Medio de comunicación independiente

Por el profesor Michael Tanchum

La ampliación de la presencia militar de Turquía en Libia ha inclinado el tablero geopolítico a favor de Ankara. También ha motivado el apoyo de París y El Cairo a Grecia en su litigio con Turquía en el Mediterráneo oriental.

El esfuerzo de Ankara por ampliar su influencia en África ha provocado la competición estratégica con Francia en el Sahel, así como con Egitpo en el Cuerno de África. Los éxitos políticos de Ankara en Níger, el Sahel, Etiopía y el Cuerno de África, han generado una convergencia de intereses entre los rivales de Turquía, lo que a su vez desemboca en una gran "falla geopolítica" para el África.

El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en una reunión del Consejo de Cooperación Ruso-Turco de Alto Nivel en Rusia. Fuente: Kremlin.ru

ANTECEDENTES: Durante el primer semestre de 2020, la intervención militar de Turquía en apoyo del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) invirtió el curso de la guerra civil libia. Al salvar al gobierno de Trípoli ante las fuerzas apoyadas por Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Francia y Rusia Turquía propinó un duro golpe político.

El 15 de junio de 2020, los medios de comunicación turcos revelaron que Turquía había  mantenido conversaciones con el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) para establecer una base naval en Misrata, así como un destacamento de la fuerza aérea en la base aérea de Al Watiyah, situada a 27 km de la frontera tunecina.

La demostración de capacidad expedicionaria turca en Libia ya ha hecho que Ankara aumente su influencia en Argel y Túnez, asimismo la perspectiva de una presencia militar permanente está cimentando el estatus de Turquía como una potencia relevante para el norte de África, a la par que aumenta su poder económico y diplomático al sur del Sáhara.

El 13 de agosto de 2020, Turquía y Libia firmaron un acuerdo económico para resolver las cuestiones derivadas de los proyectos de construcción turcos iniciados durante la época de Gadafi -estimados en un 20% de los proyectos de inversión de Libia- y que también despejaron el camino a las inversiones y al comercio turcos.

Ya en 2019, Turquía se había convertido en el segundo mayor exportador a Libia, solo por detrás de China, superando a la UE y obteniendo hasta 1.530 millones de dólares.

Los drones turcos Bayraktar TB2 jugaron un papel clave en la derrota del LNA. Emiratos Árabes Unidos, por su parte, empleó drones Wing Loong de fabricación china. Fuente: Bayhaluk

Sin embargo, Libia es solo la punta del iceberg. Entre 2010 y 2016, Ankara expandió su diplomacia africana mediante 26 embajadas que ahora sirven para promover el esfuerzo político y económico de Turquía en toda África.

Un mes después de la intervención turca en Libia, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan visitó Argelia como parte de un viaje a 3 países de África que incluía a Senegal y a Gambia -dos de los "tigres económicos" de África- y para más inri cabe decir que Senegal alberga hasta 4 bases galas.

En Argel, Erdoğan anunció el objetivo de elevar el comercio bilateral entre Turquía y Argelia a 5.000 millones de dólares e impulsó un acuerdo de libre comercio.

Las exportaciones de Turquía a Argelia en 2019 ascendieron a unos míseros 5,1 millones de dólares, lo que sitúa a Turquía en el puesto 76 de los mercados de importación de Argelia. Por el contrario, Francia es el mayor exportador a Argelia después de China, obteniendo París 3.800 millones de dólares en ingresos en 2019.

A pesar de la baja cifra de comercio, Turquía ya ha hecho acto de presencia en la economía argelina, en la que ha invertido 3.500 millones de dólares, lo que le sitúa como uno de los principales inversores extranjeros del país.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, celebran una conferencia de prensa conjunta después de su reunión en la oficina presidencial en Argel, Argelia, el 26 de enero de 2020. Fuente: Erçin Top - Agencia Anadolu.

Ankara también se ha embarcado en un esfuerzo paralelo en la vecina Túnez, sin embargo el esfuerzo en Argelia es mayor, ya que este país es más importante para la conectividad de Turquía con el resto de África, no en vano Argelia limita con países sahelianos tan importantes como Mauritania, Malí y Níger, .

De esta forma, los turcos hablan de Argelia como "uno sus socios estratégicos en el norte de África", es más, durante la visita en enero de 2020 Erdoğan explicó: "Argelia es una de las puertas más importantes de Turquía hacia el Magreb y África".

Los esfuerzos de Turquía por llegar a África no se limitan a África Occidental y Central, sino que también incluyen la gran región de África Oriental, que se extiende por la costa del Mar Rojo y el Cuerno de África.

Estos esfuerzos han sido motivo de preocupación para Egipto y sus socios del Golfo, EAU y Arabia Saudí.  Las capacidades estratégicas de Turquía en el Mar Rojo han crecido desde que en septiembre de 2017 Ankara abriera un complejo militar en Mogadiscio, Somalia.

La base turca de Mogadiscio dotada de 50 millones de dólares y 4 kilómetros cuadrados, es su mayor instalación de adiestramiento fuera de Anatolia y se espera que entrene a 10.000 soldados somalíes. Al poder albergar activos para sus propias fuerzas navales, aéreas y terrestres, la base de Mogadiscio proporciona a Ankara una posición razonablemente cercana al Golfo de Adén, la estratégica entrada oriental al Mar Rojo.

En respuesta a la creciente presencia de Turquía en Somalia, EAU ha invertido 440 millones de dólares en la base somalí de Berb financiando así a las regiones independentistas semiautónomas de Somalilandia y Puntlandia.

