océano, nuestro futuro” que catapultó a Lisboa a lograr una posición de liderazgo en seminarios y conferencias de las Naciones Unidas con la intención de procurar una posición prominente en asuntos marítimos internacionales.

En 2006, se fue un paso más allá y se elaboró una Estrategia Nacional para los Océanos. El documento más que una estrategia es una declaración de principios sin ningún plan de acción ni objetivos de ningún tipo para un plazo de diez años (2006-2016). Apuntaba vagamente un horizonte para la nación, pero nada más.

Sin embargo, una serie de sucesos cambio el tono y el compromiso del Estado portugués hacia esta estrategia de retorno a las raíces marítimas: El Crash bursátil de 2008 y la consiguiente Gran Recesión que golpeo las economías del sur de Europa de forma brutal. Portugal hubiera caído en bancarrota si no fuera por un rescate financiero de 78 mil millones de euros entre la UE y el FMI en 2011, acompañado invariablemente de medidas de austeridad muy duras para el ciudadano medio.

Caída del promedio industrial Dow Jones en 2008. Fuente

En 2013, los estadistas portugueses, en lo más hondo de la crisis, decidieron revisar aquella vaga propuesta de 2006 a tres años de terminar. Así nació la Estrategia Nacional del Océano. Un plan comprehensivo extremadamente ambicioso con el objetivo fundamental de regresar a sus raíces atlánticas. La estrategia cuenta con un plan de acción concreto para el periodo 2013-2020 con cinco objetivos a cumplir en ese periodo de siete años:

1. Reafirmar la identidad marítima nacional.

2. Identificar el potencial económico, geoestratégico y geopolítico del Mar-Portugal y convertirlo en el mayor activo económico del país.

3. Crear condiciones para atraer inversión nacional e internacional en todos los sectores económicos oceánicos. La meta: convertir este sector en el 50% del PIB nacional.

4. Fortalecer las capacidades científicas y tecnológicas para el desarrollo del sector Océano.

5. Consagrar Portugal a escala global como una nación marítima, con posiciones de liderazgo en la UE en cuanto a estrategia marítima en general y atlántica en particular.

Como siempre, el orden es una declaración de prioridades. Una estrategia nacional que propone un cambio tan drástico respecto a los últimos decenios solo puede llevarse a cabo desde una posición de voluntad nacional. Para ello, reconstruir la identidad marítima de los portugueses es probablemente el punto de más importancia. Así, el plan contempla incluso introducir actividades marítimas en las escuelas de primaria como parte fundamental de la educación de los más pequeños: Que ningún portugués se sienta desvinculado del mar.

Un escuadrón de la Infantería de Marina portuguesa regresa a bordo de la Fragata Clase Vasco de Gama, NRP VASCO DE GAMA (F 330), después de simular un abordaje forzado a bordo de la Fragata Clase Bremen alemana, FGS AUGSBURG (F 213), durante un ejercicio de entrenamiento el 12 de marzo de 1998.

Buena parte de la iniciativa consiste en convertir el archipiélago de las Azores, que reposa en el epicentro de una de las rutas marítimas más transitadas del planeta (más aún tras la ampliación del canal de Panamá en 2014), en un hub de servicios marítimos y puerto de paso con capacidad de suministro para incluso los cargueros de mayor tonelaje.

Asimismo, redoblar los esfuerzos en la construcción de barcos con mayores astilleros e infraestructura de mantenimiento y reaparición de éstos. Sector que ya domina con relevancia internacional. Se calcula que el beneficio total de los objetivos económicos que persigue la estrategia nacional alcanzaría los 500 mil millones de euros y emplearía, hecha la transición completa a esta “Economía Azul”, a más de 5.5 millones de personas.

Y eso no es todo. Portugal está enfrascado desde 2009 en una iniciativa legal con la ONU, bajo el artículo 76 de la Convención de Naciones Unidas sobre la Ley del Mar donde se recoge que un estado puede extender la soberanía sobre la placa continental más allá de las 200 millas náuticas de su Zona Económica Exclusiva. En otras palabras, Portugal tiene un pretexto legal para explotar de forma exclusiva todo recurso material (recursos inertes) que se encuentren hasta 648 km sobre su placa continental, en este caso, de los archipiélagos de las Azores y Madeira.

De tener éxito en esta iniciativa legal, y todo apunta que así será, Portugal extendería su jurisdicción nacional sobre 4 millones de Km2 (40 veces la superficie terrestre del país y el 4% de todo el océano Atlántico). La riqueza mineral que esconde es igualmente asombrosa: Zinc, cobre, cobalto, oro, plata, magnesio, minerales para alta tecnología y tierras raras entre otros. Sumando entre 240 y 290 millones de toneladas en minerales. El potencial impacto económico es mayúsculo.

Fuente: Researchgate.com

Actualmente, la batalla legal para extender su jurisdicción más allá de las 200 millas náuticas está bajo revisión a petición de Marruecos desde 2015, el único país que ha iniciado un proceso en ese sentido. Pero de conseguirlo, Portugal se convertiría en el país más extenso de la UE si tenemos en cuenta la jurisdicción en el mar. Sin duda, un empujón fortísimo para restablecer un orgullo nacional con base en las olas del Atlántico.

¿Se ha implementado el pan de acción 2013-2020 de forma exitosa?

Si debemos medir el éxito de la estrategia nacional según el cumplimento de los cinco objetivos más arriba mencionados, la conclusión, a la luz de que absolutamente ninguno de ellos se ha logrado, es que ha fracasado de forma incuestionable.

Sin embrago, sería una conclusión precipitada y superficial. La estrategia nacional propone un cambio mastodóntico en la sociedad, política y economía portuguesa; convertir las Azores en un complejo de infraestructuras marítimas que convierta el archipiélago en un nexo de comercio internacional; recuperar una identidad nacional volcada totalmente al mar; convertir Portugal en una potencia marítima que lidere iniciativas, tecnología y conocimiento en la materia a nivel global y, alcanzar como mínimo, que la mitad de la economía del país provenga de los mares.

Una Carraca portuguesa, un galeón, una carabela cuadrada redonda y galeras, en la Hoja de ruta del Mar Rojo, representada por João de Castro durante la expedición portuguesa a Suez - Egipto, en 1541.

Es evidente para cualquier observador que todos esos objetivos no se pueden cumplir en un plazo de siete años. Es una estrategia de varias generaciones. Y es difícil no concluir que es efectivamente una buena estrategia para devolver a Portugal a la primera línea de potencias marítimas. Faltará por comprobar si los gobiernos que se sucedan en los próximos decenios tendrán una visión de Estado lo suficiente profunda como para apostar por una partida larga.

Bibliografía

Gardner Marques, T. (2020). O Contributo da Estratégia Nacional para o Mar 2013-2020 para a Política do Mar em Portugal. Nova school of law.

Governo de Portugal. (2013). National Ocean Strategy 2013-2020.

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