Respuesta Europea a la invasión rusa de Ucrania
El conflicto en Ucrania que estalló en 2014 pilló a la UE con el pie cambiado y no pudieron (o quisieron) ofrecer más que promesas vacías mientras Rusia se anexionaba Crimea, 8 años después ocurrió lo mismo. Mientras que EEUU insistía en que la invasión era “inminente” y había que prepararse para el peor escenario, la UE seguía intentando agotar la vía diplomática con la esperanza de que Putin no optara por la guerra. Se equivocó, pero algo cambió, la situación actual es radicalmente distinta a la de 2014, ocurrió algo que no suele pasar en las crisis internacionales: la UE ha estado a la altura.

Sanciones
La situación no empezó bien para Europa, las llamadas a la distensión y a la diplomacia lideradas por Macron y también apoyadas por Alemania, quedaron pronto en ridículo ante el ataque ruso. La vía diplomática estaba muerta y el Kremlin solo había ganado tiempo. Así, después de un shock inicial, Bruselas se puso manos a la obra con las sanciones prometidas, aunque también volvía a tener problemas en la toma de decisiones, países como Italia o Bélgica querían poner excepciones a las sanciones, otros como Alemania se negaban a la expulsión rusa del sistema SWIF etc. pero los acontecimientos fueron evolucionando y la posición europea se endureció rápido.
‼️ Sanciones de la UE 🇪🇺 contra Rusia🇷🇺 explicadas en las imágenes 👇.
— Comisión Europea (@ComisionEuropea) February 26, 2022
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La UE impuso las sanciones más duras de su historia, si Putin esperaba una Europa inoperante y dividida se ha encontrado con todo lo contrario, una UE con una sola voz que ha impuesto sanciones sin precedentes, aceptando conscientemente el coste que pudiera tener para sus economías y destruyendo la rusa por el camino (en el momento de escribir estas líneas el valor del rublo está descendiendo tan rápidamente que no tiene sentido poner su valor actual, ya que quedaría desactualizado en cuestión de minutos).
La expulsión del SWIFT, la suspensión indefinida del Nord Stream 2, la congelación de los activos del Banco Central ruso, la congelación de las cuentas de Putin, la prohibición de exportaciones tecnológicas, el cierre del espacio aéreo, la expulsión de las aerolíneas rusas y los medios de comunicación afines al Kremlin, son sólo algunas de las acciones que ha tomado la UE contra Rusia provocando que, al menos económicamente, la invasión de Ucrania tenga un coste prácticamente inasumible para Moscú.
Además, la UE no sólo fue capaz de exhibir musculo económico por sí misma, sino que lo hizo de manera coordinada con EEUU y el Reino Unido, e incluso consiguiendo que países históricamente neutrales como es el caso de Suiza o Japón, adoptaran también sanciones contra Putin.
#ÚltimaHora 🔴 Suiza anuncia que se une a las sanciones económicas de la UE contra Rusia https://t.co/Lq2PCtqDFz
— EL MUNDO (@elmundoes) February 28, 2022
Sin embargo, estas acciones de la UE podrían entrar dentro de lo “normal”, al fin y al cabo es un gigante económico y la agresión rusa es un hecho lo suficientemente grave como para poner sanciones duras, y es que es en este punto donde empieza el verdadera cambio, ya que Bruselas decidió ir un paso más allá.
Armas
Por primera vez en la historia Bruselas enviará armas letales a un país en conflicto y aviones de combate pagados con dinero europeo. Se unen a los miles de millones de euros en asistencia financiera, material sanitario, cascos, armas antitanque y detectores de minas que la UE está enviando a Ucrania. Europa ha cruzado el rubicón, está colaborando activamente con un bando en un conflicto bélico.
La UE, como la mayor potencia económica y normativa mundial, siempre ha despreciado el poder duro, al fin y al cabo tiene la capacidad de imponer sus normas sin recurrir a la fuerza (tómese cualquier acuerdo comercial con la UE como prueba). Pero este desprecio se basaba en la siguiente premisa: construyendo relaciones de interdependencia económica se aleja la posibilidad de conflicto, si la UE es la mayor potencia económica del mundo y el tener buenas relaciones comerciales hacen imposible un conflicto bélico ¿para qué invertir en defensa?
Esta premisa era errónea, lo era desde hace mucho, pero la UE (especialmente Alemania, el mayor valedor de esta posición de convergencia a través del comercio) no lo veía o no lo quería ver. La invasión de Ucrania ha supuesto la caída de la venda en los ojos de las elites europeas y la constatación de que el mundo es un lugar complejo e inseguro, por ello, suponer que los estados tendrán relaciones armoniosas porque tienen buenas relaciones económicas, es tan ingenuo como suponer que los problemas de un país pueden solucionarse con una intervención militar.
Olaf Scholz anuncia un histórico aumento del gasto militar para hacer frente a la amenaza rusa
— DW Español (@dw_espanol) February 27, 2022
En un discurso de dureza inédita, el canciller alemán afirmó que la era de la paz en Europa ha llegado a su fin y hace un llamado a reforzar la seguridad militar y energética. /pl pic.twitter.com/cPdl6Mempv
En un solo discurso Olaf Scholz acabó con 20 años de política exterior alemana basada en el apaciguamiento y una aversión atávica al liderazgo, países como Suecia y Finlandia (miembros de la UE y no de la OTAN) han reafirmado sin ambages su apoyo a Ucrania y la UE ha puesto su atención en la defensa por primera vez desde que existe.
Probablemente la invasión rusa ha acelerado acontecimientos que iban a ocurrir de igual manera, Olaf Scholz ya prometió una postura más dura frente a Rusia, Von der Leyen aseguró que su Comisión iba a ser geopolítica y Borrell ambicionaba un mayor protagonismo europeo en la arena internacional, pero lo que hasta hace escasos días eran tan sólo palabras, hoy son hechos. El camino será largo y costoso, pero ya lo hemos empezado.
Muchos analistas calificaron la creación de los fondos de recuperación y la emisión de deuda conjunta como el “momento Hamiltoniano” de la UE, un paso decisivo hacia la federalización de Europa, y puede que fuera cierto, es un paso económico del que es difícil exagerar su importancia. Sin embargo, la integración es un proceso lento con muchas aristas y constantes retrocesos y avances, y es que mientras vivimos un momento histórico en la integración económica, en política exterior y defensa la UE es un actor insignificante.
Lo era y lo sigue siendo, el buen hacer de Bruselas esta crisis no debe llevarnos a pensar que la UE ya se ha convertido en un actor exterior y de seguridad, no lo es, pero el cambio es importante, la UE no es un actor relevante en materia defensa y lo sabe desde siempre, ahora, por primera vez, parece darse cuenta de que esto es un problema.
Probablemente no sea el momento Hamiltoniano en materia militar y exterior, pero sí esa realización Hamiltoniana, el establecimiento de un consenso colectivo por el cual se entiende la necesidad de que la UE pase a hablar el lenguaje del poder, de que hay actores a los que el deeply concern y los comunicados les generan más risa que preocupación, y que Europa tiene que aprender a defenderse por sí misma.
La UE sabe que si habla con una sola voz tiene capacidad para ser un actor de primer orden en el plano internacional, se ha sentado el precedente de Bruselas ejerciendo su poder y eso es una mala noticia para todos los enemigos de Europa.