Yihadismo en Mauritania
Por ESTEFANIA DUCASSE13
13 Maestrando en Geopolítica y Estrategia por la Escuela Superior de Guerra del Ejercito Argentino, Licencianda en Gobierno y Relaciones Internacionales por la Universidad Argentina de la Empresa UADE.
Palabras clave: Mauritania – geopolítica – terrorismo – cooperación internacional.
Introducción
La República Islámica de Mauritania es un Estado cuya pertenencia a las regiones del Sahel y el Magreb es debatida según distintos criterios y, por lo tanto, es el eslabón en el que se disputan las controversias entre ambas regiones. En este estudio, se considera a Mauritania como uno de los países integrantes del Magreb.
En este sentido, el territorio mauritano se plantea como un punto intermedio en el que trascurren las problemáticas originadas en sus países vecinos ya sea en forma de tránsito o para instalarse de manera permanente. Como resultado, Mauritania se halla como un suelo atravesado por el terrorismo, problemas políticos y económicos propios, o migraciones masivas, entre otros.

1. Consideraciones generales desde la base geopolítica
Mauritania está conformada por una diversidad poblacional dividida en tres grupos étnicos mayoritarios. En primer lugar, el 20 - 30% de la población está compuesta por "moros-blancos" que concentran la mayor parte del poder político y económico; el grupo étnico de mayor cuantía poblacional lo conforman los "moros- negros arabizados" quienes suman el 50% de los habitantes del país; finalmente, los últimos números del porcentaje los reúnen las etnias negro-mauritanas y mestizos siendo el 30% restante. (Oficina de Información Diplomática, 2019).
A su vez, su ubicación geográfica les coloca como países vecinos al Sahara Occidental y Argelia al norte; Mali al este; Senegal junto con Mali al sur; y al oeste el Océano Atlántico. Esto convierte a Mauritania en un punto medio entre distintos Estados conocidos internacionalmente por las problemáticas de contrabando y grupos terroristas.
La importancia estratégica de la ubicación geográfica del territorio mauritano juega un papel fundamental en la decisión de las corrientes rigoristas del Islam que eligieron “(…) desde antiguo el territorio mauritano para asentarse y para desde él irradiar hacia el sur (Senegal) y hacia el este (Malí y el resto del Sahel Occidental)” (Echeverría Jesús, 2013, P 3). Según Echeverría Jesús (2013), lo anterior dio paso a que, en el contexto de la dinamización del yihadismo salafista en Magreb y Sahel como una ideología, Mauritania se haya convertido en un escenario terrorista que compone un foco de atención. Además, la amenaza yihadista se ve potenciada con la existencia de tráficos ilícitos.
A nivel económico, Mauritania es un país desértico, rural y dependiente de una rudimentaria agricultura y ganadería (Hernández Martínez, 2018). También es monoproductor de minerales como el hierro, el oro y el petróleo, pero no alcanza niveles de producción suficientes para ser importante (Echeverría Jesús, 2013). Es así que nos encontramos con un país con una debilidad económica latente y dependencia hacia otros Estados para el comercio y el abastecimiento.

Desde su independencia, Mauritania sufrió varios golpes de Estado lo que dio lugar a las vulnerabilidades a nivel político y económico de las que es acreedor hasta la actualidad. Esto se ve acompañado de la deslegitimación de los gobiernos a la hora de cumplir sus funciones. En este contexto, el terrorismo yihadista salafista aparece como un desafío para las autoridades estatales que se encuentran con escasos recursos tanto humanos como materiales para combatirlo.
2. Mauritania frente al terrorismo yihadista salafista
Desde que en junio del 2005 ocurrió uno de los ataques terroristas más emblemáticos en suelo mauritano efectuado por el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), este territorio se convirtió en el blanco de atentados y de “(…) las acciones que las organizaciones terroristas realizan de forma cotidiana y que incluye labores de adoctrinamiento, de radicalización y de captación; desarrollo del aparato logístico; elaboración de propaganda; etc.” (Ibidem).
Por ende, Mauritania no sólo compone un objetivo de ataques yihadistas, sino que también estos grupos se albergan en su propio territorio. A partir de ese momento, la actividad terrorista en Mauritania aumentó exponencialmente conforme la obtención de los recursos materiales con los que cuentan estos grupos y de su adoctrinamiento eficaz.