La construcción de estaciones navales y otras instalaciones ha transformado el Cuerno de África en un escenario de intensa competición entre los bloques Turquía-Qatar y Egipto-Arabia Saudí-EEUU.

En 2018, Turquía estuvo a punto de lograr un éxito estratégico en el Mar Rojo gracias al arrendamiento por 99 años del puerto de Suakin, Sudán. El gobierno turco pretendía construir una instalación civil/naval de doble uso en la estratégica localidad situada a 261 millas náuticas a través del Mar Rojo hasta el puerto de Yeda (Arabia Saudí), lo que provocó una gran preocupación en Riad y Abu Dhabi.

La perspectiva de una base naval turca en Sudán también hizo saltar las alarmas en El Cairo por temor a que Turquía desarrollara una presencia naval en el Mar Rojo, además de proporcionar apoyo a las reivindicaciones de Sudán sobre el triángulo de Halayib, el territorio fronterizo en disputa que controla Egipto.

Tras el anuncio de la adquisición de Suakin por parte de Turquía, Egipto envió cientos de soldados a la base de EAU en Eritrea. Al fin y al cabo Egipto ya había construido un enorme complejo militar aéreo, marítimo y terrestre de 150.000 acres en el Mar Rojo, en Bernice, a 90 km al norte del triángulo de Halayib.

Mapa del triángulo de Halayib. Fuente: User:Пакко

Finalmente, el esfuerzo de Turquía por asegurar una estación naval en el puerto de Suakin fue frustrado. En abril de 2019 fue destituido el "hombre fuerte" de Sudán -el presidente Omar al Bashir- a la par que llegaba la promesa de 3.000 millones de dólares de Arabia Saudita y Emiratos para el nuevo gobierno.

IMPLICACIONES: Francia puede intentar contraatacar a Turquía en el norte de África aprovechando sus formidables recursos al sur del Magreb.

Francia mantiene un doble anillo de poder duro alrededor de Libia y Argelia: un anillo interior de instalaciones operativas en Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger y Chad, apoyado por un anillo exterior de bases permanentes en Senegal, Costa de Marfil y Gabón.

Cuando cazas Rafale no identificados llevaron a cabo el ataque aéreo del 6 de julio de 2020 contra la base aérea de Watiyah, causando daños significativos a los activos de defensa aérea turcos recientemente estacionados, se especuló con la posibilidad de que alguna de las instalaciones africanas de Francia -como su base aérea en Chad- estuviera involucrada en la operación.

Sin embargo, la expansión diplomática turca en Níger ha creado una brecha en la armadura de la influencia franca en el Sahel.

En un gesto significativo, Turquía y Níger firmaron el 21 de julio de 2020 varios acuerdos de cooperación económica y de defensa. Siguiendo el modelo somalí, los acuerdos firmados por Ankara y Niamey incluyen un acuerdo de cooperación militar que se materializa en asesoramiento y adiestramiento para el ejército de Níger.

Los acuerdos económicos pivotan entorno al acuerdo de enero de 2020 entre Ankara y Niamey para permitir a la Dirección General de Investigación y Exploración Minera de Turquía llevar a cabo operaciones de exploración y minería.

Recordemos que Francia genera 3/4 de su electricidad a partir de la energía nuclear, y que 1/3 de su uranio lo extrae la compañía gala Areva de Níger. Obviamente, la irrupción de Turquía en la minería de Níger es una primera señal de una relación cada vez más profunda.

Los avances diplomáticos de Turquía en Níger se combinan con los avances en  el Cuerno de África con Etiopía, que es la potencia ascendente de la región.

Como Egipto tiene un conflicto con Etiopía debido a la presa del Gran Renacimiento Etíope en el Nilo Azul, Etiopía ha buscado profundizar su relación con Turquía a modo de contrapeso.

Etiopía es el principal destino de las inversiones turcas en África, recibiendo 2.500 millones de dólares de los casi 7.000 millones de inversiones turcas en todo el continente.

La relación ha dado sus frutos en 2018 cuando Etiopía ha cambiado su política hacia Somalia, optando por una nueva era de cooperación con el aliado de Turquía. Al parecer, la situación ha llevado a Egipto a entablar conversaciones con la región escindida de Somalilandia sobre la construcción de una base militar egipcia en el territorio autónomo.

CONCLUSIONES: Francia es el tercer proveedor de armas de Egipto y mantiene una base naval en EAU.  Los avances de Turquía en África probablemente impulsarán a París a trabajar de forma aún más coordinada con El Cairo y Abu Dhabi en el África subsahariana para frustrar el expansionismo de Ankara.

Los 3 podrían hacer causa común con Rusia en otras partes del continente, lo que convertiría a Libia en el prefacio de una contienda africana más amplia, en la que la Unión Europea tendría intereses vitales pero una posición débil para influir en el curso de los acontecimientos. Esta disputa también pondría a Estados Unidos ante un dilema estratégico permanente.

A medida que Ankara avanza en sus actividades en África, la rivalidad entre Turquía y la entente franco-emiratí-egipcia está llamada a afianzarse como uno de los principales motores de la geopolítica africana.

El profesor Michaël Tanchum enseña relaciones internacionales de Oriente Medio y el Norte de África en la Universidad de Navarra (España) y es investigador principal del Instituto Austriaco de Estudios Europeos y de Seguridad (AIES). También es becario de la Universidad Hebrea de Israel, y del Centro para la Implementación de Políticas Estratégicas de la Universidad de Başkent en Ankara, Turquía (Başkent-SAM).

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