La nueva crisis política en Irak
Con el reciente rechazo de la propuesta de gobierno del primer ministro designado Mustafa al-Kadhimi, la ardua tarea de formar gobierno en Irak está de nuevo en arenas movedizas y por tercera vez, desde el 2 de diciembre de 2019.
Para comprender todo este proceso, debemos recordar que su inicio se sitúa a comienzos diciembre de 2019, cuando transcurría un ciclo de manifestaciones multitudinarias que indujeron al entonces primer ministro, Abdul Mahdi, a dimitir. Manifestaciones que aunque nominalmente se hacían contra la «corrupción», en realidad en buena medida eran protestas contra la creciente influencia de Irán en la política iraquí.
Dimite Mahdi
Mahdi dimitió después que el presidente iraquí, Salih (kurdo), rechazara las propuestas de gobierno y gabinete, que suponían una clara interferencia de las facciones proiraníes para hacer bascular la política iraquí decisivamente en favor de Irán y los chiitas afines a Irán.
Como se recordará, en ese contexto se desarrollaba una campaña de ataques de las milicias por iraníes contra la presencia de la fuerzas de la Coalición que combatían al Estado Islámico.
Esos ataques iniciaron un proceso de mayor despliegue militar de EE.UU. en Irak (para mejorar defensas), ejecutando varios bombardeos de represalia contra la milicia Kataib Hezbollah (después que mataran a varios norteamericanos), proceso de ataques y represalias que culminó en la muerte de el general Soleimani (que provocó a su vez un ataque con misiles balísticos contra bases iraquíes con presencia militar americana).
El candidato Allawi
Más adelante, el presidente designó como candidato a formar gobierno a Mohammed Allawi, pero el primero de marzo venció el plazo que tenía Allawi para intentar lograr apoyos entre los parlamentarios, por lo que el presidente tuvo que encontrar otro candidato a primer ministro (es el presidente el que tiene la autoridad para presentar candidato, no un grupo de parlamentarios). No obstante, el intento de lograr gobierno con Allawi no tuvo demasiado recorrido

El candidato Zurfi
El 17 de marzo, el presidente iraquí (Barham Salih), designó al siguiente candidato para primer ministro, el chiíta Adnan al Zurfi. Las facciones cercanas a Irán en el parlamento iraquí se opusieron a que hubiera un gobierno de Zurfi, que tenía de plazo hasta 16 de abril (los 30 días que marca la ley) para intentar recabar apoyos.
Aunque Zurfi fue gobernador de Najaf (importante zona chiita), tiene un largo historial de choques y fricciones con los sectores más islamistas y conservadores del bloque chiita. Zurfi residió en EE.UU. en 1992 y 2003, y posee ciudadanía estadounidense. Por ese motivo, entre los miembros del bloque chiita Zurfi era denominado como el «candidato de la CIA».
Debido a la representación limitada en el parlamento de las facciones más reacias a Zurfi, varias milicias aumentaron la presión incrementando los ataques contra el despliegue militar internacional. Estos ataques con cohetes de milicias chiitas se han dado en todos los recientes procesos de aprobación parlamentaria de un nuevo primer ministro.
Uno de esos ataques provocó la muerte a dos norteamericanos y un británico, por lo que la aviación de EE.UU. y el Reino Unido ejecutaron ataques aéreos contra objetivos y arsenales de Kataib Hezbollah.
Recordemos que durante esos meses, Kataib Hezbollah había amenazado a los parlamentarios iraquíes para que votaran por la expulsión de las fuerzas norteamericanas de Irak. Además, también amenazó al presidente Salih, si se reunía Trump en el Foro Económico Mundial (sin éxito la amenaza, finalmente hubo encuentro).
Este orden de cosas, recordemos que el parlamento iraquí había votado para expulsar a las fuerzas estadounidenses en enero, después de la muerte de Soleimani. No obstante, los parlamentarios sunitas y kurdos no estuvieron en la votación a modo de boicot. Además, dicha votación no fue vinculante y meramente encargaba a un gobierno provisional que estableciera una suerte de plan u hoja de ruta (que quedó sin efectos desde el primer momento).
Con el transcurrir de marzo y la fuerte hostilidad que generaba el candidato Zurfi, se llegó a principios de abril, con los principales grupo de milicias PMU proiraníes haciendo varias declaraciones conjuntas y muy amenazadaores, contra la presencia de EE.UU. en Irak.