Desde ese entonces una variedad de grupos terroristas yihadistas se asentó en el país, entre ellos, el sucesor del GSPC llamado Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) como una “franquicia” de Al Qaeda Central dentro del Magreb y el Sahel. También emergió el grupo Ansaru Allah que fue desarticulado en abril del 2008 (Ibidem). AQMI es uno de los grupos de mayor presencia dentro del Sahel manteniendo la infraestructura necesaria para adiestrar sus componentes generando grupos entrenados mediante cursos militares y adoctrinados en base a los valores de la yihad (Aparicio y Glez-García, 2013).
De acuerdo a Luis Aparicio y Ordás Glez-García (2013), “la elección de Mauritania como objetivo del terrorismo yihadista, se encuadra con la búsqueda de nuevos frentes en el marco de la estrategia universal de los terroristas yihadistas” (p. 15). En relación a esto, se plantea como el objetivo de los grupos terroristas el ataque al sector turístico, la eliminación de la inversión extranjera y el debilitamiento de la economía del gobierno.
Mauritania es considerado el país más débil dentro del Magreb debido a sus fronteras porosas y grandes extensiones de territorio desértico que conforman una zona de vulnerabilidad. Estas fronteras a menudo son utilizadas por los grupos terroristas como “(…) rutas de apoyo logístico, centros de entrenamiento, y refugios seguros (…)” (Aparicio y Glez-García, 2013; P 15). En adición, la porosidad de las fronteras mauritanas compone una debilidad que es aprovechada, a su vez, por los flujos migratorios provenientes de países vecinos que huyen de su territorio en el marco de la desestabilidad imperante en el área.
Este flagelo compone una amenaza a la seguridad del territorio y población mauritana, siendo estos corredores de refugiados que ingresan al país un problema que afecta en diferentes áreas de la política local y, al mismo tiempo, puede permitir el ingreso de activistas que pretenden efectuar sus ataques o adoctrinar a la población para expandir los ideales salafistas yihadistas. Las migraciones masivas son consideradas una de las “nuevas amenazas” de la seguridad internacional del siglo XXI, representando un elemento de atención en la problemática de la seguridad mauritana.

El Estado mauritano no cuenta con los medios suficientes para garantizar la seguridad de su propio territorio, esto se ve acompañado de la continua crisis económica, social y política (Aparicio y Glez-García, 2013). Como consecuencia, se desencadena la deslegitimación del gobierno a raíz de la falta de estabilidad, lo que renueva las tendencias hacia la radicalización de la población en busca de reivindicaciones ideológicas. A causa de estas proposiciones, Mauritania es considerada el principal proveedor de combatientes fundamentalistas de AQMI, y los grupos terroristas que operan allí no solo toman este territorio como un “(…) área de apoyo, tránsito o entrenamiento (…)” (Ibidem, P 16) sino, también, de combate contra el gobierno mauritano.
Como medida para apalear la problemática del terrorismo yihadista salafista, a partir del año 2010, la política mauritana se endureció en todos sus aspectos, es decir, a través de las instituciones del Estado y con el apoyo conjunto de distintos países alrededor del mundo para amedrentar su accionar en el territorio. Es así que la “Justicia mauritana dictaba las penas más duras contra los acusados de los ataques terroristas más sangrientos ocurridos años antes en el país” (Echeverría Jesús, 2013; P 7). Lo mismo ocurría con quienes eran acusados de “exportar terrorismo” hacia otros países participando de la organización o ejecución de atentados en el exterior.
A pesar del esfuerzo del gobierno mauritano por contrarrestar la actividad yihadista en su suelo, ésta proliferó con las revueltas árabes contribuyendo a la diversificación de los grupos en el área y el surgimiento de nuevos. En este contexto, el yihadismo en Mauritania llegó a su punto cúlmine con el incremento del número de seguidores del AQMI en el país y con la aparición de grupos que se desprendieron de este, como el Movimiento para la Unicidad del Islam (Tawhid) y el Yihad en el África Occidental (MUYAO) (Echeverría Jesús, 2013). Además de la aparición de la sección mauritana de Ansar Al Sharía y la continuación de las actividades de grupos veteranos como el Tawassol. Esta situación se vio exacerbada gracias a la inestabilidad y las contingencias de índole similar que estaban atravesando todos los países de la región.
Frente a esto, en el año 2013, la legislación en materia de antiterrorismo continuó adquiriendo rigidez para quienes eran acusados de participar en actividades terroristas no solo en su ejecución sino también en torno al blanqueo de dinero y financiación del terrorismo (Ibidem). De esta manera, se amplía el área sobre la que aplican las medidas antiterroristas abarcando tanto a la participación directa sobre el terrorismo como a un tipo de apoyo indirecto hacia la actividad.

