Grave revés para Irán: la fractura en las milicias PMU iraquíes
Un terremoto ha sacudido a las Unidades de Movilización Popular (PMU por sus siglas en inglés), fracturando ese movimiento miliciano que ha sido una de las subyacentes en la política de Irak desde 2014, así como uno de los dos principales instrumentos por los que Irán trata de influir y alcanzar la hegemonía en Irak.
Esta fractura se ha dado entre las milicias que alineadas con el ayatolá Al-Sistani respecto a las milicias consideradas más iraníes. Como es sabido, Sistani se opone a Irán y sus intenciones hegemónicas en Irak y en el mundo chiita. Además, Sistani no es simplemente un ayatolá, sino que es un marja (o gran ayatolá) y además probablemente sea la máxima autoridad religiosa en el chiismo duodecimano en estos momentos.
La fractura el 23 de abril, en un comunicado conjunto, cuatro de las principales milicias que respaldan a Sistani anunciaron que dejaban el mando de las PMU y se ponían bajo la autoridad de organismos del gobierno directamente. Con ello se estarían separando orgánicamente del resto de milicias que seguirían bajo mando de las PMU, y al ponerse bajo autoridad gubernamental directa resaltan el carácter netamente iraquí de esas milicias.
Hay que recordar que el mando de las PMU está infiltrado por personalidades afines a la agenda proiraní, reciben mucha financiación de Irán, etc.
Los cuatro grupos alineados a Sistani que anunciaban su intención de separarse de las PMU son la Divisón de Combate Abbas, División de Combate Imán Alí, Brigada Alí Akbar y la Brigada Ansar al-Marja. Estos grupos se oponen a milicias consideradas de línea proiraní como Kataib Hezbollah, Al-Haq o la Organizaicón Badr (por mencionar algunas).

Como se recordará, las PMU fueron creadas en 2014 cuando el Estado Islámico tomó Mosul y se autoproclamó el Caifato. El ejército iraquí demostró en esos momentos ser un «ejército fantasma» y una fuerza en buena medida hueca, por lo que daba la impresión que Bagdad podía ser tomada por el Califato.
Esa grave crisis de seguridad para el mundo chiita causó mucha alarma y provocó una intervención militar parcial de Irán en Irak para tratar de frenar al Califato, amenazando con una intervención militar a gran escala en caso que Bagdad estuviese en peligro.
Al Sistani, el líder espiritual del mundo chiita, pronunción una fatua por la que pedía que se formaran milicias de protección popular, para frenar el fulgurante avance del Califato. Es decir, no fue una orden del gobierno central iraquí la que indujo a que muchos miles de chiies se presentaran voluntarios para crear esas milicias, sino que fueron las palabras de Sistani las que movilizaron a la población árabe chiita.
Al mismo tiempo que el Califato iba siendo frenado y progresivamente rechazado hasta retomar Mosul y otras áreas de Irak, las PMU fueron ganando mucha influencia en la vida política iraquí.
Aunque la influencia y la legitimidad en las PMU son de Sistani, el dinero y los cargos de poder de esa organización han estado controlados por Irán. De ese modo, Irán ha estado estos años intentando instrumentalizar las PMU como correas de transmisión por la que influir en la política iraquí y en su situación de seguridad.
Miembros de las PMU conseguían puestos en los aparatos de seguridad y en la administración, amedrentaban a políticos adversarios, amenazaban y mataban periodistas contrarios, etc. Además se resistían a someterse a la autoridad del aparato burocrático del gobierno y sus fuerzas de seguridad.
Además, las PMU proiraníes muchas veces eran los brazos armados de partidos políticos o corrientes políticas en la vida parlamentaria iraquí. El actual grupo Fatah (chiita proiraní) de hecho está dirigido al-Ameri, antiguo líder de la Organización Badr (milicia financiada y armada por Irán).
Además, los partidos políticos chiitas proiraníes no son de ningún modo marginales, sino que tienen un considerable poder parlamentario. Por ejemplo, al antiguo primer ministro iraquí Nouri al-Maliki es líder histórica de Dawa, un partido islamista chiita que tradicionalmente trataba de promover un orden político similar al del régimen de la República Islámica de Irán.
Hasta enero, era el general Soleimani (mando de la Fuerza Quds, de los Guardias Revolucionarios de Irán) el que se encargaba de organizar la gran variedad de milicias PMU y tenerlas bajo una suerte de mando único. No era una tarea sencilla, ya que había una miriada de grupos con intereses contrapuestos entre sí.
Soleimani era asistido por edecanes árabes iraquíes cuando trataba asuntos de seguridad y políticos de Iraq, ya que aunque hablaba árabe no lo hacía de manera totalmente fluida. En los últimos meses su edecán era el líder de las PMU Abu Mahdi al-Muhandis. Ambos fueron muertos por un ataque de EE.UU. a principios de enero.ç
El efecto de estas muertes ha sido incalculable y ambas personalidades no han podido ser reemplazadas, implicando un daño sumamente grave a los intereses de Irán en Irak. Irán trató de poner de nuevo líder de las PMU a Abdul Aziz al-Muhammadawi. Sin embargo, Muhammadawi no fue aceptado ni por sectores de las milicias proiraníes.
Las milicias próximas a Sistani también rechazaron tal maniobra. Las tensiones en las PMU entre las milicias próximas a Sistani y las proiraníes siempre ha estado latente. Las próximos a al-Sistani se quejaban de quedar relegadas en el reparto de dinero y recursos, en el reparto de carga, a pesar que la masa de población voluntaria estaba en las PMU por la fatua de Sistani.
Además eran muy contrarios a la agenda proiraní de las otras milicias. De fondo hay una cuestión y fractura muy importante y profunda de teología política que no cabe analizar o exponer debidamente en este espacio, pero la perspectiva ideológica política y teológica de Sistani está profundamente enfrentada a la de Irán (inspirada por la obra de Jomeini), siendo las perspectivas de Sistani mucho menos rigoristas. Tampoco debemos olvidar la tensión entre árabes chiies y persas, y la importancia del nacionalismo iraquí en este punto.

Pero el hecho es que Muhammadawi ni siquiera tenía el apoyo unánime de los suyos. Facciones de Kataib Hezbollah y Badr se oponían a él, lo que ya da una idea de lo complicado que era gobernar la galaxia de milicias chiitas de las PMU, y que sin Soleimani y Muhandis se hacía una tarea imposible.
Los posteriores intentos de Irán de tratar de poner al mando de las PMU estos meses, además de haber sido totalmente infrutuosos, alimentó las tensiones entre proiranías y al-Sistani de estos años, hasta el punto que las cuatro principales milicias consideradas próximas a Sistani han roto con el resto de las PMU.
Lo más grave para los intereses de Irán, es que muchos de los voluntarios que actualmente están en otras milicias, al interpretar que Sistani ya no es favorable a las PMU (sino a otra organización que agrupe a otras milicias, como las cuatro ahora segregadas de PMU), abandonen a las milicias proiraníes.
Para colmo, las cuatro milicias cercanas a Sistani, han dicho que promoverán que otras milicias se sumen al abandono de las PMU, y no serían pocas las que podrían hacerlo más adelante.
Además, como esas milicias proiraníes son brazos militares de corrientes, grupos y partidos políticos, podría traducirse en mucho menor apoyo electoral en ulteriores elecciones en Irak.