Las claves de la guerra entre Israel y Hamas
Por Yago Rodríguez
El ataque
La estrategia de Hamas se resume en tres pasos: asaltamos por sorpresa la frontera defendida por el ejército israelí en plena festividad, sembramos el caos y lo aprovechamos para secuestrar al máximo número de personal -incluidos algunos secuestros de precisión- y a continuación nos retiramos a la "fortaleza" de Gaza para negociar y/o prepararnos para un asalto terrestre.
Si bien la marina hebrea parecía saber donde se iban a producir acciones palestinas desde el mar y las ha podido interceptar, al ejército de tierra israelí le han infligido una grave derrota, capturando varias bases con material pesado -Merkava incluido- e incluso auténticas joyas de la industria de defensa israelí, como el Sistema de Protección Activa Trophy.

En definitiva, Hamas ha "disfrutado" de un intenso proceso de adaptación militar con cada guerra, y probablemente han compartido lecciones con Hezbolá, logrando mejorar enormemente su seguridad operacional, al punto de hacerla impermeable a la inteligencia israelí.
Es decir, que Hamas elabora sus planes haciendo uso de correos y mensajes físicos, manteniendo estrictas medidas de seguridad de las comunicaciones y evitando comprometer el secreto de la organización en redes sociales, constituyendo así un muro casi impenetrable para la inteligencia adversaria.
¿Qué hará Israel?
La iniciativa se encuentra en el lado judío y se plantean dos opciones, a saber, una más conservadora y cauta, y otra más arrojada y agresiva.
La primera opción consiste en lanzar un contraataque terrestre con fuerte apoyo de la aviación, retomar la frontera e imponer un estricto bloqueo naval, terrestre, aéreo y electromagnético, acompañarlo con una intensa campaña de bombardeos de la artillería y la aviación, y a partir de ahí negociar.

El riesgo es que este comportamiento haga ver a Israel como un país débil, dispuesto a negociar sus iniciativas militares con tal de preservar la vida de sus ciudadanos secuestrados.
La segunda opción -mucho más agresiva- pasaría por entrar por tierra con la finalidad de, o bien reocupar o bien hacer una simple "entrada", que en ambos casos puede afectar a todo o a parte de la Franja. Una opción interesante sería un asalto que permita ocupar la frontera terrestre entre Gaza y Egipto, a fin de completar el cerco, mejorando así la posición negociadora israelí.
En todo caso, entrar por tierra tiene dos riesgos:
- Hamas lleva preparando una batalla urbana desde hace lustros, así que es probable que el ejército israelí se exponga a sufrir fuertes bajas si decide entrar por tierra.
- Si la batalla se alarga y además hay un elevado número de bajas civiles, los países árabes podrían terminar por retirarse de los acuerdos de Abraham ante la presión de una opinión pública interna que siempre ha sido sumamente hostil a Israel.
Los Acuerdos de Abraham son estratégicos para Israel -tanto o más que lo que ha sucedido estos días- así que la opción más apropiada para Netanyahu bien podría ser entrar por tierra en una operación limitada que sirva para dar una lección, pero sin "estirar" en exceso la paciencia árabe, por tanto lo más racional sería una entrada limitada a una parte de la Franja.