Hoy en día, el yihadismo asentado en Mauritania es menor que hace algunos años pero la importancia que se le debe prestar en la actualidad a este territorio deviene de la proliferación de atentados y asentamientos de grupos terroristas en sus vecinos del Sahel, así como dentro del Magreb. Esto tomando en cuenta cuestiones como la inestabilidad que predomina en el país libio (Echeverría Jesús, 2019).
Ante esta situación, el Estado decide combatir el terrorismo no solamente en forma material sino también a nivel virtual, atacando las redes sociales y demás medios que usan los yihadistas para comunicarse y conseguir seguidores. Por otro lado, se adquiere atención sobre los predicadores valorados por los yihadistas junto con las “(…) agencias de noticias habitualmente utilizadas por ellas para canalizar sus mensajes” (Ibidem, P 545). Es así que los terroristas llevan a cabo su lucha en distintos planos, es decir, utilizando la variedad de medios que tienen a su alcance tanto virtuales como materiales, en el campo de batalla.
Desde el estallido de la actividad terrorista en Mauritania, los distintos gobiernos han tendido lazos con otros Estados generando acuerdos de cooperación mutua en materia de seguridad. Entre los programas que han dado el puntapié inicial en la temática se encuentran la Iniciativa Pan- Sahel, la iniciativa Trans - Sahariana Contraterrorista (TSCTI) y Operación Libertad Duradera - Trans Sahara (OEF-TS).
Estos se caracterizaron por estar bajo el amparo del Departamento de Estado de Estados Unidos que, en un principio no se limitaban únicamente a abarcar la problemática del terrorismo sino que buscaba “(…) mejorar el control de las fronteras en la región y combatir el tráfico de drogas, el contrabando de armas y los movimientos de transnacionales terroristas” (Aparicio y Glez-García, 2013; P 17). Más tarde, con las iniciativas TSCTI y, su sucesora en el 2007, la OEF-TS, se centraron en combatir el terrorismo basándose en el fortalecimiento de las capacidades de los gobiernos locales para combatir a estos grupos insurgentes.

Otra de las principales iniciativas internacionales de carácter sub-regional fue la creación del Comité de Estado Mayor Operativo Conjunto (CEMOC) en el año 2010 que se conformaba como una alianza entre Argelia, Mali, Níger y Mauritania con el objetivo de unificar los criterios para combatir a quienes “(…) actúan a través de las fronteras de los países de la región, llevando a cabo operaciones de localización y destrucción de grupos terroristas” (Ibidem, P 19).
Mauritania es un Estado que funciona como un nexo entre el Magreb y el Sahel, por lo que no se limita únicamente a participar en acuerdos internacionales entre los integrantes de la primera región sino que también se involucra en iniciativas del Sahel. Es así que, a partir del año 2013, Mauritania forma parte del G5: Sahel, que consiste en la formación de una fuerza conjunta para hacer frente a la amenaza yihadista a través de la coordinación y cooperación en términos de recursos y medios (Mora Tebas, 2017).
Esta fuerza conjunta, que surgió principalmente a partir de la inestabilidad en Mali, actúa bajo el liderazgo de Naciones Unidas y la Unión Africana y tiene como uno de sus ejes geográficos la frontera común entre Mali y Mauritania. Para continuar con esta alianza regional, dentro de las iniciativas más recientes en las que el Estado mauritano se involucró, está el Centro de Lucha Antiterrorista de Países Sahelianos (CEN-SAD) en el año 2017.
En este camino hacia la cooperación internacional conjunta, Mauritania también ha reforzado las relaciones bilaterales en materia de seguridad con países como España. El Estado español “aplica una visión preventiva y proactiva, basada en ayudar a construir una base social e institucional sólida que contenga el radicalismo, centrándose en la lucha contra la exclusión y la pobreza” (Hernández Martinez 2018; P 93). De esta manera, se busca fortalecer la operatividad de las autoridades mauritanas en torno a la mejora de la seguridad en el país teniendo en cuenta la proximidad geográfica del país africano y España, y la posibilidad de “exportar” el terrorismo yihadista hacia Europa.

