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Las circunstancias relacionadas con el magnicidio del presidente haitiano, Jovenel Moïse, este 7 de julio de 2021, todavía deben ser esclarecidas, aunque se presupone que estos fatídicos hechos pueden ser entendidos como el desenlace de toda una controversia que se había suscitado acerca de la duración de su mandato —pues hay grupos que opinan que debió dejar el cargo en febrero de este año, fecha en la cual, por cierto, ya habían intentado asesinarlo[1]—.

No obstante, por lamentables que sean estos hechos, cabe plantearlos como último episodio en la nefasta trayectoria que este país caribeño enarbola en cuanto a cambios violentos del poder se refiere, a pesar de que mayormente se suceden en forma de golpes de Estado, y no quitándole la vida a sus mandatarios. Efectivamente: los golpes de Estado no son un fenómeno extraño para la República de Haití, cuya historia —tanto en el siglo XIX como en el XX— se puede explicar a partir de etapas en las que, con mayor o menor fortuna, los presidentes han sido depuestos por adversarios políticos o, sobre todo, militares.

En las próximas líneas se realiza un repaso al contexto del país desde la óptica de los golpes —e intentos— que ha padecido desde el final de la dinastía de François y Jean Claude Duvalier, que finaliza en 1986. Cabe destacar que la elección de ese hito se usa como punto de partida para explicar los acontecimientos más recientes a partir de las nuevas dinámicas inherentes al fin de la dictadura, y no debido a que las tres décadas que duró la saga de la familia Duvalier estuvieran exentas de intentonas —pues tan solo en tiempos de François, llegado al poder en 1957 y fallecido en 1971, sucedieron al menos 11 tentativas[2]—.

Partiendo del marco temporal acotado hay que aludir a los dos golpes del año 1988, que se explican a partir de los resultados de las elecciones generales del mismo año. Hay que tener en cuenta que estos comicios en realidad se consideran la repetición de los de noviembre de 1987, que se habían cancelado tras la masacre de votantes ocurrida ese mismo día —perpetrada por militares—[3]. La repetición de la cita electoral, en enero, da como vencedor a Leslie Manigat, quien solo duraría en el cargo hasta el 20 de junio, fecha en la que fue depuesto por el General Henri Namphy.

Aparentemente, todo se explica a partir de determinadas desavenencias personales y políticas acaecidas entre Manigat y este aludido militar, quien ya había sido presidente interino del Conseil National de Gouvernement —una institución ad hoc creada entre febrero de 1986 y febrero de 1988 a modo de gobierno provisional—. Este tampoco duraría en el cargo, ya que el 18 de septiembre del mismo año triunfaría el golpe liderado por Matthieu Prosper Avril —antiguo hombre de confianza de los Duvalier—.

En buena medida, el perpetrador trató de aprovechar la coyuntura de inestabilidad que se había generado tras la matanza de la iglesia de St. Jean Bosco tan solo una semana antes —en un claro atentado hacia su crítico párroco, el conocido Jean-Bertrand Aristide—, llevada a cabo por antiguos miembros de las milicias duvalieristas conocidas como Tonton Macoute[4].

Entre octubre de 1988 y abril de 1989 suceden dos intentos de golpe de Estado más[5]que, si bien no triunfan en un primer momento, terminan propiciando la salida de Prosper Avril justo un año después, tras una oleada de protestas. La intentona de abril 1989 se basó en una sucesión de escaramuzas ocurridas en los alrededores del Palacio Nacional que enfrentaron a facciones del ejército posicionadas a favor y en contra del incumbente[6].

Entre diciembre de 1990 y enero de 1991 se celebran las famosas elecciones que encumbran a Jean-Bertrand Aristide por primera vez —posiblemente las primeras que pudieran calificarse de democráticas en toda la historia del país—, aunque por esas fechas un nuevo intento de golpe encabezado por Roger Lafontant casi frustra esta transición[7].