Reacción internacional
Entre los árabes Omán, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos han realizado declaraciones más o menos equidistantes entre las partes pidiendo la desescalada y la preservación de las vidas civiles. Qatar, Kuwait, Irán y la propia Palestina en cambio han realizado vehementes declaraciones favorables a Hamas, mientras que Arabia Saudita mantiene una posición intermedia, aunque favorable a Gaza.
Tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos, las máximas autoridades han hecho declaraciones que respaldan el derecho del Estado de Israel a defenderse.
Cisne negro: alta incertidumbre, alto impacto
Que esto escale a una guerra local o incluso regional parece improbable, pero no es imposible.
No cabe descartar que Hamas haya planificado este golpe en coordinación con las autoridades palestinas y/o Hezbolá, y desde luego un frente común planteado por estos tres actores podría constituir un duro quebradero de cabeza para las Fuerzas de Defensa de Israel.
De entrada, los ataques con cohetes y los bombardeos coordinados desde norte, sur y este pondrían a prueba las capacidades técnicas y de mando y control de la defensa antimisil hebrea, que para colmo se enfrentaría a un enorme arsenal capaz de agotar sus propios misiles interceptores.
🇱🇧La FINUL, Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano, ha incrementado su nivel de alerta ante el estallido en Gaza que podría extenderse al país vecino
— The Political Room (@Political_Room) October 7, 2023
En las últimas semanas ya ha habido tensiones entre facciones palestinas en el campo de refugiados de Ain al Hilweh pic.twitter.com/8i78e1I2rK
Asimismo, efectuar operaciones terrestres, a menudo en terreno urbano y contra un adversario bien preparado para semejante contingencia en tres teatros de operaciones separados sería un enorme problema logístico y de recursos para el Estado Mayor hebreo.
La participación de Hezbolá -aunque poco probable- se debe monitorizar a fin de comprender si esta guerra es un nuevo enfrentamiento entre Gaza e Israel o si puede ser el preludio de una guerra local de mayor envergadura.
Lo que sí parece más probable es que la guerra se extienda total o parcialmente a los territorios palestinos en los que ya se han producido escaramuzas.
Otras bazas negociadoras
Hay dos cuestiones clave, en primer lugar, el importante papel de la ayuda humanitaria en la depauperada economía gazatí: tanto los donantes internacionales como la ayuda que entra por Egipto o la posibilidad de Israel de bloquear dicha ayuda militarmente.
La segunda cuestión tiene que ver con la actitud egipcia, en particular su predisposición a mediar, así como a mantener la frontera abierta para los desplazados.
Errores militares
Más allá del fallo obvio de los servicios de inteligencia a la hora de proveer una alerta temprana, hay otros errores que se han cometido.
Seguridad Operacional - OPSEC
En primer lugar, la OPSEC ha fallado en todos los sentidos. Entre las bajas israelíes se aprecian soldados medio uniformados aún con ropa civil, así como blindados abandonados sin haber sido previamente destruidos o carros de combate Merkava luchando en solitario.
❗️🇵🇸🇮🇱 Storming of an Israeli military base in Kfar Aza, Palestinians basically running into the base across an open field
— What the media hides. (@narrative_hole) October 7, 2023
Also Israeli bodies, loads of military vehicles and a few captured IDF members pic.twitter.com/tV1OmyjIqz
Para lograr semejante efecto sorpresa Hamas ha debido estudiar minuciosamente el comportamiento de los turnos de guardia, las posiciones, los refuerzos y el estado de diversas bases y guarniciones; quizás incluso hayan obtenido información por medio de lo que los soldados publicaban en redes sociales.
Algo ha fallado si Hamas ha podido tener un conocimiento tan detallado de la defensa israelí.
Algunos apuntan que se sabía que el grueso del ejército israelí estaba desplegado en Cisjordania. Si por fuentes abiertas se han revelado informaciones sensibles respecto al despliegue de las Fuerzas de Defensa de Israel, estaríamos ante otro craso error.
Apoyo aéreo cercano
Poseyendo la supremacía aérea, que los ataques de Hamas no hayan podido ser rechazados desde el principio indica que la coordinación entre el ejército de tierra y la aviación no estaba bien organizada.
Fuerzas de Respuesta Rápida
Incluso ante una sorpresa de este tipo Israel debería haber tenido reservas de alta disponibilidad para taponar las brechas y contraatacar inmediatamente, en su lugar han necesitado casi todo el día para orquestar un contraataque terrestre organizado que ha llegado demasiado tarde.
Conclusión
En conclusión, la guerra no debería durar mucho, y si Israel hace una operación terrestre -pero limitada- en Gaza debería poder alcanzar sus objetivos sin mayores dificultades, sin embargo, una "mala batalla" con mala prensa, podría suponer muchas bajas propias y pondría en jaque a los Acuerdos de Abraham, en lo que supondría un golpe estratégico para Israel.
Lo anterior se basa en la suposición de que la guerra se limitará exclusivamente a Gaza, pero si no fuera el caso, estaríamos ante una guerra local de mayor calado, duración y potenciales consecuencias para Israel y los Acuerdos de Abraham.
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