Esas declaraciones coincidieron en el tiempo con la visita a Irak del general Esmail Ghaani (sucesor en la Fuerza Qods de Soleimani). Por lo que daba la impresión de formar parte de maniobras para oponerse al «candidato de la CIA».
Pero el bando proiraní sufría también importantes dificultades. Las muertes de Soleimani y el líder de las PMU (al-Muhandis) provocó importantes desencuentros entre varias facciones iraquíes proiraníes.
Muhandis era una figura unificadora entre grupos diversos y a veces enfrentados. De hecho esas facciones no han logrado nombrar aún un sustituto. Kataib Hezbollah intentó que otras milicias apoyara al-Mohammadawi (un mando de Kataib Hezbollah) para ese puesto. Sin embargo, tal propuesta fue rechazada y varios informes advierten de choques internos y falta de coordinación (cada grupo va por libre).
En ese sentido, algunos observadores interpretan la presencia de Ghaani (el nuevo mando de la Fuerza Quds) en Irak como un intento de recuperar unidad de mando y disciplina entre las facciones y milicias proiraníes.
Hemos de recordar que en ese contexto los EE.UU. estaban ejecutando (proceso que sigue en la actualidad) un gran redespliegue de su fuerza militar en Irak, abandonando varias bases de menor importancia para concentrarse.
Este movimiento lo hacen los norteamericanos para mejorar la protección de la fuerza frente a posibles ataques futuros de Irán y sus milicias aliadas en Irak. Se aumentan las capacidades C-RAM (contramorteros, cohetes y artillería), así como el despliegue de baterías Patriot en la menor cantidad de lugares a defender (hay una gran escasez relativa de esas baterías debido a su alta demanda), concentrando esas defensas en proteger pocos objetivos (mejorando la eficacia).
También recordemos la información de la prensa americana de que EE.UU. se está preparando para frenar un gran ataque de contra Kataib Hezbollah y luego combatir a dicha milicia para intentar destruirla. Es decir, que Irak está en un contexto de fuerte crisis militar y política, en una suerte de estado prebélico.

Kadhimi como nuevo candidato
Dado que Zurfi no logró que fuera votado por el parlamento como primer ministro, el presidente Salih escogió al jefe de inteligencia Mustafa al-Kadhimi, un candidato que a priori parecía que tenía apoyo de todas o casi todas las facciones
Hemos de partir de la base que la nominación de Zurfi se debió a la imposibilidad de alcanzar el consenso chií y requirió la intervención del president Salih. Sin embargo, Kadhimi fue presentado con el consenso y sin veto de los bloques chiítas.
Kadhimi dirigía la inteligencia iraquí desde 2016, supervisando gran parte de la batalla contra el Estado Islámico desempeñó, organización que fue clave para poder matar el que fuera líder del Estado Islámic: al-Baghdadi. Como Kadhimi también fue una figura prominente de la oposición durante el gobierno de Saddam Hussein y los actuales servicios de inteligencia iraquíes son próximos a EE.UU., Kadhimi parecía contentar a todas las facciones en Irak, tanto proiraníes como las más cercanas a EE.UU..
Por ello, Kadhimi recibió el apoyo tanto de los EE.UU. como del ministro de exteriores iraní. Por su parte, la mayoría de las milicias PMU no se pronunciaron en contra, y las que lo hicieron han quedado marginadas.
Ese fue el caso de Kataib Hezbollah, que acusa a Kadhimi de estar tras el asesinato de Soleimani, coordinado con los EE.UU.. Sin embargo, otras milicias proiraníes ha criticado la acusación de Kataib Hezbollah como carente de fundamento, lo que evidencia el consenso que logra Kadhimi.
Sin embargo, el aparato de seguridad iraní (de línea dura y contrario al Ministerio de Exteriores de Irán) sospecha de Kadhimi y al parecer (según algunas informaciones) se opone a su candidatura de manera soterrada.
Y de ese modo es como llegamos a la noticia de que el gobierno que había escogido Kadhimi para presentárselo al parlamento iraquí (que parecía darle apoyo), ha sido rechazado por muchos parlamentarios proiraníes.
Según algunas informaciones, sería al-Maliki (antiguo primer ministro) y Al-Ameri (de la actual Fatah, anterior líder de la Organizaicón Badr), lo que tras reunirse previamente al encuentro con Kadhimi, decidieron liderar el rechazo.
El objetivo de dicha maniobra sería proponer en los puestos clave del gobierno a ministros proiraníes, con la intención de hacer inviable que Kahdimi lograra el apoyo suficiente entre suníes, kurdos y chiies no proiraníes y fracasar en su intento de ser primer ministro.