Si bien la participación en el sistema internacional a través de la puesta a disposición de los recursos y medios propios en pos de la conformación de una fuerza conjunta es beneficioso para la cooperación y la seguridad, esto disminuye en forma relativa su capacidad de intervención en el interior del país.
Respecto a esto, Mora Tebas (2017) enuncia que la mayoría de los Estados pertenecientes al G5: Sahel, mantienen un porcentaje alto de tropas en operaciones en el exterior (Mauritania 4,97%- el menor del grupo-). Entonces, si a esto se le adicionan los períodos previos de entrenamiento de los relevos de las tropas, se reduce la capacidad de intervención interior para garantizar la seguridad. Como consecuencia, los Estados dispersan los recursos de los que disponen y ceden parte de su libertad de toma de decisiones con la consiguiente baja en la efectividad de la utilización de estos recursos así como la percepción de seguridad de la población afectada.
No se hallan índices actualizados sobre la cantidad de atentados terroristas que tuvieron lugar en el suelo mauritano en los últimos años pero, como figura en el gráfico siguiente, disminuyeron las muertes por conflictos y atentados. A raíz de lo anterior se puede suponer que las medidas del Estado respecto a su política interior en torno a la seguridad y el fortalecimiento de la cooperación y relaciones internacionales en la materia, han logrado resultados efectivos en el combate a los grupos terroristas.

Conclusiones finales
La República Islámica de Mauritania es un Estado bisagra que es comprendido tanto por la región del Magreb como del Sahel y se ve influenciada por ser un nexo entre estas dos partes convulsas. De esta manera, se encuentra atravesada por múltiples vulnerabilidades tanto internas como externas derivadas, en cierta medida, de la posición geoestratégica en la que se encuentra.
Desde el estallido de la actividad terrorista yihadista dentro de territorio mauritano no solo como campo de batalla sino de lugar de adoctrinamiento, el Estado ha llevado a cabo diferentes medidas para abatir la problemática del terrorismo. Todo ello en el contexto de debilidades endémicas a raíz de la inestabilidad política y económica junto con la diversidad étnica prevaleciente en el territorio, así como la escasa capacidad de protección del suelo y fronteras. Estos factores dan lugar a que Mauritania sirva como ruta de escape de sus países vecinos y la vuelve vulnerable frente a la “importación” de criminales junto con los refugiados.
En conclusión, el endurecimiento de las políticas locales respecto a los acusados de la participación en actividades terroristas y el aumento de la cooperación internacional para combatir el terrorismo y lograr el fortalecimiento institucional del Estado, ha generado la disminución de la amenaza terrorista interna. Sin embargo, a pesar de que Mauritania no componga hoy un foco de conflicto en esta problemática, este Estado continúa siendo un foco de atención por la inestabilidad de los países que lo rodean.

Referencias Bibliográficas
Aparicio, L. y Glez-García, O. (2013) Terrorismo en Mauritania, Identidad y oportunidad.
Instituto Español de Estudios Estratégicos. España. URL:http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2013/DIEEEM01-
Echeverría Jesús, C. (2019) La vigencia del terrorismo yihadista en el Magreb. Instituto Español de Estudios Estratégicos. España. URL: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6962192
Echeverría Jesús, C. (2013) Mauritania y sus vulnerabilidades frente alyihadismo salafista en el Magreb y Sahel. Instituto Español de Estudios Estratégicos. España.URL: htp://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2013/DIEEEO62-
Hernández Martinez, D. (2018) Compartiendo (visiones de) Seguridad. Conferencia llevada a cabo en el IV Congreso de la Asociación de Diplomados Españoles en Defensa y Seguridad, Madrid, España.
Mora Toba, J. A. (2017) G5 Sahel: La Fuerza [antiterrorista] Conjunta (FC-G5S).
Instituto Español de Estudios Estratégicos. España. URL https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6231818
Oficina de Información Diplomática (2019) Mauritania. República Islámica de Mauritania. Mauritania. URL:http://www.exteriores.gob.es/Documents/FichasPais/MAURITANIA_FICHA%20PAIS.pdf