Medio de comunicación independiente

Por Jesús M. Pérez Triana.

El auge de China es la mayor preocupación en materia internacional para Estados Unidos. Esa preocupación es compartida por países de Asia y el Indo-Pacífico, que se ha convertido por tanto en un enorme tablero de juego de alianzas y movimientos.

Autor: Eric Gaba (Sting - fr:Sting)

La primera iniciativa cuadrilateral

Existiendo como antecedentes varios encuentros trilaterales entre Estados Unidos, Japón y Australia entre 2002 y 2005, el impulso de la alianza cuatrilateral se debe a los esfuerzos de la diplomacia japonesa a partir de 2007 (Madan, 2020).

En marzo de 2007 Japón y Australia presentaron la Declaración Conjunta sobre Cooperación en materia de Seguridad. El documento, firmado por Shinzo Abe y John Howard, establecía en su primer párrafo que la alianza estratégica entre ambos países se basaba en los “valores democráticos, el compromiso con los derechos humanos, la libertad y el imperio de la ley” (Abe, 2007). No era difícil leer entre líneas el contraste con todo lo que representa China. Aunque el nombre de ese país no aparece en el documento, menciona como objetivos comunes lograr un sillón permanente de Japón en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lograr una resolución pacífica de los problemas de la península coreana o luchar contra la amenaza del terrorismo en la región.

Aquella declaración conjunta sirvió para impulsar una iniciativa más ambiciosa con más países implicados. La visita de Shinzo Abe a India en agosto de 2007 sirvió para sumar a este último país. El primer ministro japonés en su discurso ante el parlamento indio propuso una alianza estratégica global entre India y Japón como parte del esfuerzo japonés de crear un “Arco de Libertad y Prosperidad en el anillo exterior del continente euroasiático.

Los buques de guerra de los Estados Unidos, Japón, India, Australia y Singapur participan en ejercicios multilaterales en la Bahía de Bengala en 2007.

Su intención explícita era crear una red de países en el “Asia extensa” que sumara Estados Unidos y Australia a la alianza India-Japón (Abe, 2007).  El concepto de anillo exterior de Eurasia conecta con las ideas de Halford J. Mackinder y Nicholas J. Spykman, dos figuras claves de la geopolítica clásica y cuyas ideas inspiraron la estrategia estadounidense de contención de la Unión Soviética durante la Guerra Fría.

Aquel primer impulso en el año 2007 se vio enseguida frenado por la salida del poder de Shinzo Abe y John Howard antes del fin de aquel año. El gobierno chino protestó y maniobró ante la declaración conjunta australiano-japonesa y la iniciativa bilateral con India. Tanto Shinzo Abe como John Howard se vieron sustituidos por nuevos jefes de gobierno más reacios a confrontar a China abiertamente y más dispuestos a buscar algún tipo de entendimiento con el gigante asiático. La iniciativa cuadrilateral quedó congelada durante los siguientes años.

La segunda era de la alianza cuadrilateral

La llegada del presidente Donald Trump a la Casa Blanca y su clara voluntad de confrontar con China dio una nueva vida a la red de alianzas en la región Asia-Pacífico. El retorno de Shinzo Abe como primer ministro japonés (2012-2020) facilitó el nuevo impulso de la iniciativa. A partir de la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN en inglés) en noviembre de 2017, se retomaron los contactos.

La nueva era de cooperación entre los cuatro países tenía un evidente componente militar. Los jefes de estado mayor de las cuatro armadas se reunieron por primera vez en 2018 durante el evento Diálogo Raisina, que coorganiza en Nueva Delhi el ministerio de Asuntos Exteriores indio y el think-tank Observer Research Foundation. Los esfuerzos por comenzar una nueva era de cooperación militar dieron sus frutos en los siguientes años.

En noviembre de 2020 Australia participó en la primera fase de los ejercicios navales MALABAR, que desde 1992 organizan la India y Estados Unidos. Australia desplegó en el Bahía de Bengala la fragata HMAS “Ballarat” (Task Force 70 Public Affairs, 2020). El impulso de la iniciativa cuadrilateral había llevado a la participación de la armada de los cuatro países en 2007, pero no hubo continuidad. Finalmente, Japón se reincorporó en 2014 y la participación australiana de 2020 supuso la primera ocasión en que los cuatro países participaron en unos ejercicios militares desde la reactivación de la iniciativa cuatrilateral.

En esa misma línea, buques militares de la armada japonesa participaron por primera vez en el año 2019 en los ejercicios militares conjuntos TALISMAN SABRE, que se celebran cada dos años en Australia y que coorganizan Australia y Estados Unidos desde 2005 (Dillon, 2019).

La cumbre virtual celebrada el 12 de marzo de 2021. Foto vía The Strategist.

En el plano diplomático entre los años 2017 y 2019 se sucedieron numerosas cumbres y reuniones, con un encuentro de ministros de asuntos exteriores en Nueva York en septiembre de 2019. La pandemia global paralizó en 2020 los encuentros presenciales, pero no frenó la iniciativa cuadrilateral. Así, el 12 de marzo de 2021 tuvo lugar la primera cumbre virtual de los líderes de los cuatro países (The White House, 2021). Se anunció además la creación de grupos de trabajo para abordar la pandemia global, el cambio climático y tecnologías “emergentes y críticas”.

El espíritu de la iniciativa cuadrilateral

El grupo de los cuatro países es conocido informalmente como el “diamante de democracias” y también el “quad”. De hecho, el comunicado oficial de la cumbre virtual del 12 de marzo de 2021 habla del “espíritu del quad”. La evidente idea de fondo es contener el expansionismo chino, proponiendo como contraste la idea de un Indo-Pacífico Libre y Abierto (FOIP por sus siglas en inglés). Se trata de una idea lanzada por el gobierno japonés originalmente en 2016 y que retoma el concepto de “Arco de Libertad y Prosperidad” acuñado en 2007 (MOFA, 2001).

El objetivo de Estados Unidos es sumar países a la iniciativa. Corea del Sur, Nueva Zelanda y Vietnam han participado ya puntualmente en ejercicios militares e iniciativas diplomáticas. La Unión Europea parece también estar en el punto de mira de la Casa Blanca para unir esfuerzos en la contención de China en la región. Al igual que vimos en El desafío no resuelto de una alianza militar en Oriente Medio se habla de una versión regional de la OTAN, pero la creación de un equivalente por limitado que sea, de una “OTAN asiática”, generará evidentemente una respuesta china. Cada acción tendrá su reacción. Estamos pues, sólo ante los primeros pasos del gran juego geopolítico del siglo XXI en Asia y el Indo-Pacífico.

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