Este hecho es prácticamente un preludio de lo que esperaría a Aristide poco después, pues el 30 de septiembre de 1991 triunfa otro golpe de Estado. En esta ocasión se trató de un cambio de mano que estuvo a cargo del General Raoul Cédras, quien terminaría imponiendo una junta militar para llevar las labores del gobierno. Este período duraría hasta la intervención de Estados Unidos que, bajo el nombre de Operation Uphold Democracy, inicia en septiembre de 1994, y posibilita el retorno de Aristide a la presidencia por dos años.

Un miembro de un grupo de refugiados haitianos a bordo del cúter de resistencia media USCGC VIGILANT (WMEC-617) muestra una camiseta en apoyo del exiliado presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, 2 de diciembre de 1991, U.S. National Archives.

Cabe destacar, en este sentido, que una de las primeras medidas de su gobierno en esta etapa, ya en 1995, fue la abolición de las Fuerzas Armadas, lo cual explica la drástica disminución en la recurrencia a los golpes de Estado en el país a partir de ese momento y hasta tiempos más o menos recientes. Las siguientes ocasiones en las que se producen intentos serían las de octubre de 2000 y de diciembre de 2001.

En ambas circunstancias, un mismo expolicía, Guy Philippe, conspira para tratar de hacerse con el poder —primero intentando deponer a René Preval y luego a Aristide, quien había vuelto a la presidencia en 2001—[8][9], todo ello enmarcado en una conocida carrera criminal que no impide posteriores involucramientos en diversos complots y actividades ilícitas. De hecho, este personaje participaría activamente en el famoso y sui generis golpe que, en 2004, volvería a quitar a la presidencia a Jean-Bertrand Aristide.

Ese mismo año inicia la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUASTAH) que, hasta su salida del país, en octubre de 2017, tenía encomendada la labor de garantizar la seguridad del país por medio de un contingente multinacional de policías y militares.

A pesar de que esta misión encontró numerosos problemas para cumplir con su mandato —y a pesar de una erosionada imagen conformada en base a diversas acusaciones y casos de abusos—, durante esos tres lustros de actividad no figuran intentos de deposición a los presidentes. Sin embargo, un mes después de la salida de la MINUSTAH, el tristemente mencionado presidente Jovenel Moïse, quien había asumido el cargo en febrero del mismo año, es precisamente quien vuelve a instaurar las Fuerzas Armadas.

Militares de Minustah en Haiti, 1 de marzo de 2015. Fuente: UN/MINUSTAH/Jesús Serrano Redondo

[1] CBC (Feb 7, 2021), “Many arrested as Haiti president alleges coup conspiracy, assassination attempt”.

[2] El Mundo (Ene 18, 2021), “'Baby Doc' Duvalier, el dictador más joven”.

[3] Carter, J. (Sep 30, 1990), “Haiti needs help”, The Carter Center. https://www.cartercenter.org/news/documents/doc1379.html

[4] Human Rights Watch (1996), “Haiti: Thirst for justice”.  https://www.hrw.org/legacy/reports/1996/Haiti.htm

[5] OEA (1993), Anuario interamericano de derechos humanos 1989, p. 417-21.

[6] Norton, M. (Apr 3, 1989), “Coup attempt by rebel officers foiled, Avril speaks to nation”, AP News. https://apnews.com/article/9260f8c308304bc7dee9948e2476cb12

[7] El País (Ene 7, 1991), “Fracasa en Haití un intento de golpe de Estado de signo duvalierista”.

https://elpais.com/diario/1991/01/08/internacional/663289221_850215.html

[8] Méndez, W. (Feb 20, 2021), “RD: primera parada en la huida de líderes políticos haitianos”, Listín Diario. https://listindiario.com/la-republica/2021/02/20/657946/rd-primera-parada-en-la-huida-de-lideres-politicos-haitianos

[9] González Reynero, Z. (2016), “Haití en la época de Jean-Bertrand Aristide”, Cahiers d’études romanes, 32, sec. 31. https://doi.org/10.4000/etudesromanes.5186

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